"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

miércoles, 3 de octubre de 2012

Save Him Once Again -C2-



PARTE II



Este es el fic que hicimos con Aenor, en el cual nos turnamos un cap ella y otro yo.
Este cap lo hice yo.
Lee AQUI la primera parte.
Advertencia este fic es slash (homo).



La avaricia del corazón de Lauri por fin había llegado a su fin, no porque él quisiera, sino por sus actos. Su corazón quería a dos personas pero su mente solo una, lo cual había dejado al descubierto frente a Zahiel, automáticamente sacándola de su vida, pero no así de su corazón; el cual quería mas, mas amor, mas comprensión, mas de  todo.

Zahiel aun no podía dar crédito a lo que sus oídos habían escuchado, por un momento pensó que lo había alucinado pero al ver la reacción de Lauri ante su reclamo, le confirmó que no fueron cosas de ella. Todo este tiempo la había estado traicionando y ¡con  un hombre!, la sola idea de verlos juntos le provocaba nauseas.

Terminó de empacar sus cosas, haciendo caso omiso de las disculpas y suplicas  que Lauri le daba, siguiéndola a todos lados mientras ella recogía sus pertenencias, cosa que no era fácil, porque  sus disculpas  parecían verdaderas, pero ¿como podía ella olvidar el hecho que tal vez estaba enamorado de Aki, persona con la que convivía mas que con ella? ¡Como!?

Y con dolor en su alma, porque en verdad lo amaba, salió de su casa con un solo propósito, sacarlo de su corazón.

-Lo tienes que hacer, él es …gay.- dijo para si misma, mientras terminaba de subir sus cosas al auto.

Lauri la vio partir desde la puerta de su casa, quedándose con un vacio en su corazón, con una sola palabra y todo había cambiado; Aki, el cual estaba en su mente día y noche, trastornándolo, haciéndole decir cosas que no quería, porque amaba y necesitaba estar cerca de Zahiel, pero también de él. Era una sensación nueva, un sabor en su boca desafiante que lo hacia sentir vivo, haciéndolo probar lo prohibido, cuando amaba lo debido.

Dio un portazo tras entrar en su casa, caminó enfurecido consigo mismo hasta la cocina, abrió la puerta de la alacena y sacó una caja de cervezas, sabia que no podía beber alcohol, lo sabia, pero también necesitaba paz en su mente, en su interior y una no le haría nada.  La bebió de un sólo sorbo como si estuviera sediento de días, y cuando la terminó bebió otra, y otra hasta que sin darse cuenta se había bebido todas las botellas.

Caminó tambaleante por el pasillo de paredes de vidrio, hasta llegar a la sala, se sentó de un sólo acto en el sofá cama, sin tener el control de su cuerpo, se recostó en el respaldar con la vista fija en su candelabro de cristal, viendo la perfección de su confección reflexionando porque no todo en la vida era perfecto como los cristales transparentes, porque siempre tenia que haber imperfecciones que destruían la  armonía de… la vida.

Sacó el celular de su bolsillo derecho y apretó el último numero marcado, aguardo en línea mientras contestaban del otro lado, mientras su corazón comenzó a latir velozmente, expectante de la situación, no sabia que decir exactamente, pero si sabia lo que necesitaba.

-Alo?- escuchó del otro lado del celular, se quedó mudo por unos segundos, sin saber si era lo correcto hablar, pero entonces recordó que él ya sabia quien era, y solo estaba retrasando lo inevitable.

-Hola, ¿queee tal Aaaaki?.- dijo arrastrando las palabras, dejando entrever el grado de alcohol en su sistema.

-¿Lauri estas bien?, ¿necesitas algo?, pareces …borracho.- agregó rápidamente el baterista de The Rasmus.

-Si!, no, claro que no, no lo sé, veeeen te necesito.- y colgó. Se llevó el antebrazo a su rostro cubriendo sus ojos, para impedir el inminente mar de lagrimas que estaba a punto de escapar.


Aki sin pensarlo dos veces salió a toda prisa a casa de Lauri, le preocupaba el estado en que le había hablado, claramente había reconocido ese timbre de voz; borracho, como cuando solían emborracharse juntos, después de un show, para disfrutar de la energía vasta que el publico les transmitía, para saciarse de un Lauri desinhibido que jugaba a lo que él le propusiera inclusive a lo prohibido; los besos.

Tal parecía que de ese episodio ocurrido en Alemania solo estaba en la memoria de Aki, pero que había vuelto a resurgir ( ahora sin alcohol de por medio) tras sus últimos besos, como amaba tener para él al Lauri desinhibido de prejuicios, del que dirán, y solo preocupándose por disfrutar del momento.

Pero rápidamente sacó esos pensamientos de su cabeza, sabia que Lauri estaba dividió y que la balanza se inclinaba a favor de Zahiel.

Aceleró a lo que mas le dio su Mercedez, quería llegar cuanto antes al pedido de Lauri, porque nunca sabia si lo volvería a llamar. Desde que se entero que padecía esa enfermedad siempre vivía con el temor de si mañana no lo veria, el mañana, uno que posiblemente Lauri no vería algún día, y eso dolía en su alma, haciéndolo rabiar ante el recuerdo de cuanto él estaba sano y a su lado.

Cerró de un portazo la puerta del carro cuando llegó a estacionarse frente a la imponente casa de su amado. Sabia que tenia que calmar sus emociones, las cuales eran muchas en ese momento. Sus manos sudaban, su mente no dejaba de pensar en el pasado y sus ojos no dejaban de buscar el auto de Zahiel, el cual no miraba por ningún lado de la calle ni en el garaje.

Respiró aliviado al entender que  lo veria a solas, solo para él.

Tocó tres veces y a la cuarta se encontró con el semblante de un Lauri impensado: sonrosado, húmedo, por sus lagrimas, con la mirada apagada y con una sonrisa fingida a modo de saludo.

-Pasa.- dijo haciéndose a un lado para dejarlo pasar. Tras su paso se llevo consigo el aroma profundo de licor que despedia su aliento mezclado con el dulzor de su propia escencia.

“Concéntrate” se dijo Aki a así mismo. Y siguió avanzando hasta llegar a la sala donde estaba la escena del delito. Las botellas estaban tiradas por doquier, los cojines arremolinados en el piso, y pedazos de vidrio de lo que antes fue un vaso esparcidos también.

Rápidamente se apresuro a buscar algo con que recoger los vidrios y evitar un accidente. Para cuando resolvió el problema, se fijó en que Lauri yacía sentado perezosamente en el sofá cama. Caminó hasta él quedándose parado, esperando que elevara la vista y comenzara a darle una razón por el llamado.

Y como si Lauri le leyera la mente, elevó su mirada, una que parecía perdida en un mar de desolación la cual hizo doler el corazón de Aki. –Siéntate, y bebe conmigo, que no muerdo, aunque quieras.- concluyó con una gran risotada que poco a poco se fue apagando.

Aki hizo lo que él le pidió, pero no se sentó  a su lado en el sofá, sino frente a él, en la alfombra sobre sus pantorrillas, como si estuviera en una casa japonesa. –¿Por qué estas en ese estado?, sabes que no debes pero lo haces, ¿Por qué?- dijo con calidez en su voz, y para darle animo de hablar apoyó su mano sobre su rodilla, transmitiéndole su calor.

Lauri lo quedo viendo como si jamás lo hubiera visto antes, perdiéndose en el azul de esos ojos que parecían ser los de un océano; su océano. –¿Y  por qué no hacerlo? –  retiró la mirada de esos ojos que parecían leerlo, recostando su cabeza en el respaldar del sofá, llevando su mirada al candelabro. –Ella se fueeee, ni dejó que le explicaraaaaa que nada….que nada había entre nosotros, que, que ….que … estoy confundidooooo que… que…– no termino de decir lo que sentía, porque las lagrimas que estaban atragantadas en su garganta ahogándolo se lo impidieron, al tiempo que sus ojos se nublaban de lagrimas, impidiendo seguir contemplando la belleza de los cristales.

-Shh, no me expliques nada. – él guardo silencio, mientras acomodaba sus ideas. –Asi que lo descubrió, cuanto lo siento.- no lo sentía, en lo absoluto pero esas eran las palabras que Lauri quería escuchar y él las diría si eso lo hacia feliz.

–¿Sabes lo peoooooor? Que lo único que dije mientras ella estaba en mis brazos fueeeee tu nombre, solo eso tu nombreeeee, y con ello todo se vino abajo, tooooodooooo. – desacomodo la cabeza del respaldar para tener mejor vista del hombre que había sido el responsable de todo. –Tú. – dijo tras morder fuertemente su labio inferior, como castigándose por el significado de sus palabras.

Aki se le rompió el corazón tras escuchar la confesión de Lauri al tiempo que esos ojos verdes nublados de lágrimas, reclamaban en silencio por su dolor, cuando él no único que quería proporcionarle era felicidad.

–Si soy yo el causante de todo esto, ¿¡entonces por qué diablos me has llamado!?- urgió saber él.
El hombre de esos ojos verdes gatunos se quedo sin palabras por un momento, se inclinó un poco para tener oportunidad de acercarlo, y tomar su rostro entre sus manos, mientras seguía tendido en la alfombra a su merced. – La razón no lo sé querido amigo, solo salió tu nombre de mis labios y de mis pensamientos. –
Aki teniéndolo a tan poco distancia pudo maravillarse de su tez blanca aterciopelada que rogaba por ser tocada y mimada con su toque, y así lo hizo, elevó sus manos hasta el rostro de Lauri y con sus pulgares limpió el rastro de las lagrimas que tras llevar  a su boca supo que eran saladas. – Pero yo si sé la razón, porque sin que te des cuenta estoy en tu corazón. – y sin darse la oportunidad de vacilar se abalanzó a sus labios, esos labios que ahora estaban rojo carmesí de tanto que los había estado mordisqueando, un tic que tenia cuando estaba nervioso. Él lo ponía nervioso.

 Aki se dedicó a saborear el labio inferior que destilaba aun alcohol, atormentarlo y haciéndole pagar por la osadía de haberlo estado tentando, pero no lo pudo hacer por mucho tiempo pues el hambre que había despertado en su amigo del alma, se lo impidió arremetiendo contras sus labios con furia y deseo como si se le fuera la vida en ese beso.

Entre jadeos continuaban el vaivén de sus lenguas, percibió el malestar de la posición de Lauri pues su espalda ahora encorvada hacia abajo debería estar matándolo, entonces opto por ponerse de rodillas para darle respiro a su dolor, recostando su pecho en el borde del sofá entre las piernas de Lauri a lo que esté se hizo hacia adelante para aprovechar la nueva postura de su espalda, con lo que no contaba Aki ante este movimiento era con encontrarse con algo jamás pensó llegar a sentir; su virilidad rebosante rozando su pecho, haciéndolo gemir en su boca de la satisfacción que sintió al saber que un simple beso suyo había causado tan subidon de excitación en él.

Se separó al instante para contemplar su semblante cubierto por deseo. Entre jadeos de ambos y lujuria en sus miradas volvieron al ataque de sus bocas con más fuerza que antes.

Aki se deslizo hacia abajo hasta llegar al piso, trayendo consigo aun unidos por sus labios a su nuevo amante. Le quitó la camisa blanca por sobre su cabeza y disfruto de lo que tuvo ante sus ojos: un Lauri despeinado, sonriente, sin lágrimas ni temor en su mirada, solo con el deseo de mas…de lo que el momento le brindaba.

“bendito sea el alcohol”. Pensó Aki mientras besaba la escotadura que yacía al final de su cuello, mientras sus manos vagaban por un cuerpo sin explorar con sus manos antes solo con su vista, pero que ahora lo podía disfrutar no solo con las manos si no con los labios también.

Lauri posiciono sus manos en el botón del pantalón de Aki con una misión en mente; desvestirlo totalmente, la curiosidad ante lo desconocido lo carcomía y lo hacia vibrar y sentir vivo como nunca antes lo estuvo, los besos de Aki de ves en cuanto interrumpían su acción premeditada la cual llevaba mucho esfuerzo, pues tras haber bajado el pantalón se encontró con algo que le era familiar; un pene en asta.

Las ropas de ambos volaron por los aires con urgencia mientras permanecían recostados en el piso de la alfombra de la sala, pendientes de mimarse el uno al otro como si fuera la única cosa que les importara en el mundo en ese momento.

Un ruido ajeno al que sus labios producían ante el contacto mutuo llamó la atención de Aki, deteniéndose en el acto del beso que atormentaba el pecho afeitado de Lauri ahora. – No tienes el valor de continuar tu camino, ah?.- lo retó Lauri sosteniendo su cabeza ladeada con una mano que estaba sostenida por su codo yaciente en la alfombra.

Aki se percato que no era el Lauri sobrio con el que hablaba sino con uno que no sabia lo que decía ni tal vez lo que hacia, pero si lo que su corazón sentía, y sin importarle los detalles de nada, continuó el camino que había empezado en el centro de su pecho hasta llegar mas abajo mas abajo donde se encontró con lo que tanto deseó.

Lauri arqueó su espalda ante su intima caricia, trastornándolo por completo, haciéndolo olvidar por un momento inclusive su nombre.

Entonces Aki se irguió y contempló el rostro satisfecho de Lauri, se recostó a su lado atrayendo su cabeza para cerrar un pacto que en silencio y en miradas se dijeron. Separó sus labios solo un poco para poder hablar – ¿estas seguro de esto?.-

-Siiiiii!!.- gritó Lauri sin pensarlo dos veces.
Obvio que no lo estaba, solo era la mitad de su  conciencia coherente la que hablaba, pero la mitad era algo con lo que él podía vivir, y sin mas se preparo a si mismo para poder recibirle con urgencia ya que él si lo deseaba con locura, y con el doble de entusiasmo que Lauri tal vez.

Tan pronto estuvo listo, le indico que hacer y como hacerlo y sin mas perdida de tiempo, estuvieron unidos en un abrir y cerrar de ojos. Ambos quedaron paralizados experimentando las nuevas sensaciones que producía esa unión íntima entre los dos, y solo cuando el asombro pasó,  la acción empezó.

Exclamaciones de puro placer masculino cubrían la sala por completo, pero no era lo único que se podía escuchar, no muy lejos un gemido de horror los acompañó haciendo detener el ritmo que Lauri llevaba sobre el cuerpo de Aki.

-¡qué abominación!, ¡qué asco!...que …que …-La cara de horror que cubría el rostro de Zahiel, lastimó de sobremanera a Lauri liberándose por completo y de inmediato del cuerpo de Aki, para encarar a su mujer.

-¡No te atrevas acercarte a mi!.- le gritó con fuerza ella, al ver que Lauri se acercaba, - ¡Me da asco el solo hecho de respirar el mismo aire sidoso que expiras de tu cuerpo!.-  y en el acto Lauri se detuvo horrorizado, claramente herido por las palabras que ella dijo, pero ella también se escandalizo de lo que había dicho, llevándose las manos a la boca para tratar de no decir lo que ya había dicho.

Pero ellos no fueron los únicos horrorizados en el acto, Aki también lo hizo y no por las palabras hirientes llenas de dolor que Zahiel profirió  contra Lauri, sino el significado de ellas, porque por un momento, por un maldito momento de pasión olvidó que Lauri tenía VIH.

“Oh mierda”.






*****





Luego del fatídico desastre de la madrugada, cuando Zahiel descubrió ( y hechó a perder todo), Lauri había perdido la noción del tiempo y del espacio, quedándose congelado por la crueldad de las palabras de ella, todos sabían lo que había causado él, pero solo Lauri sabia lo que  realmente sufrió su corazón. Él aun la amaba eso lo sabia Aki, y pudo comprender tal vez una ínfima parte de lo que sufrió, por eso que el descuido de la noche pasara a segundo plano, y solo se concentrara en estar con él, dándole su amor aunque Lauri no lo percibiera.



Zahiel  había vuelto por una única cosa; explicaciones, la ira del momento la había llevado a tomar decisiones apresuradas, que una vez que tuvo la mente serena quiso aclarar, pero nunca pensó que solo había regresado para reafirmar su conclusión y de la peor manera, jamás en su vida podría sacar de su cabeza la escena protagonizada por Aki y Lauri; desnudos, amándose descaradamente en plena sala de la casa, inundándola y trastornándola con sus gemidos de placer que solo repulsión le provocaban, resultando la atrocidad de sus palabras que solo fueron estimuladas por la prevención del momento.





Se odió a si misma tras decir la palabras, oh claro que si, y también lo vio en su mirada, esa mirada gatuna que un segundo antes era de amor, al otro era totalmente diferente, como si con sus palabras hubiera roto todo en él, y en lugar de salir rabiosa por la traición, había salido de la casa destrozada, porque las palabras dichas nadie las podía hacer olvidar, nadie.






Aki no podía culpar a Lauri por el garrafal descuido, ya que él estaba nublado por el alcohol y el deseo a lo desconocido, era su culpa, que por el placer de sentirlo en él se olvidó de su enfermedad omitiendo el detalle del condón, condenándolo tal vez a padecer lo mismo que su amigo. Se giró para contemplar el rostro de la fruta que siempre fue prohibida; Lauri, dormía plácidamente con un semblante relajado, estirado en su totalidad en la alfombra a escasos milímetros suyos, cubriéndolo apenas una sabana de seda negra, que solo
cubría desde el vientre hasta sus pantorrillas, y  pedía por ser retirada por sus manos,  lo quería hacer pero no podía.





****



Lauri despertó tras percibir el aroma de comida, con un fuerte dolor de cabeza y con el recuerdo de lo que la noche había sido; un desastre inolvidable, pero memorable. Buscó su ropa en el piso, se vistió solo con su pantalón y se encamino hacia el desayunador donde Aki ya tenia servido el desayuno, sus miradas se cruzaron y la sostuvieron por mas tiempo de lo normal, como si con una sola mirada pudieran revivir todo en un instante.

-Buenos días- habló primero Aki mostrándole una sonrisa ensoñadora, rompiendo el silencio que reinaba en el lugar, mientras seguía sosteniendo su mirada. Lauri se sentó frente a él dedicándole una sonrisa sin mostrar sus dientes, maravillándose de la nueva sensación que en su interior reinaba; complicidad y algo mas.

No hablaron durante todo el desayuno solo se dedicaban miradas largas, como si ambos hablaran con los ojos.

Aki por su parte tuvo que bloquear de su mente el conocimiento de lo que podría estar experimentando su cuerpo en ese momento; la duplicación del virus, el virus que reinaba en el interior de Lauri y ahora muy probablemente en el suyo.

Ninguno de los dos tocó el tema de su nueva relación si es que tenían una, solo hablaron de lo demás, menos de lo que había pasado en la noche, pero que se notaba en el sonrojo de ambos que lo recordaban a la perfección y que las palabras estaban de mas.



-¿Te vas?- preguntó Lauri desde el lavatrastos cuando vio bajar por las escaleras a un Aki recién bañado y cambiado.

Aki dudó sin saber que decir, le gustó la manera en que Lauri se lo pregunto como si desde ya lo extrañara.

–¿No quieres que me marche?- pregunto con en tono alegre.

-¿La verdad?, nop.-dijo dándose vuelta para encontrar su mirada.
Aki no quería irse, pero tenia cosas que hacer, lugares a donde ir, personas que buscar, para calmar el miedo que se iba incrementando a cada instante y que tenia que ocultar.

Se acercó hasta donde estaba Lauri  y apoyó su cabeza en su hombro deleitándose de la cercanía permitida y de su aroma. – Me voy, pero regresare, si es lo que quieres, porque yo si.-

Lauri se hizo hacia atrás para pegar su cuerpo contra el de Aki, cerrando los ojos habló.- Si, regresa, regresa rapido.- porque sabia que desde el momento que quedara solo pensaría en ella, en Zahiel.




****




Aki salió del hospital mareado tambaleándose por los escalones de la entrada, teniendo que parar su andar para tomar aire y sentarse. Ya estaba hecho el examen, aunque por temor no pidió solo el de VIH, sino un examen general y que ese quedara como uno de rutina, se moría de la vergüenza que alguien mas se enterara que acudió solo por saber ese resultado.

Tal vez, solo tal vez daría negativo pero las probabilidades eran demasiado altas que saliera positivo.

-¿Y si da positivo?, ¿y si muero antes que él?, y si..y si.- dijo al borde de la histeria, sosteniendo su cabeza
con ambas manos, viendo a la lejanía de Helsinki. Nunca se imagino estar en una situación parecida, pero si tenía que pagar el precio por unos meses o años de felicidad con gusto lo haría o eso creía él.

-¡Que vida de mierda será la que llevare!.- susurró mientras se ponía en pie para marcharse del lugar donde dictarían sentencia a su vida.

-¿¡Disculpa!?- una voz femenina le habló desde atrás llamando su atención, haciendo que se volteara para encararla y decirle que se fuera a la mierda por meterse en asuntos que no eran suyos, pero se quedo sin habla cuando la contemplo.

Llevaba un pañuelo color mostaza en su cabeza, amarrado de forma muy profesional y elegante, logrando resaltar su rostro, el cual parecía ser de porcelana que contrastaba con unos carnosos labios rojo carmesí y unos ojos azules que lo miraban con desagrado.

-hmm si?.- preguntó algo confundido Aki sin saber cual era el malestar de la elegantísima chica que ahora ya cuando se deleito de su rostro se fijó en sus ropas las cuales eran negras , tanto su pantalón que era su segunda piel como su blusa holgada que dejaba al descubierto uno de sus hombros.

-No vuelvas a decir que llevas una vida de mierda, pues no lo haces, mírate en un espejo y ve lo sano que estas, en cambio mírame a mi, yo si que llevó una vida de mierda, pero no por eso lo ando diciendo por ahí.- dijo en un tono indignado la chica cosmo.

Y ahí lo entendió él, ella tenía cancer.

-Lo siento, no fue mi intención causarte un malestar por mis palabras, que fueron dichas desde el fondo de mi frustración pues creo…también estar enfermo, pero mucho, mas, grave que tu.- miró lejos, evitando la mirada de la mujer.

-oh…ya veo- se llevó una de sus manos a sus labios carmesí, obviamente no había medido sus palabras y sin querer lo había lastimado. –Disculpa mi mal genio, acabo de terminar mi sesión de quimioterapia. –esperó por alguna respuesta en el rostro de Aki, pero este solo le sonrió tristozo.-Ya sé, para compensar mi osadía, te invito a un café, si?- dijo ella ladeando su cabeza con una sonrisa estampada en sus labios, mostrando sus perfectos dientes.

Aki lo dudó, sabia que tenia y quería volver hacia Lauri, no quería dejarlo solo, pero tampoco podía llegar en su actual estado de animo, no podría fingir aparentar estar bien cuando no se sentía así, saber que podría tener sida solo empeora su estado de animo.-Acepto.- dijo extendiendo su mano hacia ella para presentarse.

-Soy Alen el gusto es mío Aki.-




****




El cielo obscureció ante la mirada pensativa de Lauri, que yacia recostado perezosamente en su silla reclinable, mientras que en su mano sostenía una copa de vino. Tenia que salir, encontrarse con Eero en su casa pero simplemente no tuvo el valor de levantarse de su sillón, parecía que el cuerpo le pesaba una tonelada y el solo hecho en pensar a salir afuera le producía mas pereza.

Aki ya se había tardado mucho,  sentía que tenia el derecho de llamarle y preguntarle donde estaba, pero…entonces recordó la intima noche y dejó aun lado el titubeo y sacó su celular y antes de marcarle se fue directamente al ultimo nombre de su agenda para llamarla, necesitaba oir la voz de Zahiel, la misma voz que lo había llamado sidoso.

Al instante apagó con rabio el celular, no la llamaría ni a ella ni a él, se dijo a si mismo que no necesitaba de ninguno de los dos para estar bien. Se puso en pie, se desnudo en medio de la sala y caminó desnudo hasta el cuarto de baño, tenia que lavar su dolor y sabia que el agua le ayudaría mucho.



****



Aki llegó pasada la medianoche, tras haber perdido la noción del tiempo con Alen, su nueva amiga, la cual lo instruyo muy bien sobre el tema, del cual habló y habló hasta que todas sus dudas se aclararon, no podía hablar de eso con Lauri o le haría sospechar del porque tantas preguntas.

Se quitó la camisa y el pantalón y se metió a la cama, donde un Lauri dormido lo esperaba. Se acomodo a su lado con la intención de observarlo dormir. En muchas ocasiones lo había hecho pero como su amigo no como su amante, y esa era una nueva sensación que le hacia olvidar cualquier problema, inclusive su  enfermedad.



****



Por la mañana Aki apenas y se sentía descansado, había pasado la mayor parte del tiempo chatenado con Alen por su teléfono, sentía que era con la única persona que podía abrirse en esos momentos.

Lauri se unió a él pasadas las 10 de la mañana, muy poco afectivo pero ambos sabían la razón, la noche entera se la había pasado gritando el nombre de Zahiel, atormentando su mente y su corazón.

Sin querer seguir siendo una distracción a su tarde de composición Aki se fue a su casa en busca de mas cosas para seguir pasando los días en casa de Lauri, aun no habían aclarado lo que eran, si es que eran algo mas que amigos.






Lauri vio con asombro como Aki se había mudado prácticamente a su casa, sin siquiera consultárselo, pero le gustó no tener que separarse de él, no en esos momentos cuando no dejaba de pensar en la fatídica noche.

Cuando Aki no se percataba que era observado, le gustaba hacerlo, verlo de diferente manera, no como un amigo si no como algo mas, algo que aun no tenia una etiqueta y ni quería ponerla. Las cosas que  lo que eran, Aki lo amaba y él…lo extrañaba cuando estaba lejos, lo necesitaba cerca, así se sentía cuando él se marchaba a  revisar contratos con Seppo.

Le daba miedo sentir esa necesidad de su cercanía, pero sabia que tenia todo tenia su razón de ser, y no era amor.



****



Aki notaba raro el comportamiento de Lauri, rehusaba de sus caricias, pero cuando Lauri era el que se le antojaba,  le permitía darle cariño, él no se lo negaba, pero no le gustaba que se dieran solo cuando una parte era la que quería, y no las dos.

No habían vuelto a intimar, y si tan solo se lo proponía indirectamente  Lauri al instante cambiaba de tema o ponía de escusa que tenia ideas para letras. Pero lo dejó pasar, además era muy poco tiempo de la nueva etapa de la vida de Lauri, eso tenia que ser, porque si seguían así las cosas solo el fracaso seria el resultado, él no podía llenar la relación con su amor, ocupaba la parte de Lauri, esa parte que parecía tan reacia a querer darla.



***



Los resultados estaban listo, era le día pautado para saber si en verdad  estaba o no enfermo y como era de esperarse apenas y había pegado un ojo en toda la noche. Se alisto para salir hacia el hospital, y por primera vez en todos esos días juntos, no esperó su despertar.

Llegó rápidamente al hospital, subió corriendo las gradas de la entrada y llegó hasta la oficina principal de resultados de exámenes, le indico a la enfermera su numero de expediente y una vez vio el sobre se lo arrebató y salió corriendo. Lo abrió con el corazón palpitándole mas fuerte que de costumbre, recordándole la ultima vez que había latido así, el mismo día que había hecho el amor con Lauri.

Lo leyó o bueno intento leer lo que podía, pero poco le importaban sus linfocitos, o el nivel de sus plaquetas o si tenia bajo el nivel corpuscular de quien sabe que cosa, lo importante era el de VIH que junto a el salió un gran negativo, y sin pensarlo dejo escarpar un grito de jubilo que hizo que varios rostros se diriguieran a él.

Tomó su celular y llamó a la primera persona que quería contárselo.

-Alen?, tengo que verte, esperame en el café de la otra vez, si..si..allá te contare todo.- colgó y por fin desde hace muchos días pudo respirar con tranquilidad, estaba sano, no iba a morir, y no importaba si tenia que contagiar de su amor a Lauri, estaría mas que dispuesto.



****



Aki llegó al café donde sito a Alen para compartir su noticia, ¡no tenia sida!, él aun no podía creer tanta suerte, debía ser un milagro, solo eso podía ser eso. Se puso cómodo en una silla mientras tomaba su capuccino y esperaba por su acompañante. Ahora podía concentrarse en ser feliz y hacer feliz a quien mas amaba; Lauri.

Vio a lo lejos llegar a Alen, se puso en pie y cuando estuvo frente a ella, la abrazo efusivamente, sosteniendo el abrazo por más tiempo de lo normal. Apenas y se conocían pero era con la única que podía hablar de ciertas cosas, que no podía hacerlo con Lauri, quería comentarle sus miedos, sus dudas pero eso solo lo preocuparía mas y no podía hacer eso en el estado actual de su amado.

-¿Porque estas tan feliz?- Alen se sentó frente a Aki, mientras colocaba su celular sobre la mesa. – Digo aparte de que hace poco descubriste el amor de tu vida.- Aki había sentido tanta química con ella que se la habían pasado chatenado por el celular casi todas la noches, mientras Lauri dormía, Alen podría ser la amiga que ocupara el lugar de Lauri, porque él ahora era mas que su amigo.

-Alen, ¡no estoy enfermo!, ¿puedes creerlo?- él esbozo una gran sonrisa en sus labios.- salió negativo, estoy limpio.- elevó sus manos al cielo, celebrando el resultado del examen.

Ella se le quedo viendo pensativamente, aun sin compartir la emoción de Aki, como si no le creyera.- ¿Cuando fue la ultima vez que tuviste un encuentro sexual con esa persona que tanto amas?.- casi susurró ella, para que nadie mas escuchara. Le daba pesar ver la efímera felicidad de su nuevo amigo, sabia que estaba enfermo, tenia que estarlo, pero le enojaba que tan rápido se hubiera contagiado, ambos habían sido unos irresponsables.

Aki vio las pequeñas arrugas que se formaron en su frente, sin saber porque ella le preguntaba eso, ¿Qué tenia que ver?, su celular vibro en su pierna, lo sacó y vio una llamada de Lauri, pero lo dejo así, sin contestarle, lo coloco sobre la mesa y devolvió la mirada a la chica cosmo que hoy vestía totalmente de dorado con una pañoleta y accesorios negros.

-hmm Hace siete días, ¿porqué?- el celular volvió a iluminarse sin hacer ruido, otra llamada de Lauri.

-¿No te lo dijeron?- ella se acerco mas a Aki, para llamar totalmente su atención.-No dará resultado positivo o negativo real, con tan poco tiempo de haber estado con una persona enferma, debes esperar por lo menos 3 semanas Aki.- ella tomó la mano de él entre las suyas cuando vio el dolor que sus palabras habían causado en el chico.

Aki vio nubloso el rostro de Alen, y le costo unos segundos procesar sus palabras, era falso, el resultado no era real, nada lo era.-Entonces, yo…yo- apartó lejos las manos de Alen, mientras cambiaba su mirada a un punto lejano tras la puerta de vidrio.

-Así es Aki, no cuentes este resultado, debes hacerte otro.-su voz sonó afligida, la situación claramente la conmovía.

Aki ya no la podía escuchar, estaba en pie, diciéndose una y otra vez que en verdad tenia sida, y no era culpa de Lauri no, era su culpa, siempre lo fue, y sin mas salió corriendo huyendo de Alen de su verdad.
Alen asustada por la reacción de Aki, trato de seguirlo pero sus tacones le impidieron darle alcance y regresó a su mesa por sus cosas, pero se dio cuenta que el celular de Aki también estaba ahí y con una llamada entrante.

-Alo?.- dijo dudosa sin saber si estaba haciendo lo correcto.

-¿Qué haces tu con el celular de Aki?.- urgió saber Lauri un poco irritado.

-Eh… él lo dejo olvidado, y no pude alcanzarlo para devolvérselo.- lo cual no era totalmente falso.

-¿Quien eres tu?, ¿Cómo te llamas?- su voz sonó mas calmada, pero con cierto tono de arrogancia, pero aun así trató de sonar cordial.

-Alen, una nueva amiga de Aki y …tu?- Alen dudó si era lo correcto preguntarle, hasta ahora no sabia quien era la novia de su amigo, pero por el sonido arrogante y posesivo del chico del otro lado de la línea, dudaba
si era novia o novio lo que Aki realmente tenia.

-Un …amigo.- dijo tras dar un suspiro.- Sabes si se marcho a su casa?

-No lo sé, pero me puedes dar su dirección para darle su celular?.-

-¿Dónde estas?, iré a traer su celular?.- nuevamente el timbre posesivo salía a relucir como si le molestara que alguien mas tuviera el celular de su amigo.

Alen le dio la dirección del café, y tras colgar sintió como si estuviera haciendo lo incorrecto, pero no sabia de que otra forma hacerle llegar el celular a Aki.

 En menos de media hora un hombre de tés blanca, cabello castaño y unos ojos verdes que la miraban penetrantemente estaba frente a ella.

-No pensé que fuera así.- dijo sin mas  Alen, mientras veía al hombre vestido de sudadera verde sentarse frente a ella.

-Como así?, ¿así de atractivo?.- Lauri dejo escapar una risa falsa de sus labios.

-Oh por favor!!, digo, por teléfono sonabas tan arrogante, que te imagine con pelo largo, barba de una semana, mas fornido y porque no, mas alto.- se burlo ella.

-Que tienes contra mi estatura?, pero supere  a lo que tu mente retorcida creo de mi voz no?.- ladeo su labio en una sonrisa que en lugar de parecer casual parecía muy bien practicada.

-Para ser honesta, si, y he de decir que tu sudadera combina con tus ojos.-

-Porque crees que me la puse?, pero no te emociones tanto pequeña, estos ojitos verdes no caen ante chicas Cosmopolitan como tu.-

-Y eso debe ser un insulto?, porque déjame decirte que lo he sentido como un cumplido, has elevado al tope mi autoestima de hoy, gracias.-

Lauri sin poder resistirlo mas, soltó una risotada que hizo llamar la atención de todas las personas del lugar, incluyendo de una que había pasado desapercibida, y que cuando sus ojos se encontraron su risa murió al instante.

-Bien, aquí esta el motivo de nuestro encuentro.- Alen tendió el celular ante Lauri, pero sus ojos no la veian ni a ella ni al celular, sino a un punto lejano tras de ella, se dio la vuelta y se percato que otra chica miraba hacia su dirección pero sin mirarla a ella.

Se giró para volver a mirar a Lauri, y se asusto, no parecía el mismo de hace unos segundos, ahora parecía como si estuviera viendo un fantasma, con sus ojos nublados y como si se muriera por hablar.

-Hola.- una chica de ojos violeta, se paró frente a ellos, sin dejar de mirar a Lauri, la chica parecía tan conmocionada como Lauri.

-Hola.- Alen se asusto del timbre de voz que él uso hacia con ella, era como si le doliera hablar. –Como te va?- como si cada palabra que era dirigida hacia ella cortara su garganta al ser pronunciada.

-No tan bien como a ti.- en ese momento le dedico una mirada rabiosa hacia Alen.-  No pensé que cambiaras tan rápido a tu novio.- el veneno en la voz de la chica fue mas que evidente, pero no solo eso, si no el hecho de confirmar las sospechas de Alen, Lauri si era el novio de Aki.

Lauri se quedo sin habla la escucharla hablar, obviamente estaba celosa de la situación, y un poco molesta pero el odio que sintió vibrar por sus palabras fue inexplicable, no entendía como una persona decía amarlo tanto y ahora…actuar como lo hacia.

-Si solo eso querías preguntarme, puedes marcharte, ya lo has hecho.- él la miro detenidamente, sin apartarle la vista de sus hermosos ojos violeta, ojos únicos que la hacían incomparable, hasta ahora, o mejor dicho hasta que él la había roto, porque sabia que su cambio repentino era por su culpa, esa no era la dulce Zahiel que conoció de la cual se enamoro y la cual amara para toda su vida, y solo ahí lo entendió, nunca dejaría de amarla, aunque Aki intentara reemplazarla, jamás lo lograría.

Quiso ponerse de pie, abrazarla pedirle perdón, pero se contuvo, no por él sino por ella, su mirada, eso lo evito. Lo veía como si fuera el peor hombre de todos, como si hubiera mansillado su honor, bueno al menos solo había roto su corazón.

“solo eso” pensó tristemente él.

Alen observó el tic en el labio inferior de la chica, la cual no dejaba de ver a Lauri como si con una sola mirada le pudiera gritar, hasta vidriosos los tenia, pero no parecían estarlo de cólera, sino mas bien como si se debatiera en alejarse o abrazarle. “Que tiene Lauri que todos lo quieren?”.

-Si, espero que la próxima vez que te vea, sea la ultima.- y dicho esto se dio la vuelta y se marcho del lugar, dejando tras de si, con sus palabras una profunda verdad en ellas, ella deseaba su muerte o eso entendió Alen.

El amor de su vida se miró nublosa en sus ojos verdes, aun seguía procesando sus palabras, era mas que obvio que no lo quería ver, pero…desearle la muerte?, eso solo consiguió sangrar mas la herida de su corazón.

Quería desaparecer del lugar, y buscarla hacerla cambiar de opinión, porque esa no era Zahiel, no era ella, pero era en lo que se había transformado.

-¿Estas bien?, ¿quieres que te pida un té?- la voz de Alen le llegó lejana, había olvidado por completo que ella estaba junto a él, y solo cuando  se enfoco en los ojos azules que querían igualar su pesar, se dio cuenta que estaba a punto de llorar.

Pero como pudo se trago su dolor, no quería dar lastima no a una mujer.-Si, estoy bien.- pero ni él mismo creyó sus palabras, sonaron tan quebradas que delato aun mas los deseos de romper en llanto.- Será mejor que me marche.- rápidamente se puso en pie y miró lejos sin parpadear para evitar que sus húmedos ojos dejaran escapar sus traicioneras lagrimas.

Pero Alen tomó el borde de su chaqueta negra y lo retuvo.- No estas bien, siéntate, deja pasar el dolor del momento y márchate cuando estés mejor, él no soportara verte así.-
Al instante Lauri supo que se refería a Aki, ella lo sabia, y eso lo alarmo, ella conocía su secreto, su mas oscuro secreto. Se volvió a sentar en la silla y vio fijamente sus manos sobre la mesa, se rehusaba a verla  los ojos.

-¿Qué sabes tu de él?.- urgió saber.

-Tan solo conjeturas, pero no estoy aquí para juzgar a ninguno de los dos, no tuviste la culpa de con….-el celular de Aki interrumpió su discurso. Lauri lo tomó y vio el numero de la casa de Aki, sin pensarlo lo tomó y contesto.

Alen se asusto de si misma, estuvo a punto de decirle de la enfermedad de Aki cuando ni el mismo sabia si la tenia –tenia que tenerla- y verlo ahora hablar con él, le hizo dar gracias al destino por haberla interrumpido, apunto de cometer una estupidez estuvo.

Lauri colgó, se puso en pie listo para marcharse.- Me tengo que ir, Aki esta…- su voz se apago, pero primero lo habían hecho sus ojos, para luego derrumbarse completamente sobre la mesa como si fuera peso muerto.



****



Lauri abrió sus ojos y lo primero que vio fue un par de ojos azules que lo miraban fijamente, cerro sus pesados parpados y cuando los abrió eran violeta, poco dispuesto a creer lo que su pobre mente le indicaba, volvió abrirlos y ahí estaban los azules.

-Por fin despiertas.- la voz femenina que apenas y conocía le habló. Se intento acomodar sobre la cama, pero todo el cuerpo le pesaba demasiado. -Shh no te muevas, estas débil.- le susurró Alen al oído.

-¿Qué me paso?.- se obligo a si mismo hablar.

Alen le explico lo ocurrido tras su desmayo, llevándolo al hospital mas cercano, donde se encontraban, al parecer los medicamentos ya no le estaban haciendo efecto, pero su carga viral aun era baja, y no presentaba el síndrome de inmunodeficiencia.

-No Alen, no es eso, es que…- Lauri cerró sus ojos, se sentía muy cansado para seguir manteniéndolos abiertos.- No he tomado…. los medicamentos, desde hace…. algunos días.- dijo con esfuerzo, apenas y podía hablar sin cansarse.- Eso… tiene que ser..-concluyó.

-Oh mi dios bendito!! Claro que es por eso!!, ¿en que estabas pensando? ¿En matarte?.- lo regañó ella.

-No estaba pensando, solo quería…olvidar.-

“olvidarla” pensó Alen, a la chica de los ojos violeta, y Aki había sido su paño de lágrimas, usándolo y dañándolo. –Pues deberías de comenzar en pensar no solo en ti, sino en las personas que te quieren, y en el daño que les puedes causar por tus tonterías.- no sabia de donde había sacado el valor para hablarle así casi a un desconocido, pero de alguna forma entendía su situación y solo quería abrirle los ojos.

Lauri no pudo  responder a su reclamo, el sueño lo venció sin poder darle lucha, y decirle que jamás heriría a Aki, porque de alguna forma sabia que se refería a él. Él tal vez no era el amor de su vida, pero era alguien al que quería mucho y antes preferiría morirse que verlo sufrir por su causa.





****



Aki estaba preocupado, ya había pasado mucho tiempo desde la supuesta llegada de Lauri, prácticamente estaba haciendo un agujero en la sala de su casa, de dar tantas vueltas por verlo llegar al umbral de la puerta y contarle la verdad, pero estaba retrasado, muy retrasado, volvió a llamar a su celular y sonó apagado, llamó al propio, que aun no sabia como lo tenia él, y sonó sin que nadie lo contestara, eso lo alarmó mas, pero en el fondo le dio mas tiempo para meditar sus palabras. Tenía que decirle que estaba enfermo, era obvio, no hacia falta hacer el examen, el cual obviamente repetiría, porque debía estar contagiado, y sin saber a quien llamar le marco a Alen.



****



Alen colgó tras recibir la llamada de Aki, y aun no podía creer que le había mentido, o bueno evitando contar los hechos, a petición de Lauri que con el repique había despertado. Se sentía mal negarle la posibilidad de tranquilizarlo porque lo había escuchado desesperado, no por dar a entender que era de Lauri de quien hablaba sino, solo por su celular.

Lauri no quería lidiar con la preocupación de Aki, suficientes dolores de cabeza le había dado ya, para agregar otro. Lo único que quería era volver a casa, seguir al pie de la letra el régimen de pastillas y olvidarse del fatídico día.

Exigió su alta medica, alegando descuido al no tomarse las pastillas y que eso era todo. Salió bajo su responsabilidad y la de Alen qué se presto a su juego y se marcharon con rumbo a casa de Lauri.
Una vez llegaron a su casa, Alen lo acompaño hasta dentro de está, para estabilizarlo porque aun estaba muy débil, le dejo frente a él las nuevas pastillas y seguidamente se marcho, sintiéndose mal por dejarlo solo, pero era lo que él le había pedido, y así lo hizo.



****





Aki alarmado por el timbre de voz de Lauri que lo pedía en su auxilio, salió disparado de su casa, pensando lo peor de lo peor, con miedo a no encontrarlo con vida al llegar a su casa.

Cuando llegó y lo vio con su sonrisa forzada, su corazón dejo de hacerle carrera por trata de salírsele del pecho. Se acerco lentamente hacia él, sabiendo que algo pasaba, no estaba así por la mañana, la última vez que lo había visto.

-Antes que digas nada, estoy bien, solo tuve un contratiempo por no tomarme las pastillas, pero estoy bien, ¿podemos no hablar de eso?- casi le rogó con la mirada.- Solo siéntate a mi lado y cuéntame lo que querías hablar conmigo esta tarde.-

Aki se quedo mudo, se sentó a su lado recostando su cabeza sobre su hombro, dejando que el silencio y el frio de la noche los cubriera. No podía hablar, no podía agobiarlo con su enfermedad, suficiente con la propia, además sabia que se culparía, ambos sabían que él tenia la enfermedad, pero al final del día solo era culpa de Aki.

-Sabes, si no te hubiera besado, si no me hubiera metido en tu cabeza, ahora estarías con ella, y no conmigo, no en el estado que estas.- Aki sin poder parar, dejo salir lo que realmente pensaba.- Creo que todo esto es y será un error.-

Lauri no dijo nada, quería decirle que no era un error, pero no pudo negar sus palabras, en el fondo sabia que era  erróneo lo que estaba pasando.

-Creo…creo lo mejor será que regrese a mi casa.- Aki no podía seguir a su lado, no cuando él no negó sus palabras, dándole a entender que si era un error su unión.

Lauri lo vio ponerse en pie, sin dirigirle la mirada, sabia que su silencio lo había lastimado, pero no se podía comparar con la herida que su corazón tenia, al menos compartiría su dolor, un poco.-No quiero que te vallas, pero…- se puso en pie y lo detuvo tocando su hombro, se acerco y posiciono su barbilla ahí. -…pero es lo mejor, creo que mi presencia solo te lastima, y perdón por haberte llamado y actuar como lo estoy haciendo, no es mi intención pero es lo que tengo para dar en estos momentos, vete Aki, tan solo vete.- dijo casi en un susurro, terminando con un beso en la base de su cuello.

La confesión de esas palabras le dolieron mas que saber que estaba enfermo, no podía creer lo que le Lauri le había dicho, o mejor dicho lo que no pronunciaron sus labios. Él no lo quería, solo había sido la emoción de lo prohibido, o si no, no le hubiera dicho que se marchara como si fuera su mascota y no su amante.

Aki cerró tras de si la puerta principal jurándose a si mismo no volver a caer en los jueguitos de Lauri, porque estaba bien cuando él lo quería ver, a la hora que fuera, pero si era al contrario… simplemente lo corría de su casa.

-Quería estar contigo, esta noche, quería, yo quería, pero tu no.-



****


Lauri sabia que necesitaba enmendar un error, o su carrera se destruiría, tomó su celular y le mando un mensaje de texto a Alen, pidiéndole reunirse, a lo que ella acepto de inmediato.
-O no tiene nada que hacer o es una desesperada.-






Llegó antes que ella y como de costumbre traía un pañuelo en su cabeza de color verde, como el color de sus ojos, no pudo evitar sonreír por la coincidencia. Se puso en pie cuando estuvo frente a ella, sonriéndole amistosamente.

-Hola, otra vez.- dijo Alen sentándose en la silla, que Lauri atentamente había sacado para ella.

-Me alegro que aceptaras venir a mi llamado.- sabía que vendría, pero nunca espero sentirse emocionado por verla llegar.

-¿Qué es para?, te noto muy atento como si algo quisieras, no es así?.- Alen podía leerlo a la perfección, este no era el Lauri que recordaba, era uno totalmente diferente.

-Es sobre nosotros, lo mío con Aki, sé que lo sabes, solo te pido que no digas nada, además solo fue un error.- Lauri lo dijo tan natural que parecía verdad, lo que hizo enojar a Alen.

-Así que solo un error.- sintió que estaba a un segundo de perder la compostura, como ese grandísimo idiota se pone a pensar que fue un error?, pensó ella. –Un estúpido error.- repitió.

-Si, eso, nada mas, así que por favor, no lo repitas por ahí, si?.- dijo Lauri ladeando su cabeza, dedicándole una mirada seductora, la cual le causo repulsión a la chica de la pañoleta verde.

-Eres patético, tú vienes y me dices que lo tuyo con Aki es un error, mientras él viene y me dice que es amor, pobrecito de Aki, solo lo estas usando y dañándolo como no tienes una idea.-

-No necesito que me digas cosas que ya sé, pero no diré nada para calmar tu pobre corazón, lo que pase entre Aki y yo es cosa mía, no tienes no voz ni voto.-

-No la tengo, pero deberías antes, pensar un poco en él, o lo llevaras a un abismo sin salida.- ella se puso en pie, no queriendo seguir con una conversación que no tenia caso seguir manteniendo.-

-¡Espera!- el gritó de Lauri la detuvo, sin poder dar un nuevo paso, se giró y se sorprendió de ver esa mirada tan iracunda. –Que quisiste decir?, él esta bien, y no lo llevare a ninguna abismo porque antes de que llegué ya lo abre alejado de mi.-

-Idiota!,  él te ama, y tu ya pensando en desacerté de él, pero no corras, que no hará falta que hagas nada, pues ya lo has hecho.- dio media vuelta con la firme convicción de marcharse, pero entonces sintió que él la jaló de su velo, quedando al descubierto se cabeza con escaso pelo rubio de apenas dos centímetro  de largo.

Lauri se enmudeció cuando descubrió lo que escondía debajo del velo, estaba enferma.- Estas …?- no pudo terminar de decir la frase, ella lo dijo por él.

-Tengo cancer.- dijo con ojos llorosos, pero con el valor suficiente para decir lo que realmente sentía en ese momento.- y voy a morir, no sé cuando, pero algún día de estos tal vez, a lo mejor antes que Aki.-

-Yo…yo, no quise quitarte el velo, lo siento… pero ¿Qué quieres decir con Aki?.-el velo pendía aun de sus dedos, deleitándose de la textura de este, pero mas porque sabia que si lo llevaba a su nariz podría oler su aroma.

-Ponte a pensar un poco, y deja de pensar solo en ti, en lo que te beneficia solo a ti, deja de ser tan egoísta, y piensa en las personas que están a tu alrededor, que un buen día podrían desaparecer frente a tus ojos.- dio media vuelta y salió corriendo, pero tras de ella, sintió los pasos de Lauri que la detuvo frente a la puerta del café.

-¿¡Que diablos pasa con Aki!?- Lauri la arrinconó contra la puerta de vidrio apretándola fuertemente de ambos brazos.- Dime.-rogó.

-Eres un egoísta que no ve mas allá de tus narices, Aki se contagio la noche que lo hicieron, ¡idiota!.-
Al instante la presión que él ejercía sobre sus brazos de desvaneció, como si no tuviera la suficiente fuerza para seguir reteniéndola.-Eso es…imposible, nos protegimos.- dijo casi en susurro.-

Ella lo miró fríamente a los ojos.- ¿Estas completamente seguro?.-


-No …no recuerdo.-dijo viendo hacia la nada, completamente anonadado y trastornado por la noticia.



****




Lauri llegó a su casa, sin saber como lo había hecho, tal vez en modo automático, porque su cabeza no paraba de pensar en esa noche, donde había unido su cuerpo al de Aki, y no recordaba si se había puesto el maldito condón.

-Como diantres lo voy a recordar!! Como!!!- gritó aventando la llaves al piso.

Caminó iracundo hasta la alacena, por busca de algo que beber, quería alcohol. Tomó la primera botella, la miró detenidamente y recordó que esa noche había estado tan tomado que no podía recordar ciertos detalles, y sin pensarlo aventó lejos la botella transparente de vodka haciéndose pedazos al instante del impacto.

-¡¡Aki,  que te he hecho!!..- gritó  hacia el cielo con los puños cerrados golpeando fuertemente el piso que yacía bajo sus rodillas.

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