"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

martes, 30 de octubre de 2012

Oblivion -C35-

Hola!!!otra cap!!! el final se acerca!!! OMG...estoy tan emocionada!! ....







CAPITULO XIII


Milán en otoño, el viento se hacia mas fuerte y los arboles perdían sus hojas. Todo estaba cambiando inclusive la vida de Liz. Solo un mes había pasado desde que Lauri le había pedido que casaran, y tenia que tener todo listo para enero el día pautado para su unión, aunque solo en cuanto a la ropa se haría cargo ella, lo demás todo seria sorpresa.

Los dolores de cabeza había aumentado y ya las aspirinas no funcionaba, cambió de analgésico pero muy poco efecto tenían en ella. Tanto estrés la estaba matando. Estaba tomando mas clases teóricas que de costumbre, ya que el próximo periodo seria sabático, seria sus meses de casada y por nada del mundo quería pasar lejos de su osito.

La banda tenia programada su retiro hasta en marzo, y luego tendrían su luna de miel, solo se casaban en enero por la sorpresa que Lauri quería darle. Sabia que seria algo espectacular, ya había hecho sus averiguaciones de lo que en realidad albergaba Saariselkä, pero no sabia lo que la mente de su amado tenia planeado para hacer de esa fecha aun mas inolvidable de lo que ya iba a ser.

Tras salir de clases todos los días se iba a buscar su vestido de novia a las tiendas, pero por mas que veía no encontraba el indicado. Quería uno que no fuera tan espectacular, lo quería sencillo pero único, no uno común de los que todas las novias usaban no, lo quería propio, y de su estilo, pero tal parecía en Milán no estaba.

Los encuentros con Lauri eran cada vez menores, ahora estaban de viaje por Asia y con los cambios de horario siempre chocaban con sus clases, y con el tiempo disponible de él, para verse por skype.

Sus clases terminaban en noviembre y para ese entonces se mudaría a Helsinki. Le propuso a Lauri vender su apartamento, pero él se rehusó, diciéndole que además de la casa del Lago di Como, tendrían ese su otro nido de amor cuando volvieran a Italia, y ella claro acepto, no le podía negar nada.

Entre la rutina y sus estudios, los días fueron pasando y aun no tenia su vestido de novia. Era tiempo de viajar a Paris.

Un fin de semana fue el ganador y tomo el primer vuelo a parís la ciudad del amor y la moda, ahí si encontraría su vestido.

Tras llegar a su hotel, apenas y comió algo, y salió disparada a las calles, para encontrar su vestido. Fue a la calle de modas, y entro a cada tienda de diseñador. Había miles de vestidos de novia, pero no el que hiciera clic con ella, tenia que sentirlo tras verlo, que seria el suyo, el que Lauri vería cuando se casaran.

Eso la llenaba de nostalgia, Lauri se había ofrecido acompañarla a su viaje a París, pero ella se rehusó, no porque creyera en supersticiones, si no que se puso en su lugar y viajar desde Taiwan hasta ahí era un viaje cansado, lo extrañaba mucho, pero ya faltaba poco para que se reencontraran unos días mas no harían la diferencia.

Ya por la noche, cuando el cansancio pudo con ella, volvió a su hotel, casi y perdiendo su cita con Lauri por skype.

-Hola osito.- ella se acerco mas a la pantalla, para darle un beso, el cual Lauri atrapo con su mano y lo llevo hasta sus labios.

-Mi-elle, hoy te ves cansada, ¿que ocurrió?, ¿qué te hizo París - quiso sonar celoso, pero su alegría por verla fue mas grande.

-No me dejo encontrar mi vestido, y el avión me quito unos cuantos años de vida cuando por turbulencia cayo en picada unos segundos, juro que pensé que moriría, no si mas bien lo vi…-

-Oh… he experimentado eso, y es un mal recuerdo que te acompañara de por vida, ahora soy mas selectivo con las aereolinas que escojo.-sus ojos parpadeaban demasiadas veces, demostrando inconscientemente lo cansado que estaba.

-Es muy tarde, creo deberías descansar y mañana hablamos.-

-No, no le hagas caso a mis ojos, ellos no son yo en este momento, me traicionan pero…. Yo quiero hablar contigo.-al final de la frase cerro por demasiado tiempo sus ojos.

-Lauri, osito, ve a dormir, en cualquier momento vas a caer sobre el teclado y quedaras con la compu abierta y encendida, ya tendremos tiempo para vernos por  siempre, estas muy cansado, ve a dormir si?.-

-Noooooo Liz…. Tengo sueño pero quiero hablar contigo.-

-Pero yo si estoy cansada, y mucho. -mintio, no lo estaba tanto como él, que ya se caia dormido sobre la computadora.

-Eres mala, como privas de mis ojitos tu presencia, pero has de pagar caro cuando te tenga entre mis brazos.- ahora su quijada era sostenida por su mano, y sus ojos estaban completamente cerrados, pero con una sonrisa de oreja a oreja.-

-Lo sé, por eso lo hago, te amo, nos vemos pronto.-

Espero su respuesta, pero solo vio como cerro de un solo el monitos, perdiendo el contacto. Estaba realmente muy cansado y en el fondo sabia que Lauri agradecía por cortar la cita, él no seria capaz de hacerlo.


Al dia siguiente, domingo, volvió a visitar las tiendas que le faltaban por ver, pero tambien fue en vano. Fue hasta que dio con la de Wera Wang que creyo haber dado con el indicado.

Nunca había visto uno igual, era exquisito, y le llamaba la atención, pidió a la dependienta que le ayudara a probárselo. No tenia mucha cola, ni era en corte sirena, ni de  princesa, no, ella quería uno sencillo pero exquisito a la vista, que no fuera muy probovatico pero tampoco recatado,  y este era perfecto, tenia todo lo que ella quería. Era el indicado.

Se lo probo, y para suerte le quedo a la medida, como si lo hubiesen hecho con sus medidas. No tenia velo, ni lo quería, era de seda que se plegaba  en dobleces que iban angulados, separados por una fajilla de bordado con incrustaciones de diamantes a la altura de la cadera, y en la parte de abajo continuaba con el plegamiento de la tela hasta llegar a una pequeña cola. Parecía un corte antiguo pero a al vez muy moderno.

-Me lo llevó.-le dijo a la dependienta con una sonrisa en sus ojos.
Una vez facturado su vestido, salió de la tienda mas que contenta. Llego al hotel y coloco con cuidado la caja donde venia su atuendo perfecto. A Lauri le compraría un esmoquin blanco, ambos irían de blanco sin nada de color, el blanco era perfecto, como lo seria su vida.


***


El periodo de universidad estaba culminando, tal como lo hacia su vista, el pasar tantas horas frente a su computador estudiando y haciendo trabajos le estaban acortando su vista de lejos.

Era tiempo de usar lentes aunque no quisiera lo tenia que hacer, ya no podía saludar de lejos a alguien porque no lo reconocía, solo hasta cuando estaba a pocos metros de distancia lograba distinguir su rostro.

Entro en la óptica, y lo primero que hizo fue ver los modelos, quería unos que no fueran tan llamativos para que no se notara cuando los dejase de usar. Podía ver de cerca a la perfeccion pero de lejos era el problema y lo mas seguro como el había dicho su profesor es que tenia miopía.

Rápidamente alejo los malos recuerdos que esa palabra le traian, ayudada tambien por el joven que atendía.

-La puedo ayudar en algo?.-

-Si, quiero hacerme el examen de la vista y …bueno luego compra aquellos lentos.-dijo señalando el par sin aro. Cuando se los pusiera parecería que no llebava ninguno encima.

-Lo siento, pero ahora el doctor no esta, se le presento una emergencia, no te puedo hacer yo el examen, así que no te podre ayudar, pero puedo pautarte una cita, si?-le sonrió el chico rubio.

-Bueno, esta bien,.-

Entre los dos encontraron un día conveniente para el examen. Pautado para el día siguiente. Salió de la tienda sin nada, pero al menos ya no le tenia tanto pavor a los lentes, pronto usaría unos, que mejorarían su visión.

Llego a su casa para terminar de empacar sus cosas, faltaba una semana para su viaje y trasladarse de vivienda. Mientras guardaba su vestido, escucho que la puerta principal se abrió  sabia que era Lauri. se puso en pie y salió corriendo para recibirlo.

Lauri dejo caer sus maletas al suelo tras ver a su Liz venia corriendo hacia él.

-Te extrañe tanto.-le dijo ella, tras tirársele encima y susurrarle las palabras contra su cuello.

-Yo mas!, mucho mas!, no sabes cuanta envidia le tuve a Aki, Paula y su hijo estuvo con nosotros, en la gira, pero tu no estabas a mi lado.- dijo apretándola mas contra él.

-Extrañaba tu olor, intoxicando mi cordura.- se zafó de su abrazo para contemplarlo.

-¿Solo eso?, ¿y yo? ¿Donde quedo?, soy yo él que te puede ….-la beso.-besar, él que te puede….-le acaricio una pompa.-acariciar… mi olor no hace nada.- termino diciendo con una carcajada en su boca.

-Si, lo sé, los extrañe a todos.- le dijo viéndole pícaramente, refiriéndose con la mirada a su otro compañero anatómico.

-Ohhh!!, si.-


Lauri termino de entrar todas la maletas, y observo como Liz tenia todo en cajas, lo necesario que se llevaría a Helsinki, estaba mas que lista para partir, y él mas que emocionado.

Mientras Liz le preparaba el almuerzo él aprovecho para darse una ducha y tomar una siesta. Tras terminar su labor camino hasta el desayunador y espero a que Liz le sirviera la comida. Le gustaba observarla, como hacia gestos cuando algo no le salía bien, ella era su Liz, la única… e inigualable.

-¿Que me vez tanto?.- le dijo ella, sacándolo de sus pensamientos.

-Lo hermosa que eres, y la suerte que tengo de tenerte a mi lado.-musitó. Se recostó sobre la mesa, cruzando sus brazos y apoyando su mandíbula en ellos, para seguir observándola.

Cuando ella le sirvió la comida Lauri estaba famélico, y apenas contestaba palabra de lo que Liz le hablaba. En si solo lo ponía al dia de su aventura parisina, de cómo le había ido en las clases y del nuevo vestido que había en su guardaropa. Su vestido de novia, solo le faltaban los zapatos pero eso los comparia en Finlandia.

Lauri escucho atento su monologo solo dándole monosílabos mientras tragaba su comida. Cuando termino fue su turno de entablar conversación.

-Sabes que mas envidié de Aki?.- le pregunto, limpiándose las comisuras de sus labios y viéndola fijamente con esa mirada tierna y melancólica que le hacia cuando iba a pedirle algo.

-uh huh- trato de sonar desinteresada  pero también estaba curiosa. Hizo a un lado su copa de vino, y puso toda su atención en su prometido.

-Que tiene un hijo, con el que juega en todo momento, que rei de sus tonterías, que él pequeño se rie de Aki con una risa tan jocosa, que nos contagia a todos, eso le envidio.- tomo una de las manos de Liz que descansaba sobre la mesa, y jugo con sus dedos y con el anillo de compromiso de doble aro de diamantes.-Yo también quiero uno.-dijo, sin volverla a ver al rostro, solo miraba sus manos unidas.

Liz no supo que decir, él claro que quería niños, pero ella no, era muy joven, tenia mucho tiempo por disfrutar de su vida de casados y un niño… bueno eso le era otra responsabilidad.

-Lo siento Lauri, pero por ahora no podrá ser.- ella vio como su sonrisa se diluía en su rostro.- No  he terminado mis estudios, y quiero graduarme no sé en cuanto tiempo lo hare, pero mientras no tenga mi titulo no quiero ser madre, además debemos disfrutarnos el uno  al otro mientras estemos casados, al menos no sé… un año.- ella solto sus manos, sabia que no era lo que quería escuchar, pero no siempre haría lo que el quisiera.

Él quedo cabizbajo viendo sus manos vacías.-Sabes.-hablo sin levantar su cabeza y en un tono mas grave.-Cuando estoy con Julian, disfruto mucho de su compañía, de sus risas inocentes, de sus travesuras, y en este poco tiempo lo he llegado a querer mucho, y lo raro de esto, es que hay ocaciones en las que siento que esa fotografía familiar esta mal, que no es aki es el que debe encajar ahí si no yo.-levanto su cabeza, enfocando sus ojos en los azules de Liz.-Creo es la envidia la que esta covernado mi corazón, y sé que esta mal, pero no puedo evitarlo, cuando lo abrazo no lo quiero soltar, porque sé que si lo hago lo perderé, en los brazos de su padre… entiendes lo que digo?.-llevo una de sus manos a al puente de su nariz, apretándolo fuertemente, evitando… dejar salir sus emociones.

-Lo siento mi osito, no … tenia ni idea, de que te sentía así respecto a ese niño, no sa…-Lauri le hizo señas con la mano que callara. Sus ojos cerrados, aun con su mano en el lagrimal de sus ojos.

-Sabia que dirias eso, que no es tiempo, y lo sé, en verdad lo sé, pero es solo que… yo no soy envidioso, y no me gusta sentirme así.- se puso en pie bruscamente, partiendo de la cocina, huyendo.

Pero Liz salió a su alcanze, en la sala, le toco el hombro y lo hizo girar.-Osito… triste…. Es osito hermoso.- ella lo abrazo y se maravillo con su risa sobre su cabeza.-Ya los tendremos, mas no ahora, podrás aguantarte hasta entonces?-

-Si. Tratare.-



Esa noche ninguno tenia ganas de hacerlo, y era la primera vez que no lo hacían desde que lo hicieron en el Lago di Como. Ambos se sentían triste pero por diferentes razones… y solo el tiempo aliviaría sus corazones tristez.


Al día siguiente Liz, se levanto muy temprano, había puesto a lavar toda la ropa sucia de Lauri, si es que se le podía llamar sucia, antes de meterla en la lavadora, la llevaba a su nariz para comprobar si ocupaba detergente o no, pero tal parecía que hasta el sudor se conserva olorosamente agradable.

Asi que no ocupo mucho detergente solo para los pantalones que aunque eran negros, luego tras ver el agua en la lavadora, vio negra pero no por desteñir sus pantalones si no negros de suciedad.

Rápidamente la coloco en la secadora y al cabo de un rato, que le dio tiempo de bañarse, cambiarse y hacer el desayuno,para cuando volvió la ropa esta seca. Tomo la canasta y la llevo  a la sala, la guardaría en las maletas ya que viajarían en dos días, pero no pudo obviar un detalle, la ropa aun concervaba el aroma de Lauri.

Llevo una camisa negra hasta su nariz, y la inhalo levemente, y tenia su escencia ni el javon podía con eso. No pudo evitar sonreír  ya parecía una señora casada, oliendo sus camisas, lavandossela, doblándosela… eran ya marido y mujer, solo faltaba comprobarlo con un simple
papel.

Volvió al cuarto y Lauri aun dormía, debía de estar muy cansado para no despertarse aun después de las once de la mañana.

Le dejo una nota, con una caligrafía temblorosa, era la primera vez que lo hacia y le gusto.
Luego salió velozmente de su apartamento hacia la óptica, para encontrarse con el doctor. Al llegar paso directamente a su consulta, no fue nada del otro mundo pero estaba nerviosa, su madre también había padecido miopía, debía ser algo genético, por mas horas que pasara frente al computador no podían debilitar tanto sus ojos.

El examen fue muy rápido, y en efecto tenia miopía con 1.5 dioptrias. Era leve pero el doctor le explico que eventualmente tendría que cambiar de graduación ya que sus corneas estaban débiles, y eso había sido consecuencia de un accidente. Le pregunto si lo había tenido, pero ella no supo que responder, tenia vagas imágenes pero todas eran del dia que había encontrado a Aki fuera de la mansión de Briatore y eso no había sido un accidente.

Salió de la tienda con sus nuevos lentes sin aro, totalmente transparente que de lejos ni se notaria que los usaba.


Al llegar a la casa, se encontró con su amado esperándola con el almuerzo preparado, desde la entrada de la puerta se podía oler el cordero que tenia en el horno. Cuando Lauri la vio, notó de inmediato los lentes y … su mandíbula casi se desencajo de su lugar, era como le había contado… tal como su madre había iniciado.

-Liz?... que paso?.-

Ella notó la preocupación en su voz, pero no entendió porque, nadie sabia…y tal parecía que Lauri si sabia, o que podía…leer su mente, su miedo, que a fin de cuentas era sin fundamentos el doctor no había encontrado nada malo, y ya los dolores de cabeza desaparecerían…pero la reacción de su amado no tenia palabras.

-Nada, solo son lentes, ya te lo había comentado.- dejo las llaves sobre la mesa del teléfono y avanzo hasta la cocina pasando por su lado, solo deteniéndose para darle un fugaz beso en los labios.

-Y que mas dijo el doctor.- él la siguió, sentándose frente a ella, en la mesa del comedor, uniendo sus manos como en plegaria.

-Nada… no sé porque tanta preocupación.- ella ladeo su cabeza tratando de entenderlo. Era solo miopía.

-Es que … una vez me comentaste que tu madre…-

-Lo hice?- lo interrumpió ella. Él solo asintió.- ah!! El oblivion, bueno si, ella también tuvo miopía pero… el doctor no me encontró nada malo, estoy perfecta…entre lo que cabe.

Y por fin Lauri pudo respirar aliviado, aun recordaba las palabras como si se las hubiera dicho ayer… que su madre había muerto de cáncer en el cerebro. Solo de pensar en la palabra le daba escalofrió, pero tenia razón no todas las personas que tenían miopía les daba cáncer, solo estaba formando una tormenta en un vasito de agua.

-Te ves bien.- dijo él tomando su mano entre la suya, entrelazándola.

-Gracias, pero no se notan mucho, los escojí sin aro por eso, no me gustan los lentes ni me gustaran.- ella posiciono su otra mano sobre la de Lauri, envolviéndola entre sus manos.

-Te amo osito.-

-Y tú Mi-elle, eres mi oxigeno, así qué te amo mas allá de la vida misma.-

-Tan romántico.- soltó su mano y se puso de pie, rodeando la mesa y acortando la distancia entre ellos, para llegar hasta él, y sentarse en su regazo.

-Pero solo contigo, tu sacas lo mejor de mi.- atrajo su rostro con su dedo índice para capturar sus labios y besarlos…tal y como lo había hecho la primera vez…lento…muy lento…pero de manera sensual.




lunes, 29 de octubre de 2012

Save Him Once Again -parte3-fin


Hola!! este es el capítulo final de esta historia, y mientras lo leen podrían escuchar esta canción, ya que Aenor (quien escribió este cap, así lo recomienda XD ) ...






Capitulo III



(c) Aenor











I have gone
Into the deepest dark


El silencio era lo único que se escuchaba, la casa completamente a oscuras y ni siquiera sabia si estaba respirando o no…

No podía escuchar nada, solo el grito de la culpa en su cabeza, había cometido la peor irresponsabilidad de toda su vida y pensar que se había molestado con Paivää por haber hecho lo mismo con él, con que cara ahora vería a Aki, como le pediría perdón, como rogarle por un poco de clemencia si lo había condenado al mismo final que a él.

Lauri estaba recargado en la puerta del refrigerador abrazando sus rodillas, sus brazos tapaban su rostro dejando la mirada perdida en la distancia, no quería pensar, pero una a una las escenas de esa noche se cruzaban por su mente en una película interminable… no quería moverse de ahí, tenia miedo, miedo de si quiera respirar.

Las lágrimas caían lentamente por sus ojos verdes, lagrimas llenas de culpa, era un asesino y de los peores, había condenado a muerte a su mejor amigo, a una muerte lenta y dolorosa, a él, a Aki, a quien le había dado tantas cosas y el solo le dio desgracias.

Se merecía todo lo que le pasaba, por que él solo le había demostrado su cariño y su amor, Lauri en cambio no le había devuelto nada.


Las semanas pasaron para él en automático, no supo en que momento la vida camino tan rápido que cuando menos lo había pensado ya se había llegado el día de su cita para saber su verdadero final.

En todo ese tiempo evito de cualquier forma toparse con Lauri, incluso cuando tenían llamado a ensayar casi no se hablaban mas que para lo esencial, tuvo una especie de retroceso ya que parecía el tiempo en el que escondía sus sentimientos al saber que Lauri tenia VIH, pero esta vez era diferente, no iba a poder olvidar todo tan fácil y menos cuando “tal vez” los uniría un mismo destino y no solo eso, si no por que ese “tal vez” le había permitido probar aunque sea por un momento el paraíso en la piel de Lauri.

Suspiro por enésima vez mirando al piso al pie de las escaleras de concreto que daban a la puerta principal del hospital, Alen le había llamado hace unos minutos diciéndole que estaba cerca…

Le había pedido de manera casi suplicante que lo acompañara, había sido un fuerte pedestal para él en esos momentos en los que al parecer no tenía a nadie.

Tal vez Eero o Pauli, pero ellos no sabían nada de lo que había pasado entre Lauri y él…

Que complicada se había vuelto su vida de un tiempo para acá.

-Aki- escucho la voz de Alen y alzo su mirada rápidamente, le sonrió viéndola llegar con un conjunto en negro, sus accesorios eran color rosa al igual que el paliacate sobre su cabeza.

-Hola Alen, gracias por venir-

-Para eso son los amigos ¿Ya entraste?-

-No, aun no-

-Esta bien- lo tomo del brazo para ambos entrar al recinto, Aki sentía palpitar su corazón con demasiada fuerza, parecía que iba a salírsele del pecho tan solo de imaginarse el resultado, Alen sintió lo tenso que estaba, podía imaginárselo, ella había pasado por algo similar –Tranquilo, te acompañare-

Aki asintió y juntos entraron en completo silencio, el camino le era eterno, parecía que los pasillos eran interminables, sentía que le faltaba el aire y por un momento sintió el mini infarto al tener el resultado en sus manos.

Ambos se alejaron un poco, Aki se recargo en una pared con el sobre en sus manos, se le quedo mirando un largo rato en el que parecía querer desaparecerlo con su mirada.

-No puedo Alen… estoy seguro de lo que dice- la miro extendiéndole el sobre – ¿Lo leerías por mi?-

Tal vez era un poco cruel dejar que ella viera el resultado antes que él, pero simplemente no tenia las fuerzas para hacerlo, sentía el cuerpo pesado y su cabeza no reaccionaba.

-Esta bien- le sonrió delicadamente cruzando un momento sus ojos azules con los de él, con delicadeza abrió el sobre y tomando un largo suspiro desdoblo la hoja…

La leyó bien para no perderse ningún detalle y ahí estaba al fin el resultado.

Positivo (+)

“Lo sabia” pensó, no era una idea agradable, pero era algo inevitable según las circunstancias… En otro momento tal vez este resultado no le hubiera afectado, pero con tan poco tiempo de conocerlo le había tomado cariño.

El peso de una noticia devastadora cayó sobre sus hombros.

-¿Y bien?-

Tomo aire de nuevo y alzo la mirada, intento calmar el mar de sensaciones en su interior, esta noticia de alguna forma era parecida a como cuando le dijeron que tenia cáncer.

Alen no tuvo que decir nada para que Aki supiera la respuesta su mirada decía todo, bajo la mirada dejando que la noticia se infiltrara a su corazón de forma tan pesada como un yunque sobre su cabeza; una, dos, tres lagrimas cayeron de sus ojos sin que las pudiera retener.

Alen coloco una mano en su hombro mostrándole su apoyo, ella lo entendía muy bien y sabía lo que debía hacer.

-¿Quieres que te deje solo?-

Aki asintió sin mirarla, Alen le entrego el sobre y lo dejo ahí, en ese solitario pasillo.

¿Ahora que? ¿Que iba a hacer?

Sabia que esta era una posibilidad después de lo que Alen le explico, pero ahora no sabia como reaccionar, ahora que sabia la verdad, ahora que la realidad le caía por culpa de un momento de calentura…

De inmediato su mente viajo hasta aquel día, recordando a Lauri, así se debió de haber sentido cuando se entero que estaba enfermo.

¿Tendría que decírselo? No, era obvio que se culparía por eso y era mas culpa de Aki que de Lauri, se dejo llevar por el sentimiento de lujuria que tenia para con él, se aprovecho de que no estaba en sus cinco sentidos y este era el pago de su descuido.

Pero tal vez… solo tal vez, en su interior Lauri sentía lo mismo.

Ya no podía pensar en eso, Lauri lo había alejado de su vida por que nunca dejaría de amar a Zahiel, eso estaba claro, pero el sentimiento masoquista que tenia Aki era demasiado, lo quería de una forma errónea, soportar lo que sea con tal de recibir un poco de su cariño, como si fuera una mascota.

Necesitaba pensar, necesitaba luchar, pero sobre todo, necesitaba olvidarlo.

Se limpio las mejillas que marcaban el rastro de un par de lágrimas silenciosas y camino a paso firme hasta la salida en donde se encontraba Alen abrazada a si misma mirando hacia la calle.

-Alen-

-Aki ¿Estas bien?-

-No del todo, pero… tengo cosas que hacer, gracias por todo tu apoyo, no se que hubiera hecho sin ti-

-Lo hago con gusto Aki- le sonrió delicadamente poniendo de nuevo una mano en su hombro –Se lo que se siente que te den una noticia como esta y no haya nadie para apoyarte-

Aki la miro un instante, le sonrió abiertamente, con esa sonrisa que iluminaba hasta los días más oscuros.

-Te invito un café, quiero contarte algo-

Alen asintió acompañándolo.


-¿Estas seguro?-

-Completamente-

-No creo que esta decisión la hayas tomado tan a la ligera-

Aki sonrió divertido –No del todo, la vengo planeando desde que Lauri… bueno desde esa vez-

Alen vio con tristeza como ese engreído y egoísta de Lauri le calaba, no entendía que había visto el en aquel sujeto de los ojos verdes y tal vez nunca lo sabría.

-Solo esperaba los resultados para hacerlo o no-

-Así que ya nada te detiene-

-No-

-Bueno, pues… te deseo suerte-

Aki le sonrió abiertamente –Prometo estar al pendiente de ti, se que lo lograras-

-No lo se Aki… a veces me parece eterno, llevo años en esto, parece que todo lo que hago no sirve de nada pero aun así no me dejo vencer tan fácil-

-Por eso se que lo lograras- le sonrió abiertamente tomando sus manos entre las suyas acariciando con sus pulgares el dorso de sus manos –Eres muy fuerte, mucho mas que yo-

Alen no pudo evitar sonrojarse ante la caricia y las bonitas palabras, no le molestaba pero comenzaba a ponerse incomoda.

Continuaron platicando un rato mas hasta que el atardecer comenzó a caer, ambos sabían que había sido suficiente y Aki aun tenia muchas cosas que hacer para lo que venia hacia él.

Caminaron un largo tramo hasta que llegaron a un pequeño parque que quedaba cerca de la casa de Alen, ambos iban platicando de manera amena, reían y se hacían bromas como si fueran niños.

-Me la pase muy bien hoy Aki-

-Igual yo, casi olvido… bueno ya sabes-

-Tienes todo mi apoyo Aki, siempre que me necesites y que el cáncer me lo permita-

-Lo mismo digo- Aki sonrió dándole un fuerte abrazo a lo que ella le respondió de la misma forma.

-Te voy a extrañar-

-Yo también-

Le dio un beso en la mejilla y de nuevo la abrazo, era al parecer una corta despedida que había tomado más tiempo de lo debido…

Al menos para aquel joven de ojos verdes.

Como era la vida.

Lauri había decidido dar una caminata por un parque cercano, le hacían bien esas salidas y siempre que tenia tiempo las aprovechaba, esta vez no había sido la excepción, necesitaba despejar su mente, pensar con un poco de claridad y un poco de ejercicio al atardecer era la solución.

Lo que no contaba era con que encontraría a Aki al otro lado de la banqueta fuertemente abrazado a la chica Alen, aquella con la que se había topado por culpa del celular de Aki.

Los miro un instante, intentando ignorarlos, pero no pudo hacerlo, a cada segundo giraba su rostro para verlos, se le había hecho eterno ese abrazo, ¿Por qué simplemente no podía soltarlo?

Sin pensarlo siquiera siguió caminando, pero no se había dado cuenta que se dirigía hacia donde estaban ellos, cruzo la calle como zombi con peligro de que algún coche lo arrollara, en cuanto llego a su banqueta camino hacia ellos, decidido, respirando intranquilo, sintiendo como la cabeza se le encendía al verlos tan cariñosos.

“¿Qué demonios te pasa Lauri?”

-Que rápido olvidas Aki-

Se sorprendió de haberse escuchado hablar… ¿Que demonios pasaba con él?

-Hola Lauri ¿Cómo estas?- Alen la saludo tranquilamente alternando su mirada entre Aki y Lauri.

-Bien… gracias- el tono era lo que mas le había sorprendido, esa mezcla de arrogancia, soberbia, molestia y un poco de… ¿Celos?

Aki tomo aire mirándolo fijamente, se giro a Lauri y se dio cuenta que ambos se miraban con un magnetismo tan fuerte que hasta se sintió incomoda, se sintió fuera de lugar, había fuego entre sus miradas, profundizaban, parecía que querían comerse con ellas.

-¿Qué haces aquí Lauri?-

-Solo salí a caminar, no creí encontrarte a ti y a tu amiga-

-¿Y eso tiene algo de malo?- el tono en el que le hablaba, tan posesivo lo molestaba, ¿Que tenia de malo darle un abrazo cariñoso a la única persona que se ha preocupado de lo que siente? Lauri estaba perdiendo la cabeza.

-Para nada, es tu vida, puedes hacer con ella lo que te plazca-

Alen no pudo evitar dibujar una sonrisa de medio lado… ese tono de voz, ajeno a las pocas veces que lo había visto denotaban su enojo… enojo por verlos a ambos… juntos.

Se aclaro un poco la garganta para llamar su atención, ya que ambos seguían con esa lucha silenciosa en el contraste de ambas miradas, había chispas en el ambiente que parecía que en cualquier momento encenderían la pólvora, ardiendo, consumiéndolos.

El conjuro se rompió en cuanto despegaron sus miradas para mirar a una divertida Alen, tal vez Lauri no era del todo de su agrado, pero disfrutaba ver como Aki cada que lo mencionaba parecía derretirse como la mantequilla a fuego lento.

-Yo los dejo-

Aki asintió sonriéndole dándole un beso en la mejilla ante la vista de Lauri, que solo sintió como algo crecía desde su estomago extendiéndose hasta sus extremidades, obligándolo a apretar los puños intentando calmarse.

Sin saber con exactitud que era lo que le pasaba.

-Mantenme al tanto de todo ¿Vale?-

-Lo hare, gracias de nuevo-

-Nos vemos Lauri- el solo asintió sin dejar de mirar a Aki.

-Es tarde Lauri, debo irme-

-Espera… debemos hablar-

-No hay nada de que hablar Lauri, todo quedo claro la ultima vez… tu nunca vas a olvidar a Zahiel y yo solo seré el plato de segunda mesa-

-No… no Aki-

-Cuídate mucho Lauri- dio media vuelta dispuesto a irse.

No quería hacerlo, pero tenia que.

-Lo siento Aki-

Aki no supo con exactitud de que se disculpaba, el tono de su voz era un tono tan suplicante que parecía abarcar no solo el hecho de haberlo usado como su paño de lagrimas, haber estado con el por despecho y haberlo dejado abandonado ahora que mas lo necesitaba, parecía también pedirle perdón por haberlo contagiado.

¿Lauri estaría consciente de eso?

Se giro un cuarto para verlo mejor…

-De lo único que me puedo arrepentir es de no haberte dicho lo que siento por ti desde antes que te toparas con Paivää… de todo lo demás no tienes por que disculparte-

Dio media vuelta y se fue sin querer decir más, su corazón y el de Lauri lloraban en silencio.


Aki pidió hacer una junta de emergencia, estaban en una especie de “tiempo fuera” en medio de la promoción de su último disco, Eero, Pauli y Lauri habían aceptado, ya que pocas veces Aki se ponía tan serio como para pedir una junta de esta índole, debía de ser algo muy importante para haberla pedido.

Los cuatros estaban sentados en la mesa donde acostumbraban tomar un café a la hora del descanso, todos miraban a Aki esperando a que hablara, mientras él tomaba valor para hacerlo.

-¿Y bien Aki? ¿Qué pasa?-

-Quiero… quiero pedirles que pospongamos la promoción para hasta dentro de un año-

-¿Qué?- Lauri pregunto incrédulo, no entendiendo que era lo que estaba diciendo.

-Necesito tomarme un año sabático-

-¿Pero por qué? ¿Qué paso para que tomaras esta decisión?- Pauli se veía molesto no entendiendo en realidad lo que pasaba.

-Es un problema personal, es algo que me va a tomar demasiado tiempo poder arreglarlo, no quiero que mi rendimiento se vea reducido por esto, por eso debo arreglarlo primero antes de que afecte a ustedes, a la banda en total-

-Estamos en un punto importante Aki, entiendo que es algo muy tuyo, pero esto es casi una especie de suicidio, piensa en los números perderíamos muchas fechas- Pauli estaba alterado y con toda la razón del mundo, una pausa tan extensa en medio de una promoción era perdida total.

Lauri en cambio permanecía serio con la mirada baja ante la atenta mirada de Eero.

-Lo sé y lo siento mucho, pero si no hago esto, después será peor-

-Esta bien- hablo al fin Lauri –Tomate el tiempo que necesites-

-¡¿Qué?! Te volviste loco Lauri-

-Lo entiendo y tiene razón en pedir el año sabático, creo que todos lo necesitamos, yo me encargare de lo que sea necesario y mientras tanto cada quien podrá hacer algo mientras nos volvemos a reunir-

Pauli se dejo caer hacia atrás en su asiento mientras Aki le sonreía levemente a Lauri.

-Si no queda de otra-

-Gracias por su comprensión chicos-


-Lauri tenemos que hablar-

-¿Qué pasa Eero?- Lauri no le hacia caso por estar concentrado en unos papeles sobre la mesa.

-Algo me dice que la decisión tan apresurada que tomo Aki es por tu culpa-

Lauri dejo todo en la mesa y lo encaro.

-¿Pauli piensa lo mismo?-

-No, él cree que aceptaste por que estas teniendo una crisis existencial por querer cambiarte el color de cabello- Lauri no pudo evitar soltar una risa inocente mientras se recargaba en la silla –Pero se que es algo que tiene que ver contigo, no soy tan tonto, el hecho de que no diga nada, no quiere decir que no lo sepa-

-Aki te ha contado lo nuestro ¿Cierto?-

Eero soltó el aire vencido –Me cuenta todo, igual que tu, debo dejar de ser su confesor ¿Sabes? Tengo más secretos que un padre-

-Esta bien, esta bien, entendí, pero si ya sabes que más quieres saber-

-Hay algo que no se, desde hace semanas ambos parecen desconocidos cuando se supone que habían hecho las pases después de que Aki te explico por que actuó así debido a tu enfermedad y de la noche a la mañana se distanciaron más que antes ¿Por qué?-

Hablo tan rápido que ni tiempo le dio de tomar aire, solo hasta que termino de desahogarse.

-Prometes no decir nada y no juzgarme, suficientes problemas tengo ya-

-Como si no me conocieras-

Lauri tomo aire con fuerza y soltándolo lentamente comenzó a hablar.

Le conto todo, el por que Aki había actuado así con él, su primer beso con Aki, el segundo, la confusión en su mente, su corazón, el beso de Zahiel, su despedida, su borrachera y su primera vez con Aki.

En cuanto termino Eero se recargo en su asiento llevando su mano derecha descansada en los brazos hasta su boca, pensando, reflexionando.

Era mas con lo que podía cargar.

-Dios Lauri… en que líos te metes-

-Yo no tengo la culpa de ser tan irresistible-

Se rio irónicamente llevando la mano por su cabello para clamar sus pensamientos –Yo sabia que Aki sentía algo por ti desde hace ya un buen tiempo, pero no que hasta ya hubieran estado juntos-

-Es por eso que se va y es por eso que le estoy dando su espacio por que… - su voz cayó demasiado al sentir en su pecho el agujero de algo terrible.

Sabia que al decirlo se haría real, se daría cuenta de que la vida le había jugado chueco por sus malas decisiones, que estaba pagando el daño hecho…

-¿Qué paso?-

-Esa noche… yo estaba ebrio, no recuerdo muchos detalles pero… el que tomara esa decisión solo me aclara que no… que no…- no pudo continuar, el peso de la culpa lo dejo mudo con un apretado nudo en la garganta.

-Oh no… no me digas que no se protegieron- Lauri bajo la mirada abatido, asintiendo.

Eero llevo ambas manos a su rostro horrorizado, no por el acto en si, si no por lo que eso se significaba.

-No sabes lo culpable que me siento, no puedo dormir de solo pensar que si no hubiera llamado a Aki, si no hubiera cometido la estupidez de llamarlo mientras Zahiel y yo nos besábamos… él es mi amigo Eero-

-Es mas que eso Lauri y tú lo sabes-

-¿Qué?-

-Olvídalo… no se que decirte Lauri, esto se salió de control-

-Por eso lo deje irse, se que tal vez buscara ayuda y podrá sobrevivir a esto-

-Tu también necesitas ayuda Lauri y mas vale que la busques pronto, por que si esto no te deja vivir tranquilo llegara un momento en que no podrás soportarlo y el estrés te vendrá matando ¿Lo entiendes?-

Lauri asintió.

-Te lo digo por que eres como mi hermano y por ser egoísta y hasta un poco arrogante estas perdiendo a quien probablemente sea la respuesta a tus suplicas-

-Me estas queriendo decir ¿Que Aki no es mas que mi amigo?-

-Esa es una pregunta a la que ya tienes respuesta-


El tiempo no espera, es exacto, hasta cierto punto relativo y en constante movimiento.

Camina a la mano del destino, puntual, exacto y nunca inequívoco.

Recordaba bien como fue que Aki se fue, ¿A dónde? Nadie lo sabe, pero sabían que necesitaba ese tiempo lejos de todo y de todos para poder afrontar a su propio yo, para afrontar aquello que creció en él como una enredadera de la cual no podía escapar.

Toco la puerta de su casa una mañana de otoño, Lauri ya lo esperaba, le había hablado para decirle que había olvidado unas cosas en su casa que iba a necesitar, Lauri las tenia listas en cuanto llego por ellas.

Lo hizo pasar ofreciéndole algo de beber, el se negó sin siquiera mirarlo, caminando a la sala en silencio para entregarle una maleta pequeña con todo adentro.

-Gracias Lauri, ya no te quito tu tiempo-

-Espera Aki-

Lo miro un breve instante en el que Lauri abría y cerraba la boca tratando de encontrar las palabras adecuadas.

-Lo siento-

Aki sonrió de medio lado –Ya te dije que no lo sintieras, no hay nada de lo que me arrepienta, así que tu tampoco deberías de sentirte así-

-¿Cómo puedes estar tan tranquilo después de que te condene a muerte? ¿Cómo puedes siquiera mirarme a los ojos y sonreír sabiendo que morirás algún día? No te entiendo Aki-

-No es tu culpa Lauri, yo estaba consiente y tu no, apenas y sabias lo que estábamos haciendo, yo en cambio sabia lo que pasa y no quise detenerte, no tome la decisión debida y estoy pagando por mi error, pero sabes que, no me arrepiento de nada y si pudiera volvería a pasar esa noche contigo las veces que sean necesarias-

Lauri abrió los ojos estupefacto, no creyendo lo que escuchaba, Aki estaba dispuesto a dar su vida de nuevo por estar con ¿Él? ¿Un sidoso, como le había dicho Zahiel?

A quien demonios tenia en frente, en que momento ese Aki que era su amigo se presento ante él, mostrándole el lado mas oscuro de su corazón…

-No… esto no esta bien-

Aki sonrió tristemente bajando la mirada… él se estaba arriesgando a abrirle su corazón ahora que ya no tenia nada que perder.

-Escucha, por eso me voy, por que es doloroso, aun no logro superarlo, pienso que es como un sueño y no, debo afrontarlo, darle cara al problema y superarlo, dejar de ser tan infantil, por que eso fue lo que hice, no haberte dicho lo que sentía en su momento, dejando que el tiempo me consumiera y me alejara de ti- tomo aire bajando la mirada –Yo quería esa noche contigo, yo quería estar contigo siempre, pero nunca recibí nada a cambio, nunca iba a funcionar y no sabes como me duele, por que yo te amo de verdad-

-Ya no digas eso por favor-

-¿Lo vez? Por que no dejas de ser un poco egoísta y te das cuenta de que todos los que te rodean de alguna forma te quieren ayudar, Zahiel por ejemplo, mi egoísmo y el tuyo nos llevo a que ella se fuera de tu lado, fue un error mío siquiera pararme aquí contigo esa noche, pero lo hice por que me necesitabas, pero tu solo me usaste, te lo vuelvo a repetir, aunque te quiera mas de lo que puedo expresar, no soy plato de segunda mesa…-

Lauri sintió que sus ojos comenzaban a humedecerse, pero trato de calmar las lágrimas, había sido suficiente llanto.

-Necesitas ayuda Lauri, para que veas que si aun sigues con vida es por algo… yo hare lo mismo, no quiero morir auto-compadeciéndome de mi desgracia todo lo que me quede de vida, algo me dice que esta decisión que tome es la correcta y espero que cuando te vuelva a ver, seas el Lauri del que me enamore-

Tomo la maleta y camino hasta la salida seguido por Lauri a paso lento.

-Adiós Lauri- estuvo a punto de cruzar la puerta pero se detuvo, se giro un instante para tomar una vez mas sus labios en los suyos, Lauri solo entrecerró los ojos sin perder de vista los cerrados de Aki que temblaban, peleando por no dejar escapar la muestra de su tristeza.

Aki después de unos segundos se separo de él saliendo a toda prisa de la casa.

Y se fue, no pudo detenerlo, solo recordaba muy bien las palabras de Aki, estás aun resonaban frescas en sus oídos y después de esa despedía tomo el asunto en sus manos.

Demasiado había sufrido, demasiado estaba en juego y no iba a decepcionarlo.

Y el tiempo siguió corriendo y en un abrir y cerrar de ojos el año pasó.


I think I’m lost again


-Estoy a punto de llegar, solo deja que encuentre un taxi… No, no, en unos 15 minutos máximo… esta bien, posponlo para mañana… moi-

Una joven de cabello rubio corto hablaba por celular en la orilla de la banqueta, cuando quiso guardarla en su bolsa al último grito de la moda, una carpeta que era sostenida por su antebrazo cayó al pavimento esparciendo todos los papeles.

Soltó un suspiro de frustración agachándose a recogerlos cuando una mano se le unio en el trabajo.

-Gracias- al alzar su mirada sus ojos azules se llenaron de sorpresa y alegría.

-¿Aki?-

-Alen… que alegría verte-

Alen se llevo una mano a la boca para después abrazar con efusividad a Aki, el cual no tardo en responderle con una sonrisa.

-No puedo… no puedo creerlo… estas irreconocible… ¿Por qué no me dijiste que llegabas hoy? Te hubiera ido a buscar-

-Esa era la idea, quería que fuera sorpresa-

-Y que sorpresa- lo miro con mayor detenimiento, notando su mirada azul grisácea con más brillo, su piel mucho mas pálida que antes, llevaba lentes de montura negra que ocultaban su mirada, su cabello era de color dorado como el mismísimo sol y podía jurar que había perdido peso, vestía con un saco gris, palestina blanca con rayas negras, pantalón negro y zapatos converse.

-Te vez… diferente-

-Al parecer no soy el único… ¿Algo que quieras contarme?-

-Mucho, te invito un café, ¿Tienes tiempo?-

-Por supuesto-

-Genial-

Llegaron a un establecimiento cercano, después de pedir sus cafés comenzaron a platicar, Alen se veía muy feliz de ver a Aki, el en cambio parecía diferente, era el mismo a excepción del cambio de look y tenia algo mas pero Alen no lograba notarlo.

-¿Y bien? Cuéntame… que ha sido de ti todo este tiempo-

-Para empezar me fui con mis padres a Espoo, les conté todo lo que me paso y ahí mismo busque tratamiento y asesoría-

-¿Tus padres lo saben? ¿Y que dijeron?- pregunto sorprendida, después de todo no era una noticia que se pudiera contar y menos a tu familia.

-No fue nada grato, mi madre casi se muere al enterarse, mi padre me apoyo desde el principio y mi madre solo hasta que logro calmarse, me están apoyando mucho, me ayudaron a buscar a los mejores especialistas y no solo eso, mi hermana consiguió a un colega psicólogo para atenderme-

-Increíble-

-No fue fácil al principio pero conforme el tiempo pasó fui abriéndome mas, ahora veo la vida de otra forma, vivo al máximo cada momento, amo mas cada detalle de mi vida y perdono mucho mas rápido-

-¿Y el corazón?-

-Por eso volví- suspiro sonriendo débilmente -¿Y tú que tal? Tu cabello creció-

-Así es- Alen sonrió enroscando un mechón de cabello en su dedo índice que creció cerca de la nuca

-¿Quiere decir que ya no tienes quimios?-

-Desde hace 6 meses las deje-

-¿Pero por que?- le pregunto asustado mirándola con detenimiento.

-No te asustes, hace meses el doctor me dijo que ya no eran necesarias, el cáncer ya no esta- le sonrió abiertamente mostrando su blanca dentadura –Tengo que esperar unos 5 años para que me de de alta definitiva, pero en mi ultima revisión me fue muy bien-

Aki le sonrió ampliamente entrecerrando sus ojos y unas arrugas en sus mejillas se formaron de inmediato, se levanto de la mesa y la jalo en un fuerte abrazo que demostraba su felicidad.

-Lo sabia, sabia que lo lograrías, no sabes que feliz me siento por ti-

-Lo sé, estoy tan contenta, en cuanto me dieron la noticia decidí volver a trabajar, a mi ritmo claro, tengo pensado hacer un viaje, Paris, Milán, siempre quise conocer Marruecos, hay tantas cosas que quiero hacer que no me importa, las llevare a cabo, no echare a perder esta segunda oportunidad-

La mirada de Aki se nublo un instante en el que sonrió levemente, era una mezcla agridulce de felicidad y tristeza… Felicidad por ella tristeza por él.

Deseaba con todo su corazón que el tiempo que le quedaba le durara lo suficiente.

-¿Dije algo malo?-

-No, no, me alegro mucho por ti, yo lo único que te deseo es lo mejor Alen, te lo mereces- trago duro para tragarse sus lagrimas, Alen tomo su mano sobre la mesa y la apretó con fuerza.

-¿Volverás a tocar?-

-Eso espero, aun tengo pendientes que arreglar, pero es lo que más deseo y es lo único que se hacer-

-Eso me recuerda ¿Has visto a Lauri?-

-Aun no, pero espero pronto hacerlo, hay algo muy importante que tengo que hablar con él-


Una de las cosas que más le gustaban de las tardes finlandesas, era el cielo.

Una mezcla de naranja, rosa y azul, desde su ventana se veía increíble, amaba la vista, era perfecta y le encantaba perderse en ella.

Le había servido de terapia, según su psicólogo debía encontrar algo en que despejar su mente para poder resolver los problemas que tenia, esto y caminar se habían vuelto parte de su vida desde hace un año.

Un año, que rápido pasaba el tiempo, pero que provechoso se había vuelto aun cuando las cosas salieron tan mal para él.

Suspiro profundamente llevando su mano derecha a su boca, tocando con la yema de sus dedos sus labios, lentamente entrecerrando los ojos.

Justo hoy lo recordaba…

¿Cómo estaría? ¿Qué estará haciendo? ¿Estará feliz o al menos contento? Se lo preguntaba constantemente, quería saber como estaba su amigo, su casi amante…

A pesar de estar perdido en el alcohol recordaba esa noche como si se la hubieran tatuado en la memoria, los detalles estaban perdidos en una nube de confusión, pero podía recordar a la perfección sus besos.

En su vida lo habían besado con tanta pasión, cariño y ternura al mismo tiempo, ni Zahiel le había demostrado esa clase de amor al besarlo.

Y aun cuando estaban ansiosos por unir sus cuerpos, Aki tuvo la delicadeza de demostrarle amor con cada rose de labios.

No podía evitarlo, lo extrañaba.

Aunque aun seguía sin saber exactamente por que…

Era su mejor amigo, había sido una parte importante en su vida hasta antes de que supiera que tenía VIH, después se volvió en alguien indispensable para seguir viviendo… sobreviviendo.

Ya ni siquiera Zahiel le dolía tanto, había logrado hasta cierto punto olvidarla, había veces que la extrañaba y ya la había perdonado por haberlo herido, esperando que ella también lo perdonara, pero Aki… Aki era otra cosa.

Y seguía sin saber que etiqueta ponerle a lo que sentía por él.

Su corazón seguía dividido en dos.

El teléfono en la mesa comenzó a vibrar sacándolo de su ensoñación por unos segundos, se erguió para tomarlo después de dejar una botella vacia de “Finlandia Frost”… no debía tomar alcohol, pero debes en cuando beber una botella de esas le servía para calmar sus ansias.

Al mirar la pantalla se quedo petrificado, no abrió mas los ojos solo por que no podía, su corazón latió con tanta fuerza que creyó que se le escaparía del pecho y una enorme sonrisa se formo en su rostro.

Al leer el mensaje de texto se quedo así, sin saber que hacer o pensar, pero en ese momento escucho con demasiada atención lo que le dijo su corazón y supo con exactitud lo que sentía por él.

-Aki- sonrió releyendo el mensaje.

“Hei Lauri. Quería decirte que eh vuelto a Helsinki. Podrás ir mañana al café que esta cerca del parque que acostumbras? Hay algo que debo decirte. Aki”


I know fate’s
Deciding for everyone


Llego a la hora acordada por otro mensaje en respuesta, al famoso café.

Tomo aire entrando por la puerta mirando a todas direcciones, prestando atención en cada mesa para poder verlo.

Le tomo unos instantes reconocerlo ya que su cabello estaba rubio, eso lo sorprendió de sobremanera, la ultima vez era en su totalidad negro y ahora usaba su color natural.

Camino casi a paso apresurado, al estar a su lado y cruzar su mirada con la de él, se sintió en cierta forma nervioso.

-Aki-

Aki se puso de pie y le sonrió dándole un fuerte abrazo que Lauri tardo en responder, se sintió como un abrazo de amigos, aun cuando los finlandeses eran tan fríos al expresar sus emociones. Entre ellos era diferente.

Permanecieron en un silencio extraño en el que solo evitaban mirarse, permanecieron así hasta que la linda mesera les llevo su pedido y en cuanto estuvieron solos sus miradas chocaron.

Lauri se veía diferente, su cabello estaba mas largo aun en negro, el verde de sus ojos emitía un brillo mas intenso que antes, su color de piel era saludable, pero se notaba que había perdido peso en sus mejillas, estaban un poco hundidas y sabia que bajo el peso de la sudadera verde que llevaba puesta estaría igual.

Aki se veía ante sus ojos diferente también, con mas energía, estaba delgado, sus ojos azul grisáceo estaban brillantes, llenos de vida, su cabello brillaba como si fuera hecho de oro, su piel blanca y aun guardaba el estilo fashionista que tanto lo había marcado… pero a pesar de todo aun llevaba los lentes que lo hicieron reconocerlo como si fuera el Aki de antes.

-Tu cabello es rubio-

Aki llevo una mano a su corto cabello pasándola por el hasta que termino en la parte trasera del mismo, después empujo sus lentes por el tabique para mirarlo de soslayo.

-Me gusta mas así, además necesitaba un cambio-

-Me gusta, te vez muy natural-

-Gracias, tu también dejaste crecer tu cabello-

-Pensaba recortarlo un poco, pero aun no encuentro el ánimo-

Aki sonrió -¿Cómo has estado?-

Lauri bajo la mirada recordando en solo segundos todas sus caídas, sonrió levemente para mirarlo sobre el humo de su taza de café negro.

-No puedo quejarme, aunque me ha ido muy bien últimamente-

Aki tomo un sorbo de su taza para después descansar sus brazos sobre la mesa.

-Me alegra escuchar eso, la ultima vez que nos vimos, no estábamos tan bien-

-Tome tu consejo y busque ayuda, eh estado viendo un psicólogo los últimos meses, me ha servido mucho-

-Igual a mi- sus miradas chocaron por un breve momento y lo que una vez vio Alen aun seguía ahí, esas chispas de una conexión de opuestos que parecía incendiar lo que estuviera a su alrededor –Por eso volví-

Lauri se aclaro la garganta dándole vueltas a la taza entre sus manos.

-¿De que querías hablar conmigo?-

Le pregunto sin rodeos y sin mirarlo.

Aki no pudo evitar reír un poco ante la pregunta tan atropellada –No has cambiado nada Lauri-

-Quisiera poder compartir el mismo punto-

Hubo otro silencio esta vez un poco incomodo en el que Aki buscaba las palabras exactas para lo que quería expresar.

-Algo paso, cuando estuve en Espoo-

“Espoo”

-Mi madre al enterarse de lo que me pasa, se puso mal, estuvo unos días hospitalizada por la noticia, se que fue mi culpa por no saberlo manejar de la mejor manera pero… a pesar de todo ella se recupero muy bien, me di cuenta de que tenia un fuerza extraordinaria y que yo debería de copiar ese ejemplo-

-No se a que quieres llegar Aki-

Alzo su mirada y al cruzarla con la de Lauri, sintió un escalofrió recorrerle la espalda.

-Que, a pesar de que tú y yo tal vez nunca podamos cruzar nuestros caminos, quiero caminarlo a la par de ti, no tengo la fuerza para alejarme de ti, pero si tengo la suficiente para guardarme lo que siento sin llegar a incomodarte… se que es tonto, pero ya no tengo tiempo para cometer errores, solo quiero vivir lo que me quede de vida tranquilo y sin lastimar a nadie, así que dime Lauri, ¿Puedo seguir siendo tu amigo? Sea cual sea tu respuesta la aceptare con gusto-

Esto no era lo que esperaba Lauri, pero al parecer era lo que quería escuchar por que se sintió aliviado de que Aki no se iría para siempre, si no que permanecería con él hasta que uno de los dos se marchara.

No lo iba a privar de su presencia y eso calmaba a su lastimado corazón.

-Eres mi mejor amigo Aki y debo confesarte que te extrañe en todo este tiempo… nos equivocamos pero por lo que veo aprendimos de nuestros errores, solo… solo no me pidas mas de lo que te puedo dar-

Lo único que necesitaba tiempo y aprovechar esta segunda oportunidad que la vida le había dado y entonces… solo hasta que estuviera bien seguro de lo que sentía aun cuando ya sabia que nombre ponerle a su relación con él, daría el siguiente paso.

Solo date prisa Lauri, tu tiempo esta contado.

-No te preocupes por eso, lo entiendo-

Parecía ser algo que calmaba un poco a ambos… pero la verdad era que los dos estaban sufriendo en silencio.
...


Aki había madurado ese último año, eso había sorprendido a Eero un poco cuando lo volvió a ver, lo había extrañado, no solo él, Pauli también.

En ese tiempo que estuvieron separados se dieron cuenta que “The Rasmus” era una parte importante de sus vidas y de que tenían que retomar la gira que habían dejado pendiente.

No iba a ser fácil, pero con energías renovadas todo iba a salir bien.

O al menos eso era lo que pensaban.

Tenían que preparar todo para abrir nuevas fechas, ensayar de manera especial para entregar shows verdaderos, inolvidables, era un trabajo duro y que requería de mucho esfuerzo, Eero ayudaba a Lauri en todo lo que podía al igual que Pauli, pero debido al estrés causado por tan titánico trabajo había hecho que Lauri de alguna forma perdiera el balance que había alcanzado.

Nadie lo noto al principio, parecía normal ante todos, sus mismas bromas, la misma sonrisa que escondía muy bien su enfermedad, un corazón lleno de secretos.

Lo que nadie sabía, era que su sistema inmunológico al fin comenzaba a fallar.

En el último chequeo que se había hecho Lauri descubrieron que su carga viral había aumentado, estaba con el riesgo constante de contraer hasta la más mínima infección lo que se le desencadenaría en el síndrome.

Prometió cuidarse y mantener todo en secreto.

Pero un día… todo cambio.

-Lauri necesitamos ver estos contratos con urgencia, si queremos abrir la fecha para el mes próximo debemos de pedir la respuesta de la disquera y quieren que lo veas con carácter de urgente-

-Lo se, prometo mañana darte la respuesta-

Aki miraba a Lauri desde un sillón acomodado en una de las esquinas de un cuarto de grabación, Lauri tocaba la guitarra con extrema calma mientras Pauli miraba unos papeles en sus manos, leyendo y releyéndolos.

Había algo malo en Lauri, el lo sabia, su piel estaba muy pálida, sus ojos se veían cansados, llorosos, incluso quiso ver un dejo de querer toser de repente, se veía también que se le dificultaba respirar y sin que nadie lo notara de vez en cuando estornudaba.

Eso ya lo venia notando de días.

Parecía como si estuviera luchando contra algo muy pesado, un enemigo silencioso, invisible…

“Oh no”

-Pauli ¿Nos dejas solos?-

El que hablara de repente hizo que ambos lo miraran extrañados, asintió sin decir nada en contra y cerro la puerta a prueba de sonido.

-¿Qué pasa Aki?-

-Estas enfermo-

-Eso ya lo sé, tengo VIH ¿Lo recuerdas?-

-No me refería a eso, me refiero a que pescaste algo…-

Lauri dejo la guitarra en el descanso y lo encaró.

-No tengo nada, estoy bien, un poco cansado por tantos pendientes, pero no es nada que con un poco de sueño no arregle-

Le sonrió dándole el toque especial, pero Aki lo conocía y sabía muy bien que algo no andaba bien.

-A mi no me engañas… ¿Por qué no confías en mi?-

-Escucha Aki, no tengo tiempo para esto, estoy bien, solo necesito dormir un poco, tranquilo, no es la gran cosa-

Abrió la puerta saliendo de inmediato, Aki lo siguió de cerca hasta su oficina donde tomo su celular y una chaqueta, se coloco una bufanda negra ya que afuera comenzaba a hacer frio, las nevadas estaban cerca.

-Por favor Lauri, date cuenta que…-

-¿Qué? ¿Qué si no me cuido puedo morir? Deja de decirme lo que ya se, estoy bien, ¿Por que no puedes creerme?- tomo las llaves de su coche y paso a su lado con miras a la salida –Iré a casa a descansar y mañana estaré mejor lo prometo-

Aki sentí un agujero en el pecho que lo hizo respirar con dificultad, sabia que Lauri no estaba bien, casi lo podía sentir.

Lo alcanzo tomándolo de la mano y de inmediato noto lo caliente que estaba, lo jalo a él para que quedaran de frente y cuando al fin lo tuvo cerca puso una mano en su frente.

-Dios mío Lauri, tienes fiebre-

Lauri llevo su mano libre a su frente y negó de inmediato alejándose de él.

-No es nada-

-¿Eres tonto o que?- Aki comenzaba a exasperarse por la facilidad con la que negaba todo –Esto… esto no esta bien y lo sabes… esto no es nada… desde cuando estas así-

-No lo sé y sinceramente no me importa, me siento bien-

-Mientes de nuevo-

Lauri respiraba intranquilo, asustado, claro que sabia lo que significaba y estaba entrando en pánico, por eso negaba todo, para no saber lo que en verdad le estaba pasando y no tener que afrontarlo.

Aki en silencio tomo su chaqueta del perchero, en cuanto estuvo abrigado tomo las llaves de la mano de Lauri y casi arrastrándolo lo guio hasta el elevador.

-¿Qué haces?-

-Te llevare al medico… no voy a perderte por un descuido-

-Déjalo Aki, estoy bien-

-¡Basta!- el grito de Aki hizo que Lauri brincara en su lugar mientras esperaban el elevador, su voz hizo eco en el pasillo solitario y solo hasta que Aki lo tuvo de frente se dio cuenta que sus ojos comenzaban a nublarse –Se que tienes miedo, pero aun estamos a tiempo, estarás bien, te lo prometo- tomo aire para calmarse y transmitirle esa calma a Lauri –Solo se sincero conmigo Lauri, si no, no podre ayudarte, ¿Desde cuando te sientes mal?-

Lauri lo miro suplicante para después ponerse a pensar… tomo aire para poder responderle ya que tenia miedo, parecía un niño pequeño.

-Unos días… no se cuantos, tal vez desde que empezamos con los contratos-

Eso no era bueno, era mucho tiempo, llevo de nuevo su mano a su frente y juraba que empeoraba.

Aki estaba asustado, pero mas se asusto cuando comenzó a toser un poco tapando su rostro con el antebrazo, el elevador se abrió y ambos entraron con prisa, mientras bajaban Lauri volvió a toser, estaba enfermo desde hace días y en ningún momento se atendió, Aki podía asegurarlo con ojos cerrados y eso solo lo asustaba mas.

¿Como no se había dado cuenta antes? Había una buena razón.

Lauri se mantenía escondido de todos por días alegando que tenia trabajo que atender, como nadie quería molestarlo nadie se molestaba a ver como estaba, tal vez ahí comenzó a mostrar síntomas que en este momento comenzaba a notar Aki.

En el pasillo que daba a la salida Lauri volvió a toser, esta vez con mas fuerza, en cuanto Aki se quiso acercar Lauri le grito que se alejara, el corría el mismo riesgo que él de enfermarse, eso lo sabia Aki pero le preocupaba mas el estado de su amigo, lo volvió a intentar en cuanto se sostuvo de la pared pero Lauri estiro su brazo con la mano alzada como escudo mientras intentaba recuperar el aire.

Alzo su mirada cristalina y su respiración era acelerada, miro a Aki un instante para después caer al piso inconsciente.


Give me one more night
I will make things right


Aki, Eero y Pauli esperaban noticias en el pasillo que daba a terapia intensiva.

El alboroto que hizo Aki al ver como Lauri caía inconsciente al piso después de esa última mirada alerto a todos en el edificio, en especial a sus amigos mas allegados.

Había pasado mucho tiempo desde que lo internaron, tal vez una hora, no estaban seguros, parecía una eternidad.

Al final un medico con anteojos redondos y en bata blanca llego con ellos llevando una tablilla metálica en el que venían todo los datos necesarios.

-¿Familiares de Lauri Ylönen?-

-Aun no llegan, pero somos sus amigos-

Los tres miraron suplicantes al doctor que tomo un largo suspiro acomodándose los anteojos en el tabique.

-Temo darles… malas noticias-

Todos sostuvieron el aire, Aki parecía estar a punto de perder la cordura de no ser por Eero el que se mantenía en calma hablo sereno.

-Solo dígalo doctor, sin rodeos-

-El señor Ylönen tuvo una complicación debido a una gripa que no se atendió a tiempo, a este punto tomando en cuenta su conteo viral, su sistema inmunológico no puede pelear con ella lo que se derivo en una neumonía-

Todos se quedaron quietos al escuchar el diagnostico, el doctor volvió a hablar.

-Estamos haciendo todo lo posible, pero su cuerpo se esta resistiendo a los antibióticos, lo mantendremos en observación para ver su evolución pero no guarden falsas esperanzas, lo mejor será que se vayan preparando-

-¿Qué?- Aki al fin hablo acercándose hasta el doctor amenazante -¿Cómo se atreve decir eso? Tiene que haber algo, lo que sea- a este punto ya lo sostenía del cuello de su bata, furico, como si estuviera a punto de romperle la cara.

Eero y Pauli trataban de separarlo, pero se aferraba con fuerza a él, como si así lograra encontrar una cura que salvara la vida de Lauri.

Le rogó con lagrimas en los ojos que lo salvara, pero muy en el fondo sabia que todo había acabado.

Cuando lograron separarlo de el medico, este se retiro agregando un “Lo siento” que paso desapercibido para Aki, ya que estaba con su cabeza recargada sobre sus manos, escondiendo su rostro lleno de lagrimas.

Le había dicho a Lauri que volverían a ser amigos, pero hasta este momento, no había dejado de quererlo como al principio.

Lo trato mal, no lo quiso como debiera, pero aun lo amaba.

En el corazón no se manda.

Las horas pasaban lentamente en el que no volvieron a recibir visitas del medico de Lauri, Aki intentaba por todo los medios mantenerse cuerdo, pero se le estaba haciendo la cosa mas imposible del mundo, necesitaba estar con él, necesitaba verlo, decirle que aun seguía queriéndolo y que no lo dejaría.

Pasado el medio día permitieron las visitas.

El estado de Lauri era estable, pero se tenia que tener un régimen de esterilización en la habitación, obligaron a Aki a entrar con una bata azul de un material traslucido, al igual que los pantalón, tenia que cubrir los zapatos, su cabello y llevar un cubre-bocas, hizo todo con tal de que lo dejaran ver.

En cuanto cruzo la puerta el aire se fue de su interior.

Lauri estaba conectado a toda clase de aparatos que marcaban sus signos vitales, su cuerpo estaba cubierto por una bata blanca y una sabana del mismo color debajo de lo que parecía un edredón azul pastel, en su brazo izquierdo estaba conectado el suero y su rostro medio cubierto por un respirador.

Se notaba como batallaba para respirar ya que su pecho subía y bajaba aun ritmo mas rápido del normal, así con los ojos cerrados Aki noto unas ojeras bajo sus ojos que profundizaban más su estado demacrado.

Nunca, ni en sus pesadillas había creído que Lauri terminaría así.

Se acerco hasta la orilla de la cama donde tomo delicadamente su mano derecha apretándola después de un rato, sintió que comenzaría a llorar pero resistió con todas sus fuerzas el hacerlo.

Permaneció en silencio solo acariciando su mano, viendo cada detalle en ella, las pequeñas, casi microscópicas arrugas naturales en ella asombrado por la suavidad y delicadeza de su piel, tan ensimismado estaba en no perderle detalle, que, en cuanto Lauri apretó levemente su mano, dio un respingo por el susto.

Miro rápidamente su rostro, Lauri medio le sonrió con los ojos mas cerrados que abiertos y apenas iba a pronunciar algo cuando estos se volvieron a cerrar.

Aki tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no romperse al verlo tan débil y delicado, después beso la frente de Lauri y le susurro unas palabras con la voz entrecortada.

-Te prometo… que estaré contigo hasta el final-


Welcome the virgin snow


Los siguientes días fueron un ir y venir de personas, todos y cada uno de ellos estaban ahí por el gran cariño que le tenían a Lauri.

La noticia se corrió de inmediato por todo el mundo, los periodistas no perdieron el tiempo en arremeter contra los Rasmus para saber el por que había sido hospitalizado Lauri, los rumores corrieron como agua, todos eran falsos pero había causado que mas de uno los creyera, debido a eso los tres Rasmus tomaron la decisión de hacer una rueda de prensa para aclarar cualquier duda.

Ya no había caso seguir escondiendo un secreto como ese, así que cuando la prensa se junto en el lugar y hora acordado se dijo que Lauri tenia SIDA y que estaba muy grave.

La bomba cayo como una avalancha sobre todo el mundo, miles de fans colapsaron ante tal noticia, pero aun así seguían demostrando su apoyo, mandaban su fortaleza y buena vibra al cantante, pedían lo mejor para él, aunque no dejaba de ser una noticia fácil de digerir.

Lauri estaba muriendo de una enfermedad incurable, todo mundo comenzó a hacer conjeturas, los Rasmus recibieron cartas, la saturación de sus redes y constantes llamadas para saber quien había sido “él” que lo había contagiado, para preguntar si era cierto que ya había muerto y para decir que estaban seguros de que Aki era su pareja sentimental y que tal vez había sido él quien lo contagio.

Sabían que esto pasaría, pero no por eso dejaba de ser pesado.

Debido a que los derechos de The Rasmus estaban a nombre de Lauri los abogados tomaron cartas en el asunto, ya que Universal quería quedarse con todo para que aun después de muertos seguir cobrando las regalías por venta de discos físicos y digitales, lo que nadie sabia, hasta ese momento, era que Lauri había dejado todo preparado para cuando la enfermedad acabara con el, los derechos se repartirían entre sus 3 mejores amigos, las regalías serian para ellos quitando los impuestos y el pago por el servicio a Universal, todo como si él siguiera vivo.

Sus pertenencias quedarían a sus padres, su hermana y a sus amigos miembros de la banda a quien consideraba su familia, ya que no tenia esposa, ni hijos.

Lauri había previsto todo ya que no sabia si mañana iba a despertar o no.

Eso era afuera pero adentro, en esa habitación, todo era diferente.

La tranquilidad se extendía en un silencio extraño por toda la habitación, el cielo de invierno en Helsinki le daba la bienvenida a una nueva noche, el ruido constate de los latidos del corazón de Lauri era lo único que rompía aquel lúgubre escenario y Aki, él seguía a su lado como lo prometió.

Suspiro mirando por la ventana como poco a poco la nieve comenzaba a caer…

Lauri tosió un poco llamando la atención de Aki, al verlo noto que intentaba sentarse, Aki ya no usaba el traje azul desde hace días, pero aun debía utilizar el cubre bocas por su seguridad y la de Lauri.

Rápidamente corrió hacia él obligándolo a recostarse, Lauri lo miro un largo arto intentando no dejarse vencer por el cansancio.

-Aun sigues aquí-

-Te lo prometí-

-No deberías… corres riesgo- utilizaba toda su fuerza aun cuando Aki susurraba que descansara, que era lo mejor para él, negando con la cabeza que no le importaba enfermarse…

-Me necesitas y yo a ti-

Lauri sonrió dejando que sus ojos se cerraran volviendo a caer en el sueño.

Los días eran iguales, Lauri solo despertaba de vez en cuando para dejarse vencer por el sueño, cada día estaba mas débil, su cuerpo ya no reaccionaba a ningún tratamiento y en cualquier momento… se iría para siempre.

Un día…

Como todas las anteriores ocasiones Aki se encontraba en la habitación de Lauri, constantemente se turnaba con Eero o Pauli para cuidarlo, pero siempre, por alguna razón cuando despertaba Aki estaba ahí.

Esta vez no fue la excepción.

-Aki…- su voz sonó tan queda y tan forzada que Aki sintió un tirón en su pecho que le hizo saber que algo no andaba bien.

-Dime- le respondió en un susurro acercándose a él.

-No me gusta… este lugar- tosió un poco para después mirarlo a los ojos –No es un… buen lugar… para morir-

Aki sonrió débilmente prestándole mas atención, lo miraba suplicante, se veía lo cansado que estaba de luchar, notaba como de repente su frente se fruncía demostrando el dolor que debería de estar sintiendo al ser consumido desde su interior.

Lauri era un espíritu libre, podía imaginarse como se sentía estar en un lugar así, cuatro paredes, una simple ventana, aditamentos para mantenerlo “a gusto” pero el sabia que no era así.

Lo conocía demasiado bien.

Aki bufo frustrado no sabiendo que hacer por el… era Lauri, la persona que no había dejado de amar a pesar de lo que había pasado entre ellos, miro hacia la ventana y lo que vio lo sorprendió demasiado.

-¿Qué pasa?- la voz de Lauri lo trajo de vuelta.

-¿Crees poder levantarte?-

-No lo sé… tal vez… si me sostienes-

Aki asintió quitándose el cubre-bocas lanzándolo al suelo, ayudo a Lauri a sentarse sobre la cama, quitándole el suero y los electrodos que marcaban sus latidos, le coloco unas pantuflas y utilizando la misma frazada que lo cubría le rodeo la espalda y los brazos.

Le quito con cuidado el respirador asegurándose de que no se fuera a ahogar, por suerte o destino no fue así, Lauri le sonrió de medio lado para darle seguridad…

Coloco su brazo tras su nuca y con toda su fuerza lo levanto de la cama sosteniéndolo de la cintura, caminaron hasta el pasillo mirando que no había nadie por ahí, Lauri se recargo en su hombro aferrándose a la espalda de Aki mientras lentamente lo llevaba hasta un ventanal al final del pasillo.

En cuanto abrió la puerta de cristal el aire frio los golpeo a ambos haciéndolos temblar, Lauri se aferro mas a la frazada que lo cubría casi por completo a excepción de sus pantorrillas que solo eran cubiertas por un pantalón de algodón blanco.

Frente a ellos había una terraza en la que no había plantas, la orilla que daba al balcón estaba cubierta por una capa de nieve y parado ahí mirando hacia la ciudad estaba un cuervo.

Aki recargo a Lauri en una pared cercana desde donde se veían las luces de la ciudad bajo un manto de nubes dispersas en un cielo oscuro.

Lo que había sorprendido tanto a Aki era que se comenzaba a formar tenuemente una aurora boreal detrás de las pocas nubes que había, era raro ya que al sur de Finlandia era muy difícil que se formara alguna, por eso decidió sacar a Lauri para que la viera…

-¿La vez Lauri?-

Lauri alzo su mirada hacia el cielo y ahí estaba el verde moviéndose en ondas lentas y constantes.

-Increíble- sonrió sintiendo como los brazos de Aki lo rodeaban, estaba sentado entre sus piernas con su espalda recargada en su pecho y su cabeza cerca de su cuello, Aki lo mantenía caliente con la frazada que cubría todo su cuerpo, Lauri por primera vez desde que entro a ese lugar se sintió cómodo.

Duraron un rato en silencio mirando a la aurora boreal que se mostraba de repente por entre las nubes.

-¿Te sabes ese cuento?-

-¿De cuál me hablas?-

-El del cuervo y la aurora boreal-

-No… no me suena- Lauri alzo un poco su mirada para ver como Aki sonreía con la vista fija al horizonte.

-Mi madre me la contaba cuando era niño y lo acabo de recordar-

-Cuéntamelo…-

Aki asintió tomando aire.

-Se dice que aun cuando la tierra era joven, el dios Odín mando a la tierra a sus dos cuervos Huginn y Muninn para que le dijeran lo que estaba sucediendo en ella, Huginn, el pensamiento, hacia su recorrido por las verdes laderas de las grandes montañas cuando vio a un pequeño niño jugando en las faldas de la misma cerca de un rio, la corriente era fuerte y el niño estaba en constante riesgo de caer.

El cuervo sobrevoló por el lugar en círculos prestándole atención y tal como se lo había imaginado resbalo cayendo al agua.

El cuervo asustado bajo en picada para salvarlo, sosteniéndolo de las ropas que llevaba, utilizo toda la fuerza que el cuerpo de ese animal se lo permitía y cuando al fin logro dejarlo en la orilla a salvo el cuervo cayo desfallecido al suelo.

El niño asustado pero agradecido tomo al animal en sus manos y corrió a su casa en donde pidió ayuda a su madre para que lo alimentara, le conto lo que había pasado pero la mujer no le creía ya que era un simple animal y no solo eso, un “ave de mal agüero” como todo mundo los conocía en aquel entonces.

El niño triste lo regreso al rio, ahí lo alimento con semillas de un árbol cercano y un poco de agua el cuervo recupero de inmediato sus fuerzas y le agradeció por la ayuda. El niño no quería que se fuera le dijo que al menos se quedara hasta que terminara algo que se le había ocurrido, el cuervo acepto y se quedo de pie sobre una rama mirando como el niño con las semillas verdes del árbol formaba en la tierra unas olas que simulaban ser lo que ellos llamaban “las luces del norte” mientras lo hacia el niño le contaba que siempre había deseado ver una, pero que nunca había corrido con suerte.

El cuervo feliz por ver el talento del niño le prometió que un día lo llevaría a ver una, en ese momento el sol se reflejo en la montaña indicando que el atardecer había caído, prometiéndole que volvería siempre que pudiera emprendió el viaje de regreso.

Pero el tiempo paso y por mas que quiso pasar por aquella ladera le fue imposible volver, hasta que un día reconoció el lugar solo para ver que aquel niño ya había crecido, ahora era un hombre con esposa e hijos, intento acercarse para saludarlo pero el hombre no lo recordó, le dijo que un cuervo le había prometido volver pero nunca lo hizo. El cuervo triste volvió a su hogar con la firme convicción de seguir intentando hasta que aquel hombre lo recordara.

Días enteros se la paso en intentar hacerlo recordar, pero nunca lo logro, el tiempo siguió su curso y el hombre seguía creciendo hasta que se volvió en un anciano, su vida estaba a su limite y el cuervo aun no sabia como ayudarlo a acordarse de él, hasta que en un atardecer vio las semillas del árbol con el que fue alimentado.

El anciano miraba como el animal tomaba una a una acomodándolas a sus pies sobre la tierra formando ondas, las semillas eran verdes y juntas parecían formar una aurora boreal.

El anciano con lagrimas en los ojos le dijo que lo recordaba y que aun seguía agradecido con él por haberlo salvado ya que de no ser por ese cuervo nunca hubiera tenido familia e hijos que lo habían hecho tan feliz, aunque aun faltaba lo mas importante ver una aurora boreal.

El cuervo le pidió que alzara su rostro y mirara al cielo, en la bóveda celeste comenzaba a formarse una aurora boreal que había hecho que el anciano comenzara a llorar de alegría.

En ese momento el anciano dio su último suspiro y el cuervo como último acto de bondad de su parte hacia aquel hombre espero cerca de su hombro a que el alma dejara su cuerpo mortal mientras el sol comenzaba a caer, ese era el tiempo en el que tenia que volver con Odín para decirle lo que había visto el día de hoy, pero tenia miedo de que el alma de aquel hombre se perdiera y no pudiera cruzar al mundo de los muertos por la puerta que era aquella luz verde formándose en el cielo.

Odín escucho sus suplicas y le permitió permanecer el tiempo que fuera necesario.

El alma del hombre abandono su cuerpo y el cuervo voló junto con ella para protegerla de cualquier peligro hasta que cruzo el umbral para que pudiera descansar en paz al fin.

Debido a esto Odín le prometió a Huginn que todo cuervo en el mundo se encargaría de esta noble tarea, los cuervos serian adorados como si fueran dioses y serian dotados de inteligencia y nobleza…
-

Cuando termino el relato escucho una risa delicada de labios de Lauri que miraba hacia la lejanía con ojos entrecerrados.

-¿De que te ríes?-

-Nada… eres muy bueno contando… historias y esa… es muy linda-

Aki sonrió de medio lado abrazándolo un poco más…

-Me recuerda a ti… eres un cuervo después de todo y tus ojos son como las auroras-

-… Gracias- Lauri suspiro mirándolo de nuevo –Gracias por todo Aki-

Aki trago duro al escuchar sus palabras, sentía que su corazón comenzaba a encogerse, tanto que ni sentía el frio exterior que no se comparaba con el interior.

Bajo su mirada para ver como los ojos de Lauri brillaban felices, la mano de Lauri se encerró en la de él con algo de fuerza y una lagrima cayo de su mejilla.

-Siento… siento haberte lastimado… y siento también… nunca haber sido sincero… contigo-

-Eso no importa, no hay nada que debo perdonarte-

-Aun así… nunca fui sincero… te quiero Aki… siempre te eh querido… como algo mas que… mi amigo-

Esa declaración habían hecho que el corazón de Aki latiera a mayor velocidad, apretó la mano que Lauri le sostenía cubriéndola con la otra, se centro en su mirada y noto que sus ojos comenzaban a aguarse, no pudo retener las lagrimas que comenzaron a caer por sus mejillas, lagrimas de felicidad por que Lauri de verdad lo quería.

Nunca era tarde para decir lo que se siente en realidad.

-Yo también Lauri… siempre-

-Lo sé…- tomo aire con fuerza tosiendo un poco –Quiero pedirte… un ultimo favor-

-El que quieras- le pido que se acercara un poco, de modo que el aliento tibio de Lauri rozo su oído dándole un escalofrió.

Escucho con atención todo lo que Lauri le decía en susurros y al final asintió.

-Lo hare amigo-

Nadie sabe que fue exactamente lo que Lauri le dijo a Aki.

La aurora boreal siguió danzando en el cielo oscuro mientras lentamente el cuerpo de Lauri dejaba de funcionar.

-Aki…-

-Dime-

-Bésame-

Aki tardo en reaccionar ante lo que había escuchado, miro de nueva cuenta a Lauri y asintiendo unió sus labios a los suyos lentamente, un roce delicado, sencillo, pero lleno de amor de ambas partes.

Al separarse de sus labios Lauri le dio una sonrisa de aquellas que tanto le habían gustado y ambos volvieron su vista al cielo.

Minutos después la aurora fue cubierta en su totalidad por las nubes, Aki sintió como el cuerpo de Lauri se volvió más frágil y su cabeza quedaba recargada cerca de su pecho, la mano que sostenía la de él dejo de ejercer presión quedando solo sostenida por las de Aki.

Dejo escapar un sollozo ahogado junto con lágrimas llenas de dolor, abrazo mas el cuerpo de Lauri al suyo sin dejar de mirar a la distancia, diciéndole cuanto lo quería.

En ese momento un cuervo que había estado parado en el barandal del balcón desde que ambos se sentaron a admirar el paisaje, emprendió el vuelo.

Lauri se había ido.

_________________ FIN_______________________

sábado, 20 de octubre de 2012

Oblivion -C34-

Hola!!! este cap va para Sogito!!!espero sea de tu agrado...


Esta foto era del cap anterior...pero igual disfrútenla en este.








CAPITULO XII







-¡No!-

-¡No!-

 Gritaba una y otra vez Liz en los brazos de Lauri, muy inquieta, moviéndose descontroladamente, dando manotadas al aire, y que una de ellas alcanzo el rostro de su amado.

-¡Liz!,¡Liz! Despierta!, aquí estoy yo amor. Liz!!-dijo Lauri angustiado por no poder despertarla de su pesadilla.

- Abre los ojos, estabas soñando, Liz, ábrelos por favor Mi-elle.- la abrazo contra él, para que dejara de moverse tan descontroladamente.

Liz escuchaba su voz, pero tenia tan presente la imagen de su garganta ensangrentada, su cuerpo inerte a su lado, que esto  le parecía un sueño. Sentía sus brazos, el olor que emanaba él, pero… tenia miedo abrir sus ojos y encontrarse nuevamente con el horror.

-Mi-elle, no tengas miedo, aquí estoy yo, abre tus ojos.- él trato de darle su calidez por medio de su voz.

Ella con miedo, abrió lo ojos y se encontró con los suyos, viéndola fijamente. Alzo sus brazos y lo abrazo, enterrando su cabeza en su pecho.-Estas…estas…a salvo.-dijo con voz llorosa.

-Shh!! Ya paso, solo fue una pesadilla.-dijo él acariciando su brazo.

-Fue tan real!,, lo fue!! Perttu …Perttu… él..él.. te había cortado la garganta… y luego..luego…-se volvió a recostar en su pecho desnudo, sollozando angustiosamente.

-Pero ya paso, solo fue el susto, ven conmigo, vamos a estrenar la terraza.-le dijo él, al tiempo que se ponía en pie, mostrándole el grado de su desnudez.

El sol entraba en todo su esplendor en la habitación sin paredes, dándole mas luz al día y a su pesadilla. Liz observo con detalle cada movimiento de su prometido, buscando su calzoneta blanca, deleitándose con el espectáculo, que sabia era apropósito para que se olvidara de su pesadilla.

Sonrió cuando lo tuvo frente a ella, vestido solo con su calzoneta blanca, que le llegaba bien abajo del ombligo.

-¿Nos vamos?.-le tendió una mano,

-¿Como?, ¿y yo? ¿Voy a bajar desnuda?-dijo bajando la vista por su cuerpo sin ropa.

-Para lo que vamos hacer no la ocupamos.-le dedico una sonrisa picara. Aun con la mano tendida esperando por su aceptación.

-¿Y tú porqué vas con ropa?.-dijo ella entornando sus ojos.

-Porque… tengo mas resistencia que tu, si fuera al contrario creo ni nos daría tiempo de llegar a las escaleras.-

-No es cierto.- Liz trato de sonar indignada, pero su sonrisa le gano.-Esta bien, vamos.

Ella acepto su mano, y Lauri la cargo en brazos. Bajaron por la escalera de caracol hasta la parte de atrás de la casa, en el balcón, donde  mas abajo la piscina los esperaba, con un fondo del Lago di Como en todo su esplendor.

-Me gusta este lugar, es tan relajante.- Liz, hablo en su oreja, dándole pequeños besitos.

-Ya se le paso el susto a Mi-elle?.-

-Sip. Creo ayudo mucho un pequeño deleite visual que alguien me dio hace unos momentos.-dijo apretándose mas a su agarre por el cuello.

Lauri giro el rostro para darle un beso en su mejilla, pero algo mas llamo su atención tras de ellos, dejándolo petrificado, pero actuando por el miedo, corrió escaleras abajo como si su vida dependiera de ello, y si que lo hacia.

Perttu acelero su paso cuando Lauri comenzó a correr, perdiéndolo de vista momentáneamente, llego hasta el balcón donde hacia unos segundos había estado Lauri, y bajo corriendo con arma en mano hasta darle alcance en la orilla de la piscina.

Lauri en un acto de protección, aventó a Liz a la piscina, protegiendo su vida y su integridad, andaba desnuda.

Vio el arma que portaba Perttu y era una pistola con silenciador, si algo sucedía quedaría en el
anonimato.

-Con que por fin nos vemos.-hablo Perttu, viéndolo fijamente con la pistola apuntándolo directamente en el corazón.

Lauri sabia que si hacia algún movimiento en falso, él no duraría en disparara, tenia que ser muy cauteloso si quería seguir viviendo. No tan lejos podía escuchar los chapoteos furiosos de Liz, pero mejor mantenerla alejada a que fuera una opción para atacar.

-Eres un cobarde.- Lauri entorno sus ojos, viéndolo a él, no a la pistola, trato de omitir que ese objeto no estaba, casi a metro y medio de distancia suyo.

-Cuida tus palabras ave de rapiña, si me enojo mas de lo que ya estoy, se me puede ir una pequeña e insignificante bala.- dio vuelta al arma pero siempre apuntándole, y avanzando mas y mas hasta que el arma topo con el pecho de Lauri.

Lauri sintió el frio del arma en su pecho desnudo, pero en ningún momento bajo la vista para ver el objeto, tenia que pretender valor, pero lo que en realidad sentía era miedo, por morir, y no ser capaz de vivir con Liz, de no realizar sus sueños, de no haber alcanzo aun la plena felicidad.

-¿Qué es lo que quieres?, ¿asustarme? ¿O matarme?-

-Las dos cosas, y ten por seguro que lo hare, mira que venirte a este lugar, para que los tres estemos solos, es tan solo perfecto, no sabes cuanto tiempo he esperado por una oportunidad como esta.- con la otra mano se seco el sudor de su frente, andaba todo cubierto de negro y el sol de la mañana estaba fuerte.- Inclusive llegue a pensar que te tendría que secuestrar, no es nada bonito hacer guardia frente a al casa de tu conquista por tanto tiempo.-

En ese momento sintió mas miedo, y sin poderlo evitar mostro el miedo por su amada, quería sacar de su mente la presencia de Liz, para que se olvidara de …matarla, obviamente no iba a dejar testigos si pasase lo peor.

-Hmm!!, así que la pequeña zorrita si te tiene agarrado de los huevo no es así?.-y en ese momento volvió su mirada en busca de Liz en la piscina. Lauri también lo hizo, y ambos lo único que vieron fue el agua azul turbulenta.

Lo siguiente fue, el estrepitoso ruido que se escucho por el contacto abrupto entre la botella de vino con la cabeza de Perttu.

Al instante de sentir el golpe, él jalo del gatillo, pero ya la pistola no estaba frente al pecho de Lauri, si no sobre su hombro.

Lauri había tomado la pistola por el silenciador, justo al tiempo que vio que Liz no estaba en el agua.

El golpe hizo tambalear a Perttu, pero sin hacerlo perder el conocimiento, solo un breve mareo, que hizo que Lauri le arrebatara la pistola y la tirase al agua. Enfurecido por el acto de Liz, se giro para agarrarla pero esta ya corría dentro de la casa, mientras escuchaba el grito que Lauri profería.

-Llama a la policía Liz.-

Lauri vio la confusión del momento en los ojos de su predador, pero lo aprovecho para darle un puñetazo en el rostro, a lo que esté estaba preparado esquivándolo con rapidez y devolviendo el golpe, el cual  si acertó, logrando derribar a Lauri por la potencia que empleo en el puñetazo.

Sin perder el tiempo se abalanzó contra Lauri quedando ahorcajadas sobre este, y posicionando sus manos en su cuello para tratar de asfixiarlo, pero Lauri contorsionó una de sus piernas, dándole un golpe certero en su rostro con el pie, liberando sus manos de su cuello, le dio un puñetazo con su puño, quitándoselo de encima, Perttu rodo no muy lejos de él, y Lauri aprovecho para rodar hasta él, montársele para acorralarlo, le dio otro puñetazo, pero Perttu se lo devolvió con el doble de poder empujándolo hacia atrás.

Perttu se limpio la sangre que manaba de su nariz, y se abalanzó nuevamente sobre Lauri, posicionándose sobre el y sus manos sobre su cuello, asfixiándolo, certeramente esta vez.

Lauri llevo sus manos también a su cuello, para tratar de apartarla, pero la falta de oxigeno le estaba ganando la partida.

-¡Muerte de una maldita vez!, ¡Muérete!-

Lauri cerro sus ojos, le dolía mantenerlos abiertos, estaba boqueando por aire, ahogándose poco a poco… y sin previo aviso sintió liberada su tráquea, tras el estrepitoso ruido que se escuchó.

Abrió los ojos y contemplo como Perttu caí desplomado sobre él, quedando tras de si Liz con un sartén en mano.

Rápidamente Lauri se lo quito de encima, y corrió hasta donde su Liz se encontraba, toda temblorosa y muy nerviosa. La abrazo atrayendo su cabeza hacia su pecho, ocultándole de su vista a Perttu que yacía inconsciente en el suelo.




A lo lejos se escucharon las sirenas de la policía, que habían llegado media hora después de lo ocurrido. Lauri y Liz se encontraban en la sala cuando ellos llegaron, ya mas calmados y cambiados. Con apremio recogieron a Perttu que se encontraba en una silla de la cocina atado de manos y pies. Les entregaron un citatorio para ir a declarar a la policía cuando volvieran a Milán, y tras limpiar todo, se fueron tan rápido como llegaron.

La pistola había quedado olvidada en la piscina y nadie se había percatado de ella, solo Liz, que la recogió y la guardo, antes de que la policía la encontrara.



***



Lauri le preparo la cena a Liz, pero cuando llego al cuarto la encontró dormida, dejo a un lado la bandeja y se recostó cerca de ella, abrazándola con su cuerpo, sintiéndola cerca, esa tarde habían pasado por mucho, y por un momento creyó que todo acabaría, ahora mas que nunca debía vivir el presente…el futuro era algo impensable.



Los días fueron pasando como si no hubiese día ni noche, al menos así era lo que pensaba Eero en la soledad de su apartamento alquilado en Töysä. Era muy pequeño apenas y contaba con una habitación, la cocineta y sala. El verano estaba a punto de terminar, y si no fuera por eso, y la insolencia del sol frente a su ventana, no vería la luz del día.

Nunca encendía los focos, ni limpiaba ni hacia nada, lo único era caminar de un lado para el otro, mirar por el balcón de su ventana, y comer.

Se levanto tambaleante, se fijo en el calendario que colgaba en la puerta de su cuarto y vio que solo faltaba menos de una semana para reencontrarse con la banda en Helsinki, maldiciendo por lo bajo se fue hasta el baño, abrió la puerta del botiquín y saco una navaja de afeitar, la observo detenidamente, luego cerro la puerta y vio su reflejo en el espejo.

Llevaba una barba de días, su pelo sucio y enmarañado lo hacían ver como un vagabundo, le sonrió burlonamente a su reflejo en el espejo y se dio a la tarea de asearse. La ultima vez que se  afeitó la barba, había sido tres días después de alojarse en esa comunidad.

Ese dia había salido nuevamente a explorar la región y se había arreglado como de costumbre. Deambulo por su calle, por los parques y por la escuela, viendo salir a los pequeños corriendo en busca de su madre que los esperaba, no pudiendo evitar pensar en que él ya no seria padre, ni tendría un hijo al cual Helena tendría que recoger.

Huyó del ambiente lo mas que pudo pero a lo lejos la vio… por un segundo pensó que era un alucinación que su dolor lo estaba haciendo ver cosas que no, y luego vio como el aire sacudió su pelo, el mismo de Helena, y entonces corrió, tanto como pudo, al llegar donde ella estaba, y girarla con el brazo se encontró con el rostro de otra mujer, que no era la suya, pero si muy parecida.

Al día siguiente le había sucedido lo mismo y el otro también, optando por eso, no salir de su apartamento, encerrándose en su dolor, pensándola y llorándola siempre, ahora solo eso le quedaba, recordarla a cada hora, en todo momento, no privándose de gritar su nombre, de gritar lo mucho que le hacia falta.

El yoga no le funcionaba, no podía limpiar su pensamiento, cada vez que cerraba sus ojos y trataba de no pensar, ahí aparecía ella. Su mente le hacia recordar hasta los detalles mas insignificantes, pero también los mas felices y los dolorosos, su muerte.

Había dejado de soñar con su muerte, poco después de irse de gira, Lauri siempre era el primero en despertarse creyó él, o tal vez tampoco podía dormir. Veía como su amigo sufría por su perdida, e inclusive llego a pensar que sufría mas que él mismo, y eso no era posible era su esposa la que se había marchado, no la de Lauri.

Bajo la vista y vio el lavabo blanco cubierto de vellos faciales. Vio su reflejo y ya se veía un poco como el Eero de antes, pero el pelo faltaba algo, fue en busca de una tijera. Volvió a posicionarse frente al espejo y lo empezó a cortar, apenas y le llegaba por la oreja pero lo quería corto, no queriendo ocupar peine, solo …nada para peinarse, y evitarle la fatiga de hacer otro acto mecánico en su vida, estaba hastiado de hacerlo, venia simulando algo que no sentía por …largos meses, específicamente desde la partida de su otra mitad.

Hoy era la millonésima vez que la recordaba pero era especial, había olvidado la vez en que ella le había cortado el pelo, dejando la tijera a un lado, palpo su pelo entrelazándolo con sus dedos, apenas y tenia unos dos centímetros, volvió su vista a sus propios ojos en el espejo y se odió, la lloraba otra vez, cuando se había prometido no hacerlo, ya no quería sufrir por ella, quería recordarla con felicidad, en los momentos mas felices que habían vivido.

Pero su cabeza no mandaba sobre su corazón dolido, simplemente no podía evitar llorarla. Al menos había mejorado, y no la lloraba todo el día volviéndole hinchados y rojos sus ojos, ahora solo los pequeños detalles que ella le solía hacer y que ya no lo haría mas, era lo que le obligaba a llorarla.

Se metió en la ducha y despojándose de sus ropas sin ganas se bañó, ya ni él mismo aguantaba su propio olor, tenia que volver a ponerse su mascara para no dar pesar a los demás, tenia que acostumbrarse a mostrarse feliz aunque fuera falso, a los demás les alentaba, y verlo sufrir solo hacia sufrir a los demás. Debía sufrir solo para él, para su Helena, por ella y para ella.

Tras verse como una persona normal, tomo las llaves de su morada y salió por la puerta, triste y lloroso, pero que tras poner un pie en la calle, curvo sus labios en una sonrisa falsa y se fue…sin rumbo fijo solo para probar su apariencia ante la sociedad y que tras el regreso a Helsinki nadie sospechara de la grieta irreparable que había en su corazón.

No recordaba como llegar a la escuela, pero lo hizo, sus pasos lo guiaron hasta ahí, y se quedo de pie estático frente a la entrada. Ahora estaba desértica, y solo la fachada sin sus niños contemplaba, pero a lo lejos escuchó el estruendo de la campana de salida, las puertas principales se abrieron y un aluvión de niños lo enfrentaron.

Nadie hacia reparo en que él estaba ahí, en medio de la entrada, no esperando a nadie solo viéndolos, reencontrándose con sus madres y uno que otro padre.

Cabizbajo y obligándose a no llorar, se alejo de la entrada, ubicándose frente al pequeño parque que tenia la escuela, en la vía publica, se recostó sobre el tronco de un árbol y dejo que el viento del otoño rozara su piel.  Cerro sus ojos y trato de no pensar en ella, y solo dejarse llevar por el ruido de las hojas de los arboles hasta que un sollozo llego hasta sus oídos.

No era él suyo, si no el de una niña. Abrió los ojos y vio que una niña a pocos metros de donde él se encontraba, yacía agachada llorando. Giro su cabeza en varias direcciones tratando de localizar a su madre, alguien debía estarla buscando pero… nadie…. Apenas y unos coches se encontraban estacionados con las puertas abiertas en espera de sus hijos.

Avanzo hasta donde la pequeña, y ella la instante se puso en pie, y lo miro fijamente, pero no tristoza si no mas bien enojada, como si él hubiese interrumpido su momento de dolor.

-Estas…bien?- susurró muy quedamente.

-¿No me vez?, estaba llorando!!!¿Cómo alguien se va a poner a llorar de felicidad?, no! No estoy bien, ¿te importa?.-le dijo señalando el árbol que él había estado usando.

Eero no comprendió el enojo de la niña que a lo mucho y parecía rondar los diez años, pero sintió que no debía dejarla marchar así, enojada con él o con la vida.

-A veces se llora de felicidad, pero tienes razón no estas bien, ni yo tampoco.-

La niña lo miro rabiosa, pero entendió que era verdad, él se miraba apagado, triste como lo había estaba su perra cuando sus cachorros habían muerto. Se miraba joven, y se le era conocido.

-¿Porqué te vez tan triste?, es como si… fueras un zombi, y eres bonito, pero así con esa apariencia hasta las moscas espantaras.-

Había olvidado su mascara, al instante la uso de nuevo, pero no quiso engañarla, por primera vez en meses quería hablara con al verdad.

-Estoy triste porque me siento así.- desvió su vista de la pequeña viendo el cielo, donde ahora su amor moraba.-He perdido la otra mitad de mi ser y ¿tú porque estas triste?.- volvió su mirada a la niña.

-Mi papá murió la semana pasada, y él era el que venia por mi todos los días, ahora mi mamá lo hace, pero siempre llega tarde, había olvidado porque era que mi papá lo hacia y era porque era puntual.- ella bajo su cabeza viendo fijamente como aplastaba una hoja con su zapato.

Eero se agacho quedando al nivel de la niña, colocando sus manos sobre sus hombros.-Llora todo lo que quieras, pero no hieras a tu madre con tu malestar, mira como ha acabado la pobre hoja?, es difícil para ti, y también lo es para ella, pero veraz que con el tiempo dejaras de sentirte tan sola, y triste.-

-A ti no se te ha pasado la tristeza, ¿hace cuando que perdiste tu otra mitad?.-le dedico una mirada piadosa.

-Hace…no mucho. - mintió, y se sintió patético,!hacia meses! Que Helena había muerto y aun la lloraba como si hubiese sido ayer.- y no es bueno que las personas que te quieran te vean así, triste, solo lograras preocuparlos.-

-Me vale si mamá se preocupa de mas, yo quiero a mi papá aquí conmigo, hubiera preferido que mamá se muriese y no él, lo extraño mucho…mucho.-dijo entre sollozos, no pudiendo contener mas sus lagrimas.

Eero la atrajo hacia su pecho y dejo que llorara ahí, que gritara quedamente, y vio su reflejo él actuaba como ella pero a escondidas, y vio como seria en publico, como actuarían los demás, esto no era vivir, era lamentarse.

-¿Mejor?.- dijo él, cuando ella se separo de su lado y se limpio sus lagrimas.

-No.-le sonrió y agregó.-pero hueles rico- ambos  vieron como una señora no mayor de treinta años se acerco hasta ellos, Eero reconoció que era la madre de la niña por el parecido, se presento brevemente y se alejo lo mas rápido posible, sus lagrimas estaban al borde de sus ojos y que patético que una mujer lo viera llorar.

Corrió lo mas rápido que pudo hasta su casa, cerro tras de si y se deslizo sobre la puerta hasta caer sentado al piso. Llevo ambas manos a su rostro, y dejo salir sus lagrimas, se sentía cansado de fingir alegría que no sentía, de aparentar estar bien frente a sus amigos, pero no delante de una niña, sin querer se había quitado la mascara y lo había descubierto.

Tenia que: o romperla o buscarse una más resistente.



***



El vuelo había sido corto, y el aire otoñal  de Helsinki lo recibía en la salida del aeropuerto. Se fue rápidamente al estacionamiento y busco su carro, metió sus maletas que eras apenas dos, y condujo hasta su casa, tenia que descansar antes del reencuentro, al menos había dejado de llorar ante su recuerdo, estaba aprendiendo poco a poco…a pensarla con felicidad.

Pero sabia que no seria fácil, y lo mejor era buscar ayuda de profesionales, debía hacerlo si quería seguir con su vida normal.


Mientras tanto en la pacifica Piazza Luigi di savoia, donde se ubicaba el edificio de Liz  y donde reinaba la paz y eran ajenos al tormento que vivía Eero en Helsinki.

Liz se había levantado tarde, como de costumbre cuando estaba cerca de Lauri, luego de pasar los mejores vacaciones de su vida, aun con el contratiempo de Perttu, había sido maravilloso su estadía en di Como.

El tiempo no pasaba por su mente, que rememoraba una y otra vez los momentos felices con Lauri, hasta que una gota de aceite brinco hacia su cara haciéndola despertar de su burbuja Lauristica.

-Auch!!-se quejo.

Lauri llego a la cocina, inducido por el olor de la comida, cada vez Liz le cocina mas y mas rico.

Se acerco a ella sigilosamente, asustándola cuando se posiciono tras de ella, abrazando su cintura y besando su cuello.

-¿Cómo amaneció la futuro señora de Ylönen?- bajo unos centímetros por su cuello, besándolo, y luego volvió a subir hasta atrapar el lóbulo de su oreja.-

-Lauri!!, no hagas esto, me voy a quemar por tu culpa- dijo ella sin hacer casos a las caricias que él le propiciaba.

-Hmm!, si te quemas. -mordió su lóbulo de la oreja.-yo te curo, con mis besos.- bajo unos centímetros y beso nuevamente su cuello, lentamente una y otra vez.

-Lauri, si sigues así no vamos a desayunar.- seguía evitando caer en las tentaciones de sus besos.

-Yo tengo hambre,…bueno…-se apretó mas a ella por detrás, pegando su pelvis contra sus pompas.-Tenemos hambre.-

Liz sintió cobrar vida a ese individuo al cual su osito se refería y dándose vuelta, encaro su rostro atrapando sus labios con los suyos.

-Hmm! Así esta mucho mejor- dejo por un momento sus labios para acariciar su rostro con sus manos.-Te amo.- y beso sus labios castamente.

-Yo también, pero debemos alimentarnos…-ella se giro y volvió a quedar de frente a la estufa.

-¿Vas a despreciarnos?- se restregó descaradamente contra ella.

-Lauri!! Basta!!.- la espátula se cayo, pero solo porque ella quiso soltarla, dio media vuelta encarándolo, besándolo, pero al mismo tiempo mordiéndolo.

-Con juegas sucio no?.-dijo contra sus labios.

-Sip.-

El la carga en brazos, y se encamino fuera de la cocina, sin antes apagar la estufa. En el camino a la habitación Liz se llevo ambas manos a la cabeza.

-¿Que pasa?, ¿otra vez te duele la cabeza?.-dijo besando su sien.-¿O es otro pretexto para no estar conmigo?.-

-No..claro que no osito, no te había dicho pero…creo usare lentes y …pues por eso son mis dolores.-

-Hmm!, yo te voy a quitar esos dolores, liberaras tantas endorfinas cuando estés conmigo.- siguió avanzando. Llego al dormitorio y la recostó levemente en la cama, quedando él sobre ella.

-Si quieres yo también compro lentes, para que estemos iguales.-dijo besando su cuello. Subiendo y bajando, atormentándola.

-No es necesario, pero gracias por ofrecerte.-

Poco a poco fueron quedando sin ropa, urgidos por la pasión, necesitándose uno al otro, liberar todas las emociones que ambos traían dentro.

Una vez que alcanzaron el clímax, Liz quedo dormida en su regazo, él la apapacho, contra su pecho apretándola… y recordando…recordando sus palabras, las que un día le dijo en la intimidad de su casa en Helsinki; su temor,  cuando él la consoló, y ella se confeso. Solo que ella ya no recordaba haberle contado eso, es mas y tal vez ni relacionaba los hechos…pero él si.

Y ahora él también tenia miedo…¿acaso ella seria como su madre?, la apretó mas fuerte contra su pecho, tratando de sacar esos malos pensamientos de su cabeza, y dejarse llevar por el presente y no por el pasado…ni por el futuro.



















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