"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

viernes, 25 de marzo de 2016

La Aprendiz -Cap 3-

Capítulo 3: La Aprendiz


"Mi victoria es tu derrota"


Y entonces, supiste que habías caído, qué la efímera felicidad era sólo eso, algo pasajero más no duradero. Respiras por fin y comienzas de nuevo, en busca de algo tangible para el alma.


Me marché al día siguiente de esa noche, esperando volverlo a ver. Firmé mis contratos y al cabo de una semana tuve la intención de volver, además quería ver a Marianka, me contaba qué ahora era más segura de sus decisiones en cuanto a su ex, pero quería verlo por mis propios ojos, pues así podría estar totalmente segura.

Llegué a Finlandia, sin avisarle a Markus, puede que ya tuviera a otra, o puede que no, pero la verdad es que me daba igual, no podría esperar otra cosa de un cabrón, y sólo porque habíamos jugado un poco a ser más que amigos, no podría esperar nada de él, así que primero fui a ver a mi amiga, ponerme al tanto de todo, y luego al día siguiente lo buscaría.

No estaba, se había marchado a Dinamarca al parecer iba a estudiar allá, su familia me insistió en quedarme en donde había sido mi hogar por tanto tiempo, así que acepté. Tomé relativamente bien que no estuviese Markus, me había pedido que regresara, y lo había hecho pero él se había marchado, solo dejando recuerdos.

No estaba triste, ni melancólica, no eso no, había dejado de habitar mi planeta mucho tiempo atrás, pero no podía negar que me hacia falta, como cuando tienes un par de zapatos favoritos que los has perdido y sientes que los extrañas, así era la sensación que sentía hacia Markus, claramente lo podía ver en cada rincón de la habitación, al principio me ahogó por un milisegundo su recuerdo, su falta, pero así como vino así se fue.

Esa noche me escribió, creo su familia le contó que estaba ahí, y me reclamó porqué no le dije que iría, pues él habría pedido permiso para viajar, pero no tenia sentido haberlo hecho, era como abrir una brecha para algo que no podía ser.

Y desde ese día que me escribió lo siguió haciendo por mucho tiempo, tiempo después inclusive de haber regresado yo a Noruega. Me gustaba, pero me incomodaba porque sabia a donde iba esto, me volvería adicta en cualquier momento, sin que me diese cuenta, y cuando ya lo notase seria demasiado tarde; catastrófico.

Entonce hice lo que hacen, cada vez contestaba mas lento, me tardaba horas, y era de pocas palabras, monosilabo usada, él no se puede decir que tenia el don de la palabra a la hora de escribir, y por lo tanto como me escribía, así era yo. Reclamó que era muy fría con él, pero ¿De qué otra manera podía ser y no enamorarme?, habíamos jugado con fuego y tarde o temprano llegaría a quemarme y no podía hacerlo no con él.

Fui hiriente en algunos mensajes lo admito, pero debía poner un escudo en mi mente, no pensarlo, no ilusionarme, no enamorarme. Lo herí, así me lo hizo saber y desde ese día dejo de escribirme a voluntad, solo lo hacia sí yo le escribía algo, y como yo apenas y le escribía, no porque no quisiese sino porque era peligroso, pero a la larga siempre me hacia falta si quiera saber que ahí estaba, lo que antes eran mensajes diarios, se convirtieron en mensajes semanales, hasta que dejamos de escribirnos totalmente.

Y fue entonces que me di cuenta, la falta que me hacia, saber de él, al menos un mensaje, algo una señal de vida, pero no lo hizo, ni yo tampoco. 

Se acercaba la fecha pautada por mi empresa de regresar a Finlandia a realizar una auditoria, fui y el mismo día me regrese sin visitar a su familia, solo pasando a ver a Marianka y llevándola conmigo a Noruega a pasar navidad. La prima de Markus me informo que se encontraba  en Helsinki, que fuera a verlo y a visitar a toda la familia, pero le dije que en otra ocasión además ¿Qué caso tenia ir?, si no había intercambiado ni una palabra con él, no sabia absolutamente nada.

Y solo tal vez, viajaría si él me lo pedía, solo así, porque me lo había mandado a pedir pero por intermediarios, y así no valía, tenia que ser él mismo, ya fuese por llamada o mensaje, y hasta que eso no pasara no daría una respuesta positiva. ¿Quería verlo? si, tenia ganas de verlo, extrañaba sus labios, sus besos, tenerlo junto a mi, pero tenia que pedirlo.

Y así lo hizo, dos días después, pero de una manera tan cabrona que no fui. Había dicho: - ven si quieres, sino pues no vengas.- escuchar su voz, me gusto, pero no me hizo cambiar de parecer, por el contrario me hizo estar mas firme en mi decisión.

Marianka estaba al tanto de lo sucedido, y podía entender mis ganas de verlo, pero le dije que no era posible, no de la forma en la que me lo pedía, o se esforzaba más o que se buscara a otra para jugar. Quería jugar, pero no así, entonces ella  con sus palabras me abrió los ojos, esta podría ser la ultima vez que lo viese, quien sabe en Dinamarca y encontraba su pareja y se casaban, o yo, encontraba a alguien y formaba mi familia, nunca más podríamos estar juntos.

¿Me hacia feliz ir a verle?, si, claro que si, quería verlo, no me hacia falta pero era la ultima vez, entonces recordé un cita que leí hace mucho tiempo atrás, "si la vida te da limones, has limonada", tenia a Markus para mi disfrute, y podría disfrutarlo así que sin pensarlo dos veces, cambié de idea y apostaba a ir a Finlandia, a verlo aunque sea por ultima vez.

Pero no siempre lo que uno planea se hace realidad. Al día siguiente mientras hacía mis maletas, me mandó un mensaje, había pasado casi una eternidad de no saber nada de él, y pedía verme, eso lo sabia, lo que no sabia, era que pedía verme en Noruega, ¡Él estaba en Noruega!, en ese momento, las baldosas de cerámica modificaron su estructura y se volvieron de gelatina, tragándome inmediatamente.

Mi corazón comenzó a latir aparatosamente, ¡había venido a Noruega a verme!, sentía burbujear la efervescencia de mi alma, mientras recordaba una y otra vez su petición. Pero no quería que fuera en Noruega, quería ir a Dinamarca junto a él, no conocía, y quería conocer un poco de su lugar, se lo hice saber y no aceptó, dijo que mejor aquí, porque después volvería a Finlandia.

Y entonces, mi corazón empezó a latir a su ritmo normal, ya el suelo había vuelto a su estructura normal; la dura cerámica, que me mantenía a flote de ese chispazo, que había sido esporádico. ¿Acaso ya tenia a alguien en Dinamarca? seria lo mas probable, pero quería verme, quería que jugáramos, ok solo jugaríamos. Pautamos la cita para el día siguiente, y no sé por un momento imaginé que me dejaba plantada, no como había sucedido antes, cuando regresé a Finlandia y él se había marchado, pero ahora si seria deliberado, aparté esos pensamientos y fui a comer a un restaurante japones con Marianka, necesitaba relajarme y dejar de pensar, pensaba demasiado.

Era una cita con Markus pero no lo sentía como tal. No perdí tiempo en escoger que ponerme, elegí algo bonito rápido, aunque había pensado totalmente lo contrario. El día que había solicitado verme, quise sacar cada pieza de ropa y medirmela, para ver con cual me vería mas bonita, pero no ahora, solo estaba arreglada y ya, como si fuera una cita de negocios.

Pasó media hora, y estaba en el centro comercial, no llegaba, por lo que me fui a ver tiendas, ocupaba unas cosas y así aprovecharía el tiempo. Sabia que le quedaba lejos este lugar desde su hotel, pero aceptó. El tiempo pasó sin darme cuenta, las tiendas me absorbían  por completo, cuando escojes algo, te lo pruebas y no te queda, y sigues buscando, solo fue hasta que termine que caí en cuenta que  no había llegado, ya habían pasado dos horas, sí había comprobado mi celular para ver si algo le había pasado, en mas de una ocasión, había regresado al lugar pautado muchas veces, tal vez se había quedado sin carga, y no estaba molesta mientras tanto de que estuviera retrasado, eso no me es problema, algo tuvo que pasarle, pero seria totalmente lo opuesto si me dejase plantada, odiaba categóricamente ese hecho.

Ya me quería ir, y ni señales de vida. Así que lo llamé, sonó una ,dos y a la tercera contestó.

-¿Dónde estás, no se supone que nos veríamos en el centro comercial?- pregunté rápidamente, aun sin haber escuchado su voz. Mientras tanto seguí caminando por los pasillos del lugar, sin fijarme en las vitrinas de las tiendas.

-Estoy de camino a Dinamarca.- dijo tranquilamente, como si hubiese pedido una orden de comida, sin ninguna intención de explicarse ni nada.

-Ah... ok.- fue lo único que pude articular, y colgué. Y sentí  como si un rayo me hubiese atravesado y partido en dos, ahí delante de todos, en la mitad de una multitud de personas que aun no se percataba de mi catástrofe, noté como se humedecieron mis ojos, pero me negaba categóricamente a derramar una lágrima por ese jodido cabrón, ¡me había dejado plantada! y para colmo se había marchado a Dinamarca, en lugar de venir a mi encuentro.

Caminé como pude, me senti por un momento desfallecer, pero me rehusaba a darle tanto valor, mi nariz comenzó a gotear el liquido transparente que sale, una vez que comienzas a llorar, pero aun no lloraba, estaba luchando intensamente por no llorar, que nadie se enterara del apocalipsis que estaba viviendo.

No dejaba de sorber por la nariz, aunque seguí sin derramar ni una sola lágrima, mis manos estaban temblando caminé en círculos por todo el lugar, sin saber a donde ir, estaba como en modo automático, aun queriendo llorar amargamente por haberme dejado plantada, ¡algo que odiaba!,  ¿pero estaba tratando de contener el llanto perpetuo por eso, o porque me había enamorado y estaba sufriendo la ruptura de este corazón?.
-¡Maldito cabrón!- vociferé cuando llegué a mi carro, pegandole al timón. Lo maldije mil veces, le deseé la muerte, deseé que su vuelo fuera atacado por terrorista y explotase en mil pedazos, no ir a su funeral, no perdonarlo, y mandarlo al infierno si venia como alma en pena por la noche en busca de mi perdón.

Otra vez ahí estaban mis ojos, humedeciéndose a al velocidad de la luz, tratando de liberar ese tsunami de ira que contenida en mi interior. ¿Por qué me había dejado plantada?, ¿¡Por qué!? y entonces lo entendí, me estaba dando una lección, la última en carne viva, tonta yo que había accedido a su llamado, tal y como le había dicho a Marianka, ellos saben lo que tienen, y lo usan, el por qué... no era otro porque podía, así de simple.

Mis ojos estaban en un ida y venida, de querer derramar mis lagrimas, cada vez que recordaba esa sensación que sentí al escucharlo hablar, me corroía el alma, más y más profundamente, creyendo que no podría llegar tan al fondo y matarme.

Llegué a mi casa y lo primero que me preguntó mi amiga fue como me había ido, se lo conté todo y fue como revivir una pesadilla a flor de piel, aun estaba tan sensible la herida, pero no derrame nada, ni una lágrima, no podría llorar no por un cabrón que no merecía mis lágrimas, ni que desperdiciara mi costosa mascara de pestañas Lancome, no valía ni un puto centavo.

Me tranquilice y revicé mi celular, activando el wifi, ya que estando en casa era la única manera de estar en internet, aparecieron dos mensajes suyos, el primero: " ya no, se cancela" hora 09:04 y otro "¿Dónde estas? hora 11:07, eso hizo que mi tsunami se apaciguara solo momentáneamente, lo que dura la caída de una gota de agua.

Esta bien, lo había cancelado, pero ¿Por qué no se había asegurado de que yo me enterase que no iba a llegar,? ¿ Por qué no me dijo nada cuando lo llamé? ¿Por qué no me llamó? ¡¿Por qué!? y mi ira retorno con mayor intensidad, lo había hecho apropósito, eso era lo unico. Y le conteste lo más humanamente posible.

-Gracias Markus, Cabrón hijo de puta.- y quise matarlo, con mis manos, con lo que fuese que encontrase.

Seguí invicta a través de todo el día, sin derramar ni una lágrima, ya por la noche,  mi mente como si creyese que se me había olvidad algún detalle de lo sucedido en el día, volvió a pasarme todo lo ocurrido en el dia, paso a paso detalle a detalle sensacion a sensación y quise gritar, porque en la oscuridad de la noche donde nadie podía verme o escucharme podría  llorar y gritar. Mi rostro se contrajo totalmente haciendo esa típica mueca cuando lloras, mis ojos humedecidos lloraron pero hacia el lado, hacia la almohada, así que pude seguir invicta de no derramar lágrimas por mis mejillas, no aun.

Al día siguiente, estaba mejor, como nueva, apenas y recordaba lo sucedido con la intensidad que lo había hecho, él aun no daba señales de vida ni por mensaje ni por llamada y era mejor, me estaba sosegando, apaciguando la fiera por dentro. Durante todo el día, ni una sola vez pensé en llorar, había pasado y no valía la pena estar mal por eso, me había dejado plantada era un hecho a afrontar y punto, pasar la página, ya no deseaba su muerte, es mas, quería saber si estaba todo bien, porqué tan repentinamente había cancelado los planes, porqué canceló dos horas del encuentro, solo que yo no me enteré, así que bueno no lo hizo apropósito, o solo lo estaba defendiendo, no sé y me daba igual, si volvía o no.

Pasó una semana hasta que supe de él, ya ni recordaba que estaba molesta. Se disculpo por no haberse asegurado de que me enteraba que no llegaría a la cita, le dije que todo estaba bien, dijo que no había podido comunicarse porque había viajado de urgencia a Dinamarca por unos papeles del traslado de universidad, y en el viaje aparatoso había perdido su celular en el aeropuerto, y al hacer el pedido del nuevo teléfono, había tenido que esperar por los tramites del seguro y luego por el modelo que había escogido. Se le escuchaba realmente arrepentido, ¿y le creía?, no lo sé a ciencia cierta, solo no sentía nada, ni si era mentira y dolía, ni si era verdad y euforia, nada, era como si hablase con servicio al cliente.

Me pidió vernos, no acepte, se enojó, argumentando que estaba aun enojada por lo de la otra vez, pero no era cierto, solo no quería ya jugar, quería estar formal con alguien, quería saber que era querida y dar mi cariño, en él ya no podría confiar nunca más, ni en un millón de años, se había roto ese espejo de confianza, claro esta por un mal entendido tal vez, pero estaba roto, y por mas que lo tratase de pegar ya no podría dar su reflejo igual.

Como no aceptaba vernos, aunque si seguíamos mensajeandonos diariamente, todo el día, inclusive por llamadas, no quería verlo, no me apetecía, no sentía deseos, y estaba Lauri Ylönen un joven de ojos verdes claro, con pelo castaño un poco largo, de quijadas prominentes, de nariz pequeña respingona y de una boca tan sensual, pero lo mas sensual era la manera de hablarme, por medio de canciones con esa voz ronca, casi todos los días venia a verme con su guitarra en mano, era como tener una serenata todos los días, y era delicioso sentía una paz infinita, una euforia apabullante.

Entonces él vino desde Dinamarca, aun al paso de los meses de nuestros mensajes, que no eran de amor, ni nada, solo de simple amistad o así lo veía yo. Él vino  sin previo aviso a mi casa, para encontrarse conmigo, sin embargo no estaba sola, estaba con Lauri despidiendolo en el umbral de mi puerta, con un ardiendo beso en sus labios.

Él estaba al otro lado de la calle viendo fijamente hacia mi casa, Lauri se habia marchado hacía unos segundos, pero él había quedado petrificado, congelado en ese lugar, sin parpadear, solo contemplandome, por lo que bajé las gradas y fui hasta él ya que entendí que él no lo haría.

Me acerque poco a poco, pero él seguía estoico, hasta taciturno inclusive, su rostro visiblemente desfigurado por el dolor, de haberme visto besar a otro hombre que no era él.-Hola.-le dije, como si nada pasara, y es que nada estaba pasando, él era un amigo, el cual no tenia ningún derecho a sentirse mal por lo que hiciese con otro hombre.

Sus ojos estaban un poco brillantes.-¿Quién era él?.- mi miraba intensamente, sus ojos entrecerrados, haciéndose un poco mas pequeños de lo normal, leyendo claramente lo que en verdad quería preguntar. ¿Por qué me has traicionado?, sus labios estaba apretados en una linea contiendo su ira y gritarme o no lo sé.

-Mi novio.- dije seriamente, sin inmutarme por lo que visiblemente él estaba sufriendo. No es que no me importase, o tal vez solo había perdido la empatía hacia él, pero tampoco podía decirle mentiras.

Vi por un momento sus ojos humedecerse y entonces lo entendí, él creyó que eramos novios, y que tenia derecho de venir aquí sin avisar, sin pensarlo había propiciado a su adicción a mi cercanía, aunque fuera por mensaje por llamadas él había hecho castillos en el aire de los dos juntos.

Tuve el impulso de decirle lo siento, pero no lo sentía realmente, no sentía nada hacia él, era como si hubiese botado su helado y tenia que disculparme, si lo hacia seria por cortesía no porque en verdad lo sintiese.

Y entonces vi en ese mar de agua contenida, lo que yo nunca pude hacer en publico, ni en privado, de su ojo derecho por la parte inferior de en medio, una lágrima rodó por toda su mejilla liberando su propio tsunami, devastando todo a su paso, y sólo entonces, por primera vez desde hacia mucho tiempo, me sentí triste, por él y de él, quise acunar su rostro entre mis manos, decirle que esto qué estaba sintiendo pronto pasaría, que no seria para siempre, que no lo había hecho a propósito, qué sabia que él entendía que era un juego un simple juego, pero nada de eso sucedió, ni le dije nada, ni hice el intento de tocar su terso rostro, solo contemple como ese único ojo desbordaba esa potente y larga lágrima, me pareció eterno el tiempo que estuve frente a él y fui la única testigo de ese armagedon.

Parpadeó al fin,  bajando su rostro  sin dejarme ver si había liberado en su totalidad el otro ojo, dio media vuelta y se fue caminando, como si se tratase de un vagabundo que vistiese en harapos, con un andar lento, pausado, como si tuviese una enfermedad en la pierna que le impidiesen andar a su velocidad normal, pero solo era una enfermedad emocional por la qué estaba pasando llamada; amor.

Y entonces la persona que nunca había tenido a nadie en su corazón, que si las había tenido a todas en mente y cuerpo, conoció a la que vino a derribar la muralla que protegía su coraza, la que hizo vibrar su alma, la que lo hizo subir al cielo y lamer el infierno, con ella supo lo que era amanecer todos los días con el anhelo de sus caricias, de la dulzura de sus palabras, de la pasión y la traición, del desasosiego que podría llegar a sentir su ser, de la alegría, agonía y la desesperación, porque no en vano dicen por ahí... qué hombre que juega con todas la paga con una.


FIN




Por supuesto que te haré daño. Por supuesto que me harás daño. Por supuesto que nos haremos daño el uno al otro. Pero esta es la condición misma de la existencia. Para llegar a ser primavera, significa aceptar el riesgo de invierno, para llegar a  ser presencia, significa aceptar el riesgo de la ausencia.
 - Antoine de Saint-Exupéry




La Aprendiz -Cap 2-

Capitulo 2: Voy a Marte


"Las mujeres son de Venus y los hombres de Marte"



-A veces, no percibes que has caído hasta el fondo, cuando ya lo estás, y solo de ti depende sí logras salir a la superficie y te salvas, o te quedas hundida y pereces.-




Regresamos a casa, no precisamente mi casa, sino donde me estaba quedando, en una apartamento de la prima de Markus, ya no vivía en Finlandia, toda mi familia se había mudado a Noruega, pero era agradable volver, y más si era para ver a mi mejor amiga aunque estuviera pasando por malos momentos,


Me quité los zapatos en la entrada a mi habitación, me sentía tan cansada y no solo fisicamente sino emocionalmente, estaba abrumada, por todo lo que Marianka había pasado, y haber tenido la oportunidad si se le puede llamar a eso, de saber por parte de un hombre lo que realmente piensa cuando hace las cosas.

Anhelaba un baño, aunque la temperatura ambiental no era propicia  a darse uno, pero la paz interna que te da lo vale. Me quité toda la ropa mientras me dirigía a la ducha. Abrí la llave, y el primer chorro tocando mi cuerpo frío fue lo máximo, por un largo rato solo hice eso, sentir que el agua caía, sin usar jabón sin moverme, lo necesitaba.

Aun no sabia como estaba Marianka, solo sé que había llegado bien a casa. Markus se había enojado al enterarse que sabia que ella no volvería con nosotros, y que iría a llorar, cuando lo que tenia que haber hecho yo, era distraerla que no pensara en su ex en lo que le había hecho, pero no la deje partir hacia un tsunami anunciado que amenazaba con ahogarla dentro y yo pudiendo rescatarla la deje partir.

Sólo no  pensé en eso, no medite en nada, estaba anonadada de todo lo que me había enterado, que Markus a tan poca edad 20 años, todo lo que sabia de unos seres ajenos a su planeta, yo un poco mayor unos 25 años aun no me había dado por pensar o analizar eso, y debería de tener cuidado porque estaba jugando con fuego, en un infierno utópico donde podría morir achicharrada.

Salí de la ducha, tomé mi celular y le envié otro mensaje a Marianka, respondió que estaba bien,que no me preocupase, pero entonces, ¿Debía dejarla llorar hasta quedarse seca o ir a su rescate?, no pude hacer mi respuesta mental, pues tocaron a mi puerta tres veces, sabia quien era, pues venia tocando mi puerta así desde hacía un mes atrás, cada noche.

Me puse mi bata, mi mire al espejo y contemple mi cabello largo húmedo caer frente a mi pecho, sentía mi pulso un poco acelerado, me sofocaba esas cuatro paredes del baño, no así hace unos minutos, pero si ahora, mi alma sentía que se revoloteaba dentro de mi, queriendo se escarpar y abandonar mi cuerpo, uno que tal vez sospechaba quedaría incinerado por la llamas.

Mis ojos azules brillaban en la oscuridad como sí el sol del mediodía brillara frente  a mi, mis pómulos sonrosados por una excitación repentina contrastaban con mi tez blanca, era bonita lo sabia, pero justo ahora podría decir que era irresistible, o eso quería pensar. Ajusté mi bata negra de seda a mi cuerpo, la cerré y me encamine hacia la puerta, para darle paso al ser que podría matarme o amarme si lo dejaba.

-Hola.- dijo sonriéndome, con esa sonrisa que mostraba todos sus dientes blancos, con esa sonrisa que se podría confundirse con un simple acto de coquetería, porque era coqueto, educado, y carismático, lo sabia. -¿Sabes algo de Marianka?.- dijo cerrando la puerta tras de él, dando un paso hacia mi, tomándome de la cintura con sus manos, uniendo su cuerpo al mio, vestido con un pantalón chándal gris y una camisa negra sin mangas. Sentí su virilidad contra mi pelvis y su boca contra la mía a continuación.

Sus labios era un paraíso; suaves, tersos como la seda, besaba lento y rápido, suave y duro a un ritmo enloquecedor, al tiempo que movía sus caderas  contra mi, rápido mas rápido duro mas duro. Le escuché hablar pero no entendí lo que me dijo, estaba en otro planeta sin embargo no sabia a cual había ido, si a Marte o Venus, rogaba a los dioses que no fuera Venus.

Me dejó ir, viendo en sus ojos la lujuria del momento, reflejada en esa sonrisa despampanante, por esos labios que anhelaba tener de vuelta otra vez. Me siguió a la cocina, deteniéndome frente el refrigerador, para un segundo asalto, este fue lente muy lento, permitiéndome recrearme con su labio inferior, qué era un poco mas grueso que el superior, me dejó morderlo suavemente y luego un poco mas fuerte, a lo que él hizo lo mismo con mi labio, no pude evitar sonreír sobre nuestro beso, esto cada vez era más y más adictivo.

Algo en mi interior se alertó y me separe de él, quería un respiro, un poco de agua, pensar con claridad, porque sino pensaba en la realidad me dejaría llevar por una ilusión y de un simple beso.
Markus no me mensajeaba a diario, no me llamaba, solo venia cada día nos veíamos, nos besábamos, jugábamos solamente, pero entonces no se estaba creando una habito de llamadas o otra cosa, sino un habito, una adicción a su cercanía, a sus besos, a su toque.

-Sólo sé que estaba en su casa.- contesté a su pregunta. llevándome el vaso de agua a la boca, lo miré fijamente, y sus ojos solo veía deseo, quería mas ir mas allá, y yo también. Dejé el vaso en el desayunador y me acerque a él a darle un casto beso, a lo que él me comió los labios y la lengua sin previo aviso.


-Vamos a la cama.- no era una pregunta era una orden con un tono de inseguridad. Siempre me pedía lo mismo, quería sentirme bajo de él, sobre la suavidad de la cama en la libertad de sus movimientos, eso era algo que a veces se escapaba de mi control, él sobre mi, consumidos por la lujuria y la pasión sin amor.

No lo detuve cuando empezamos a caminar hacia mi habitación, hasta la cama, me empujo suavemente hasta que caí sobre ella, con lo que mi bata se abrió un poco dejando al descubierto mis piernas desnudas, cubriendo mi total desnudez. Se maravillo de ellas, y las rozó con la punta de sus dedos, siguió mas arriba hasta encontrar el nudo de mi bata, lo abrió y quedo al descubierto todo ante su mirada hambrienta, me besó tiernamente, mientras su mano bajaba hasta el centro de mi cuerpo, para encenderlo aun mas, sin embargo este ya estaba encendido a punto de explotar, hasta que dijo lo impensable, lo que hizo que cayera del cielo al infierno a una velocidad de un avión concord.

-Déjame besar estos senos tan pequeños, más pequeños que los míos.- y el infierno se congeló en un susurro cubierto de lujuria.¿Había escuchado bien? ¿¡Había dicho que mis senos eran mas pequeños que los suyos!?, Él hace dos años atrás sufrio de  obesidad, gordito bonito pero gordito, ahora con una dieta había logrado perder todos esos kilos de más y parecer modelo, aunque era cierto que le habían quedado un poco, muy poca grasa en sus pectorales, pero compararlos con mis senos, que si, eran pequeños pero no tenia porque mencionarlo.

Lo quite de mi, parándome lejos, observándolo, él aun no entendía que estaba pasando, pero yo escupía fuego por la boca. -¡Vete!- le grité iracunda. Respiraba agitada, la vista se me estaba nublando, sentía débil mis piernas.
Me quedo mirando como si estuviese loca, sin poder creer lo que le había dicho.-¿Cómo?- dijo Markus.-¿Por qué?- intento acercarse a mi, a envolverme entre sus brazos pero di un paso atrás y lo fulmine con mi mirada.

-¿Pero es qué cómo vas a besar unos pechos tan pequeños, mas que los tuyos?.- puse mis brazos en jarras en mi cintura, contando los segundos para que se marchara.
Se dio cuenta entonces lo que había dicho y pidió disculpas, pero no las tome en cuenta y le exigí nuevamente que se marchara, a lo que por fin lo hizo pero antes de salir por la puerta, con una mirada tan taciturna que por un momento me dio lastima,  estuve a punto de decirle que no se marchara, volvió a decir lo siento.

-Cabrón.-y fui directo a la ducha a quitarme su toque, su olor, su recuerdo.

Los días se fueron como el viento, mi enojo se esfumó, y además solo estábamos jugando, algo que pronto se acabaría cuando yo volviese a Noruega, y por mientras podríamos jugar, sin olvidar que era un cabrón. Marianka había dado un cambio de 180 grados, le había ayudado tanto saber un lado de la verdad de los Marcianos, ya no pensaba en su ex, no lo recordaba y había vuelto a llamar pero ella había podido dejar sonar el teléfono y no contestarle, sabia que llegaría el día en que podría levantar el teléfono y contestarle, y no volver a caer en sus redes, amaba a Markus por verle abierto los ojos.

Él no era malo, sólo cabrón, ¿Eso no lo hace malo o si?. Desde aquella vez del incidente de mis senos, cuando se me pasó, pues regresó y jugamos como Dios manda, faltaba solo 1 semana para que me marchara de Finlandia y tenia que aprovecharlo.

Era cierto que me encantaba tenerlo junto a mi, en ocasiones solo nos acurrucábamos en la cama descansando  uno al lado del otro, o solo hablar, charlar de cosas tan profundas o privadas, como de la vez que su padre murió, no sé si fue empatia, pero dolió escuchar su sentir, que se había podido despedir de él, aunque ya no llevaban una relación familiar por problemas de alcoholismo y violencia domestica hacia su madre, de lo que no le gustaba hablar en si, era si se había enamorado anteriormente, su repuesta siempre era negativa, pero sospechaba que si se había enamorado y que ella lo había latimado.

El momento de la despedida había llegado, era le momento de regresar a Noruega, todos lo sabíamos mas que bien MArkus. Ese día lo espere en mi habitación y seguimos  el mismo preámbulo de siempre, los besos en la entrada, la misma solicitud de antes, de ir a la cama,y fuimos, él sobre mi, sus manos por todos lados explorandome, sus labios en los míos, mordiéndolos, chupándolos, hasta el punto de llegar a lastimarme, en mas de una ocasión me había dejado hematomas en los labios que tenia que cubrir con lápiz labial, a consecuencia de una sesión apasionada de besos y mordiscos.

Era la despedida ambos lo sabíamos y lo disfrutábamos sabíamos que esto llegaría a su final, que no quedaría espacio para llamaditas, mensajes o recados, era un hasta luego tal ves. Lo sentía mas apasionado, mas urgido mas ansiosos, y excitado, su corazón como siempre parecía que iba a salir disparado de su corazón, al principio me asustaba porque se había quejado de dolor en el pecho, y aunque estaba muy joven uno no puede  asegurar la condición física de una persona. 

Sus besos me atormentaban, me exigía dar mas de mi, sus manos tocando cada vez mas dentro de mi ser, tocando ese botón tan sensible que era, mi bata la boto al suelo, subí mis piernas al rededor de su cintura, él se posiciono para encajar entre mis muslos a la perfección como siempre lo hacíamos, me miro un momento, que se me hizo eterno, y si las miradas pueden hablar podría jurar que dijo "te amo" pero los ojos no hablan y esto no es Venus.

Soltó mi ser, y ayudó a su miembro erecto para posicionarlo frente a la entrada de mi cuerpo, poco a poco sin dejar de mirarme a los ojos, fue introduciendolo, lentamente y tortuosamente, ya que lo quería dentro ya y en funcionamiento, pero al parecer él quería recordar por siempre esto, pues nunca lo había hecho así, ni la primera vez. Ya dentro no se movió de inmediato, tardó unos segundos que se me hicieron eternos, me sentí mas que desnuda, y no solo del cuerpo, sino del alma, quería que dejara de verme de esa manera, que me desconcertaba.

El baiben de sus caderas, fue un baile lento y satisfactorio, que me hicieron subir al cielo una y otra vez, cada vez mas intenso que la ultima, mas potente mas liberador, quería recordar este momento por siempre, pues uno debe recordar lo bueno y olvidar lo malo, para vivir una vida a plenitud. Me dio un sutil roce en los labios y salió lentamente dentro de mi, de inmediato sentí frió y vacío, que duró solo un nanosegundo, ambos habíamos disfrutado, si se daba la oportunidad lo volveríamos hacer y si no, en otra vida seria.

-¿Por qué no te quedas otro día más?.- dijo abrazándome fuertemente, mi cabeza en su pecho escuchando ese ritmo musical que hacia su corazón rápidamente, y que tanto me gustaba y asustaba.

-No puedo, tengo que regresar, no es que me quiera ir ya, es que tengo que ir a firmar un contrato y sin eso no me pagaran y quedaré  a al deriva.-le di un besito rápido en su pecho pulcro de vellos. Con mi mano en  su rostro tocándolo con las yemas de mis dedos,   libre de imperfecciones y suave como la seda, cosa que poco le gustaba que hiciese, pero que a mi me encantaba, conocer con mis dedos sus parpados, su frente, su nariz, sus pómulos, sus labios que tanto me encantaban.

-¿Regresaras?- dijo casi en un susurro, mezclado con temor. No había escuchado este matiz en su voz nunca, era algo nuevo, único y me molestaba escucharlo, parecía vulnerable, temeroso de mis decisiones. Su mano daba círculos en mi pompa derecha, para ascender hasta mi cadera mis costillas, bajando por mi ombligo y mas abajo mas allá donde no es visible a nadie más.

-... Creo que si.- cerré mis ojos, deseando que ya no preguntara más, que no hablara, bastaba por ahora con la compresión de sus palabras, el significado dentro de ellas, que lo mejor era guardar silencio, disfrutar de lo que teníamos ahora, no pensar en lo que pasaría después, era participe de vivir el presente sin pensar el mañana, porque estamos tan acostumbrados a dejar de vivir el hoy por el temor de qué es lo que nos traerá el futuro, y este no nos pertenece, somo dueños de nuestro presente y pasado nada más.

Y por primera vez dejé que por una noche se quedara ahí junto a mi, abrazados, nunca lo había dejado dormir, siempre lo corría, ya que dormía en la casa principal, pero esta noche lo quería cerca de mi, toda la noche, escuchar su corazón contra mi oreja, sentir su respiración contra mi cabeza, sentir su aroma embriagando mi sentido. Y como si fuéramos dos enamorados nos acurrucamos toda la noche, ya que al día siguiente otro seria mi horizonte.


jueves, 24 de marzo de 2016

La Aprendiz -Cáp 1-

¡Hola! Bienvenidos a este 2016, como pasa el tiempo de rápido, ya hace casi más del año que no he publicado nada, pero nunca es tarde para hacerlo, así que aquí vamos.
Esta historia esta recién salida del horno, es de 3 capítulos, algo ligero de leer. Aquí vas...



La Aprendiz 

Capitulo 1 : Adición 

"Alimenta tu alma de amor y tus miedos morirán de hambre"





-Y entonces sin darte cuenta, estas cayendo lentamente hacia el vacío, no sabes aun la magnitud del golpe que te espera abajo, por ahora sólo te sientes; que estas flotando en una felicidad efímera.- 




"La vida es una escuela constante, en la que aprendes todos los días, pero a veces te encuentras con personas que están dispuestas a enseñarte, lo quieras o no, para bien o para mal, aunque nunca hay ni un mal que por bien no venga, de todas las cosas se aprende algo, solo tienes que tener la capacidad de captar el aprendizaje en el momento y no dejarte caer por la magnitud del peso de lo sucedido; levantarte, aprender y seguir adelante, pero no siempre es tan sencillo como parece, no cuando tu corazón se involucra y deja a un lado la razón, para darle paso a la pasión y la traición."



Aquí frente a frente, en el café Rotikkoli escuchando cada palabra con el mas mínimo detalle posible a captar, estábamos Marianka y yo. No había mucha gente así que, teníamos algo de privacidad, con capuccinos y panecillos alimentábamos nuestros estómagos, mientras él alimentaba nuestra alma. Markus estaba hablando de porqué era como era un; Cabrón, y no es que sea de cariño ni nada por el estilo, él era un cabrón en toda la extensión de la palabra.

-¿Por qué lo haces?- quiso saber Marianka, qué le había contado como  habían jugado con ella, su ex novio. Apenas y habían estado juntos 3 meses, en los cuales nunca habían salido en publico, la había casi ignorado en reuniones a la que asistían juntos, y lo mas importante después de cortar (si se le puedo llamar cortar, al simple hecho de desaparecer) él la llamaba cada mes, avivando la llama de la pasión qué estaba a punto de extinguirse, pero con esa única llamada todo se iba al mismísimo infierno

-Porque puedo.- Dijo Markus mirándonos atentamente, con un rostro sombrío inexpresivo, apartando su carismática sonrisa.- El poder de saber.- continuó explicándole, que su ex la llamaba porque quería, y sabia qué cuando contestara y escuchase su voz, nada importaría, que si él quería que se vieran, ella aceptaría, sabia que sin importar el tiempo que pasase ella estaría ahí para él, porque sabia que estaba enamorada de él y eso le daba poder.

-¿Nunca me quiso?, ¿Solo quiso jugar conmigo?- Con la voz apagada, contiendo el aliento quiso saber ella. Notaba qué estaba intranquila, sus manos se apretaban una contra la otra, Markus estaba siendo tan sincero que cada palabra era una estocada a su corazón, porque era como tener a su ex frente a ella explicándole porque había hecho cada cosa.

-Pueda que no quiso al principio jugar, esas cosas no es que nos proponemos, no nada que ver, sino que tal vez fuiste tu quien desde un principio le puso mucho entusiasmo a una relación que tal vez era solo pasajera.- tomó su capuccino y humedeció sus labios, esos labios carnosos y besables, no es que piense en besarlo, pero no se puede negar que es muy guapo y cabrón, Su rostro ovalado con fuerte mandíbula, centrada por una nariz pequeña recta, con unos ojos que tenia el poder de la palabra, oscuros enigmáticos profundos con una pestañas de envidia de mujer, su pelo liso cortado muy bajo de los lados y dejando unos 3 centímetros de cabello en la parte superior, peinando de manera muy prolija luciendo muy sensual, algo así como el corte de David Beckham, su cuerpo también era de admirar, era esbelto ejercitado lo necesario, y no había pasado por alto sus pompas desde la primera vez que lo tuve de espaldas, ok si, lo admito es un hombre del deseo, con el cual solo se puede jugar, y jugué.

-¿Cómo así qué no quiso?- Marianka mordía su dedo pulgar una y otra vez, juraría que algún día se lo comería, pero eso solo significaba que estaba nerviosa y molesta.

Sus ojos color poso, se posaron en los míos, mirándome como si quisiera ver mas allá de mi, como si intentara desnudar mis pensamientos, algo común en él, regreso la mirada a mi amiga y le respondió con sinceridad. -A veces solo necesitamos la compañía de alguien, para no sentirnos solos, y aunque terminaron, y él te siga llamando no debes contestarle, porque cuando le contestas todo vuelve a empezar y él sabe que estas ahí para él, aunque pasen muchos días, y vayas en pie con tu "desintoxicación" pero en el momento que le contestas, ahí pierdes y gana él.-

-Pero él la negaba, se veían a solas, o mejor dicho a escondidas, nunca se vieron en un lugar publico, jamás.- dije yo. En todo ese tiempo que ellos salieron, nunca alguien los vio juntos, y cuando estaban en alguna reunión en común y a penas se limitaba a saludarla de lejos como que fuesen conocidos y no mas que amigos, para ella él era su novio, para él tal vez solo su juguete.

-Eso era algo obvio que tenia que captar en ese momento, si el no te mostraba, no se sentía orgulloso ante los demás de ti, era por qué solo estaba jugando, y puede que hasta le diera pena que los relacionaran, yo he hecho eso algunas veces, la citaba en el parque en la noche, ¿y sabes qué? ella pasaba por lo mismo que tú, me borró de toda red social, no contestaba mis llamadas, ni mis mensajes, pero entonces yo insistía, y volvía a llamar mil veces si era necesario, hasta qué ella contestaba y caía.- Markus empezó a comer su panecillo, mientras miraba a lo lejos. Llovía y el ambiente estaba un poco frió, mas la desgarradora verdad que se nos estaba siendo participe.

-¿Por qué?- preguntó la chica de cabello largo como cascada, con un sollozo escondido en su garganta, sabia que se moría por desahogar su pena, Markus estaba removiendo todo, y descubrir que alguien mas lo hacia y de la misma forma que se lo habían hecho, era como suturar una herida sin anestesia con alcohol. 

No entendía como había hombres que podían jugar de tal manera, es obvio que cuando le rompen el molde a uno, digo se enamoran perdidamente de una chica que los hace sufrir un infierno en vida, se les congela el corazón y dicen a cazar y vengarse de todas las demás. El ex había sido tan insistente en buscarla, en saber de ella en conocerla, todo empezó vía mensaje ya que estaba en distintos lugares el país, todo iba perfecto hasta que se encontraron o algo se rompió en la burbuja perfecta que él había creado, o se había cansado, pero no tenia sentido, si ya se podían ver, encontrar cuantas veces quisieran entonces, ¿¡por qué carajos usarla, maltratarla y botarla como si fuera un confite que ya había perdido su sabor!?.

Pasaron de escribirse por mensaje todos los días, a de vez en cuando hacerlo, algunas personas se vuelven adictas, a saber que ese alguien esta del otra lado escribiéndote, que puede que estés lejos de tu celular, pero suena esa melodía especifica que le has puesto a él y sales corriendo como si tu vida dependiera de eso, para saber que es lo que te ha dicho, y qué le contestaras, lógicamente esa euforia provocada por esa absurda liberación de tus endorfinas (si, esas que hacen que te sientas que flotas en la estratosfera con la sonrisa mas inmensa en tu rostro), nos hace adictos, es como tu marca favorita de droga, que la necesitas diariamente, y el día que no recibes tu dosis, estas paranoica, escuchando cualquier ruidito es tu celular, o ¡peor! alucinas que te ha llegado un mensaje, que no puedes resistir y saber que esta haciendo, porque no te escribe, muy en el fondo sabes que algo pasa, que no esta bien, pueda que no sea nada, es lo que te dices, que hoy es diferente, que la rutina debe cambiar y tu debes escribirle a él, entonces lo haces para descubrir que no eres su prioridad, ¡lo ves en linea! (whatsapp ha sido creado para iniciar conflictos) y entras en total paranoia.

¿Por qué esta en linea y no lee tu mensaje?, ¿Por qué te contesta cuatro horas después? y lo peor ¿¡Por qué te deja en visto!? eso creo ninguna mujer en este caliente planeta puede soportar, pero ellos lo hacen, y saben lo que hacen y por qué lo hacen, ¿ está mal querer qué te lean rápidamente? obviamente si, sí estas en la fase de adicto, tu mente no tolera que no te lea de inmediato, que te deje en visto, que te ignore, ¿cuánto tiempo atrás se te ha acostumbrado a una rutina, a una adicción, y sabes que estas mal que estas hasta el fondo en esa situación?, pero sin embargo no eres capaz de salir de ella, de entrar en rehabilitación, porque quieres un poco de él aunque sea sus migajas, cuando sea que las tire.

Eso es lo que pasa cuando te encuentras con un cabrón.

Él sabe que te tiene cuando le contestas al segundo de haberte mandado un mensaje, que no importa lo que planees hacer, si él dice que van a la luna, y querías ir al parque, irán a la luna. Así de mal estas a estas horas, y ¡él lo sabe! le das el poder para destruirte, Markus dice que no lo hacen con verdadera intención de lastimar, sino por el siempre hecho que pueden, el poder masculino, troglodita ancestral del machismo.

Marianka le pasó todo esto, pero en el proceso hubieron señales, aunque estas se le presentaron muy tarde, ya cuando estaba en la etapa; adicción. y eso se puede crear a puro mensaje, qué es la forma mas común de hacerla. Entonces se dio el encuentro, cara a cara y el supuesto "forever my love" quedó en el olvido de él, claro esta.

Los mensajes no son seguidos, su rutina contigo cambia, vez que ya no eres el sol de sus mañanas, sino por el contrario eres el eclipse ocasional de su vida, y te esta matando, pasan los días y mueres lentamente, hasta que él decide hacer un cambió -ocasional- y te llama, quedan para verse, se besan se dicen cosas bonitas, él intenta mas, lo paras y todo acaba, otra señal a captar, pero entre la adrenalina del momento, de ese beso tan anhelado que se te ha sido negado, lo pasas por alto, él te llevo ahí, después de días sin hablar contigo, sólo para satisfacer sus deseos carnales, no porque te quería ver a ti, sino para tenerte, porque sabe que te tiene, y entonces o eres fuertes; te alejas en ese momento dolida de él, o no te importa el valor que ahora tienes para él y sucumbes a sus caricias y a tus deseos, a satisfacer tu adicción.

Ella la chica de los cabellos obscuros largos como una cascada, de ojos soñadores que hacen juego con su pelo, de piel blanca tersa como el pétalo de una rosa, contrastado con unos labios rojos carnosos y sobre estos una nariz pequeña, se encuentra sumergida en su adición, pero ve la luz y reacciona como se debería, se aleja de él, de su poder atrayente que sabe la hará sucumbir en un baile desenfrenado de pasión y lujuria,

Él ha fallado en una batalla pero sabe que la guerra aun esta ahí y quiere ganarla, sabe como ganarla, tiene con qué ganarla. Es alto como ella, pero de tez canela, su cabello negro un poco enrulado peinado a discreción, sin que sea el centro de atención,su cuerpo trabajado duramente en un gimnasio digno de admirar, sus ojos negros profundo, grandes como si una pantera te mirase todo el tiempo, una boca grande, pero perfecta para besar, por unos labios un poco delgados no tan gruesos, lo justo para dar el beso de muerte con  una labia potente en la que todas han de  caer.

No se dará por vencido, y maquinará su plan con mucho sigilo, sin importar los días que pasen, cuanto tenga que esperar, porque el que pierde la paciencia pierde el combate. 

Durante todo ese tiempo de su maquinación, ella esta poco a poco depurandolo, eliminando esa rutina tan nefasta que había creado,  con sus mensajes diarios, sus salidas esporádicas, no es fácil claro está, hay días en qué deseas con locura una llamada, una caricia, algo aunque sea, pero entonces retrocedes o avanzas lejos de esa piedra que encontraste en tu camino, porque podías haber jugado con ella, pero jamás encariñarte, una piedra es y sera piedra por mucho que quieras adornarla, cuando menos lo esperes te lastimara... nuevamente.

El día pautado ha llegado. Estas en un nuevo día, nueva pagina, pero él hace su magistral aparición, con una simple llamada, tú ya has borrado su numero, bloqueado de tu celular, de tu vida, es el primer paso para una rehabilitación exitosa, le contestas escuchas su voz, y es como darle agua a un sediento, tu ser cobra vida, sientes que estas completa, cuando ignorabas que algo te faltaba, sientes que vuelas, que algo se ha activado en tu interior, tu alma vibra en tu interior con efervescencia pura, con una simple llamada hechas a perder todo lo que habías logrado, reconoces su numero aunque no este en tus contactos, te sabes su número, a quién pertenece, qué es lo que hace, pero ignoras porque lo hace, y eso es lo que te motiva un poco mas a contestarle, saber qué quiere...

-Porque...- continuó Markus, contestando su pregunta, porque había realizado todo eso, si ella nada le había hecho.- Porque puede, y porque tú te ilusionaste, he ahí tú error, y el de todas, piensan demasiado, tal vez solo te quería conocer, a ver que pasaba, pero en cambió tú, lo pensaste tanto, y a lo mejor a tener un futuro con él, imagino hasta te viste casada con ese joven, pero he ahí el error, no debías entregar tus sentimientos tan a la ligera, debías tomarlo como un juego, así como él lo tomo, lo más probable se dio cuenta de tus intensiones, de tus ilusiones, y quiso detenerte, así se alejo de ti, ya no te escribía como solía hacerlo, pues ya no te pensaba como lo fuiste, pero estabas necia, te habías ilusionado con algo que no podría ser.

No podía ver a Marianka de frente, a sus ojos, pues estaba a la par mía, solo veía la expresión de Markus que estaba frente a ella, dándole a entender que la comprendía, que sabia por lo que estaba pasando. El aire estaba cargado de tensión, que se podría congelar si hiciera frío, sabia que ella quería llorar pero no conocía muy bien a Markus, es más era la primera vez que se encontraban, yo en cambia tenia un tiempo de conocerlo pero no de esta manera, no sabia lo que era capaz de hacer lo cabrón que podía ser, tendría que tener cuidado si quiera seguir jugando a su juego, al que habíamos empezado hace un mes.

-¿Nunca... me quiso?- su voz queda en un susurro, atragantándose en las palabras, por el nudo que se hacia en su garganta de lagrimas tragadas, que no verían a la luz del sol, que no correrían por sus mejillas, no ahora, tal vez después en lo secreto de su habitación.

-Lo mas probable que no.- y sus palabras la apuñalaron cual vil cuchillo hubiera atravesado mil veces su corazón, llegando hasta su alma, arrancándola desde raíz. -Te ilusionaste muy rápido, he ahí donde estuvo el error.- sus ojos me miraron, y como cada vez que lo hacían sólo me decían lo que sus labios no pronunciaban, "quiero besarte" un hormigueo recorrió todo mi ser, ante las palabras de sus miradas.

Giré a Marianka para que me mirase, pues llevaba ya un tiempo callada, sus ojos estaba humedecidos, frunciendo su ceño amargamente aguantando lo inevitable, clamando por piedad, pues Markus hablaba con pura verdad que parecía maldad implacable. No hacia falta que pronunciara las palabras, ella ya no quería seguir ahí, escuchándolo, pues cada vez que hablaba la mataba.

-Yo sé qué esto te duele.- prosiguió él, con un tono mas agudo en su voz, casi rosando el susurro, nos giramos hacia él y continuó. -Pero debes de despertar de una vez, si te llama, no le contestes, pues ahí le das el poder, borralo de tu vida, no sigas albergando falsas esperanzas en él cada vez que te llama, pues siempre será lo mismo, y muy en el fondo lo sabes.

Y su corazón gritó por la ultima estocada profunda hasta dentro de su interior, se puso en pie, soltó mi mano y me volvió a ver, sus ojos rojos, por contener el mar inmenso de su dolor, que maratonicamente había podido retener, pero sabia que si continuaba aquí, ese mar saldría disparado como si fuese un tsunami provocado por un temblor que había movido cada placa tectonica de su ser.

-Gracias Markus, nos vemos, tengo algo que comprar, ya vengo.- dijo sin levantarle la vista, sentía pena de sus propias lagrimas, de que su mal tuviera una lógica explicación, que su desgracia, nunca tuvo que haber sido un mal, sino una simple distracción, pero ¿en qué planeta uno puede dejar de pensar, de ilusionarse?, puesto que somos de Venus, donde los sueños se hacen realidad, las personas hacen el bien y vivimos felices por siempre.
En cambió en Marte, ellos no creen en sueños, sólo en hechos tangibles, donde pueden hacer y deshacer, sin detenerse a pensar que hacen el mal, donde no existe el felices por siempre.

Así son ellos, así somos nosotras, ¿acaso deberíamos mudarnos a Marte y aprender a ser como ellos?
tal ves si, y así se dejaría de derramar el agua vital por alguien que no lo merece, podríamos vivir de hechos, sin ilusiones, calculando lo que se tiene, aplastando corazones mas débiles que el nuestro, haciendo el mal sin sospechar que lo hacemos, y lo mas importante, dejar de creer en un felices por siempre.







------ ¿Qué les pareció?, mientras estaba haciendo esta historia, escuchaba Beethoven- Fur Elise, fue placentero y a la vez relajante, dejarse llevar por la melodía.
Esta historia la realicé en su totalidad en un día, con tantas cosas por hacer, he dejado tantos fic en suspenso sin llegar a ver la luz del día, que hoy me senté y hasta que no lo termine no me levante.
Debo agradecer a mis fuentes de inspiración, que sin ellos no se hubiera logrado nada de esto, CMGC y a JJAA...¡Gracias!

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