"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

sábado, 22 de septiembre de 2012

Oblivion -C30-

Hola!! Otro cap de Oblivion...!!!
@Angie...no tengo la direccion de tu blog O.O






CAPITULO VIII


Lauri quedo estupefacto de la pronunciación de su nombre por los labios de Liz, dándole a entender que le reconocía del acto bélico que le había llevado hacer Gia. Pero eso no era lo mas importante le recordó  su mente, ahora mismo en la planta superior yacía el cuerpo sin vida de la que  una vez fue el amor de su vida.

Le costo unos segundos percatarse que Liz ya no estaba al pie de las escaleras, por un momento se había perdido en los recuerdos vividos con Helena, y ahora ella se disponía a marcharse, sin siquiera escuchar una explicación por su parte.

-Liz!! Espera.- él intento descender los escalones faltantes, pero descubrió que no era capaz, sus piernas las sentía débiles, y sus manos  no de dejaban de temblarle, tal como lo estaba empezando hacer todo su cuerpo.-No…me dejes- le imploró con una voz quebradiza. Acto seguido se desplomó  en la quinta grada, quedando sentado, con la cabeza baja.

Liz, se giró ante el sonido implorante y angustiosos de la voz de Lauri, y recordó que alguien había gritado adoloridamente, y vio sus manos temblorosas llenas de sangre, e inclusive su rostro estaba igual, y lo olvido todo, lo único que ocupaba su mente ahora, era saber que Lauri podría estar herido.

Se apresuro y llegó hasta donde él, posicionándose una grada mas abajo, agachándose frente a él, tomando su rostro entre sus manos para poder observarlo mejor.

-Lauri, ¿¡qué es lo que paso!?.- le dijo mirándolo fijamente al rostro, pero él ante el levantamiento por ella de su rostro, cerró sus ojos, tratándole de ocultar el dolor que sentía, pero que estaba impreso en sus rostro, sus cejas contraídas, formando un ceño entre ellas, sus labios en un puchero medio temblando por la contención de su llanto, en su frente arrugas formadas por esos músculos que le estaban tratando de contener su desplome facial.

-Mírame, y dime lo que sea, aquí estoy Lauri,-sus voz bajó un decibel. Verlo con el rostro adolorido transmitiéndole su dolor, solo la hacia querer llorar por él, liberar las lagrimas que él se negaba a dejar ir.-   No te dejare solo, pero háblame, dime algo, lo que sea!!.- le suplico.

-Yo…yo… Liz…. Ella.-dijo en una voz temblorosa cubierta por la tristeza y el dolor.- Ella….yo…. no se que paso…. No …sé.-musitó nerviosamente.

Liz notó como se le arrugaban mas sus ojos, tratando a toda costa de mantenerlos cerrados, su mentón fruncido, y su entreceja también.

-No me dices nada Lauri… por favor, así no puedo ayudarte.- le dolía verlo tan mal, tan vulnerable. Acaricio sus parpados cerrados para que ya no los arrugara tanto, y dándole alivio para que los abriera.

-Ella… se..seesseee…seeee.seee- no podía decirlo en voz alta, en ese instante de traer nuevamente lo que había pasado tan solo unos cuantos minutos, que Helena estaba muerta, solo hizo acrecentar su temblor, que ahora era generalizado por todo su cuerpo.

-Lauri, me estas matando de la angustia!- musitó ella implorante.
Como veía que no podía hablar, se inco frente a él, atrayendo su cabeza  a su pecho abrazándolo. Él  no perdió el tiempo y la abrazo también apretándose a ella fuertemente, como tratando de que no se fuera.

-Por favor, ¿dime que es lo que te pasa?.- rogó nuevamente Liz.-¿Estas herido?

-Ella… ella..ella…see..sesesesee….seeses- su voz quedo ahogada, tras dejar escapar un grito quedo, casi  inaudible para Liz. En el refugio que su pecho que le brindaba nuevamente, tal como lo había hecho en la cárcel, dejo descargar las lagrimas que llevaba conteniendo por mucho
tiempo.

Ella sintió la humedad a través del cuero del disfraz, e inclusive su abrazo se hacia mas y mas apretado contra ella, pero no le importo, sabia que por fin él se estaba desahogando y que no quería que lo viese llorar.

-No pasa nada, desahógate.-le susurro mientras acariciaba su cabeza en movimientos descendente, como si fuera su niño lastimado.

Él seguía liberando las gotas saladas de sus ojos, y sus espasmos musculares iban disminuyendo al mismo tiempo. Se alejó un poco de ella, y elevo su rostro para contemplarla, solo su Liz podía consolarlo en este momento y no dejarlo solo.

-Gracias.-dijo limpiándose sus lágrimas con el dorso de su mano, pero que Liz rápidamente quitó, para sustituirlas por las suyas propias y ayudarlo en esa labor.

-No tienes que agradecerme Lauri, y ¿dime que es lo que te tiene tan mal?.- ella continuo limpiando su rostro, que ya estaba casi seco, pero ante la mención del problema vio como se le llenaron de agua sus ojos rápidamente como si hubiese tocado un interruptor, y verlas descender nuevamente por sus mejillas segundo después.-No!! No!!, Lauri no llores mas!-se apresuro a decir ella.- Me lastima verte así, no llores mas por favor.

Pero él no podía controlar ahora sus lagrimas, una vez las había liberado, él solo hecho de recordar que Helena estaba muerta, que Eero había perdido a su esposa, a su amada, y que la ultima persona que había visto era él, que a él era el ultimo que había besado, lo desgarraba por dentro.

-Helena…-él cerró sus ojos, inhalo fuertemente y por fin lo logro decir.-….esta muerta.
Liz no supo que decir, inclusive por unos segundos dejo de respirar ante la noticia, sabia que Helena era la esposa de Eero, pero no entendía la relación de Lauri con ella, para que este estuviese sufriendo de tal manera. Se fijo nuevamente en la sangre, y comprendió que era la de ella, pero…¿como?- Eso no es posible, si la acabo de ver hace  unos momento.-

Él negó con su cabeza, que aun era sostenida por las manos de Liz.-Ella…esta…arriba…- señalo con su mano.- En la alfombra…en su cuarto… muerta.-dijo tristozo cerrando sus ojos y con ello trayendo un aluvión de lagrimas.

A Liz se le partía en corazón verlo sufrir de esa manera, no entendía el porque de su sufrimiento pero quería aliviarlo.

-No te hace bien decir lo que le paso, lo mejor será que te asees un poco antes de…-guardo silencio, y no necesito que dijera la otra frase, ambos sabían que debían de darle la noticia a su esposo.

Lauri se volvió a abrazar al pecho de Liz, apretándola, y captando su ternura y comprensión. Ella lo ayudó a ponerse en pie, rodeándolo por la cintura y subiendo los escalones.

En la tranquilidad de su habitación, ella lo sentó en el borde de la cama, busco su mirada pero él estaba cabizbajo, le ayudo a quitarse el saco ensangrentado, cosa que le fue fácil, él estaba como en transe, hacia todo lo que ella le pedía, actuaba como una marioneta. Luego le ayudo a quitarse la camisa, dejándolo con el torso al descubierto.

Liz se agacho para encontrar su mirada tristoza e húmeda.-Tienes que limpiarte, no te pueden ver así, y no entiendo porque estas sufriendo tanto, pero te quiero comprender, ¿ellos entenderán el porque de tu sufrimiento?, porque yo no lo hago.-

Lauri solo negó con su cabeza, elevando su rostro lejos del escudriño de ella, respirando fuertemente, como si estuviese cansado.

Lo ayudó aponerse en pie, y lo llevó al cuarto de baño lujoso, ahí lo acompaño a la ducha sin puertas, pero antes le había quitado el pantalón, solo dejándolo en su bóxer negro.-Lo mejor es que te des un baño para limpiar la sangre, y calmes tu mente, voy a estar acá afuera.-concluyó, con una sonrisa media en sus labios.

Claramente no se iba a quedar viendo como se bañaba, suficiente con tenerlo semidesnudo como para querer verlo ahí sufriendo como Dios lo mando al mundo.

En la puerta lista para salir estaba cuando Lauri la llamó deteniendo su paso, su voz melancólica
y angustiosa.-No te… vallas Liz, no quiero …estar solo.- ella se giró y se fijo en su mirada, que por fin le mostraba sus ojos verdes. Y no se pudo negar, dio media vuelta y se sentó en la tasa del inodoro, sintiéndose un poco nerviosa, lo cual no paso desapercibido por Lauri que sonrió.

-Ven- le dijo él extendiendo su mano izquierda.

Liz no sabia que hacer, una cosa era ser espectadora y otra muy diferente la gozadora.
No seas  mal pensada… él esta mal,  no quiere bañarse solo-pensó Liz, antes de ponerse en pie, y tomar su mano.

Él entrelazo sus dedos y la acerco a él, abrazandola enterrando su cara en su cuello, inhalando su aroma, sintiéndola cerca, escuchando su corazón, saber que estaba viva, lo necesita saber, a cada  momento, porque no sabia lo que podría pasar en los próximos momentos, tal y como había sucedido con …Helena.

Ante el recuerdo de su muerte estrepitosa no pudo evitar dejar rodar unas lagrimas, que estaba seguro Liz había sentido por su repentino estremecimiento y su abrazo mas fuerte, como diciéndole que todo estaba bien, que ella estaba ahí para consolarlo para darle su hombro y que se desahogara.

Liz sentía su corazón latir apresuradamente, pero no solo eso, si no también el sollozo quedo de su garganta, la humedad en su cuello de sus ojos, el aroma que desprendía su torso desnudo prendiendo a ella como una segunda piel, sentía una atmosfera de tranquilidad a su alrededor, hasta que el choro salió abruptamente de la llave, haciéndola gritar fuertemente.

-Lo siento-murmuro en su cuello.-No me quiero bañar solo.-

Y ahí lo entendió.  No quería estar solo, pero no lo podía decir en voz alta, ella sonrió para si, y se separo de él, viéndolo fijamente a los ojos, sin decirle nada, solo dándole a entender que ahí estaba para él, que no se iria a ningún lado, que si la necesitaba ahí, mojándose, ahí se quedaría.

Se puso en puntillas y lo besó.

Lauri agradeció su gesto, no sabia qué lo que estaba haciendo era mucho mas de lo que se hubiese imaginado, sabia que no  merecía su ternura ni su comprensión, luego de haberlo visto con Gia, pero ya habría tiempo para explicarle después.

-Liz, no me siento bien.-le dijo de pronto rompiendo la atmosfera.- antes… tomé algo, no se que era…pero siento que …- no termino la frase, por el desplomo abrupto que tuvo sobre el cuerpo de ella.

Liz rápidamente fue vencida por el peso corporal de Lauri haciéndola caer en el piso del baño sin saber que hacer.




La fiesta ya había terminado pero los chicos seguían bailando un poco borrachos, todos menos Eero, que extrañaba de sobremanera a su esposa, llevaba tiempo que se había ausentado de la fiesta, y la comprendía, había sido una  larga jornada de algarabía.

Quería volver a la casita, pero tampoco quería dejar a Pauli, ,Aki, Paula y Juliuan solos, pero ansiaba volver, estar con ella, además hoy se habían disgustados y no le había pedido disculpas aun, en la fiesta aún pudo notar su desconcierto pero aparentó frente a los demás que nada pasaba, cuando sí pasaba algo, y todo por su culpa, ¿qué le pasaba?, una noche sin intimación no era para tanto…pero sabia que no era eso lo que lo había molestado en primer lugar, si no su mentira, sabia que no estaba en su periodo.

-Ya es tarde, será mejor que nos marchemos, si no mañana no nos levantaremos en todo el dia.- los otros lo quedaron viendo con cara de pocos amigos, pero a regañadientes aceptaron, Julian que ya no aguantaba el sueño pero por estar jugando con las mascaras en el suelo, se había subido a  los brazos de Aki para una siesta momentánea antes de llegar a la comodidad de su cama.

 Al llegar a la casa, había un silencio sepulcral, lo mas seguro es que todos estuviesen dormidos, tenia entendido que la amiga de Paula se quedaría a dormir al igual que Lauri. Eero se despidió de todos y se encamino a su recamara.

Abrió la puerta y lo primero que busco fue a su esposa sobre la cama, pero no estaba ahí. Cerró tras de si y avanzó, ocupaba desesperadamente quitarse el condenado disfraz de oso que lo estaba asfixiando, cuando sintió algo húmedo en su pie, agacho la cabeza y vio que era sangre, volteo la cabeza al otro extremo de la cama y ahí tendida boca arriba estaba su esposa, en su propia charco de sangre, con los ojos abiertos en una mueca de dolor.

A Eero le tomó varios segundos procesar lo que acababa de ver, y cuando salió de su estupor mental, dio un alarido angustioso.

Pauli fue el primero que llegó corriendo hasta su cuarto, y cuando vio lo que pasaba no lo podía creer. Helena tendida en la cama, ensangrentada con un Eero casi sobre ella dándole masaje cardiovascular constantemente, sin descanso, y rápido.

Eero sintió la presencia de su amigo, y le vocifero que lo ayudara, que trajera el botiquín, que llamara a una ambulancia, pero notó que él no se movía, seguía estático ahí, sin hacer nada de lo que le estaba pidiendo.-Pauli!! No te quedes ahí parado, has algo!!, trae algo para parar la hemorragia, MUEVETE!!.- musitó Eero con una voz plagada del terror, mientras repetía el RCP constante, y sin descanso.

-Eero, no hay nada que  hacer, no lo vez, esta casi azul, ….sin vida.-musito Pauli sin dejar de ver el cuerpo.

-Y un carajo!! Me oyes?.... ella esta viva, ella no me puede dejar, so.solo necesita oxigeno, si eso es, hay que…que….que darle mas oxigeno, abre las ventanas!, rápido Pauli!,  siento su corazón que quiere volver a latir, apresúrate!, ella no quiere dejar este mundo.-dijo jadeando, la maniobra forzada y constante sobre el pecho de Helena lo tenia exhausto.-Pauli…date prisa, o se nos va, por favor…-dijo con la voz quebrada implorándole. Ahora los movimientos los hacia mas lentos.-abre las …ventanas.-jadeó lloroso.-Ella… quiere… oxigeno.-dijo con la voz mas ronca, y cubierta por las emociones.-No lo vez?, ella… esta sufriendo… sin el …oxigeno.-dijo casi en un susurro, estaba muy cansado, su respiración era ahora muy superficial como si hubiese corrido una gran maratón.


Volvió a ver a Pauli a los ojos, y observo que él le hizo un movimiento negativo con su cabeza, dándolo a entender que ya no había mas que hacer.

Sus ojos se nublaron por las lagrimas que se estaban acumulando.-No Pauli, ella esta bien, solo necesita… respirar, ¿no vez su rostro?, ella quiere aire, lo …necesita…por favor, Pauli…ve … y .-su voz se quebró y no  pudo decir la otra palabra, por lo que se lo indico con la mano.

Pauli no le hizo caso, sabia que no necesitaba aire, era demasiado tarde, ya no se podía hacer nada, pero Eero no lo quería entender, se negaba a creer que había perdido a su esposa.

Al ver la renuencia de su amigo de no hacer lo que le indicaba se bajo de la cama y se dispuso a caminar hacia la ventana mas cercana, estaba terco con hacer eso, pero no llegó, a medio camino sus piernas le fallaron, derrumbándolo físicamente. Contemplo sus manos y vio la sangre en ellas, volteo su cabeza y miro tendida en la cama a su esposa, luego buscó con su mirada a Pauli y este los cerró.

-No Pauli… ella..ella.. no esta muerta…solo esta…dormida, y quiere oxigeno.-sus ojos estaban a punto de desbordar el agua contenida, su voz quebrada, angustiosa y suplicante eran los delatores de su condición, sintió llegar corriendo a Paula, y cuando la volvió a ver, y escuchar el grito, no pudo contenerse mas.

Llevó sus manos al rostro cubriéndolo, tapando su dolor, su grito ahogado, y lo mas importante sus lágrimas, las lágrimas que estaba derramando por ella, su mujer, su vida, su amor, y que justamente hoy, en ningún momento le había dicho cuanto la quería, cuanto la deseaba, cuan importante era para él, no hoy se habían peleado y discutido, alejándola de él, de su amor, de su ternura, y ahora… yacía sin vida en su cama.

Sentado en el piso, cubriendo su rostro con sus manos y balanceándose en un ritmo constante, dejó salir todo lo que estaba sintiendo; rabia, impotencia, dolor, tristeza, agonia, y dejando salir sus lagrimas, gritos y lamentos.

Paula se acerco y lo abrazo por detrás, él se giro y la abrazo de frente, enterrando su cabeza en su pecho.-Ella no esta muerta Paula, porque no lo ven…-suspiró en un sollozo.- ella necesita….que ..alguien le de…aire, o se morirá.-

-Lo sabemos Eero, ella necesita aire, y se lo daremos no te preocupes.-dijo ella con la voz quebrada, la lagrimas contenidas le escocían la garganta.

-si…si…aire, ella lo necesita, por favor…-le rogó, llorando amargamente, contrayendo los músculos de su rostro en una mueca de dolor.- por favor Paula, no dejes que se valla de mi lado, la necesito junto a mi, por favor…ve y dale aire, se me va Paula… se me va… y no lo voy a soportar.-dijo con una voz temblorosa y cubierta por la desesperación.

-No te preocupes, ven conmigo descansa un poco.-ella lo insto a que se pusiera de pie, por un momento creyó que no lo haría, pero lo hizo.

-Si, aire eso necesita.-avanzó por la habitación hasta llegar a la puerta, y volvió su cabeza hacia la cama.-HELENA!! No te vallas, te necesito a mi …lado.-vocifero, en un grito lleno de dolor, impotencia y desesperación.

Faltaba poco para amanecer, pero aun no le llegaba el sueño a Liz, todo lo contrario por parte de Lauri, que yacía dormido en la cama del cuarto mas cercano donde estaba pasando la tragedia, había escuchado los alaridos de Eero sus gritos, por salvarla, su negativa, sufría tanto  o mas que Lauri.

Y eso no lo entendía, de algún lado todos se conocían. Dejo para otro momento esos
pensamientos, y mejor continuo con su labor, acariciar el cabello lacio de Lauri, sobre la almohada, escuchar sus inhalaciones tranquilas, decirle que ahí estaba cada vez que se despertaba asustado, dándole su calor y compañía.




Ya por la mañana, la policía italiana estaba en la casita de la banda, al igual que los médicos forenses, Eero se había desmayado de la impresión cuando  vio salir a su esposa dentro de una bolsa negra, todos estaban consternados de que era lo que había pasado, pero mas lo estaba Lauri, sabia que todo había empezado desde que ella había probado el vino de Gia, y no perdió tiempo y se lo comento a un policía, este rápidamente tomó las otras botellas como evidencia y se dirigió a la casa principal.

Ahí en la comodidad de su habitación fue arrestada como sospechosa de la muerte de Helena, ante lo que ella alegó que no era su botella, ella no le había dado ninguna a Lauri, hasta la caligrafía de la nota era diferente, pero a no tener mas pruebas se la llevaron para ayudar a esclarecer el caso.

Una vez en la delegación, se le hicieron las interrogaciones correspondientes a todos los que estuvieron presentes en el cuarto de Helena, incluyendo a Gia, la principal sospechosa.

Eero  quedo sorprendido de saber que Lauri había sido el que había estado a su lado cuando su mujer murió, pero no le dio mucha importancia, en ese momento eran los únicos en la casa, lo que si le molesto era que no le avisara a tiempo, según los datos del forense llevaba muerta mas de seis horas cuando este la encontró en la habitación desangrada.

Pasaron todo el día en la delegación declarando, y al final del día liberaron a Gia, porque se comprobó con un cartógrafo, que en efecto no era su letra, y confesando el posible malhechor: Perttu, con lo cual salió a relucir su relación sentimental con dicho individuo.

La prensa estaba a las afueras del edificio y por un soplón de la delegación se estaban enterando de todo cuanto sucedía dentro, haciendo sus propias conjeturas,  agregando, omitiendo información que no fuese escándalo, y preparándola para enviarla a los periódicos de mañana.

Lauri volvió a su hotel, no podía resistir volver a esa casa, y Liz se había ofrecido hacerle compañía no podía dejarlo solo en ese momento. Él sabia que tenia que ir al funeral, pero solo no podía resistir verla partir en ese ataúd, por lo que se había disculpado con Eero por no asistir, pero sabia que de lo contrario daría de que hablar, no era normal que …un desconocido sufriera tanto por alguien.

Eero y los demás habitantes de la casita volvieron fatigados de todo el papeleo de la delegación y de la funeraria, que amablemente Paula había hecho todos los preparativos. Había sido algo muy intimo solo ellos y unos cuantos familiares que habían volado inmediatamente tras saber la trágica noticia.


Eero se mudo a la habitación que le habían dado a Lauri, ya que no podía soportar el ver su
habitación, para él ahí seguía su esposa, en su cama, tratando de respirar el oxigeno que la vida le negaba.

En toda la noche no había podido dormir, el rostro de su esposa se le aparecia  cada vez que cerraba sus ojos, y solo esperaba que no fuera algo para siempre porque de lo contrario su vida seria un caos mental.


martes, 18 de septiembre de 2012

Dangerous Kind -C21,22,23,24-

 Hola!!! bueno tenia tiempo de no subir de esta fic, así que a disfrutar de estos caps.

Para las lectoras nuevas, este fic viene siendo como el pasado de Lauri (el de Oblivion), respecto a su triangulo amoroso con Helena y Eero, obviamente tiene sus discrepancias con lo que paso en el futuro en oblvion, pero si tenian curiosidad por saber como se llevo a cabo ese tormentoso y torrido amor entre ellos...aquí estan las respuestas!!!.....

Por favor..si leen al menos dejen un hola o un adios...se siente tan solitario el blog ;( ...

P.D este fin de semena hay formula 1 !!!!!!!! OMG..
P.D 2 : ya escucharon Mysteria? el nuevo sencillo de la banda? OMFG!!!



Este fic no me pertenece
(c) Flavia M.



Capítulo 21: The One I love (Parte 1)

(Narrado por Lauri)

El viento entraba a toda velocidad por la ventana llevándose algunas partituras del escritorio, cosa extraña en esa época del año cuando ya estaba a punto de llegar el verano. Me levanté del sillón para cerrarla, froté mis manos para conseguir un poco de calor, volví a sentarme frente a mi laptop para continuar revisando algunos detalles de la agenda de la banda. El itinerario para la próxima gira estaba bastante apretado, pero ya era muy tarde para hacer cambios.

Lunes por la mañana todo muy silencioso por Dynasty Recordings como de costumbre, usualmente yo era el primero en llegar, tan solo podía escucharse el tecleo de mis dedos contra la computadora, si acaso algunas notas que componía en el piano o con mi guitarra acústica. Era uno de los pocos momentos en los que podía sentirme únicamente en compañía con mis pensamientos.

Deje a un lado mi inútil intento de flexibilizar un poco la agenda, me dirigí al otro cuarto para componer un poco. Un pequeño momento de creatividad inspirado en mi historia insostenible con Helena, cuya indiferencia hacia mí era cada vez más marcada, aunque sólo yo sabía que solo era un teatro suyo para lastimarme, no era más que una excusa para evitar una verdadera desgracia. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que ese infortunio ya estaba por suceder.

Los ojos almendrados de Helena salieron de mi mente para dar paso a otra imagen, una que desde hace mucho tiempo no aparecía entre mis vagos recuerdos. Su cabello rubio se agitaba a medida que saltaba por todo el escenario entonando canciones en mi lengua natal, Paula fue la primera persona a la que me abrí completamente, no hay parte de mi ser que ella no conozca, sin embargo nuestra conexión poco a poco se fue desvaneciendo con el tiempo, la fama, el ego y la costumbre.

-Hei hei! ¿Por qué tan solitario y retraído?-Dijo Pauli interrumpiendo mis pensamientos

-Lo siento, es que estaba componiendo y no te escuché entrar- Dije haciendo a un lado mi guitarra.

-Hum! Estas muy distraído últimamente ¿sucede algo?-Me cuestionó.

-No… para nada… ¿por qué habría de suceder algo?... Debe ser la presión de la gira que se nos viene encima-Dije comenzando a sentir vértigo.

-Espero que sea solo eso-Dijo no muy convencido con mi respuesta.

-En serio, no pasa nada, creo que necesito un fin de semana de descanso antes de comenzar el tour-Le dije llevándome una mano a la frente.

-Creo que todos la necesitamos… Por cierto, a las 11 tenemos la reunión con los de

Universal Music, luego del almuerzo tenemos una entrevista para esta nueva revista finlandesa… bah hasta olvidé el nombre- Dijo Pauli observando su ipad y recordándome cuales eran nuestras actividades para ese día.

Aki y Eero llegaron en ese preciso instante al studio. Nos saludaron como de costumbre, sin embargo Eero estaba completamente distante conmigo, su saludo fue frio y totalmente serio y ser seguido de alguna broma como solíamos hacer desde que nos conocíamos. Ese comportamiento apático y cerrado del bajista lo venía notando desde hacía algunas semanas atrás, ya no se quedaba hasta más tarde para contarme cómo iban sus cosas, no salíamos por los bares de Helsinki a tomar cerveza, no bromeábamos mientras componíamos, la comunicación entre nosotros era prácticamente nula y esto comenzó a preocupar un poco tanto a Pauli como a Aki, a pesar del pánico que sentía por perder mi amistad con Eero, ya podía imaginarme que estaba sospechando de mis encuentros a escondidas con Helena.

(Narrado por Eero)

El muy falso aún tenía la desfachatez de mirarme a los ojos como si buscase una respuesta, pero mi actitud era siempre la misma, de indiferencia total, no caería en la tentación de provocar una pelea entre la banda, a pesar de que ganas no me faltaban de matar a Lauri o por lo menos de causarle el mayor daño posible. La vida me han enseñado que la paciencia es una virtud, ya llegaría el momento adecuado para enfrentarlos a ambos y poder así desahogar todo el rencor que tengo dentro, pero tenía el presentimiento que lo mejor era esperar.

Lauri y Aki salieron el studio primero para ir a almorzar, mientras que Pauli y yo decidimos quedarnos un rato más para finiquitar algunos detalles de sonido, noté que antes de marcharse Lauri me echó una mirada nerviosa, se le notaba la intranquilidad a leguas.

-Eero… ¿Estas molesto por algo?-Me dijo Pauli sentándose en frente de mí.

-No… ¿por qué lo dices?-Dije tratando de contenerme y respirando profundamente.

-No te creo… Estas molesto por algo y no quieres decirme, ¿No te gusta algo del tour o de los nuevos sonidos? Solo tienes que decirlo amigo, lo hemos hecho en más de 10 años… Además, no se si me equivoco, pero desde hace semanas que miras a Lauri como si quisieras matarlo, y esa reacción realmente me asusta viniendo de una persona tan pacífica como tú- El guitarrista me miró como si me estuviese examinando.

-Pauli… verás… si sucede algo- No pude quedarme más tiempo callado, era momento de alivianar la carga emocional.

-Cuéntame, soy todo oídos-Dijo poniéndose más erguido para escucharme.

-Es que descubrí algo amigo, algo horrible… y si me he callado todo este tiempo es para no hacerle daño a la banda, sé que después de esto nada será igual… Pero ya no aguanto más, siento que me estoy consumiendo- Dije mientras la voz se me quebraba, era tan difícil pronunciar las palabras.

-Amigo pero ¿qué demonios sucede?... Me estas asustando de verdad- Dijo Pauli exaltado y pálido.

-Helena y Lauri…-Puse mis manos en mis ojos para aclarar mis ideas, las quité de inmediato para continuar. –Están juntos-.

Pauli solo me miró con los ojos como platos, lentamente llevó su mano hasta su boca para tapársela del asombro, luego miró hacia la ventana con una expresión de nerviosismo que jamás le había visto. Igualmente miré hacia la ventana y volvió el aguacero de pensamientos, recordé en especial los inicios de la banda, rememorar cada momento era doloroso.

-Siento que todo acabará en días- Dije luego de unos largos minutos de silencio.

-Te lo prohíbo!-Dijo Pauli volviendo en sí.

-¿De qué estás hablando?-Lo miré con reproche.

-Estoy hablando de que no dejaras la banda!... Hemos trabajado muchísimo por esto, hemos sacrificado tantas cosas importantes para que una mujer acabe con todo!... Nada se acabará, The Rasmus continuará hasta el final- Me dijo levantándose de su asiento.

-¿Acaso crees que para mí es fácil tener que convivir con un supuesto amigo que resultó ser un traidor asqueroso?!... Yo puedo dejar as Helena, que es precisamente lo que voy a hacer, pero Lauri era mi amigo de toda la vida! Lo veo todos los días, trabajamos y componemos juntos! ¿cómo carajos se le ocurrió meterse con la mujer que más amo?... Maldita sea los odio a los dos!! siento tantas ganas de matarlos!-Dije esto último gritando y totalmente lleno de ira, sentí que mis ojos comenzaron a irritarse.

-Basta Eero! No mereces tirar todo por la borda a causa de la falta de escrúpulos de Helena, ella no vale nada y no te merece, eres un buen hombre y sé que saldrás de todo esto pronto porque eres el más fuerte de todos nosotros… The Rasmus significa mucho para ti, lo sé, y como amigo te prohíbo terminantemente echarte a morir- Me dijo con énfasis.

Me dirigí hacia la ventana y golpeé con todas mis fuerzas el marco, haciendo que este se agrietase, me sangró un poco la mano pero no me importó, ni siquiera sentí dolor físico. Pauli al verme se acercó y puso una mano en mi hombro derecho, mis lágrimas salieron finalmente, nunca había llorado delante de alguien.

-No me veas así… Soy patético y por eso Helena se fue con Lauri, al parecer a ella le parece más interesante él- Dije sin quitar la mirada de la ventana.

-No seas imbécil Eero… Lauri ha cometido un gran error, y de seguro se arrepentirá de esto- Al igual que yo Pauli estaba indignado y decepcionado de la actitud de Ylönen. Me dio un abrazo en señal de apoyo. –Tranquilo, no estás solo en esto, yo te voy a ayudar-.

(Narrado por Lauri)

Nos fuimos Aki y yo a un restaurant italiano bastante cercano al edificio de Dynasty Recordings. Ordenamos unas pizzas pero mi apetito estaba por el suelo, apenas probé un bocado y bebí un poco de mi zumo de naranja. El baterista ya desde hace unos días que me venía preguntando que me sucedía, bajé de peso de manera drástica y mi actitud era muy retraída, tanto mi salud mental como física estaban en riesgo, pero yo solo podía pensar en las consecuencias de mis actos con Helena. Negué todos los cuestionamientos hechos por Aki… hasta ese día.

-¿QUÉ?! ¿Helena y tú?!!... Eso es imposible!- Me dijo Aki ahogándose con su bebida.

-Parece imposible, pero no lo es… Helena y yo ya desde hace mucho tiempo que no tenemos esa clase de encuentros per…-Comenté con pesar pero Aki me interrumpió.

-Wait! ¿Cómo que esa clase de encuentros?... ¿tuvieron relaciones?-Me preguntó
Yo solo guardé silencio, no quise responder, cada declaración aumentaba el peso sobre mi espalda. Tan solo asentí lentamente con la cabeza.

-Lauri… pero ¿cómo viniste a enrollarte con Helena? Es la novia de Eero!... Dios mío, ¿qué vamos a hacer?-Dijo Aki con una mano en la frente en señal de preocupación. Me miró a los ojos y su expresión cambió, estaba algo molesto.

-No tienes que decir nada, yo me metí solo en esto y yo sólo me saldré- Dije intentando buscar una solución en mi cerebro, pero lamentablemente no encontré otras más que pedirle perdón a Eero.

-Amigo, me vas a disculpar… Pero lo que hiciste fue realmente bajo, y no me pidas que te encubra porque no lo pienso hacer. Ella es una cualquiera y por lo tanto no tiene importancia, pero tú eras su mejor amigo… Creo que ya sabes que debes hacer- Me dirigió una mirada de total frialdad insinuándome que debía hablar con Eero lo más pronto posible.

-Lo sé Aki, hoy mismo tengo que arreglar este asunto… Por mi parte no pienso dejar la banda ni nada por el estilo, seguiré trabajando por todo lo que tanto nos ha costado… Pero Eero… aaaahhh maldición! ¿Por qué por qué me tuve que enamorar como un imbécil de ella?!!! Pero te lo juro Aki! No la volveré a ver jamás! La dejaré para siempre aunque me duela!- Dije esto golpeando fuertemente la mesa, haciendo que algunas personas dirigiesen sus miradas indiscretas hacia nosotros.

-Tranquilo, cometiste un error pero sé que estas arrepentido. Te apoyaré únicamente si le dices la verdad ahora mismo. Haremos lo posible para que la banda no salga perjudicada- Dijo Aki en un tono más calmado.


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Capítulo 22: The One I Love (Parte 2)

(Narrado por Helena)

Mi iphone comenzó a sonar y al ver que se trataba de Eero crucé toda mi oficina corriendo para contestar inmediatamente. Su comportamiento desde hace algunos días era totalmente diferente, llegaba a casa y no me dirigía palabra alguna, no me comentaba sobre sus asuntos con la música como siempre solía hacer, no lo escuchaba tararear por las mañanas canciones de The Rasmus para hacer el desayuno, apenas lograba saludarlo antes de que se fuese prácticamente de madrugada al studio y luego llegar a la media noche. Algo dentro de mí me indicaba que él sabía algo… pero de solo pensarlo imágenes espantosas llegaron a mi mente.

-Cielo ¿qué ocurre? No te vi salir esta mañana… ¿estás bien?- Le contesté tratando de disimular mi nerviosismo.

-Perfectamente. Necesito que vengas esta noche al studio, a las 8:00pm estaría bien, ¿puedes?-respondió en tono seco.

-Si claro, ¿pero a qué se debe eso?- dije con voz temblorosa.

-Solo ven, ya cuando estés aquí verás no te impacientes, tan solo hablaremos un poco- me explicó de modo sospechoso, algo en él no andaba bien.

-Perfecto, allí te veré… te amo- Me despedí, pero no conseguí respuesta de él porque ya había colgado la llamada.

(Narrado por Lauri)

Luego de la hora del almuerzo volvimos al studio y por lo que pude notar Pauli y Eero habían preferido quedarse a comer en la sala de café del mismo edificio. Apenas entré por la puerta Eero me miró fríamente y se alejó, Pauli tan solo me dirigió una expresión de juicio, como si estuviese reprochándome algo malo, solo una cosa era segura… Eero ya conocía la verdad. Aki me miró buscando una reacción, pero tan solo me limité a encerrarme en mi oficina para comunicarme con los ejecutivos de Universal Music.

-Perfecto, el lunes de la próxima semana por la noche estaremos tomando el primer vuelo con destino a Roma, ya todas las reservaciones de hotel están listas al igual que las fechas confirmadas. Comenzaremos por algunas ciudades de Europa para luego saltar a América-
Le dije a uno de los ejecutivos, con quien mantuve una conversación de algunos minutos, traté de distraer mi mente y disipar mis temores concentrándome en la banda.

Al finalizar la conversación Aki entró y cerró la puerta, se sentó sobre el sillón y me miró con preocupación, apoyó su mentón en sus manos como si tratara de pensar en una solución.

-Eero ya lo sabe, Lauri- musitó.

-Sí, es más que obvio… y pasó justo lo que yo no quería, meter a la banda en este problema… Ya ni modo… Tengo que hablar con él- Dije mirando algunos documentos sobre la mesa.

-Lo mejor es que resuelvas esto antes de la gira, si van a tener una discusión es mejor que sea aquí y no por otra ciudad- Me aconsejó.

-Creo que es lo mejor, de todas formas estamos demasiado comprometidos con el tour, es imposible cancelar… y al parecer Pauli también se enteró-Dije mirando con desdén todo.

-¿en serio?, pues la única manera de que lo supiese es por Eero, porque apenas hace una hora que me lo acabas decir, y yo anteriormente no he hecho ningún comentario- Dijo Aki.

-No me refiero a eso, yo sé que tu no contaste nada… Pero estoy molesto con todo Aki, sabes, nada en mi vida personal está bien, soy un completo desastre. Siempre hay alguien que sale lastimado por mi culpa- escupí estas últimas palabras con rabia e impotencia.

-Ya te lo dije amigo, no dejes pasar más tiempo, habla esta misma noche con él, debes aclarar todo esta antes de que las cosas vayan peor- Pronunció el baterista en voz baja.

-Aki estoy seriamente intranquilo por Helena… no puedo descansar sabiendo que ella está igual o peor que yo. Ella vive con él, no quiero que la vaya a lastimar a pesar del error que ambos cometimos… Aki no quiero que le pase nada- Un nudo quebró mi garganta.

-Lauri ya basta! Para ya con esto, lo que le pase a ella ya no debe importante, estas a punto de perder una amistad de años y aun estas preocupado por esa cualquiera! Es insólito-Me reprimió duramente.

-No la llames así, yo la arrastré hacia esto, ella no tiene la culpa de nada… Si yo no existiese Helena sería incapaz de serle infiel a Eero, estoy seguro de eso!- exclamé

-No puedo creer que le haya dado tanta confianza a Helena, era parte de la banda, yo la consideraba una gran amiga… Hasta hoy... Lintu por favor, ya debes olvidarla, no creo que sea tan descarada como para no apartarse de nosotros luego de lo sucedido- Dijo Aki.

El resto de la tarde transcurrió lentamente, cada segundo parecía un día entero estaba agotado emocionalmente, ninguno pronunció palabra alguna referente a otro tema más que los asuntos de The Rasmus. Solíamos ser los eternos adolescentes bromeando por todo, siempre disfrutando cada momento de éxito, no obstante, era la primera vez que esto no sucedía, el silencio y la frialdad de nuestras conversaciones hacían que el ambiente fuese extremadamente denso.

Al finalizar la jordana Aki y Pauli decidieron retirarse primero entendiendo las indirectas que les dimos Eero y yo. Ya mis sentimientos no eran de miedo ni preocupación, si no de tristeza porque estaba a punto de decepcionar de la peor manera a mi mejor amigo.

-¿Tienes algo que decir?- Eero escupió las palabras con sarcasmo a mis espaldas apenas nos quedamos solos en el studio.

Me armé de valor, me volteé para darle la cara. –Tengo muchas cosas que decirte Eero, no
sé ni siquiera por donde comenzar-

-mmm déjame ayudarte, ¿qué te parece si comenzamos por Helena?, que por cierto es mi mujer y comparte su vida conmigo… Supongo que su nombre te suena muchísimo- exclamó sacando todo el sarcasmo posible, nunca en la vida había visto a Eero expresarse con aquel rencor.

-Déjame explicarte bien… sé que no merezco tu perdón, pero no puedo seguir callándome esto, tengo que decir te la verdad amigo-Dije intentando no titubear y sintiéndome como el peor ser humano del mundo.

-Deja de llamarme amigo, imbécil!!!... Dime! ¿Te divertiste un buen rato acostándome con mi novia y viéndome la cara de idiota?- pronunció descargando toda su ira contra mí y aproximándose hacia donde yo estaba.

Sentí unos pasos sutiles detrás de mí. Al darme la vuelta Helena estaba inmóvil parada en el umbral del studio, su piel estaba fría y sin siquiera tocarla pude darme cuenta de que estaba helada.


Capítulo 23: El orgullo prevalece ante la amistad

(Narrado por Eero)

Allí justo frente a mi estaba ella, realmente hermosa como siempre. La expresión de su rostro era de completo terror, estaba pálida y con las manos temblorosas mientras jugueteaba con las llaves de su auto. Pensé que saldría corriendo a causa del pánico que reflejaba su rostro, sin embargo, permaneció allí inmóvil con la mirada fija en mí, solo segundos después se dispuso a dar unos pasos para aproximarse hacia donde yo me encontraba, me dio un abrazo al que yo no respondí.

-Eero… ¿Qué está sucediendo?- Preguntó fingiendo demencia.

-¿y todavía tienes el descaro de preguntarlo?- Le contesté escupiendo las palabras sintiendo una mezcla entre odio y asco por ella, su presencia me agobiaba.

-Eero…-Se alejó dejando caer su cuerpo sobre el sofá al mismo tiempo que una lágrima resbaló por su mejilla.

-Tenemos que explicarte esto bien… Puedes odiarme para toda la vida si así lo deseas pero por favor déjame que te explique lo que sucedió- Dijo Lauri en tono se súplica.

-Yo no los cité aquí para escuchar sus mentiras, solo para que me escucharan lo que les
tengo que decir a ambos. No quiero saber más nunca nada de ti Helena, desaparece por completo de mi vida!!-Exclamé repudiándola y con un intenso dolor en el pecho.

-Noooo!! Yo te amo Eero por favor-gritó ella corriendo nuevamente a abrazarme, pero mi primera reacción su empujarla hacia atrás y rechazando sus cínicos gestos de que aún le importaba.

-Eero, hace meses que Helena y yo acabamos con esto…-comenzó a decir Lauri.

-¿Y por eso crees que voy a perdonar tu bajeza?... Lauri por favor tú eras mi mejor amigo!! ¿Cómo pudiste hacerme esto? Maldita sea como los desprecio a ambos-Tuve que sentarme para no abalanzarme sobre Lauri.

-No te estoy pidiendo que me perdones, solo te pido que entiendas que esto no es culpa de ella. Yo la incité a esto, fui un estúpido al no poder contenerme… Eero yo soy el responsable!-Dijo Lauri con los ojos enrojecidos y con verdadero arrepentimiento. Conocía muy bien a Lauri, sabía que realmente estaba dolido, pero mi rencor era mucho más grande, él me había arrebatado la posibilidad de volver a ser feliz con alguien, razón suficiente como no perdonarlo nunca por su acción.

-Deja de defender a esta cualquiera!... –Grité esparciendo mi ira contra cada rincón del studio y señalando a la culpable de mi sufrimiento.

-No la llames así, ya basta!!... Reconoce que tienes en frente a una gran mujer que solo es capaz de amarte a ti!... nadie más que a ti- Lauri finalmente explotó también molesto. Helena al escuchar mis insultos hacia ella solo se tapó la boca y cerró sus ojos fuertemente sin parar de llorar.

-Lauri… Eero tiene razón, no merezco ser amada por nadie después de lo que hice. Tampoco estoy esperando tu perdón porque sé que serias demasiado condescendiente si me lo das… Sólo quiero que sepas que…-Helena casi no podía pronunciar las palabras a causa de su llanto.

-Cállate! No quiero seguirte escuchando… ¿para qué me dijiste durante todo este tiempo que era indispensable para ti, que no podías vivir sin mi si te acostabas con mi mejor amigo a mis espaldas- le aspeté a ella para luego dirigirme a él. – Niegamente Lauri Ylönen!! Niégamelo en mi cara! Dime que no le hiciste el amor miles de veces a mi… a esta!- estuve a punto de llamarla mi futura esposa, porque hasta hace algunos días imaginé un futuro con Helena.

El solo calló bajando la mirada, no fue capaz de mirarme a los ojos y enfrentarme. Su silencio fue un "si" a mi pregunta, yo solo podía sentir como se incrementaba un gran desconsuelo en mi pecho.

-Eero hace meses que no veo a Lauri, él y yo ya discutimos esto y nos dimos cuenta de que es imposible… Desde el principio fuimos conscientes de que los tres saldríamos lastimados de esto… Siempre tuve miedo de este momento, de hacerte daño… Eero yo te amo!!- exclamó Helena entre sollozos.

Pude notar que Lauri al escuchar esa última frase de Helena derramo una pequeña lágrima que desde hace tiempo quería salir, pero por vergüenza la contuvo desde un principio. Pasó rápidamente la muñeca derecha por su cara para limpiarse sin que nadie lo notara. Me di cuenta de que él la amaba, no creo que tanto como yo, pero lo cierto es que le importaba y cada palabra que salía de sus labios para elogiarme le dolían profundamente. Se había dado por vencido, internalizó que su amor por Helena nunca podría manifestarse a plenitud.

-Eres tan importante para nosotros dos y nos sentimos tan culpables de haber hecho lo que hicimos…-Continuó ella.

-Ya nada me importa… Helena, ya te lo dije, desaparece de mi vida no quiero volver a ver tu cara-Dije con un tono de voz neutral y más calmado, sin dejar de ser frio.
Helena calló y continuó llorando silenciosamente, ninguna palabra podía hacerme cambiar de opinión, entre ella y yo ya todo estaba perdido.

-Lauri… Te pido por favor que si me vas a dirigir la palabra sea únicamente para discutir asuntos relacionados con la banda. Sólo la dedicación y el corazón que le he puesto a The Rasmus además de mi amistad con Aki y Pauli son las únicas cosas que me mantiene relacionado a ti, porque de lo contrario ya hubiese sucedido una verdadera desgracia- Le dije al vocalista, quien solo pudo mostrarme su expresión de intensa angustia.

-No Eero por favor, no dañes tu amistad de años con Lauri por mi culpa… Haré lo que me pides, me alejaré de ti para siempre, pero The Rasmus es tu vida y la de él, por lo que más quieran no vayan a destruir años de trabajo y esfuerzo.- Musitó Helena con ambas manos en su pecho en señal de súplica.

-Detente Helena, para de culparte…-Comenzó a decir Lauri en voz baja.

-Parecen dos idiotas echándose la culpa el uno al otro, terminen de crecer! Maduren y compórtense como adultos! Si tanto se preocupan el uno por el otro aprovechen de estar juntos y revolcarse como los infelices que son, por mí ya tiene todo el camino libre.

Hice una pausa para asimilar la cantidad de ofensas que había dicho.

-Ya mis palabras fueron dichas, y nada en este mundo me hará cambiar de opinión- Dije finalmente.

Justo cuando estaba acercándome a la puerta, Lauri se interpuso en mi camino para decirme algo que no alcancé a escuchar debido a mi reacción. Mis impulsos fueron más fuertes que mi conciencia, por cuestión de inercia levanté mi puño derecho para lanzarlo justo contra el rostro de Lauri con tal magnitud que lo dejé sangrando. En mi vida me creí capaz de golpear de tal manera a un amigo, y mucho menos a él que lo consideraba prácticamente como mi hermano, nunca pensé que tuviese tanta fuerza concentrada en mi cuerpo. Definitivamente en ese instante olvidé todas mis enseñanzas en el Sahaja Yoha, utilicé toda mi energía para la violencia.

Lauri cayó al suelo y desde allí me miró con la nariz y el labio inferior lleno de sangre. Por unos segundos mi instinto me habria obligado a ofrecerle mi mano para levantarlo, pero una voz en mi cerebro me lo impidió, el orgullo prevaleció. Se levantó del suelo como si nada hubiese pasado, me dio una última mirada con sus ojos enrojecidos y se quitó de mi camino. Me dirigí hacia la puerta del studio para largarme de ese lugar, la atmósfera era tan densa que casi me impedía la respiración.

-No me extraña que Paula te haya abandonado- Dije finalmente saliendo y dando un portazo.

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Capítulo 24: Päiväkoti

(Narrado por Lauri)

Esas última palabras del que alguna vez fue mi mejor amigo desgarraron por completo mi alma. Johannes era el ser humano al que más amaba en este mundo, y gracias a la presión del medio artístico era imposible cumplir la labor de un verdadero padre, siempre me sentí incompleto en ese sentido, por no tener suficiente tiempo para las personas que realmente son importantes. Como Eero lo había dicho hace algunos segundos, Paula se cansó de soportar mi egoísmo.

-Lauri…-Susurro Helena rompiendo el incómodo silencio. Solo la miré para escuchar a su llamado. –Creo que te debo una disculpa, me he portado como una imbécil-.

-No quiero escuchar más lamentos. Me voy de aquí- Me disponía a salir por la puerta hasta que su mano sujeto mi brazo para detenerme.

-Por favor escúchame… No quise lastimarte a ti tampoco, cuando acepté hacer todo esto estaba muy confundida… Pero ahora me arrepiento de haber sido tan inconsciente… Ya perdí a Eero, no quiero perderte a ti- Me dijo con una amarga expresión de tristeza.

-¿Qué demonios estas diciendo?... Acabas de jurarle amor a Eero y como él te rechazó yo soy tu plato de segunda mesa!!... Muy bonito Helena, y yo como un imbécil tratando de defenderte- Dije comenzando a molestarme. No podía dar crédito a mis oídos.

-No me refiero a eso!!... Yo te consideraba un amigo. Deposité toda mi confianza en ti, y ahora tenemos mucho que reparar… pero no podemos hacer por separado, es un trabajo que tenemos que hacer juntos- expresó ella con seriedad secando las lágrimas de su rostro.

-Tengo mucho que pensar antes de hacer o decir algo- dije apartando la mirada.

-No me dejes sola en esto, en este momento solo cuento contigo- me dijo tendiéndome su pequeña mano derecha.

La miré y estuve tentado a tomársela, no obstante no lo hice, no estaba muy convencido de que ella intentase recuperar a Eero a pesar del gran amor que ambos se tenían el uno al otro a pesar de la adversidad por la que estaban atravesando. Helena no era la persona que yo hubiese deseado para Eero.

-Si fuiste capaz de engañar a Eero una vez, lo harás miles de veces… Las personas no cambian sus intenciones- Pronuncié con dureza.

-Te equivocas Lauri Ylönen… ya lo verás- Dijo ella sin titubeos y bajando su mano al ver que no respondí a su gesto. Nos miramos durante unos pequeños instantes como si intentásemos hacernos daño con eso, y luego ella salió del studio con el paso apresura pero decidido.

Regresé a casa, me serví un vaso de whisky intentando ahogar mis errores en el alcohol etílico, no daba crédito a mi memoria, fue una de las peores experiencias que haya tenido en mucho tiempo. El teléfono local comenzó a sonar interrumpiendo mis reflexiones, no tenía muchas ganas de contestar hasta que vi que se trataba de Paula en el identificador de llamadas.

-Buenas noches Paula-Contesté tratando de mantener un tono calmado.

-¿Cómo estas, Lauri? Supongo que algo atareado por lo de la gira… Te llamaba porque Johannes tiene mañana cita médica con el pediatra y me preguntaba si podrías llevarlo, es que yo mañana tengo una firma de autógrafos y la nana se va de viaje- Dijo ella. A pesar de todo Paula y yo manteníamos una buena relación.

-Si… claro, ¿es en la mañana?-pregunté con la voz quebrada, me estaba costando bastante disimular que me estaba desmoronando por dentro, y más aun escuchando la armoniosa voz de mi ex esposa y al fondo la de mi hijo jugando.

-Sí, es temprano a las 8:00am…-Me informó ella. Luego de esto hubo una pausa, estaba extremadamente cansado como para seguir hablando, sin embargo tenía unas inmensas ganas de desahogarme con alguien.

-¿Ocurre algo?... ¿no quieres llevarlo? Porque puedo habl…-Comenzó a decir en modo de reproche.

-No es eso Paula, llevaré a mi hijo con todo gusto a su cita médica… Sólo que hoy no fue un buen día- Le expliqué.

-Ah ok… ¿Qué sucedió?, claro si puedo saber- dijo más dócilmente.

Suspiré hondamente. –Paula, cometí un grave error, y ahora no sé cómo repararlo… y sinceramente no creo que haya vuelta atrás… ¿Será que puedo ir a tu casa ahorita?- Dije sin poder contenerme.

-mmm… creo que necesitas hablar, no te preocupes yo puedo ir hasta la tuya, así te llevo a Johannes que estuvo todo el día preguntando por ti- Dijo ella en tono solidario.

-Gracias Paula-le agradecí aliviado.

Al llegar la rubia a mi casa me encontré con mi pequeño hijo quien rodeó sus pequeños bracitos alrededor de mi cuello, lo alcé del suelo y lo abracé fuerte, no quería separarme de él. Paula solo nos observó con una leve sonrisa casi imperceptible. Fuimos a la cocina donde preparamos algo de cenar y comencé a contarle a Paula todo lo sucedido detalladamente.

-Sé que mi opinión no te va a gustar… Pero creo que esta vez si la embarraste de verdad- Sus ojos azules mostraron preocupación.

-Gracias por el apoyo-reí con sarcasmo.

-Hey! No te molestes, solo digo lo que pienso… Pero no todo está perdido Lauri, sé que podrás recuperar a Eero como amigo de nuevo, años de amistad no creo que hayan sido en vano, además él es muy buena persona como para vivir con ese rencor toda la vida… Aunque, vuelvo y repito, la embarraste muchísimo, no se te hará tan fácil-Comentó Paula.

-No lo sé, fui demasiado lejos… No sé qué hacer- dije mirando mi plato sin probar bocado.

-Debes darle tiempo… Está dolido y no deberías insistir en explicarle tus razones hasta que el no haya tenido un respiro, ahora te quiero preguntar algo- Dijo ella frunciendo un poco el ceño y en actitud pensativa.

-¿Qué cosa?-dije levantando la mirada con pesar.

-¿Tu realmente amas a esa chica?-Preguntó ella.

La miré sin responder a su cuestionamiento, estaba demasiado confundido para hacerlo.

-mmm, está bien, entiendo que aún no tengas tus ideas claras. Lo mejor que puedes hacer es alimentarte bien porque estas muy delgado y necesitas fuerzas para la gira, deja de Eero se tomé su tiempo para curarse y en cuento a la chica… pues… ya es tu decisión si quieres luchar por ella, aunque yo no te lo recomendaría- Dijo ella levantándose de la mesa.

Fuimos hasta el recibidor para que ella recogiese sus cosas y se marchara, ya era un poco tarde y últimamente le tráfico de Helsinki no era el más sano el mundo.

-Deja que mi hijo se quede esta noche aquí, de igual forma mañana tenemos que levantarnos temprano-le dije.

-Sabía que lo dirías, por eso te traje su ropa, sus juguetes, sus vitaminas y algunos recipientes que usa para tomar sus zumos de frutas-Dijo ella sonriendo un poco para intentar levantarme el ánimo, cosa que fue imposible.

-Perfecto… ya mismo lo llevaré a dormir. Buenas noches Paula- Dije con un gesto de despedida.

-No te preocupes, llámame si necesitas algo y por favor comunícate conmigo cuando salgan de la cita- Dijo ella tomando su abrigo y bolso al mismo tiempo que me dispuse a abrirle la puerta.

Solo pasaron unos instantes hasta que volví a llamar su atención.

-Paula…-dije.

-Si dime-

-Gracias por todo… principalmente por entender, y sobretodo por soportar mi arrogancia durante todo este tiempo-Dije en tono de verdadero gratitud.

Ella no contestó, solo me miró con sus ojos azules y me dio un abrazo reconfortante demostrándome que nuestros rencores del pasado quedaron en el olvido. Finalmente se marchó y luego de esperar a que Johannes terminase de cenar fuimos un rato a la sala de estar para ver un poco de cartoons antes de dormir.

-Haha… cuánto te apuesto a que tu madre no te deja hacer esto en casa! Ver cartoons a las 10pm es demasiado para ella!... Soy un padre demasiado moderno, ¿verdad que si?- Dije tomando la manito de mi hijo mientras él sonreía abiertamente

martes, 11 de septiembre de 2012

Oblivion -C29-

Hola!! tiempo después...lo sé..pero mi compu estuvo fuera de mis manos...espero ya pronto seguir posteando los que no he avanzado..






CAPITULO VII

Tras llegar al recinto donde estaban todos los enmascarados reunidos, Paula se había separado de Liz, su hijo la necesitaba con urgencia en el baño ya que el disfraz del hombre araña no se quitaba solo. Así que ella  avanzo sola por el lugar, quería llegar la frente del escenario, verlos de cerca aunque no por sus disfraces, Pauli le había sacado una carcajada, iba vestido de cavernícola, el pelo largo todo alborotado, su pecho descubierto y en sus piernas una falda que le llegaba por encima de las rodilla y en el piso junto a él un garrote de madera.

Avanzo por entre las personas, que en su mayoría no estaban entusiasmadas con llegar al frente, así que podía transitar sin problemas, fijo su mirada en Eero y lo vio con un enorme disfraz de oso, y no pudo evitar sonreír, oso… osito… como le decía en secreto a Lauri.

Faltaba poco para llegar al frente, y ver en primer plano todo el espectáculo. A medida avanzaba se iba fijando en los disfraces de los otros, algunos ridículos y otros muy bien planeados, y muchos eran de películas épicas, así que estaba haciendo la cuenta mental de cuantas películas diferentes había y si los podía reconocer.

Llegó al frente y se fijo en Aki al fondo, tras su batería, disfrazado de diablillo, a juego con su novia, pero no veía por ningún lado al vocalista.

Pero no tuvo que esperar por mas tiempo, y vio que desde un arnés descendía desde lo alto del escenario, arrancando aplausos y exclamaciones de los espectadores que habían captado su atención.

Él se paro en el escenario, se quito el arnés y se acerco al micrófono, pero no estaba tan al frente, estaba mas bien, mas atrás muy cerca de la batería, con lo cual no lo podía distinguir muy bien, y se recrimino por no usar lentes, pero se negaba, tampoco era que no miraba tan bien, solo no muy bien enfocado de unos cuantos metros de distancia.

Y  reconoció su disfraz, vestía del fantasma de la opera, su película favorita.

El concierto empezó y la gente gritó emocionadamente a ellos.

A medida el concierto iba pasando, ella sentía que no era el mismo de antes, si bien se sentía que era el correcto, pero no era el mismo, era diferente no parecía ser el mismo Perttu, mas bien le recordaba a su reciente serenata, a Lauri, pero ella bufó ante ese pensamiento, y mejor se dejo llevar por las canciones, coreándolas, y disfrutando del momento.

Lauri se sentía plenamente feliz, la gente no  había notado el cambio de vocalista, y había sido buena idea usar ese tipo de mascara. Se sentía correcto, estar ahí en el escenario con sus amigos, frente al publico, cantando sus canciones, animando a la audiencia, que ni podía quitar la sonrisa de sus labios, sentía que inclusive podría llorar de emoción, tenia unos cuantos meses de no estar parado en un escenario, sintiendo la energía del publico, de los instrumentos, del poder sentimental que tenia sus liricas, que inclusive lo había olvidado. Como amaba estar parado en un escenario y que mejor que con su banda y sus amigos, lo único que faltaba era Liz entre el publico, tal y como lo había hecho en el concierto de Radio Aalto.

La hora del concierto pasó volando ante los ojos de Lauri, pero había disfrutado cada una de las canciones al máximo. Ahora todos los chicos se encontraban disfrutando de la velada en la casa principal. Por un momento él había creído que se quedarían afuera en las grandes carpas con juegos que habían, pero Gia los había mandado a llamar.

Los felicitó con beso a cada uno, pero por ningún momento había pasado desapercibido por Lauri, las miradas lascivas de la anfitriona que le dedicaba e inclusive el beso de felicitación se lo había dado muy cerca de la comisura de los labios.

Ella los abandono y se quedaron deambulando por la recepción del salón principal, estaba
decorada magistralmente, como si fuese precisamente acorde con el disfraz de Gia;  de Maria Antonieta. Habían candelabros antiguos por doquier, en lugar de las normales lámparas, las cortinas y e inclusive los camareros de ese lugar parecían sacados de la película con sus trajes antiguos y sus pelucas.

Lauri se alejo del grupo, mas que todo por evitar a Helena, y eso lo enojaba, no podía pasar el resto de su vida huyendo de ella, de sus palabras, de sus sensaciones, eso aun lo tenia desconcertado, ¿por qué ella se sentía de esa manera?, era como si estuviese a punto de recordarlo todo , y echar a perder el plan original del oblivion.

Pensar en esa perla solo lo hacia rabiar, y precipitadamente abordo a un mesero que pasaba frente a él y le arrebato una copa de … lo olio y comprobó que era vino, lo mejor era evitar bebidas mas alcohólicas.

Contemplo el lugar desde otro punto de vista: desde las escaleras, estas eran amplias y a la mitad se dividían para dar otro par de escaleras que daban a la derecha y a la izquierda para subir a la segunda planta, se quedo en medio en la división, observándolos a todos, con su copa de vino en la mano, en los labios, en su garganta, quería irse a su hotel, llamar a Liz, y pasar la noche juntos platicando o haciendo lo que fuese, menos ahí, sentía que alguien lo miraba, pero no ubicada quien, ni de donde, eso lo hacia sentir incomodo.



Gia, desde el balcón de la segunda planta, que acompañaba a las grandes escaleras, veía fijamente y sin perder de vista a Lauri, se le veía mejor en esmoquin, y era una pena que hubiese dejado pasar el disfraz a juego con él, si lo hubiese sabido nunca se habría puesto el de María Antonieta. Una de sus sirvientas se le acerco, y la insto a que la siguiera, dejando a un lado su acoso visual.

-¿Que es lo que pasa?- urgió saber Gia un poco molesta por la interrupción.

-Él joven Perttu le dejo esto esta tarde-la empleada le entrego el regalo de su amante.

-Oh!!-exclamó ella un tanto sorprendida.- Tan lindo él,¿ y lo has visto?, quisiera agradecerle en persona.-

-No, desde la tarde no lo he vuelto a ver.-

-Esta bien, retírate. -hizo el ademan con la mano.- Y ya sabes de esto ni una palabra a mi esposo.-

La empleada asintió obediente, dejando sola a su señora. Esta rápidamente fue en busca de su frasco, su polvito blanco el que usaba para con su esposo, para poder pasar un rato al lado de Perttu. Estaba donde siempre; sobre su cómoda en su neceser de alhajas, pero estaba mas vacio de lo común, y podía jurar que estaba casi lleno la ultima vez que lo había usado, y solo ella y –él– sabían de eso. Se dio la vuelta y contemplo el regalo de Perttu que estaba sobre la cama.

Camino rápidamente hacia el y lo abrió. Era una botella de su vino preferido, la tomó entre sus manos  y fue hasta el baño, la descorcho, inhalo su aroma, era algo delicioso, pero con dolor en su alma desecho todo su contenido por el lavabo.

-¿Como se te ocurre darme de mi propia medicina?, ¿tan tonta me crees baby?- dijo ella viendo su reflejo en el espejo, con una sonrisa sensual en sus labios.

Salió rápidamente del baño en busca del licor que mantenía Flavio en la recamara, sirvió un poco en dos cristales, pero a uno le agrego una pizca de su polvo blanco, lo suficiente para sus propósitos.



Helena no podía concentrarse en lo que Eero le comentaba, sus ojos iban y venían en busca del vocalista de la banda, movía su copa intranquila entre sus manos, quería salir corriendo y buscarlo pero no podía, su esposo, Paula y Aki, la retenían de su búsqueda privándola del encuentro que sabia debían tener, para remediar esa situación.

Liz estaba maravillada jamás en su vida había visto una casa tan grande, y ni se diga de toda la decoración, las personas con sus magníficos disfraces y claro las miradas lascivas que dejaba tras de sí. Ya se estaba empezando a arrepentir de usar un traje tan atrevido. A lo lejos vio a Paula con algunos de los integrantes de la banda, quiso acercarse pero no lo hizo, ellos estaban en grupo sonriendo de sus comentarios, ¿qué tenia que hacer ahí cuando no conocía a nadie?.

Siguió avanzando explorando la casa, comiendo los aperitivos deliciosos, bebiendo de todos los diferentes tipos de bebidas que servían, hasta que lo vio; al fantasma de la opera. Estaba parado en la segunda planta, en  la barandilla, recostado en ella, viendo hacia abajo, ella solo miraba su perfil, un perfil que se le hacia conocido, y ahora entre mas lo pensaba, mas dudaba que fuera Perttu, además este tenia el pelo largo, y él que estaba en la barandilla lo tenia corto, prolijamente peinado hacia atrás, que le hacia sacar suspiros y tratar de descubrir quien era.

Sin darse cuenta, se vio subiendo las gradas, tratando de llegar hasta su objetivo, abajo en el gran salón todos gritaban ahora, por el gran pastel que iban a partir, así que por primera vez en la noche nadie la observaba, nadie. Solo ella tenía ese derecho ahora, de observar a su presa.


-¿Porque no estas abajo con todos los demás?.-

-Quiero estar aquí, es mas tranquilo.-dijo Lauri sin volverla a ver.

-Eso pensé y ¿no vas a darme las gracias?.- dijo en tono lento y meloso Gia, ahora recostada también en el mismo barandal, pero con una pose sensual, dejando mas al descubierto su descarado escote.

-¿Las gracias?, ¿y eso porqué?- quiso saber él, tratando de sonar arrogante. No le debía nada, si tenia que darle las gracias a alguien era a Eero.

-¿!Como que porqué!?, -dijo muy indignada y exaltada Gia. -Yo acepte que cantaras hoy en la fiesta, bien  me hubiese negado, pero no lo hice.- musitó mas tranquila.

Él se giró y la volvió a ver, dándole una mirada inquisitiva.-Entonces gracias, pero que conste que solo lo digo porque tu lo pides, no porque lo sienta.- mientras habló le sostuvo la mirada.

Ella boqueo, sorprendida de sus palabras.-¿Estas molesto conmigo por algo?-

-No, claro que no, es solo tu actitud la que me molestas, se por donde vas y te digo algo, no gracias, estoy felizmente enamorado como para si quiera fijarme en ti, te veo y no eres mas que una mujer vana, hueca, sin sentimientos, que estas acostumbrada a que los hombres caigan rendidos ante tu belleza, pero conmigo te  has equivocado.-él se giró fijando su miraba en la multitud de la planta inferior, que gozaba jocosamente.

Gia se puso roja de la cólera, jamás en su vida se había sentido mas humillada y por un hombre, cerrando los ojos, se trato de calmar, sabia que quien se enojaba perdía, y ella no iba a perder, no contra él.- ¿Así que eso crees de mi?, pero déjame decirte algo, quien ríe al ultimo ríe mejor.-


Liz vio que el vocalista de la banda estaba platicando con una joven muy hermosa, con todo y peluca dorada voluminosa, su vestido era espectacular, todo vaporoso como el que se usaba en el siglo xvii, con un corsé que se miraba atentaba contra la salud de sus pulmones, y un escote pronunciado mas que cualquier otro que había visto, pero le agrado ver, que él joven apenas y lo volvía a ver, y cuando lo hizo la vio fijamente a los ojos . Sus lenguajes corporales eran claros, ella le estaba coqueteando descaradamente, pero él ni se inmutaba ante eso.

Quiso bajar y seguir con la fiesta, pero estaba intrigada, hasta se sentía una intrusa por ver lo
que no debía. Vio que un mesero se les acerco ofreciéndoles bebida, él las rechazo, pero ella las tomó. Ella se agacho para no ser vista por nadie, se sentía prohibido pero quería ver el espectáculo que tenia ellos para dar, además no era tan como si quisiese saber lo que en realidad estaba pasando, estaban muy lejos separados por unos cuantos metros de distancia, ellos en el barandal del otro lado y ella de este extremo. La iluminación le favorecía; era escasa, apenas y les llegaban unos cuantos destellos del candelabro principal.

Vio que él se negó nuevamente, pero a la tercera vez, acepto el vaso a regañadientes. Los dos bebieron casi todo el contenido café de los cristales, ella  se le acerco mas, ahora rozando su brazo con el suyo, él no le puso objeción pero su vista seguía perdida en la multitud. Ella le hablaba, y él solo asentía, se le vía enojado, y molesto.

Las piernas ya se le estaban empezando adormecer por llevar tanto tiempo agachada, oculta.

Se puso en pie, para marcharse, al ver que nada interesante ocurría ya, y a lo lejos en la otra planta vio a Paula llamarla también, doble razón para volver.

Hasta que nuevamente ellos llamaron su atención, en un descuido por ver a Paula, se había perdido del momento preciso en que … ambos se estaban besando ahora.

Gia había arrinconado a Lauri contra el respaldar de la pared. El polvito blanco ya había hecho su efecto, y ahora estaba a su merced. Lo primero que hizo fue robarle un beso, por casi toda la conversación era lo único que había estado viendo de él; sus labios, además la mascara no ayudaba, casi se escondía todo su rostro.

Él correspondió a su beso, y agradeció por eso, ella estaba desesperada por besarlo, por descargar su ira contra sus labios, que se comiera sus palabras, en un beso urgente, hambriento, violento, y rabioso por ambos, ella lo iniciaba y él lo terminaba, y solo se detenían  para inhalar aire, y luego volvían a la misma faena.

Lauri sentía los labios inflamados, y no podía ver muy bien a su besadora maestra, pero quiso creer que era Liz, sus labios, su aroma, sus manos que vagaban por su fisonomía, y por su masculinidad!, eso lo sorprendió, hasta ahora Liz y apenas lo había tocado y ahora lo manoseaba todo?. Pero él también quería sentirla, bajó la vista en un momento de tomar aire y vio su escote pronunciado, y no perdio tiempo en comprobar si era real o no lo que veía.

Gia jadeaba por el repentino cambio de actitud de Lauri, seguía besándolo, por los labios, por la mandíbula, por el cuello, y sentir sus manos en ella, no era algo que hubiese esperado pero no perdió tiempo, subió una de sus piernas alrededor de su cintura, incitándolo a otra cosa.

-Tómame Lauri!!, aquí!!, ahora!!, ya!!.- urgió ella jadeando lascivamente.

-¡!Liz!!- grito él, pero ella entendió que era un ¡!Si!! y acto seguido le bajo el zipper de su pantalón con torpeza por su urgencia.

Liz se tapo la vista inconscientemente, esto ya era mas de lo que podía ver, una cosa era ver su negativa, pero ahora ver el acto en si, frente a ella, tampoco era una voyerista, así que dio media vuelta y bajo, pero antes, de irse dio una ultima mirada a la pareja acalorada y urgida.
Lauri boqueo ante lo que vio, al otro lado tenían publico, una chica vestida de gatubela que lo veía fijamente a  los ojos, pero no eran cualquier par de ojos, se parecían a los de su Liz, azules, como el cielo del verano, y reacciono  de la situación en la qué estaba cuando sintió una mano alrededor de  su miembro, y entendió que esa que estaba junto a él no era su Liz.

-¡!Espera!!-grito acalorado y jadeante él.

Ella se detuvo en el acto, aun con su preciada carga en su mano que se disponía a dirigirla a su centro. Él bajo la vista y se asustó, ni sabia como había acabado en esa situación, Lauri se hizo para atrás, quitándose su mano de su virilidad, a lo que Gia protesto, dejando caer su  pierna de su cintura.

-Vamos Lauri!!, te necesito!!, por favor!!.- él estaba tratando de entender que era lo que estaba pasando, volvió a ver mas allá de Gia, y la chica gatubela no estaba, pero aun podía sentir que era ella, su Liz.

Él rápidamente se subió el zipper una vez guardo su valiosa masculinidad, se limpio sus labios y salido corriendo a la planta baja, la había visto, se parecía a  sus ojos y tenia que comprobar que no fuese ella, o si no…


Paula rápidamente salió al encuentro de Liz, se miraba un poco ruborizada.-¿Estas bien?, estas un poco colorada.-

Liz se llevo las manos a sus mejillas ocultando su rubor, y como no estarlo si casi era testigo de una escena de … pasión desenfrenada.-Si … si estoy bien, es solo que vi algo…que no suelo ver comúnmente.-

Paula le presento a los chicos de la banda, todos menos el vocalista que no estaba por ningún lado.



***


La noche transcurrió muy animada todos bailando, cantando al son de la música de fondo, pero Helena se sentía incomoda, ya no sentía estar disfrutando de la noche, así que se disculpo con sus amigos y se marcho a la “casita”, llevando consigo los obsequios de Gia; botellas de vino, como si no hubiesen bebido lo suficiente.

Llegó a la soledad de la casa, aun se  podía escuchar la música a todo volumen, pero tras cerrar la puerta, quedo un poco disimulado el alto volumen, se dirigió a la cocina a dejar las otras botellas, quedándose solo con la de Eero. Subió a la segunda planta, necesitaba quitarse el traje, la mascara, y darse  un baño, pero se quedo sorprendida cuando vio que a mitad del pasillo iba caminando Lauri tal vez en refugio a su habitación, ella no sabia cual le había dado Paula.

-Lauri!! Espera!!.- grito ella, y se apresuro para darle alcance. Él se giro y medio se tambaleo, teniendo que apoyarse en la pared para no caer al piso.

Ella llegó hasta él y lo ayudo a estabilizarse mejor.-¿Estas bien?, luces un poco..borracho.-

-Estoy bien, es algo que me dieron a tomar algo raro. ¿Que es lo que quieres?.- dijo entrecerrando sus ojos.

-Quiero hablar contigo, por favor, quiero …quiero estar clara, ¿si?.- él dudo, pero tenia razón si iban a convivir el resto de la vida como un grupo de familia, debían arreglar esa situación. Lauri le dio un leve asentimiento de cabeza aceptando.

-Pero no aquí, ven por favor.- lo insto a que la siguiera, pero no pudo, sus piernas lo traicionar y le hicieron caer al suelo.

Ella se giro y se asusto de estado en que estaba, pero no parecía borracho.-¿Que es lo que tomaste?, ¿te sientes bien?.-Helena le tomo un brazo y lo paso por detrás de su cuello para ayudarlo a ponerse de pie, a lo cual él no protesto.

-No es …nada… vamos  a…platicar.- habló pasivamente, como si se estuviese quedando dormido.
Ella lo ayudo a caminar, y lo metió a su cuarto. Lo guio hasta la cama, pero Lauri se deslizo cayendo sentado en el suelo.

-Oh! No!!... ¿te has herido?.- ella lo intento abrazar para levantarlo y subirlo a la cama, pero él le quito las manos de un solo, en un acto lleno de brusquedad.

-¡!No me toques!!- grito de pronto, asustándola y alejándola también. –No lo vuelvas hacer.- dijo ahora mas tranquilo en el mismo tono de voz que solía usar.

Ella se sentó frente a él, dándole su espacio. Él a su vez recogió sus piernas y las doblo frente a su pecho, abrazándolas con sus brazos y posicionando su quijada en sus rodillas.

-Quiero solo que …me digas la verdad.- hablo por fin ella.

-Dime- musitó él, sin volverla a ver a los ojos, tenía la vista en sus zapatos italianos a juego con su esmoquin.

-Tu ya …me conocías ¿no es así?.- ella no perdió de vista, el estremecimiento que su pregunta le causo.-La verdad.-

-Si. -  respondió Lauri apretando mas fuerte sus piernas con sus brazos.

-¿Y lo que soñé fue solo producto…. de mi imaginación?.-había duda en sus palabras, pero también un anhelo.

-No.-

-Así que …hubo  un tiempo en el que …-guardo silencio no podía ni decirlo en voz alta.- …nos amamos?.-

-Si.- ante sus monosílabos solo se estremecía mas, ya decía ella, que por algo él le huía tanto, o por que sentía esa atracción hacia él. -…yo solía amarte, -agregó.- Tú, no lo sé.-y solo hasta ahora, él levanto su cabeza, encarándola viéndola fijamente a los ojos.

Ella no sabia que decir, no recordaba siquiera haberlo besado, o haber dicho que lo amaba.

-Y …porque no recuerdo nada de lo que vivimos?, lo vivimos alguna vez siquiera?.-

-Claro que lo vivimos,  y el tiempo que duro fue mas que divino, para mi, pero luego tu, no …te decidiste por mi, tal vez no estabas tan enamorada como decías decirlo de mi, y te casaste con …Eero.-tras concluir, él cerro sus ojos, como si le doliera aun.

Ella vio el dolor de sus palabras en sus ojos, el dolor de la traición que supuestamente habían cometido contra…Eero. Y ahí entendió todo, ellos había traicionado a Eero, pero ella lo había traicionado a él, abandonándolo, dejándolo por otro cuando se suponía que ella también lo …amaba.

-Lo siento Lauri.- ella coloco su mano en su rodilla.-Pero no lo…recuerdo.-

-No lo sientas ahora.-quito su mano de su rodilla, no quería que lo tocara y ella  ignoraba su pedido.-Y ni lo recordaras, porque así lo quise yo, estaba harto de esa situación, que ahora… estas volviendo a traer.-

Ella quería decirle tantas cosas, pero no podía sus emociones no la dejaban hablar, ahogándola por dentro, sabia que lo que él le estaba diciendo era la verdad, su mente no le creía pero su corazón si.

-Yo creo que si te amaba y mucho, lo siento en mi corazón, ¿has escuchado que uno ama con el cerebro y con el corazón?, pues creo que yo me dividí y uno amaba a Eero y el otro a …ti.- a sus palabras él levanto su vista para encontrarse con la suya y comprobar si eran ciertas.

-Pueda ser cierto, pero ahora yo te he sacado de mi corazón, y no te quiero volver a tener ahí nunca mas, tu solo sabes herirme, entre mas amor te daba, mas dolor recibía a cambio.- ahora fue ella quien bajo la mirada, no podía sostener la suya, no cuando sentía que era cierto lo que le estaba diciendo, tal vez su voz estaba serena, pero sus ojos verdes decían otra cosa; dolor, ira, enojo, tristeza, agonía, y  pena.

-Yo…yo … no sé que decir…solo.- él no la dejo continuar, colocando dos de sus dedos sobre sus labios en señal que guardara silencio.

-Shss, no digas nada, eso quedo atrás, y al menos solo uno tendrá que seguir cargando con esta cruz, tu estas libre, no tienes porque sentirte mal, y tampoco te tienes que disculpar, cuanto no quisiera yo también olvidar todo lo que le hice a Eero, cuando el solo tiene buenas intenciones para mi, actos de afecto, y ¿yo?, solo se traicionarlo, …al menos no lo he herido aun, y ¿sabes una cosa?, haría cualquier cosa por evitarle cualquier dolor, así que por el bien de él por favor no digas nada, olvídame, no me hables, no me mires, solo se cordial, no me toques, has como si no existiera, como si no supieras la verdad.- abatido por su monologo, dejo descansar su cabeza encima de sus rodillas flexionadas, esperando su respuesta.

Helena no entendía como podía ser tan fuerte, teniendo todo eso dentro de él para si solo, y quería quitarle un peso de encima, y haría lo que él le pidiese, por verlo feliz, si en un tiempo ya le había quitado la paz mental, no iba a ser nuevamente la responsable de eso.

-No te preocupes… no diré nada, y procurare ya no estar tanto en las reuniones de grupo, solo cuando me sea imposible negarme, … no te buscare, ni te llamare, ni te mirare, cosa difícil pero lo haré, ya no quiero verte sufrir por mi causa Lauri, y perdóname si te herí.- dijo entre sollozos, limpiando sus lagrimas de su rostro.-Ya no quiero hacerte mas daño Lauri.-

Él elevo su rostro, ante el llanto quedo de ella, no la quería ver llorar, fue su musa, su todo y por siempre él la quería ver feliz.-No llores Helena, olvida esta conversación, olvídame y todo ira bien.- Lauri acerco su mano a su rostro y con su dedo índice quito una lagrima que estaba a punto de salir su parpado inferior.

-Todo ira bien.- susurro ella entre el llanto.

-Si.- le sonrió a él.

Ella se levanto un poco, apartándose de suposición, ya no quería tenerlo frente a ella, y  dejarle ver lo vulnerable que estaba, se sentó a su lado, recostando su espalda en la base de la cama, cuando sintió un bulto con su mano derecha lo saco y vio que era uno de los regalos de Gia.

-Mira tienes tu regalo aquí atrás.- ella se limpio sus lagrimas y le entrego el obsequio.
Lauri fijo su mirada en el objeto.-No, ella no me …. Dio nada, eso no es mio.- dijo volviendo su rostro a la puerta.

-Pero aquí dice tu nombre, y es el mismo envoltorio que nos dio Gia envuelto nuestros regalos.-

-Pues no lo quiero, bótalo, pero no lo quiero cerca de mi.-

Ella lo abrió y vio que era una botella de vino.-¿No quieres?.-

-Me siento muy mal Helena, aun ni se como fue que llegué aquí, ni que fue lo que te dije concretamente, solo sé, que quiero irme a mi hotel, descansar y olvidar del día de hoy.-

Ella descorcho la botella y tomo gran sorbo.-No sabes lo que te pierdes, sabe mucho mejor que
las bebidas de la fiesta, ¿seguro no quieres?.-dijo ella acercando mas a él, para ofrecerle la botella.

Él giro su rostro negándose, y se dio cuenta de lo cerca que estaban, solo faltaba un pequeño impulso de ambos para besarse.

Y ambos lo dieron, porque segundos después estaban besándose apresuradamente, urguidamente, con una necesidad mas grande que la del mismo aire que respiraban, prácticamente se estaban devorando el uno al otro con sus labios.

Lauri paso su mano bajo su espalda y con la otra sostenía su cuerpo para no aplastarla al irla acomodando sobre la alfombra. Aun sin separar sus labios de los de Helena, ella le rodeo la cintura con sus manos, él tuvo que dejar sus labios por explorar mas abajo con ellos, pero de pronto ella comenzó a toser, él se separo para darle espacio, ella continuo tosiendo, como si tuviese un ataque de tos, mientas él la sostenía con sus brazos.

Helena lo miro fijamente, con los ojos desorbitados, y Lauri comprendió que en verdad se estaba ahogando, automáticamente la pasión paso a segundo lugar, inundándolo con una ola de terror, al verla escupir sangre por la boca, y tratando de inhalar aire.

-Helena, respira!!,- dijo él zarandeándola un poco.

Su expresión de ahogada estaba mas acrecentada, intentaba inhalar aire, pero no podía, y solo conseguía escupir mas sangre por la boca.

-Respira,!!reacciona Helena!!- grito él suplicantemente y desesperadamente entre sollozos, su vista nublada le impedía verla con claridad.

Se le estaba muriendo en sus brazos, junto a él y se sentía impotente de no poder hacer nada.

-Helena!!! Reacciona,!!! Di algo!!,No TE VALLAAAS!!- dijo cuando ella dejo de escupir sangre, y su cuerpo quedo languidecido entre sus brazos.

-Noooooooooooooooooooo!!-grito dolorosamente al cielo.

No era posible que esto le estuviese pasando a él, dejo el cuerpo sobre la alfombra, y sintió húmedo su rostro, automáticamente se llevo las manos para limpiarlas, y tarde se dio cuenta que estas estaban llenas de sangre de Helena, y sin contenerse mas, volvió a gritar, en un grito lleno de dolor, de agonía. Helena ahora yacía en la alfombra ensangrentada y muerta.



Liz se estremeció cuando escuchó el grito, que provenía de la segunda planta, era como si el dueño de ese grito estuviese agonizando de dolor.

Cerró la puerta, se quito su mascara y dejó que el pelo cayera por su espalda, estaba indecisa si subía a ver que pasara, pero lo pensó mejor y seria una metida doblemente si lo hacia, lo mejor era esperar, pero ¿y si era una emergencia?, lo mejor era investigar.

Se quedo paralizada en el borde de la primer escalón de las escaleras cuando vio al fantasma de la opera, el vocalista de la banda, y a medida que él bajaba, con la cabeza baja y en una motilidad temblorosa, mas se le hacia conocido.

A mitad de los escalones Lauri sintió que no estaba solo, pero no podía dejar de ver sus manos temblorosas cubiertas de sangre, de la sangre de ella. Elevo su rostro y la vio a medias , la gatubela coqueta, no era otra que Liz, esos ojos azules lo miraban con desasosiego, y la recordó, ella los había visto con Gia, ahí en la oscuridad sus ojos lo habían iluminado.

-Lauri.- dijo ella, con una voz llena de asombro y repulsión, ante el reconocimiento, su mente le había mostrado todas las imágenes que había obtenido de él de toda la noche, él era el vocalista, el fantasma, Lauri, él traidor.





Así era la mascaran que usaban



Liz Zonaletti
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