"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

martes, 21 de mayo de 2013

Dangerous Kind C35-36

Hola!!!! tiempos sin nada de nada?...
disculpas por tener tan abandonado el blog!!! ...

asi que disfruten de estos capa!!!
Este fic no me pertenece
(c) Flavia M



Capítulo 35: "I am destined to keep you sane"

------------------(Narrado por Helena)--------------------

Otro día normal como cualquiera, monótono, gris y lluvioso. Me levanté desayuné poco mientras observaba a la hermosa Helsinki darle la bienvenida al invierno. Ese olor a humedad, a pino, a madera me recordó que el tiempo no mentía y pasaba violentamente dejando huellas imborrables. Fue en el invierno del año pasado cuando tuve ese accidente, cuando mi auto chocó con el de la persona que ahora es la más importante para mí, y que también para mi desgracia es la que mas me desprecia. 

Ya estaba lista, bañada, vestida y un poco perfumada para salir a trabajar, por lo menos estar horas en el laboratorio experimentando me hacían olvidar un poco la soledad que me deparaba este invierno. Tomé un paraguas para protegerme de la lluvia despiadada mientras iba hasta mi auto, el frío era realmente inconcebible, estaba temblando y mis dientes titiritaban sonoramente, pensé en el delicioso cappuccino que solía tomar siempre en esa época antes de ponerme a trabajar. 

Finalmente llegué, dejé mis cosas y me senté frente a la computadora, revisé algunos registros que me serian útiles para comenzar un nuevo experimento acerca de cultivos de alimentos y mejoras del suelo. Pasé cerca de 4 horas sin que nada me distrajese, todo el lugar estaba silencioso y en perfecta calma, como hubiese deseado que mi mente y mi corazón estuviesen en las mismas condiciones. 

A la hora del almuerzo compré una ensalada con una soda en la cafetería de al lado, ya desde hacia un tiempo no solía comer alimentos pesados… o mejor dicho, casi no solía comer. Llegué hasta la salita que teníamos mis colegas y yo para almorzar, hacer café, ver tv y tomar un descanso, al entrar pude ver mi reflejo en la puerta de vidrio, parecía un ser extremadamente delgado y sin vida. 

-“Debo comprar ropa nueva… ya esta se me cae”-pensé sin importancia y me dispuse a tomar mi almuerzo, solitaria porque todos mis colegas estaban algunos de vacaciones y otros en congresos. 

Encendí la tv y comencé a hacer zapping, finalmente lo dejé en Nelonen donde la programación era mas variada. Di un sorbo a mi soda mientras daban un avance en las noticias del día. 

“En horas de la madrugada un terrible acontecimiento tuvo lugar en la autopista que va en dirección a Tampere. Fue encontrado el auto de la famosa cantante finlandesa Paula Julia Vesala totalmente destrozado al borde de la vía, quien durante el incidente viajaba con su pequeño de 3 años de edad Johannes Ylönen Vesala, también hijo del reconocido cantante de la banda finlandesa The Rasmus, Lauri Ylönen. Ambos fueron trasladados a Hakaniemen Medical Center, Vesala sufrió múltiples contusiones en todo el cuerpo y en estos momentos le están realizando diversos estudios en terapia intensiva, al igual que al pequeño.”

Sentí como un espantoso y helado escalofrío recorrió mi cuerpo, el pánico se apoderó de mí por unos segundos para luego transformarse en preocupación. Las imágenes en la tv fueron impresionantes: un Peugeot color plata destrozado en la carretera que supuse era el auto de Paula, la ambulancia, la policía, los medios de comunicación… tuve inmensas ganas de llamar a Lauri para preguntarle por la vida de su bebé y la de su ex esposa, pero quizás él en estos momentos estaría demasiado nervioso como para atender mis llamadas. Decidí comunicarme con Aki. 

-¿Elena?-La preocupación se notaba en su voz. 

-Aki!... Disculpa que te llame, no quiero molestarte… Pero acabo de ver algo terrible en la televisión… ¿Puedes explicarme que sucede?, ¿el bebé esta bien?-pregunté con un gran vacío en mi pecho. 

-Al parecer esta delicado. Tuvimos que cancelar el último concierto, estamos ya mismo saliendo para el aeropuerto, si quieres te aviso cuando estemos en Helsinki… y muchas por preocuparte- su tono amable y sin reproches me tranquilizó un poco.

-¿Lauri como está?-no pude evitar averiguar sobre su estado, bien no tenia derecho de hacer tal pregunta y era mas que obvio que estaba devastado porque la salud de su hijo corría peligro, pero de todas formas me importaba mas mi preocupación. 

-Bastante dolido y muy nervioso… Pero aquí estamos nosotros para darle ánimos, estoy seguro de que Johannes y Paula van a salir bien de todo esto-dijo

-Estoy segura de eso… Por favor avísame apenas lleguen. Cuídense mucho por favor-Dije en tono de súplica. 

-No te preocupes, Helena gracias por llamar- sin dejar de ser amable. 
Ninguno de los dos colgó, al parecer estaba esperando a que de dijese algo mas.

-¿Cómo esta Eero?- Estaba esperando el momento indicado para preguntar por él, aunque en una situación como esta esos problemas comienzan a ser banales. 

-Esta igual de preocupado que todos… Tranquila, todo va a salir bien- me contestó.

-Eso espero, estoy muy angustiada… Hasta luego Aki y gracias por ser tan comprensivo-le agradecí por tener aunque sea el gesto de contestarme el teléfono.

-Sé que tu intranquilidad es verdadera, no eres una mala persona… Hablaremos cuando lleguemos, aproximadamente en 5 horas- 

-------------------- (Narrado por Lauri) ---------------------

Subimos al avión luego del tedioso y bastante inoportuno check-in. Hubiese dado hasta lo imposible para que tanto Paula como mi hijo estuviesen a salvo, jamás tuve tanto miedo como en ese momento, quise gritar de impotencia pero me contuve, no tenia sentido dar un espectáculo bochornoso de gratis. ¿Por qué la vida me había castigado de esta forma?, ¿qué otra desgracia vendría para mi?.

-¿Pero que maldita idea se le metió a esa mujer en la cabeza para salir con mi hijo a esas horas de la madrugada por esa autopista y de paso lloviendo?-murmuré entre dientes con los ojos enrojecidos de rabia. El avión finalmente comenzó a taxear por la pista para finalmente despegar.

-Tranquilo amigo, ya pronto los vas a ver, lo importante es que están con vida-Pauli me dio unas palmadas en el hombro comprendiendo mi dolor. 

-¿Pero que demonios estaba pensando?!! Si tanto me odia o me tiene rencor, ¿por qué no estrelló su auto contra mi?, ¿por qué jugó con la vida de mi Johannes?-No pude evitar decir esto último en voz alta, estaba cansado de contener mis emociones.

-Ella no es la culpable… Paula ya desde hace mucho tiempo que no te tiene rencor, tu mismo lo dijiste. Además, adora demasiado a su hijo como para hacer algo tan atroz como eso-Dijo Eero seriamente sentándose a un lado de Pauli. 

-Eero tiene razón Lauri, ya deja de torturarte con esas ideas absurdas. Voy a buscarte algo de agua y un calmante, te han bien-Se levantó de su asiento y se alejó. 

No quise decir nada, las palabras me dolían, no soportaba el peso de mi cuerpo. Tan solo quería estar muerto para no seguir causando daño a las personas ni a mi mismo. 

-Se que fue algo imprudente haber salido de esa forma, pero supongo que iba de viaje o algo así. Supongo que hablaste con ella después de la prueba de sonido, ¿recuerdas que te llamo?, quizás intentó decirte que saldría de viaje a Tampere o se le olvidó… quien sabe-Las palabras de Eero me hicieron sentir peor de lo que ya estaba. Lo miré con los ojos desorbitados.

-No le devolví la llamada!-Me puse las manos sobre la cara, no pude creer lo estúpido que fui. 

-Estabas muy ocupado, no es tu culpa ni de ella. Los accidentes ocurren por cosas ajenas a nuestra voluntad-me dijo tratando de hacerme sentir mejor, pero sin éxito. 

-Soy tan imbécil, yo merezco las peores cosas del mundo por mis errores… Pero mi hijo NO- exclamé soltando algunas lágrimas y dando un golpe al lado de mi asiento. Los integrantes de The Rasmus eran la únicas personas a las que les daba la oportunidad de verme llorar, odiaba que la gente me percibiera en tal patético estado. 

-Si mi hijo se muere, yo me muero con él, Eero… Te lo juro que no soportaré algo así- continué desahogándome todo lo que pude.

-Lauri… escúchame bien. Tanto Paula como mi sobrino van a salir bien de todo esto. Vamos a confiar en los médicos… No creas que eres el único que esta sufriendo-Me dio el abrazo de amigo que desde hace mucho tiempo necesitaba, la expresión de su cara me demostró que Johannes le dolía tanto como a mi. Las próximas 4 horas de vuelo fueron las más angustiantes de mi vida. 

------------------------- (Narrado por Eero) --------------------------

Finalmente llegamos a Helsinki. El equipo técnico se dirigió hasta sus casas para acicalarse y descansar luego del incómodo vuelo, asegurándonos que nos llamarían en unas horas para saber acerca del estado de Johannes y Paula. Mientras tanto, nosotros decidimos ir a casa de Lauri para cambiarnos de ropa y enseguida ir a la clínica, no quisimos dejarlo ni un momento solo, temíamos que cometiese una locura. 

-¿Listos?...-Preguntó Aki.

-Si-contestamos Pauli y yo al unísono. 

-Toma-Le dio a Aki las llaves de su auto.-Es mejor que tu conduzcas-

-No hay problema amigo. Llegaremos rápido, el tráfico esta ligero-dijo. 

Al llegar a la clínica inmediatamente la recepcionista mandó a llamar al doctor, quien en menos de 5 minutos estaba frente a Lauri. Quise escuchar el diagnóstico de mi sobrino y el de su madre, pero descuidadamente miré hacia la sala de espera, y mis ojos se cruzaron con otros de color almendra. Mi corazón dio un vuelco y me paralicé. 



Capitulo 36: Last Generation

------------------ (Narrado por Eero) --------------------

Una pequeña ventisca invernal entró por la ventana entreabierta muy próxima a ella, su abundante cabello castaño se movió azotando levemente su rostro blanquecino, que anteriormente solía ser bronceado y rosáceo en las mejillas, pero había perdido completamente su color y luminosidad. Intentó arreglar su cabello con la mano derecha quitándoselo del rostro, sentí su natural aroma de almendras como si la tuviese a solo milímetros de distancia. Sus ojos se impactaron al verme y sus labios pálidos se entreabrieron un poco.

El vértigo se hizo presente, un gran sentimiento de preocupación y angustia me invadió a causa de todas las cosas que estaban sucediendo, estaba muy preocupado por la salud del pequeño Johannes y Paula, y ahora tengo a esta mujer de nuevo frente a mí atormentándome la existencia.

Quise acercarme a ella, pero una pizca de orgullo aun prevalecía en mí, antes de poder hacer o decir algo, Aki también se había dado cuenta de su presencia y se acercó hasta donde ella estaba, aproximadamente a unos 7 metros de mí. Observé como la saludó con un abrazo y dos besos en la mejilla, como era costumbre entre ellos, solían ser amigos bastante cercanos cuando aun ella estaba conmigo.

-“¿Cómo están de salud?”-Leí los labios de Helena mientras le dirigía dicha pregunta al baterista.

Estaban muy lejos de mí como para escuchar lo que estaban hablando. Aki estaba despaldas y por ende no podía mirar su rostro, pero el de ella si era lo suficientemente visible como para darme cuenta de lo demacrada que estaba. Tenia ojeras producto de largas noches de insomnio y una extrema delgadez se reflejaba en su silueta, parecía un zombie… uno muy bonito pesar de todo.

-“Basta Eero!, ya para de ser tan estúpido y débil”- me reclamé a mi mismo.

Helena no dejaba de mirarme de reojo, Aki lo notó y se dio la vuelta para mirarme, se dirigió de nuevo a ella para decirle algunas palabras, se despidió de nuevo con un abrazo y fue de nuevo hasta donde estaban Lauri y Pauli escuchando el diagnóstico.

La conexión entre nuestra miradas se rompió cuando ella vió hacia la ventana y tomó asiento en la sala de espera, no fue lo suficientemente valiente como para acercarse, ¿estaba realmente avergonzada o era tan orgullosa que esperaba que fuese yo a suplicarle?. No tuve tiempo de pensarlo porque Pauli había puesto una mano sobre mi hombro.

-Ambos se encuentran bien de salud, aunque Paula un poco delicada- Me informó en tono tranquilizante.

-Que bueno que todo salió bien, se que Paula se repondrá… ¿Podemos ver a Johannes?- Por lo menos sentí una carga menos al saber que tanto mi sobrino como su madre ya no corrían peligro.

Lauri suspiró, su mirada estaba en el suelo. Era preso del abatimiento y el cansancio, pero al recibir esa buena noticia su semblante cambió un poco, me sonrió levemente. –Si, ya podemos verlo, pero solo pueden estar dos personas dentro de su habitación. Pero sólo hasta después de dos horas porque están aplicándole algunos medicamentos- me dijo con la idea de que lo acompañase a ver a su hijo.

Los ojos del vocalista se descuidaron y pararon hasta donde estaba Helena, al notar su presencia se sobresaltó notoriamente. Ella nuevamente miró con pesar y nostalgia hacia donde estábamos los cuatro. Lauri la observó unos segundos y asintió con la cabeza, como si tratara de enviarle un mensaje en clave de que todo estaba bien y no había de que preocuparse, ella esbozó una mínima sonrisa y asintió de la misma forma.

Me enojé y sentí rabia al presenciar su mensaje codificado, dándome a entender que aun existían secretos entre ellos. ¿Pero qué estaba haciendo?, estuve a punto de retroceder y quedar nuevamente cegado por los celos. Respiré profundo y me hice creer a mi mismo que solo le estaba tratando de decir que Johannes estaba estable.

-¿Qué hace Helena aquí?, ¿vino a buscarte? - musitó Pauli dirigiéndose a mi.

-No tengo ni idea, y no creo que haya venido para eso- contesté distraído.

-¿Qué hablaste con ella, Aki?- preguntó Pauli.

-Vino porque estaba bastante preocupada por lo que vio en las noticias. También me dijo que no se acercó a nosotros porque piensa que esto en un asunto privado y según ella sería irrespetuoso de su parte- dijo Aki.

-¿Y cómo sabe que estamos aquí?, seguramente alguien le dijo que viniese- Pregunté.

-Nadie le dijo nada… Ella esta aquí porque quiere.-Comenzó a decir Lauri con extrema seriedad.- Quizás lo vio en las noticias-

-Calmados chicos, seguramente se asustó con lo que pasó y tuvo la buena intención de venir sin ánimos de crear mas conflictos y en son de paz. Pero ya todo esta bien y ella esta al tanto. ¿Me acompañas un segundo a la cafetería, Aki?- Dijo Pauli.

-Seguro- Aceptó para luego ambos alejarse hacia las escaleras.
Su expresión cambió de tensa a relajada, le alivió el saber que el pequeño hijo de Lauri ya estaba fuera de peligro. Segundos después se levantó de su asiento, recargó su bolso gris sobre su hombro y acomodó su elegante abrigo negro de invierno, sin dirigirme siquiera una mirada de soslayo salió de la sala de espera hasta desaparecerse de vista.

Me sentí decepcionado de mi mismo, la petulancia me había vencido de nuevo.

-¿Qué estas esperando?- Me susurró Lauri.

-¿Qué estas diciendo?- me quedé perplejo ante tales palabras.

-¿Acaso piensas quedarte allí pasado?, ¿no vas a buscarla?, no cometas el mismo error que hiciste en Paris- dijo aun en voz baja para que yo solo pudiese escuchar.

-Pero… No voy salir corriendo de aquí, Johannes aun esta recuperándose y Paula esta algo grave-argumenté.

-No te preocupes por ellos, nosotros estamos aquí. Tú ya has cedido demasiado por mi causa, ahora es tiempo de que hagas lo que has debido hacer hace mucho tiempo, termina de aceptar que la perdonaste y la quieres de vuelta- Dijo en tono tranquilizante.

-¿Estas seguro?- pregunté haciendo un gran esfuerzo.

Suspiró. –Sin duda alguna- respondió con la mirada perdida.

-Volveré mas tarde, no te preocupes- di unos leves pasos.

Su voz entrecortada, cansada y resignada me hizo entender que Lauri aun lo atormentaba la presencia de Helena, y se que en parte merecía pagar por su error. Pero Eero Heinonnen no es de las personas rencorosas que desean una vida karmática para aquellos que obran mal, al contrario, hubiese hecho hasta lo imposible por evitarle tal sufrimiento a mi amigo.

Doblegarse ante la vida, no poder luchar por lo que queremos y con las manos atadas era el peor castigo que alguien pudiese tener. Quizás estaba exagerando un poco, Lauri probablemente no estaba enamorado de ella, tan solo esta encaprichado, de todas formas no quise indagar mas en el asunto por miedo a que mi estúpido orgullo volviese a renacer.

Eché una mirada de soslayo a Lauri, su demacrado rostro forzó una sonrisa y tomé nuevamente mi rumbo a la salida del hospital. Al salir, un fugaz viento azotó mi cara con violencia, pero no me importó, mis ojos solo buscaban algún rastro de la que alguna vez fue la mujer de mi vida.

La sangre que corría por mis venas se heló de repente, mi corazón de vació y por poco se paraliza de tan solo pensar en esa frase, “la mujer de mi vida”, ¿realmente continuaba pensando en ella? Me costó asimilar la pregunta, no estaba dispuesto a ser blando y condescendiente con esa infiel ni mucho menos demostrarle que aun me importaba, sin embargo, era inútil engañarme a mi mismo… Estaba enamorado irremediablemente e irrevocablemente de Helena Allen Linnankivi.

Al otro lado de la avenida vi su citröen plateado aparcado, giré un poco mi cabeza y como a tres metros se encontraba ella caminando rápidamente hacia su auto. Crucé la calle sin mirar hacia mis costados, afortunadamente el semáforo estaba en rojo, porque de lo contrario hubiese sido arrollado y por ende hecho picadillo. Estaba completamente distraída, caminando con la cabeza baja y escudriñando algo en su cartera, cuando estaba a punto de tomar las llaves desaceleré mi paso para contemplarla.

Tenia mucho tiempo sin verla en persona, meses sin sentir su aroma natural mezclado con los perfumes que solía usar, ese día estaba verdaderamente atractiva, bastante delgada pero siempre perfecta para mi con su cabello castaño y liso a la mitad de la espalda ondeando mientras se movía, sus esculpidas caderas y sus manos sutiles. Que lástima que estaba dándome la espalda sin siquiera imaginarse que la seguía, de lo contrario hubiese continuado admirándola.

No me contuve un segundo mas, corrí hacia ella y la tomé bruscamente de su brazo derecho obligándola a virarse para verla frente a frente. Se asustó mostrándome unos ojos color almendra llenos de miedo, el primer contacto se mi mano con su piel fue como tocar hielo que poco a poco se derretía, fría y un poco sudorosa se quedó inmóvil por un instante, ninguno sabia como reaccionar ni que decir, lentamente se separó de mi agarre y me miró apenada.

-Disculpa, no quise ser inoportuna, pero me preocupé- susurró ella.

No respondí. Las ideas en mi cerebro estaban atropelladas, mis neuronas no hacían sinapsis y mi cuerpo no reaccionaba.

Se aterrorizó mas aun al no recibir contestación alguna de mí, sus dedos juguetearon un rato como solían hacerlo cada vez que estaba nerviosa. ¡Vaya! Si que la conocía. –No debí venir, lo siento. Solo espero que estén bien- concluyó nuevamente dándose la vuelta para regresar a su auto.

Nuevamente la tomé del brazo, pero esta vez con más fuerza chocando su cuerpo contra el mío, cuando la distancia era bastante corta finalmente pude hablarle.

-¿De verdad estabas preocupada por la salud de Johannes y Paula?- pregunté en tono mordaz.

-Por supuesto que si, me hice muy cercana al pequeño cuando aun visitaba Dynasty Studios, y eso lo sabes perfectamente. A Paula solo la vi una vez… Pude haber cometido muchos errores en esta vida, pero no soy una inhumana- Dijo con seriedad dando un paso hacia atrás y soltándose una vez mas de mi mano. No me había dado cuenta de que la estaba lastimando.

Suspiré. –Se que no lo eres, y precisamente porque eres humana es que actuaste mal-

-A estas alturas nada de lo que yo diga te hará cambiar de opinión. Y creo que lo mejor es que no nos veamos nunca más, no quiero seguir angustiada por lo que sientas por mí. Tan solo quiero olvidarme de ti para siempre, porque ya sé que tu lo hiciste hace mucho tiempo-Sus palabras se clavaron en mi como espinas venenosas, sus ojos estaban fijos en los míos y la cruda sinceridad de su expresión me hizo sentir vértigo.

-¿Eso es lo que deseas realmente?-pregunté de inmediato.

-¿Podrías dejar de hacerme preguntas?, por favor- con algo de enojo en su voz.

-No estas en condiciones de exigirme nada-Dije.

-Ya déjame en paz-ahora si estaba molesta.

-Eres una estúpida- No pude evitar insultarla, pero no estaba molesto por haberse acostado con mi mejor amigo, si no porque no se daba cuenta de lo que yo sentía por ella. ¿Por qué la tristeza la había cegado tanta?

Estuvo a punto de replicarme, no obstante no se atrevió, quizás pensó que seria demasiado descaro de su parte reclamarme algo. ¿Acaso se consideraba tan poca cosa como para no defenderse ante mi insulto?

-Helena quiero hablar contigo- Dije.

-¿Para qué Eero? ¿Para seguirme torturando?, ¿eso es lo que quieres, eh?... Pues puedes estar tranquilo porque ya estoy condenada a ser una infeliz, ahora solo quiero estar sola para pensar- exclamó desesperada.

-¿Pero que demonios te pasa?, sabes bien que no soy así. Si te dije estúpida es porque realmente lo eres! Porque no eres capaz de ver tu propia realidad, no te das cuenta de lo que las personas piensan y sienten- le expresé en el mismo tono.

Alzó la mirada.

-No entiendo por qué ni siquiera eres capaz de defenderte, ¿por qué eres tan cruel contigo misma?- Mi intención en un primer momento fue ser duro con ella, pero lamentablemente fue imposible.

Tragó hondo. –Porque siento que debo humillarme para que me perdones- y luego bajó la cabeza.

Sus palabras me dejaron helado, no dude ni por un momento de ellas. La situación era cada vez más incómoda debido al desastre que tenia lugar dentro de mis pensamientos.

-¿Qué te parece si vamos a otro lugar para hablar?- extendí mi mano para tomar las llaves de su auto.

Dudo por unos minutos, pero finalmente las posó sobre mi mano. Al parecer aun confiaba ciegamente en mí.

-¿A dónde vamos?- preguntó ella luego de veinte minutos mientras yo conducía por la autopista.

No le contesté, ni siquiera despegué la mirada de la vía. El primer lugar que se me ocurrió fue un restaurant, pero esto no se trataba de una cita y tampoco estaba de ánimos como para estar en un lugar lleno de gente, así que mi casa fue la mejor opción.

Al llegar, estacioné el auto y vi como ella observó el lugar con melancolía. Ambos bajamos y la invité a pasar. Entró a paso lento y recorrió el living con timidez mientras yo dejaba las llaves en una pequeña mesa de cristal.

-¿Sucede algo?- le interrogué.

-No… Solo que me siento como una extraña en esta casa- escuché su honda respiración.

Al principio el silencio era incómodo, solo era perceptible el sonido del viento golpear violentamente contra las ventanas, pocos segundos después gruesas gotas de agua resonaron por toda mi casa haciendo bajar mas la temperatura. La vi como se acercaba hacia uno de los grandes ventanales para observar la lluvia caer, su mirada vidriosa y llena de nostalgia contemplaba el paisaje con pesar.

-¿Por qué me trajiste hasta acá?- me cuestionó.

-Porque es el lugar perfecto para hablar contigo-dejé de hacerle caso a mi cerebro, comencé a hablar por impulso, ya nada me importaba porque no había nada que perder, sino que recuperar.

-¿Qué quieres decirme?-

-Quiero que te quedes conmigo-

Sus ojos se humedecieron tanto que unas cuantas lágrimas recorrieron su rostro rosáceo, dibujando una línea transparente por sus mejillas hasta su cuello y terminar siendo absorbidas por el comienzo de su abrigo.

Me acerqué para consolar su llanto, mi necesidad de estar cerca de ella era inmensa, tenía una adicción a su olor. Acaricié su cara secando la humedad, su cabeza se inclinó hacia mi mano tomándola entre las suyas.

-No hay necesidad de llorar, Lena- Me impresioné de haberla apodado… otra vez.

Sus ojos se abrieron como platos y se alejó de mí repentinamente. – Hace tanto tiempo que nadie me llama de esa forma-

-¿Lo extrañabas?- de nuevo se aproximé

Me miró sin pronunciar palabra alguna, tan solo me abrazó y ni el más frío invierno pudo vencer el calor que me proporcionó su menudo cuerpo.

-Ya ha sido suficiente, Eero. No quiero seguir sufriendo por tu causa. Solo necesito escuchar lo que quieres de mí, ahora que ha pasado tanto tiempo y tu mente esta clara para pensar y tomar la decisión correcta… Sólo quiero saber si aun estas dispuesto a retomar lo que antes teníamos. Nada en mi ha cambiado, lo que siento por ti esta intacto… solo que se ha congelado- Sus palabras fueron duras, pero ya era injusto para ella hacerla soportar mas aun.

-Te amo Helena- la estrujé mas fuerte contra mi

-Necesito algo mas- me observó.

-Te perdono. Sin más rencores entre nosotros- Finalmente posó su cabeza sobre mi pecho dejándome enredar mis dedos en su castaña cabellera.

Poco a poco las palabras perdieron sentido y dejaron de hacer falta. Los vidrios se empañaron un poco a medida que la lluvia pasó a ser granizo con copos de nieve, el repentino cambio de clima me hizo sentir más cálida su respiración. Quedamos frente a frente respirando el mismo oxígeno que cada vez era más escaso, su nariz enrojeció al igual que sus labios y su cuerpo se estremeció bajo su atuendo de invierno.

No pude moverme, estaba completamente inmóvil perdido en sus ojos de almendra, hasta que ella tomó la iniciativa al unir nuestros labios. Una inmensa tranquilidad y satisfacción me invadieron, el tiempo fue mi mejor medicina para curar la enfermedad del resentimiento. Correspondí de la misma forma, primero lamiendo sus comisuras temiendo dañar su boca de seda, hasta besar sus mejillas, su cuello y volver de nuevo a sus labios.

Su ropa me estorbaba enormemente, se la quité con agilidad dejándole solo su ropa interior color azul oscuro, la cargué en mis brazos al mismo tiempo que ella sonrió, la acosté sobre el sofá y sin querer pisé el control que encendía el equipo de sonido. El ipod automáticamente se activó en aleatorio sonando en ese instante Fix You de Coldplay, lírica que concordaba a la perfección con nuestra historia. Su mirada se posó primero en el ipod y luego en mí, dirigiéndome su más resplandeciente sonrisa.

No hubo mas nada que nos dificultara el contacto, incluso la ropa que yacía sobre el suelo. Su piel me hizo recordar de nuevo lo feliz que fui en el pasado, y que ahora nuevamente volvía a serlo recuperando su confianza y su presencia. La esencia de Helena se mezcló en mi sangre como si mi existencia dependiera de ella, como si hubiésemos nacido con el destino atado al cuello.

--------------(Narrado por Lauri)----------------

Hoy 31 de diciembre. Meses, tan solo meses habían transcurrido desde la muerte de Paula. El destino no pudo esperar hasta que estuviese tranquilo para quitármela. Cuando todo pensaba que todo volvería a la normalidad, cuando pensé en cambiar y tomar otra dirección, ella repentinamente sufre una convulsión y se aleja sin siquiera darme la oportunidad de despedirse, con violencia y sin regreso. ¿No era eso lo que quería?, un cambio. La vida me lo dio de la forma más abrupta posible. Sólo me existian dos cosas por las cuales seguir y mantenerme en pie, Johannes Ylönen Vesala y The Rasmus, solo por ellos estaba aquí sentado en este muelle mirando el mar y pensando en el futuro.

El mar, lugar al que solía venir con mi abuelo hace muchos años a pesar, cuando apenas era un poco mayor que Johannes, cuando aun tenia sueños y esperanzas, cuando aun tenia la capacidad de reconocer el amor en las personas. El tiempo me hizo impulsivo, petulante, engreído e idiota, me hizo creer que era el dueño del planeta solo porque logré ser escuchado en muchas partes del mundo, ahora sufría y pagaba en silencio las consecuencias a causa de los corazones que destrocé: el de Eero, el de Helena, el de mi familia, el de The Rasmus… y el de Paula.

Las embarcaciones permanecían ancladas con una gruesa capa de nieve encima, los finlandeses se aglomeraban en los diversos cafés ubicados en la costa para tomar un café y protegerse del frío, los autos andaban a una prudente velocidad para evitar un accidente a causa de la resbaladiza nieve, de lo contrario terminarían teniendo una historia como la de Helena y Eero. Sonreí con ironía al recordar que una vez ella me perteneció. Su imagen se inmortalizó en mi mente y siempre la llevaría conmigo, a pesar de que era solo parte de un pasado que no volverá.

No era el momento para lamentaciones. Contemplé una vez más el atardecer grisáceo y azulado oscuro, cuya frontera se confundía con la del inmenso y helado mar báltico.
Me levanté del muelle, caminé hacia la otra calle donde había dejado parqueado mi auto, lo encendí y emprendí mi camino hacia casa, mientras pensaba en no resignarme al olvido y vivir para siempre. 

_________________FIN1--------------------------------------------------



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FINAL ALTERNATIVO...SI GUSTAN LEERLO!!!!

Capítulo final 2: Con el destino atado al cuello 

------------------ (Narrado por Helena) ---------------------

Helsinki, Finlandia. Jueves 8:30pm

No era la primera vez que nuevamente comenzaba a divagar al llegar cansada a mi departamento, luego una agotadora jordana de trabajo. Fui a mi habitación, tomé el ipad, la encendí y eché un vistazo a mis redes sociales. Quizás viendo banalidades pueda sacarme de la mente tantos recuerdos poco gratos. 

Mi estómago rugió impidiéndome pensar en otra cosa que no sea comida, fui hasta la nevera y la abrí mirando su interior, mientras que con la otra mano sostenía mi ipad. Sentí como una ráfaga de aire frío y secó golpeó violentamente mi cara, quizás no fue buena idea meter la cabeza dentro del freezer y mucho menos llegar hasta allí con los pies descalzos, saqué una botella de yogurt de fresa y enseguida cerré la puerta. Justo cuando ya me disponía a salir de la cocina, mis ojos cayeron accidentalmente sobre el mesón de mármol blanco.

Allí intacta, yacía la libreta donde Lauri trazó unos cuantos versos antes de despedirse de mí, era la libreta donde yo usualmente solía anotar direcciones, números de teléfono, recados, etc. Ahora ese pequeño cuadernillo provocaba en mí una melancolía enorme, ya habían transcurrido al menos unas 4 semanas desde que el vocalista finlandés la había dejado en ese lugar, donde hasta ese día no había sido movida ni tocada por ningún ser humano. 

Coloqué el Ipad y la botellita de yogurt sobre el otro extremo de la mesa, sin quitar mis ojos de la libreta, la tomé entre mis manos con tanta delicadeza como si se tratase de un objeto de cristal a punto de romperse, la acerqué hasta mi nariz para percibir su aroma. Extrañamente pude olfatear el exquisito olor de Ylönen que muy sutilmente se había impregnado en aquel objeto, y que con el tiempo iba desvaneciéndose, ya tan solo quedaban unas cuántas moléculas de esa peculiar esencia sobre el papel. 

¿Cómo es posible que haya permanecido durante tanto tiempo allí? Es como si hubiese plasmado su alma mientras lo escribía… 

-“Ya basta de pensar en idioteces Helena!, Ese hombre está prohibido para ti… Maldita sea, ¿por qué tiene que ser tan irresistible?. Qué bueno que esté tan lejos de aquí”- Me regañé a mí misma. 

¿Por qué razón necesitaba tenerlo lejos y fuera del país para estar tranquila?, ¿qué pasaría si él estuviese en Helsinki?, ¿Acaso….?

-“Suficiente!!!”-Me recriminé con mayor crudeza, aventando con furia la libreta hacia un lado. No pude evitar sentir una punzada en el corazón al haberlo hecho. La miré por encima del hombro y vi como quedó sobre el suelo de madera con las hojas desordenadas y dobladas. 

Tomé de nuevo mis cosas y me dirigí rápidamente hacia la habitación antes de que pudiese arrepentirme. Me lancé sobre mi cama y encendí la televisión, me quedé un rato viendo las noticias locales, nada muy interesante. Finalmente apagué todo, me puse el pijama, lavé mis dientes y me dispuse a dormir. 

No tuve éxito en mi cometido, entre la oscuridad miré al techo intentando conciliar el sueño, pero al parecer era una tarea imposible. Miré la sombras de los autos reflejarse en el techo de mi habitación, y en ese momento me sentí culpable por pensar primero en Lauri antes que en Eero. ¿No se supone que yo estaba ciegamente enamorada de Eero, hasta el punto de comenzar a planificar mi boda con él?.

Era más que obvio que aún loquería mucho, ¿pero mi amor por él sería lo suficientemente fuerte como para intentarlo de nuevo?. No estaba dispuesta a lastimarlo de nuevo, además de que su mejor amigo aun atormentaba mis pensamientos de una manera poco saludable. De solo pensar en el sueño de los ojos esmeraldas sentía inmensas ganas de tomar el primer vuelo rumbo a “cualquier ciudad del mundo donde pudiese encontrarse”. 

-“Si materializo una historia con Lauri… Eero me odiará de por vida”- Luego ese ese vago y desesperanzador pensamiento caí rendida hasta el día siguiente. 

---------------- (Narrado pro Lauri) ------------------------

Paris, Francia. Sábado 5:00am 

Me levanté temprano, tomé un baño y me vestí. Al salir de la habitación me encontré con Aki quien al parecer tampoco pasó buena noche. 

-Buenos Días Lintu!- Me saludó ojeroso con una palmada en la espalda. 

Quise contestarle con el mismo gesto pero estaba demasiado distraído y por ende no pude emitir sonido alguno, mantuve la mirada perdida por unos segundos. 

-¿Lauri?, ¿estás bien?-Preguntó Aki con el ceño fruncido.

Salí de mi ensimismamiento. Sonreí forzadamente en un gesto de amabilidad con el baterista de la banda. –Disculpa Aki, es sólo que me trasnoché. Estaba componiendo un poco y perdí la noción del tiempo- 

Me observó de arriba abajo con preocupación.-Creo que es mejor que vayamos a desayunar, te hacen falta un poco de vitaminas para que subas el ánimo- 

Escogimos comer en un restaurant bastante acogedor que estaba apenas con tres o cuatro personas dentro, tal vez porque aún eran las 6 am. Pedimos un típico desayuno Francés el cuál comencé a devorar apenas el dueño del local lo colocó sobre mi mesa. 

-Wow tenías hambre, ¿no?- rió levemente Aki al verme comer tan desaforadamente. 

Tomé un descanso para beber un poco de mi copa de zumo de naranja. Hice una pausa luego de sorber y comenzar a hablar.-Aki, me gustaría que me disculparas-Dije con la mirada en mi plato. 

Inmediatamente me miró fingiendo demencia, aunque sabía perfectamente a que me refería.-¿Por qué debo disculparte?-

-Por la manera en la que te traté durante los ensayos en Italia. Me comporté como un idiota al pensar primero en el concierto que en tu salud. De verdad lo siento, es solo que…-suspiré sin poder continuar. 

-No te preocupes, sé que solo fue un momento de mucho stress, todos estábamos muy enfocados de que las cosas salieran bien, pero tranquilo… Todo está bien y mi brazo ya se recuperó- me respondió sin importancia. 

Ambos permanecimos en silencio durante unos minutos, solo podía escucharse el sonido de las calles parisinas al amanecer.

-¿Estás pensando en ella, cierto?- Su pregunta me cayó en el hígado, pero no tenía sentido negarlo.

-Aki… es preferible que no toquemos ese tema-

-La mejor manera de solucionar el problema es enfrentándolo-

-No lo creo. De todas formas no vale la pena, ya no la veré nunca más-

-¿Cómo estás tan seguro de eso?-Lo miré de manera reprobatoria ante aquella pregunta. Él se mantuvo serio. 

No respondí, desvié mi mirada hasta que le agradecí que cambiara el tema. Por semanas intenté olvidarme de ella… Y lo estaba consiguiendo.

-Anoche debiste salir con nosotros. Fuimos al Buddha Bar! Fue increíble-Comentó Aki asl notar que el tema de Helena comenzaba a irritarme. 

-¿Y tener que aguantar la mirada de odio de Eero como si tratara de asesinarme durante toda la noche?. No, gracias-le respondí con ironía. 

-Vamos Lintu! Algún día tendrán que reconciliarse, ser amigos de nuevo. Debemos apoyarnos los cuatro para salir de esta gran dificultad por la que estamos pasando. Hay que manejar esto como adultos, y más por el hecho de que estamos de gira y tanto los fans como los paparazzi están sobre nosotros!-

-Creo que solo hay tres razones por las cuales aún sigo en esta banda… Los fans, Pauli y tú. De lo contrario ya me hubiese perdido-Contesté con desgano. 

-Ya basta Lauri Ylönen! Nadie puede ser feliz con esa actitud que estas tomando. Si estas tan cansado y te sientes obligado, pues deberías renunciar a The Rasmus y largarte de una buena vez!- Me reprochó encolerizado. 

Lo miré atónito, aun no daba crédito a mis oídos.-Cálmate Aki, no es para tanto-

-Disculpa si estoy siendo rudo contigo, pero es la única forma de hacerte reaccionar. Soy tu amigo, eres como un hermano para mí, y no quiero verte tan amargado las 24 horas de día, quiero verte como antes! Haciendo bromas todo el tiempo y creando cosas nuevas para la banda, no como un arrogante militar queriéndonos ordenar todo el tiempo- Me explicó en un tono más sereno. 

A lo mejor Hattu estaba comportándose como un viejo fastidioso regañándome todo el tiempo, pero me sentí bien de que alguien se preocupara por lo que yo pensaba, sus comentarios me estaban haciendo cada vez más fuertes e inmunes ante los problemas. 

-Gracias Aki, haré lo que pueda por no discutir más con Eero-

Al terminar nuestro desayuno me despedí de Aki argumentándole que quería recorrer un rato las calles antes de comenzar con los compromisos de nuestra agenda, le prometí estar temprano en el hotel para luego ir a las pruebas de sonido antes del concierto.

--------------(Narrado por Eero)----------------

Paris, Francia. Sábado 6:30am

Contemplé a la hermosa pelirroja que recién acaba de conocer la noche anterior, estaba nuevamente colocándose su ropa mientras ya yo estaba listo y la esperaba sentado al borde de la cama. 

-je suis prêt- Dijo ella cuando finalmente había terminado de arreglarse. 

-Perfecto, es mejor que salgamos de aquí. Llamaré a un taxi para que te lleve a casa… Oh lo siento, no has desayunando nada, creo que pediré algo de comer a la habitación-Pensé que a fin de cuentas la chica no tenía toda la culpa de lo que había pasado la noche anterior. Estuve intranquilo desde que desperté, no estaba acostumbrado a actuar de esta forma, aunque me sentí aliviado al percatarme de la envoltura de un preservativo que yacía en el suelo. Al verla me levanté de inmediato a recogerla y colocarla en el cesto de la basura. 

Al parecer ella se dio cuenta de mi inquietud.-Puedes estar tranquilo, estuvimos protegidos toda la noche, no soy ninguna tonta-dijo mostrando una pequeña sonrisa sin dejar su peculiar acento afrancesado. –Por cierto, no necesitas tomarte tantas atenciones conmigo, puedo irme ahora mismo y esperar un taxi abajo-

-De ninguna manera, aparte de que me acosté contigo también te voy a dejar ir como si fueses cualquier cosa. Olvídalo! Creo que lo mínimo que puedo hacer es tener esa cortesía contigo-agregué
Me observó pensativa.-Gracias, Eero. Eres realmente especial-

Bajé a desayunar con ella al lobby del hotel, por suerte no había mucha gente y pudimos tomar un desayuno con tranquilidad. Genevive parecía una buena chica a pesar de ser muy osada, sin embargo su personalidad me agradó lo suficiente como para pensar en entablar una amistad con ella. A uno de mis costados pude ver a Pauli acercarse, sin embargo se detuvo para luego desviar su curso sin antes mirarme con suspicacia. 

Luego de despedirme de la pelirroja con dos besos en la mejilla entré de nuevo al hotel y nuevamente me conseguí con la mirada reprobatoria de Pauli. 

-¿Quién es esa chica tan guapa con la que acabas de salir?-preguntó

-Su nombre es Genevive. Es una parisina que conocí ayer en el Buddha bar, ¿por qué?- Por alguna extraña razón me sentía completamente relajado y hasta podría decirse… feliz. 

-Lo supuse, ¿por qué no me la presentaste?-

-No lo sé, quizás porque no quisiste acercarte hasta nuestra mesa-reí un poco

-Wow, me alegra verte tan de buen humor-Hizo una pausa y me examinó con la mirada- ¿qué hiciste anoche con ella?-me cuestionó.

-Digamos que… Me estaba vengando de Helena-Contenté sin importancia.

El guitarrista puso los ojos como platos, me miró de arriba abajo como si le estuviese hablando en un idioma extraño y completamente inentendible.

-¿Utilizaste a esa pobre chica para “vengarte” de Helena? Eero esas acciones no parecen tuyas… Creo que es algo… como decirlo… decepcionante-

Al escuchar las palabras de Pauli sentí como si un balde de agua helada me cayese encima. Recapacitando bien mis estúpidas palabras me di cuenta de que no podía permitir que una mujer me cambiara tanto, hasta el punto de derrumbar mis principios. Siempre consideré que el sexo es algo para disfrutarlo, pero nunca utilizando a una mujer, Genevive no tenía culpa alguna de que yo aún sintiera rencor por el pasado. 

-Lo siento Pauli… Creo que malinterpretaste mis palabras-

-Eso espero. Eero quiero verte enfocado en esta gira, Helena esta en Finlandia y por ende debes dejar de pensar en ella-

-Créeme Pauli, lo estoy intentando… Pero es una difícil tarea-Suspiré y me alejé del lugar sin antes darle una palmada a Pauli en la espalda. 

-----------------------------(Narrado por Helena)-------------------------------

Paris, Francia. Sábado 6:30am

Finalmente había llegado. El Aeropuerto de París-Charles de Gaulle estaba tan concurrido como cualquier otro día. Rápidamente me chequearon mis documentos, tomé un taxi que me llevara hasta mi hotel en Bercy. 

Miré por la ventanilla mientras el taxi recorría las calles hermosas de París, su despertar era el más pintoresco que cualquier otra ciudad podría tener. Un poco adormitada por el vuelo dejé descansar sobre el mullido asiento mientras escuchaba mi ipod en aleatorio. Finalmente pude tener unos días de descanso en el trabajo que tanta falta me hacían, a pesar de ser Finlandia un país tranquilo, la vida se me estaba haciendo cada vez más imposible con mi exigente empleo, que bien si tenía muchas ventajas, también ocupaba el cien por ciento de mi tiempo.

No pude evitar sonreír al pasar por la redoma frente al arco del triunfo, pero mi expresión se borró completamente cuando un pensamiento fugaz cruzó mi cabeza. – “Muy bien… ¿A quién demonios estoy engañando?, si las dos únicas personas que me agobian la existencia son Lauri y Eero”

La nostalgia regresó nuevamente, por casi unos 30 minutos había olvidado el motivo por el cual había escogido Francia como destino… Buscar a la persona que amo verdaderamente. No había marcha atrás, ya estaba enfrascada en este lugar que parece más bien una obra de arte colgada en un museo que una ciudad, no me importaría si el mal karma se persigue hasta el final de los tiempos, ya mi decisión estaba tomada. Tenía dos opciones: ahogarme en la soledad de mi departamento a causa de mi cobardía, o salir en busca de lo que realmente quiero. De todas formas, ambos caminos me llevaban a un solo destino, pagar por el daño que causé. 

Finalmente llegué a mi hotel, el conductor muy amablemente me ayudó con el equipaje hasta llegar al lobby del hotel. Me registré y subí a mi habitación, arreglé rápidamente mis pertenencias y decidí tomar un baño caliente antes de salir. Tal vez debería tomar un descanso antes de comenzar a cumplir mi cometido, pero no había tiempo que perder, solo tenía 5 días para buscarlo. 

Me vestí con unos jeans, un blazer negro abierto, debajo usaba una camiseta con encaje en los bordes del mismo color que dejaban ver un discreto escote, luego me coloqué mi reloj de color cromo y unos finos collares de plata que le hacían juego. Tomé mi bolsa y mi bufanda color marfil y me dispuse a salir.

El frío aire parisino me golpeó en la cara, sabía que tenía que llegar hasta el hotel Ritz, donde acostumbraban a hospedarse todas las celebridades, personas importantes de la política, en fin, figuras públicas. Tomé un taxi que me dejó en una plaza bastante cercana al dichoso hotel, le pagué 8 euros y me bajé, divagué un rato por la ciudad para intentar centrar mis pensamientos. 
Los nervios estaban carcomiéndome, a solo metros estaba el hombre que había trastornado mi vida y del cual estaba irrevocablemente enamorada. Pero también a solo metros se encontraba su mejor amigo, quien ahora representaba una sombra que cubría tanto mi pasado como mi futuro. 

Caminé por un buen rato alejándome un poco del lujosísimo hotel. Minutos después sentí como una presencia se aproximaba hasta mí, una figura oscura, tal vez con unos centímetros de altura más que yo. Al principio lo ignoré, haciéndome creer que solo eran ideas mías a causa de los nervios y el stress, sin embargo no dejé de estar atenta. Miré sobré mi hombro pero no había nadie sospechoso, pero aun así no dejaba de sentirlo. Intenté perderme de vista doblando hacia un callejón en bajada, pensando por varios cafés, restaurants, florerías y hasta una tienda de vinos.

Sentí cada vez más cerca su presencia mientras se escondía entre los muros, me mezclaba entre la gente con su mirada fija en mí. Sentí tanto miedo que no tuve el valor de mirar hacia atrás para verle el rostro, solo pude percibir que esa persona tenía una gran necesidad de tenerme cerca.
La ansiedad y el pánico se apoderaron de mí. Finalmente corrí con todas mis fuerzas llegando hasta una avenida donde los autos pasaban a una velocidad considerable, y sin respetar las normas de tránsito crucé con el semáforo en verde a toda velocidad esquivando varios autos, escuché entre las cornetas de los carros y el bullicio de los autos como mi perseguidor estuvo a punto de ser atropellado, sin embargo logró evadir el peligro con gran astucia.

Quise gritar desesperadamente, pero de mi boca solo salió un grito ahogado. Llegamos a la acera, seguí segregando adrenalina, pero estuve corriendo por tanto tiempo que el cansancio me venció y ya no llegaba oxígeno a mil pulmones. Su mano tomó con fuerza uno de mis brazos, no tuve más opción que detener mi pajo mientras jadeaba a causa de la fatiga. 

Una lágrima humedeció mi mejilla, tanto luchar contra mi cobardía para terminar vencida, no iba a lograr absolutamente nada de lo que me había propuesto, porque seguramente había sido secuestrada por un maniático psicópata que muy probablemente me mataría. Como deseé tan desesperadamente que llegara él, para protegerme y salvarme de este desquiciado. 

-Helena-mi nombre había salido de la boca de aquel desconocido que me había perseguido por unos 20 minutos, con una voz tan melodiosa y a la vez masculina que pensé que estaba soñando. 
Miles de recuerdos llegaron a mi mente cuando su voz llegó hasta mis oídos. Se trataba de la misma voz que me dio un concierto privado luego de una fugitiva cena en un exclusivo restaurant de Helsinki, la misma voz que me susurró tantas veces que me amaba cuando éramos invisibles y prohibidos para el mundo.

No pasó ni un segundo, y allí lo vi, con sus hermosos ojos verdes muy parecidos a cualquier frío bosque escandinavo en verano. Su cabello negro perfectamente peinado con su propio estilo como siempre solía hacerlo, su olor era perfecto tan limpio, delicioso, fresco y… condenadamente adictivo. Se veía encantador esa mañana, vestido impecablemente con un jersey negro para protegerse de la llegada del invierno, debajo una camisa blanca, pantalones negros y zapatos deportivos del mismo color. El contraste de París con su blanquecina piel era el panorama más perfecto que hubiese podido tener frente a mí. 

Era él la razón por la cual combatí mis miedos, dejé atrás mi desconfianza y me aventé a este viaje, la persona que logró realmente mover el suelo debajo de mis pies y confundirme de una manera extraordinaria, peligrosa e irreal. 

---------------------(Narrado por Lauri)----------------------

-Lauri- de sus pálidos labios salió mi nombre casi en un susurro, en un hilo de voz.
No pude contestar, inhalé fuerte y sonoramente su aroma a canela y almendras, inconfundible y penetrante. Sentí como su esencia entró por mis fosas nasales, proporcionándome un calor bastante reconfortante para este clima. Estuve a punto de cerrar los ojos y hundirme extasiado en su cuello, pero me contuve inmediatamente quedándome rígido aun sin soltar su delgado brazo. 

-Nunca pensé en encontrarte de esta forma-dijo ella aun con dificultad al respirar, sin embargo ya su piel estaba tomando su color natural. 

Pasé mi mano libre por su frente un poco sudorosa, acaricié su castaño y lacio cabello hasta llegar a su espalda, era imposible no notar como su piel se erizaba ante mi tacto y finalmente pude pronunciar unas palabras. 

-No deberías estar aquí, ¿lo sabes?-ciertamente me sentí como un idiota al decirle eso, realmente lo único que quería expresarle era lo indispensable que es su presencia para mí, y lo mucho que quiero estar a su lado hasta el fin de mis días. No obstante, salió a relucir mi lado sensato, sabía perfectamente que un encuentro entre nosotros es altamente peligroso, y más ahora que la banda estaba a punto de una desintegración. 

No dijo nada, solo bajó la cabeza demostrando su lamentación y preocupación. Tanto ella como yo sabíamos perfectamente que estábamos a punto de cometer un error fatal, que traería como consecuencia muchos más rencores, pero solo existía una verdad absoluta… yo la amaba como nunca antes lo había hecho con otra persona. Ni siquiera durante mi relación con Paula, la madre de mi hijo, me sentí tan frenético. 

-¿Qué hicimos Lauri?... ¿Qué pecado tan horrible cometimos para merecer esto?-Me cuestionó ella con su rostro completamente humedecido, y acto seguido se secó las lágrimas con el dorso de la mano. Al parecer le daba vergüenza llorar ante mí. 

-Siempre alguien sale lastimado de este juego. Pero sin importar las pruebas que te ponga la vida, 

Helena, tienes que vivir por amor… El destino me cobrará caro, y de hecho ya me está pasando factura por el simple hecho de mirar a la mujer equivocada. Pero ya no hay marcha atrás, te amo y nada más me importa-hablé tan rápido que ella solo me observó estupefacta. 

-Yo también te amo y por eso estoy aquí buscándote!, si vine fue solo por ti. Pero la imagen de Eero sufriendo me frena, él no merece nada de esto, es el hombre más puro y sincero que he conocido… Pero decidí enamorarme del villano-musitó.

No pude poner una leve sonrisa. Ciertamente Eero es excepcional, no había duda de eso, pero el destino nos jugó sucio y cruzó nuestras líneas de la forma más enredada posible. 

-Él será recompensado después de esto. Sé que le tomará años perdonarnos y entender nuestras razones, pero sé que tarde o temprano lo logrará-agregó.

Me acerqué más a ella al punto de respirar el aire que ella exhalaba. Las puntas de nuestras narices se tocaron. Helena colocó sus manos en mis mejillas haciendo que nuestros labios estuviesen a solo un milímetro.

-Te amo-le susurré.

Ella tomó la iniciativa y finalmente me besó a lo que yo le correspondí tomándola fuertemente de sus caderas. El momento se hizo cada vez más desesperado, mordí su labio inferior y este sangró un poco, pero con la misma lengua paré el pequeñísima flujo, bajé discretamente hasta su cuello, haciéndola inclinarse un poco hacia atrás mientras ella enredó sus dedos en mi cabello. 

Tuve que detener nuestro perfecto momento porque sería demasiado osado tener que desvestirla en plena calle. Nos separamos un poco fingiendo indiferencia. 

-Creo que no es el lugar, cariño. ¿Dónde está tu hotel?-dije carraspeando y conteniendo un poco mi risa. Ya cualquier rastro de culpa se había borrado de mi mente. 

Ella sonrió ampliamente sin contestar ante mi pregunta, me tomó de la mano, tomamos un taxi y en 30 minutos ya estaba dentro de su habitación. 

La vi entrar, caminó un poco hacia la pequeña mesita de estar. Su habitación se me hacía bastante acogedora y muy parecida a su personalidad, me dispuse a entrar luego de darle un vistazo a su lugar de hospedaje, que si bien no era ni la cuarta parte de lujoso a mi suite en el Ritz, pero el ambiente era tranquilo y especial. Al cerrar la puerta no quise perderme ningún detalle de cada uno de sus movimientos.

A unos dos metros la observé con cautela quitarse el jersey y dejarlo sobre la mesita, su espalda y hombros quedaron al descubierto, desde el umbral de la puerta la tersidad de su piel era claramente visible. 

Estuve a punto de correr hasta ella, su aroma fue mucho más penetrante ahora que más parte de su piel quedó al descubierto. Me acerqué lentamente tratando de contenerme lo más que podía, permaneció despaldas ya que mis pasos era lo suficientemente inaudibles, me aproximé lo más que pude hasta quedar a escasos centímetros de su cuerpo, a tal punto que ya no pasé desapercibida. 

Al darse cuenta de mi presencia se quedó inmóvil aun dándome la espalda, el único sonido perceptible era el mío al inhalar su perfume desde la misma fuente, su cuello. 

-Lauri, no hagas eso- interrumpió el silencio con la vez quebrada. 

No le respondí, solo entrecerré los ojos a causa del éxtasis que me producían la combinación de su olor y el sonido de su melodiosa voz. Acaricié su cuello con una mano mientras que con la otra la sujeté por la cintura, luego bajé hasta su espalda y terminé en sus caderas, donde me encontré con el borde se su blusita negra. 

Hice una pequeña pausa, abrí los ojos ampliamente y por detrás de su oreja observé su rostro casi de perfil. Mi tacto la ponía nerviosa, pero muy en el fondo ella había anhelado este momento tanto como yo. Subí nuevamente mi mano por su espalda, pero esta vez por dejado de la blusa, haciendo que esta cada vez subiese más dejándola al descubierto. Cuando por fin llegué a la altura de sus pechos los toqué lenta y suavemente por unos minutos, la escuché gemir levemente y rostro enrojeció con violencia, yo estuve a punto de hacer lo mismo, pero tenía que mostrarme mucho más fuerte que ella. 

Rápidamente y con agilidad la despojé de la blusa negra de tirantes lanzándola hacia un lado, dejando su torso apenas cubierto con el sujetador del mismo color. Me acerqué aún más y posé mis labios sobre el comienzo de su columna vertebral, estar en contacto con Helena era una sensación total y completamente placentera e inexplicablemente para mí, al punto de impedirme razonar. 

Seguí la línea de su espina dorsal y al llegar al sujetador lo desabroché con mi mano libre, porque con la otra seguí sujetándola de la cintura. Continué besándola hasta llegar al coxis, me puse de nuevo a su altura y la giré con rapidez para quedar cara a cara.

-Te amo Helena-dije casi en un jadeo, sin poder ocultar mi sensación. 

-Nunca más que yo- pronunció con sus labios enrojecidos.

La tomé del cuello y la bese como nunca antes lo había hecho, con violencia y desesperación al comienzo, pero luego sentí su mano en mi pecho y lo entendí como una señal para que fuese más despacio. Apacigüé mis movimientos, pero tuve que parar cuando sentí que me alejó aun con la mano sobre mi pecho, la visión se me aclaró al verla frente a mi sin nada que le cubriese el torso, quise acercarme de nuevo pero comenzó por quitarme el abrigo, y luego la camisa con delicadeza, tal como era ella. 

Luego de su acto, nuevamente me permitió tomarla en mis brazos, y sin dejar de besarla la conduje hasta donde estaba su cama, nos quitamos el resto de la ropa que aun estorbaba y pude palpar nuevamente su piel luego de tanto tiempo. 

Me posicioné encima de Helena, rocé su brazo derecho con mis dedos y ambos seguimos el recorrido con la mirada hasta que llegué a su delgada mano y entrelacé la mía con la de ella, para luego observarnos el uno al otro profundamente, sus ojos almendra me hicieron entrar en un estado de trance, como si quisiera hundirme en ellos.

-Tus ojos son como un bosque verde. Quiero perderme en ellos para siempre- susurró tocando mi rostro con una leve sonrisa. 

Le sonreí de la misma forma, acaricié su cabello oscuro revuelto sobre las sábanas azul marino. La besé nuevamente y me implanté dentro de Helena, fusionando mi calor con el de ella. Ambos entre movimientos desesperados como si estuviésemos sedientos y exaltados llegamos al momento que tanto habíamos ansiado. 

Luego vino una oleada de relajación y ella se aferró a mi pecho abrazándome con fuerza como si necesitara protección, respiró hondamente y me recosté a su lado sin dejar de verla. Estuvimos así varios minutos sin pronunciar palabra alguna. 

-Que no daría para que este momento fuese eterno. No quiero que esto termine Helena- Dije jugando con algunas hebras de su cabello. 

-No tenemos porque separarnos de nuevo, el tiempo que estuvimos lejos fue necesario para pensar y dejar curar ciertas heridas-me miró con seriedad. 

-Helena… Tenerte a mi lado para siempre me costará caro, pero estoy dispuesto a abandonar ciertas cosas importantes para mí-

Su expresión cambió a una mucho más aterrorizada, como si hubiese visto algo sobrenatural, como si el miedo hubiese invadido sus pensamientos. 

-No estarás pensando…-no continuó la frase y se alejó un poco.

-Debo dejar la banda, no puedo ser tan cara dura como para regresar. Le pediré disculpa a mis amigos y seguiré con mi carrera como solista, como ya lo he venido haciendo-

-Jamás permitiré que hagas una barbaridad como esa!- se levantó de la cama envolviéndose con un sábana.

La sujeté del brazo.-Ya es una decisión tomada, apenas termine la gira anunciaré mi renuncia-dije con un nudo en la garganta, pero ya no había otra solución. Amaba inmensamente a esta mujer y el precio para vivir con ella seria abandonar el proyecto más grande de mi vida… la banda. 

-The Rasmus es tu vida Lauri!... No quiero que la destruyas!... Soy una imbécil, jamás debí venir a Paris a buscarte!- se soltó de mi agarré y fue con paso decidido hasta el otro extremo de la habitación apoyándose de una pared, gruesas lágrimas salieron de sus ojos. 

Me levanté sin antes cubrirme con la otra sábana, fui hasta su encuentro y besé su frente para luego abrazarla.

-Ya no soy feliz con The Rasmus. Pasé momentos felices e inolvidables con ellos, pero es tiempo de decir adiós y continuar con mis otros proyectos en los cuales estoy tiendo el mismo éxito. No te preocupes por mí-intenté tranquilizarla, aunque traté de contener mi tristeza ante mis propias declaraciones.

-Nunca me perdonaré esto Lauri- dijo entre sollozos.

Los días transcurrieron normalmente, dimos nuestros últimos conciertos para cerrar en Helsinki, el cual tuvo un recibimiento que no esperábamos. Estábamos en el momento más importante de nuestras carreras, la gira fue mucho más triunfante de lo que podíamos pedirle a la vida. 
Una semana después de nuestro regreso a Finlandia, exactamente un lunes llegué temprano a Dynasty Recordings listo para anunciarles a mis amigos de toda la vida que continuaría por mi cuenta. Temprano llegué, estacioné el auto luego de luchar con la fuerte nevada que hizo ese día, compré un cappuccino para calmar los nervios en la tienda de la esquina, no sin antes darle un autógrafo a la vendedora quien estuvo a punto de romper en llanto al verme, subí hasta el studio y me impresioné al verlos a todos. Pauli hablando por su iphone al parecer de negocios, Eero probando sonidos en la computadora y Aki limpiando sus baquetas. 

-Buenos días Lintu- me saludó Aki enérgicamente.

-Enhorabuena llegas, vamos ahorita saliendo a hacer una entrevista en Ylex para hablar sobre la gira-dijo Eero en un tono de voz neutro sin quitar la mirada de su computadora. 

Pauli finalizó su llamada y me saludó con una palmada en la espalda. A todo esto yo aún continuaba perplejo, tenía como un candado en mis cuerdas vocales.

Los tres al ver que yo no emitía respuesta posaron sus miradas sobre mí. 

-¿Pasa algo Lintu?, ¿por qué no dices nada?-Preguntó Aki con preocupación. 

Suspiré mirando mi vaso de café.-Chicos vamos a la sala de juntas, tengo algo importante que decirles-dije finalmente. Me sentía como un criminal ante una corte a punto de ser condenado.

Los tres me miraron con curiosidad, incluso Eero se notaba nervioso ante mi actitud. Nos sentamos en la sala y posé mis manos sobre la gran mesa de madera de forma ovalada. 

-Muy bien amigo, ¿qué es eso tan importante que nos tienes que decir?-cuestionó Pauli acomodándose en su mullida butaca de cuero. 

-Esto les va a sonar muy extraño, y para mí fue muy difícil tomar esta decisión. Me tomó días, semanas y meses pensarlo, hasta que al final llegué a una conclusión- comencé a decir con la voz quebrada. 

Todos permanecieron en silencio.

Levanté la mirada y me armé de valor.-Voy a dejar The Rasmus, continuaré mi carrera como solita. Solo estaba esperando a concluir con la gira para hacer las cosas como se deben y limpiamente. 

Creo que esto es lo mejor para todos-atropellé las palabras y hablé lo más serenamente que pude.
Luego de semejante noticia observé cada una de las reacciones de mis compañeros. Aki estaba pálido como un fantasma y con la boca abierta, Pauli tenía en rostro sonrojado y se veía notoriamente encolerizado, mientras que Eero me estaba mirando fijamente con una actitud muy pensativa, como si tratara de escudriñar en mi mente, al parecer mi declaración no lo impresionó. 

-¿Qué demonios estas diciendo?. ¿qué tu qué?-preguntó Pauli rojo de ira. 

-Pauli, sé que estas molestísimo conmigo. Pero ustedes estarán mucho mejor sin mí. Quisiera disculparme por mi comportamiento en este último año, he sido un completo idiota y ustedes son los únicos que han pagado por mis errores- me sinceré.

-Creo que te estas precipitando, no creo que sea lo correcto. Lauri aun podemos arreglar nuestras diferencias, solo necesitamos tiempo. Acabamos de salir de una gira agotadora, solo necesitamos un receso-Dijo Aki con cierta impotencia en su mirada, me sentí como un insecto al ver como mi amigo me pedía que no los dejase. 

-No puedo creer esto de verdad! The Rasmus es tu vida!-vociferó Pauli desesperado como cuando un padre reprende a su hijo.

-Es una parte importante de mi vida, y estoy infinitamente agradecido con todos ustedes por todas las experiencias que vivimos junto. Fue muy feliz haciendo música con ustedes que siempre serán mis amigos del alma, pero esta etapa ya culminó. Ahora tengo otros proyectos en mente-argumenté conteniendo las lágrimas que estaban a punto de salir, sensación que solo había tenido contadas veces en la vida.

-¿Otros proyectos?-pregunto Eero calmadamente con el codo apoyado en la mesa con una mirada inexpresiva, finalmente emitiendo palabra. Se veía impecable. 

-Si Eero, otros proyectos que tengo en mente-le contesté de igual forma. 

-Como por ejemplo irte a vivir con mi ex novia-ahora su mirada era desafiante, pero su tono de voz se mantuvo calmado. 

Pauli y Aki no dijeron nada asustados, solo nos observaron esperándose una escena de lucha libre en vivo. 

-Tranquilo, que no te estoy juzgando por eso. Si ella te hace feliz, perfecto… porque conmigo no lo hizo. Por mi parte no te preocupes, yo respeto tu decisión- Dijo seriamente, pero en sus ojos pude observar como quería matarme en ese momento. 

Estaba estupefacto, ¿cómo demonios Eero logró adivinar mis intenciones?, quizás los años que fuimos amigos fueron suficientes como para que él me conociera así como yo a él. 

Tragué hondo, pero la verdad siempre llega tarde o temprano, y es mejor aclarar todo ahora a que luego se enteraran por la desgraciada prensa. 

-Eero… yo no quiero seguir enemistado contigo. Si no quieres que volvamos a ser los amigos de antes lo comprenderé perfectamente, porque si alguien tiene la culpa en todo este desastre soy yo, soy el único que ocasionó discusiones que nunca antes se habían dado en la banda y ahora soy el único que debe pagar. Pero hay algo que tienes que saber aunque me duela mucho decírtelo… Amo a Helena, y no puedo ir en contra de eso… Nunca me voy a perdonar el haberte hecho tanto daño y haberte traicionado de la manera más sucia. Solo pido tu perdón-

Se quedó callado por unos minutos

-Está bien, lo que hagas o dejes de hacer con tu vida no me importa, y mucho menos me importa la existencia de Helena. No te guardo rencor porque eso va en contra de mis principios y enseñanzas, pero de mí nunca volverás a conseguir una amistad… Y nuevamente recalco, si Pauli y Aki logran convencerte de que te quedes o persistes en tu decreto de irte, yo igualmente respetaré cualquier decisión que tomes- pronuncio sin titubeo alguno, como cualquier sabio lo hubiese hecho. 

-Efectivamente mi decisión ha sido tomada. Me iré de The Rasmus aunque me duela en el alma dejar a mis hermanos-le contesté con la mirada fija. 

Estuve realmente impresionado de la inteligencia de Eero y de su autocontrol para manejar la situación, me sentí orgullosos de él y muy asqueado de mí mismo por mis acciones en el pasado. Pero esa más que obvio que él ya había superado a Helena y evidentemente su amor por ella estaba muerto. 

Permanecimos en silencio como si tratásemos de escoger con cautela las palabras que diríamos antes de despedirnos. 

Aki se levantó de su asiento y me abrazó con fuerza y lágrimas brotaron de sus ojos, no pude contenerme mas e hice lo mismo respondiendo a su apretón. –Siempre te admiré Lauri, eres y siempre serás como un hermano para mí- 

-No seas tonto Aki, no nos vamos a dejar de ver para siempre. Además no tienes que admirarme, tú eres mucho mejor músico que yo, eres el mejor baterista de toda Finlandia y no dejes que nadie diga lo contrario… Te voy a extrañar Hattu-

Me soltó y luego tuve el atrevimiento de acercarme a Pauli, quien me esperaba con los brazos abiertos. Nos abrazamos con fuerza y me dio unas cuantas palmadas en la espalda, nos costó decir algo. 

-¿Ahora que demonios harás con ese tatuaje?-rió un poco luego de separarnos. 

-No me lo voy a quitar, es muy importante para mí. Además recuerda que mi álbum como solista también está bajo los derechos de Dynasty, y por ende todos los que grabe de ahora en adelante-le sonreí. 

Luego miré a Eero, quien se levantó para estrecharme la mano, aun no éramos capaces de llegar a tanto como un abrazo porque no somos amigos, pero por los años que llevábamos en este proyecto alguna despedida teníamos que tener. 

-Adiós Lauri. Mucho éxito en tu carrera. Sé que tienes el talento necesario para lograrlo- pronunció con seriedad.

-Adios Eero. No les voy a desear éxito porque no lo necesitan, ya lo tienen todo y lograron cruzar fronteras. Ahora solo te pido que cuides mucho a The Rasmus-el nudo en mi garganta se intensificó. 

Salí del edificio de Dynasty, pero no con una sensación de inminente derrota, sino como si ya no tuviese una pesada carga sobre mis hombros, como si de ahora en adelante el destino tuviese preparado algo distinto pero conveniente para mí.

Sin olvidar a mis viejos amigos, mis vivencias y experiencias del pasado, ahora desconocía cual sería el rumbo que tomaría mi vida a causa de las consecuencias que dejaría esta decisión no sabía hacia donde iba, pero con certeza estaba seguro de que llegaría y encontraría finalmente lo que queria. 

-------------------(Narrado por Eero)---------------------

Las hojas de los árboles caían, se mezclaban con el viento por un tiempo para luego caer en el suelo formando una capa color terracota como si fuese un papel tapiz. El cielo siempre nublado cubierto por gruesas nubes grisáceas por las cuales apenas podían pasar leves rayos del sol, haciendo que las lluvias y el frio dominasen la ciudad, en fin, el clima típico del otoño nórdico. 
Estacioné mi auto cerca de un famoso parque de Helsinki, donde las personas solían ir al lago a darle de comer a los patos, llevar a los niños a jugar, pasear y relajarse. Aunque por esa época del año no era muy concurrido, sin embargo fui a distraerme un rato y disfrutar un poco de la soledad, tantos viajes, conciertos y entrevistas sin descanso me tenían un poco agobiado, y ese parque era una buena opción de escape. 

Bajé del auto y guardé mis llaves en el bolsillo derecho de mi abrigo beige. Caminé un poco mirando el paisaje, hacia las copas de los árboles e inhalando el aire puro y limpio. Mi di cuenta de cómo algunas personas me miraron con curiosidad al reconocerme, pero solo me limité a sonreírle a una pequeña de 12 años que me señaló un poco emocionada.

Luego de unos minutos de caminata llegué al lago y me senté en una banca frente al lago, saqué una bolsita de crotones de mi abrigo y lancé unos cuantos al lago lo que produjo que varios patos se acercaran para comerlos. 

Mis pensamientos eran vagos, tampoco tenía ganas de pensar en nada pesado y estresante, pero fue inevitable recordar cosas del pasado. Ya habían transcurrido dos años desde que Lauri se fue de la banda, y yo había pasado a ser el nuevo vocalista de The Rasmus. Pauli, Aki y yo acordamos en no integrar a nadie más para evitar problemas y tener que comenzar desde cero enseñando a otra persona que no conociese nuestra dinámica como banda. Tuvimos muchísimo éxito a pesar de los momentos difíciles que pasamos luego de que el que una vez fue mi mejor amigo decidió separarse de nosotros. 

Miré hacia un costado y me extrañé un poco de ver a la ex esposa de Lauri, Paula Vesala caminando alrededor del lago con su hijo de 5 años tomado de su mano. Sentí una mezcla de nostalgia y felicidad al ver a mi sobrino Johannes, porque así siempre lo consideré desde que nació, me impresioné de lo grande que estaba ahora luego de haber pasado dos años sin verlo. La rubia me saludó con una mano y una radiante sonrisa, se aproximaron hasta mi lugar y se sentó a mi lado saludándome con dos besos en la mejilla como de costumbre, luego froté el cabello castaño claro de Johannes.

-Eero! Que sorpresa verte por aquí. ¿Cómo has estado?, wow veo que muy bien. El último álbum fue todo un éxito, ahora siempre que enciendo la tv los veo- me preguntó Paula optimista.

-Gracias Paula, lo mismo puedo decir de ti, me encanta el nuevo material de PMMP. ¿Cómo has estado tú? Tiempo sin verte, debes estar muy ocupada!-sonreí ante el reencuentro. 

-Vaya que sí, ser madre y artista a la vez no es tanda fácil. Si acaso he podido apenas comunicarme con Pauli por sky pero casi siempre están de viaje… La verdad me impresionó mucho la salida de Lauri… Pero no importa, me encanta el nuevo concepto de The Rasmus, extremadamente innovador, uff! Tienes una voz genial! Yo siempre te lo dije-comentó mientras Johannes me observaba ya desde hace rato con extrema curiosidad

-Puedo decir lo mismo de ti Pau-Le dije para luego dirigirme a mi tan querido sobrino, y que por mucho tiempo me hizo falta.-¿y tú cómo estas Johannes?, ¿si te acuerdas de ti, no?-

El pequeño de ojos azulados me miró con suspicacia, pero luego me mostró sus blanquitos dientes en una reconfortante sonrisa-Tu eres mi tío Eero, ¿verdad?- finalmente respondió.

Casi se me sale el corazón de la emoción, ese pequeño siempre fue muy especial para mí. Cuando dejé de verlo apenas podía hablar, y ahora estaba grande y hablando perfectamente como si fuese un adulto. 

-Claro que lo soy Johannes. Es increíble que aun te acuerdes-extendí mis brazos y lo abracé a lo que el respondí de la misma forma. 

-mamá siempre me habla de ustedes. A tío Pauli lo he visto varia veces por sky, algunas veces a tío Aki… y pensé que tú ya me habías olvidado- comentó un poco triste. 

-Claro que no! Es imposible que me olvide de ti, siempre seré tu tío Eero y estaré allí para cuando me necesites. Llámame cuando quieras y te llevaré a jugar o a donde quieras-le sonreí forzadamente al sentirme decepcionado de mí mismo por permitir que la fama me alejara de las personas que realmente importan. 

-Es cierto amor, Eero no te ha olvidado nunca, es solo que tiene mucho trabajo y casi nunca está en Helsinki, tienes que comprenderlo un poco-le explicó su madre. 

-¿Es así como papá? Él también es muy famoso y casi siempre viaja-preguntó con evidente inocencia en sus ojos. 

Paula y yo nos miramos un tanto apenados. –Si amor, es como papá que también trabaja mucho- 
Luego de unos minutos de charla Johannes se alejó una distancia prudencial para jugar con otros niños en el parque. 

-De Lauri solo se lo que veo en los tabloides, al parecer está teniendo mucho éxito en todo el mundo como solista, ¿qué más sabes de él?-no pude evitar preguntarle, tenía mucha curiosidad. 

-Pues siempre estamos en contacto por Johannes. Compró una mansión nueva en Rovaniemi y es allí donde vive ahora, aunque la semana pasada estuvieron aquí para pasar unos días con Johannes- me comentó con la mirada baja y ya no tan contenta como antes. 

-¿estuvieron?-pregunté, aunque sabía muy bien a que se refería Paula. 

-Pues si Eero, él y su novia-trato de evitar los detalles temiendo de herirme. 
Nos miramos por unos segundos fijamente. Tragué hondo y luego miré hacia el lago. 

-Helena-pronunciar su nombre provocaba en mí una oleada de recuerdos.

Ella solo asintió con la cabeza con pesadumbre. Sin embargo me extraño que el nudo en la garganta y la sensación de vértigo que solía sentir cada vez que escuchaba su nombre se había esfumado por completo, ya no estaba nervioso al saber que tanto ella como Lauri eran felices juntos, sino más bien relajado y tranquilo, como si no me importara. 

-Qué extraña es la vida, ¿cierto? Lauri ahora vive con la que en un momento pensé que era la mujer de mi vida y ahora yo soy el vocalista de The Rasmus… Este mundo sí que da vueltas-musité meditabundo. 

-Es como si hubiesen hecho un intercambio de sus cosas más preciadas, ¿no crees?- dijo la rubia. 

-Pues si… parece que tienes bastante razón en eso-le sonreí e hice una pausa al observar que su actitud cambió repentinamente al tocar el tema de Lauri.-¿te incomoda que hablemos de él?

-No, no te preocupes-era innegable que mentía. 

-Discúlpame la intromisión, ¿pero aun él te afecta?-siempre fui muy amigo de Paula y teníamos la suficiente confianza como para preguntarnos cosas tan personales como esas, siempre fuimos muy buenos consejeros. 

-Desde siempre amigo, pero ya he aprendido a sobrellevar las cosas. Poco a poco he entendido que debo rehacer mi vida sin importar los obstáculos, lo hago más que todo por ver feliz a Johannes y estar bien con mi carrera-me dijo dándome a entender que aun sentía algo por Lauri, pero que con el tiempo sus viejas heridas iban curándose. 

-Solo necesitas tiempo, no eres de las que olvida fácilmente. Ya verás que lograras estar mucho mejor sin importar cuantas veces lo veas-le sonreí para hacerla sentir mejor.

-Ojala yo fuese como tú, que supera los problemas con rapidez, por ejemplo, ya tu olvidaste a Helena- me comentó.

-Cierto, pero me costó mucho trabajo hacerlo-

-Pero lo lograste, y ahora estas mucho mejor ahora-

-Tú también lo estas! Mírate estas radiante Paula!-ambos reímos hasta que mi iphone nos interrumpió, era una llamada de Aki diciéndome que debíamos acordar la fecha de una presentación para un programa en Oulu. 

-Debo irme Paula, fue excelente charlar contigo. Estamos en contacto para visitarte a ti y a Johannes- Me despedí de ella.

-Gracias por todo Eero, me hace bien hablar con amigos como tú. También debo irme porque dentro de dos horas debo estar en Ylex y dejaré a Joahnnes con sus abuelos-Fue en busca de su hijo para luego alejarse, no sin antes despedirme de mi sobrino. 

Nuevamente me subí en el auto y emprendí la marcha rumbo a la residencia de Aki. El destino ahora tenía otros planes para nosotros, jugando con nuestras vidas como si fuesen delgados hilos entrelazándose a su antojo, me sentí bien al echar un vistazo a las cosas buenas y dolorosas del pasado y darme cuenta de que pude sobrevivir en un mundo sin Helena. 

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1 comentario:

  1. Me encanto!!! , los dos finales estan muy buenos, pero creo que elegiria el primero solo porque lauri no dejo The Rasmus

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