"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

viernes, 25 de marzo de 2016

La Aprendiz -Cap 2-

Capitulo 2: Voy a Marte


"Las mujeres son de Venus y los hombres de Marte"



-A veces, no percibes que has caído hasta el fondo, cuando ya lo estás, y solo de ti depende sí logras salir a la superficie y te salvas, o te quedas hundida y pereces.-




Regresamos a casa, no precisamente mi casa, sino donde me estaba quedando, en una apartamento de la prima de Markus, ya no vivía en Finlandia, toda mi familia se había mudado a Noruega, pero era agradable volver, y más si era para ver a mi mejor amiga aunque estuviera pasando por malos momentos,


Me quité los zapatos en la entrada a mi habitación, me sentía tan cansada y no solo fisicamente sino emocionalmente, estaba abrumada, por todo lo que Marianka había pasado, y haber tenido la oportunidad si se le puede llamar a eso, de saber por parte de un hombre lo que realmente piensa cuando hace las cosas.

Anhelaba un baño, aunque la temperatura ambiental no era propicia  a darse uno, pero la paz interna que te da lo vale. Me quité toda la ropa mientras me dirigía a la ducha. Abrí la llave, y el primer chorro tocando mi cuerpo frío fue lo máximo, por un largo rato solo hice eso, sentir que el agua caía, sin usar jabón sin moverme, lo necesitaba.

Aun no sabia como estaba Marianka, solo sé que había llegado bien a casa. Markus se había enojado al enterarse que sabia que ella no volvería con nosotros, y que iría a llorar, cuando lo que tenia que haber hecho yo, era distraerla que no pensara en su ex en lo que le había hecho, pero no la deje partir hacia un tsunami anunciado que amenazaba con ahogarla dentro y yo pudiendo rescatarla la deje partir.

Sólo no  pensé en eso, no medite en nada, estaba anonadada de todo lo que me había enterado, que Markus a tan poca edad 20 años, todo lo que sabia de unos seres ajenos a su planeta, yo un poco mayor unos 25 años aun no me había dado por pensar o analizar eso, y debería de tener cuidado porque estaba jugando con fuego, en un infierno utópico donde podría morir achicharrada.

Salí de la ducha, tomé mi celular y le envié otro mensaje a Marianka, respondió que estaba bien,que no me preocupase, pero entonces, ¿Debía dejarla llorar hasta quedarse seca o ir a su rescate?, no pude hacer mi respuesta mental, pues tocaron a mi puerta tres veces, sabia quien era, pues venia tocando mi puerta así desde hacía un mes atrás, cada noche.

Me puse mi bata, mi mire al espejo y contemple mi cabello largo húmedo caer frente a mi pecho, sentía mi pulso un poco acelerado, me sofocaba esas cuatro paredes del baño, no así hace unos minutos, pero si ahora, mi alma sentía que se revoloteaba dentro de mi, queriendo se escarpar y abandonar mi cuerpo, uno que tal vez sospechaba quedaría incinerado por la llamas.

Mis ojos azules brillaban en la oscuridad como sí el sol del mediodía brillara frente  a mi, mis pómulos sonrosados por una excitación repentina contrastaban con mi tez blanca, era bonita lo sabia, pero justo ahora podría decir que era irresistible, o eso quería pensar. Ajusté mi bata negra de seda a mi cuerpo, la cerré y me encamine hacia la puerta, para darle paso al ser que podría matarme o amarme si lo dejaba.

-Hola.- dijo sonriéndome, con esa sonrisa que mostraba todos sus dientes blancos, con esa sonrisa que se podría confundirse con un simple acto de coquetería, porque era coqueto, educado, y carismático, lo sabia. -¿Sabes algo de Marianka?.- dijo cerrando la puerta tras de él, dando un paso hacia mi, tomándome de la cintura con sus manos, uniendo su cuerpo al mio, vestido con un pantalón chándal gris y una camisa negra sin mangas. Sentí su virilidad contra mi pelvis y su boca contra la mía a continuación.

Sus labios era un paraíso; suaves, tersos como la seda, besaba lento y rápido, suave y duro a un ritmo enloquecedor, al tiempo que movía sus caderas  contra mi, rápido mas rápido duro mas duro. Le escuché hablar pero no entendí lo que me dijo, estaba en otro planeta sin embargo no sabia a cual había ido, si a Marte o Venus, rogaba a los dioses que no fuera Venus.

Me dejó ir, viendo en sus ojos la lujuria del momento, reflejada en esa sonrisa despampanante, por esos labios que anhelaba tener de vuelta otra vez. Me siguió a la cocina, deteniéndome frente el refrigerador, para un segundo asalto, este fue lente muy lento, permitiéndome recrearme con su labio inferior, qué era un poco mas grueso que el superior, me dejó morderlo suavemente y luego un poco mas fuerte, a lo que él hizo lo mismo con mi labio, no pude evitar sonreír sobre nuestro beso, esto cada vez era más y más adictivo.

Algo en mi interior se alertó y me separe de él, quería un respiro, un poco de agua, pensar con claridad, porque sino pensaba en la realidad me dejaría llevar por una ilusión y de un simple beso.
Markus no me mensajeaba a diario, no me llamaba, solo venia cada día nos veíamos, nos besábamos, jugábamos solamente, pero entonces no se estaba creando una habito de llamadas o otra cosa, sino un habito, una adicción a su cercanía, a sus besos, a su toque.

-Sólo sé que estaba en su casa.- contesté a su pregunta. llevándome el vaso de agua a la boca, lo miré fijamente, y sus ojos solo veía deseo, quería mas ir mas allá, y yo también. Dejé el vaso en el desayunador y me acerque a él a darle un casto beso, a lo que él me comió los labios y la lengua sin previo aviso.


-Vamos a la cama.- no era una pregunta era una orden con un tono de inseguridad. Siempre me pedía lo mismo, quería sentirme bajo de él, sobre la suavidad de la cama en la libertad de sus movimientos, eso era algo que a veces se escapaba de mi control, él sobre mi, consumidos por la lujuria y la pasión sin amor.

No lo detuve cuando empezamos a caminar hacia mi habitación, hasta la cama, me empujo suavemente hasta que caí sobre ella, con lo que mi bata se abrió un poco dejando al descubierto mis piernas desnudas, cubriendo mi total desnudez. Se maravillo de ellas, y las rozó con la punta de sus dedos, siguió mas arriba hasta encontrar el nudo de mi bata, lo abrió y quedo al descubierto todo ante su mirada hambrienta, me besó tiernamente, mientras su mano bajaba hasta el centro de mi cuerpo, para encenderlo aun mas, sin embargo este ya estaba encendido a punto de explotar, hasta que dijo lo impensable, lo que hizo que cayera del cielo al infierno a una velocidad de un avión concord.

-Déjame besar estos senos tan pequeños, más pequeños que los míos.- y el infierno se congeló en un susurro cubierto de lujuria.¿Había escuchado bien? ¿¡Había dicho que mis senos eran mas pequeños que los suyos!?, Él hace dos años atrás sufrio de  obesidad, gordito bonito pero gordito, ahora con una dieta había logrado perder todos esos kilos de más y parecer modelo, aunque era cierto que le habían quedado un poco, muy poca grasa en sus pectorales, pero compararlos con mis senos, que si, eran pequeños pero no tenia porque mencionarlo.

Lo quite de mi, parándome lejos, observándolo, él aun no entendía que estaba pasando, pero yo escupía fuego por la boca. -¡Vete!- le grité iracunda. Respiraba agitada, la vista se me estaba nublando, sentía débil mis piernas.
Me quedo mirando como si estuviese loca, sin poder creer lo que le había dicho.-¿Cómo?- dijo Markus.-¿Por qué?- intento acercarse a mi, a envolverme entre sus brazos pero di un paso atrás y lo fulmine con mi mirada.

-¿Pero es qué cómo vas a besar unos pechos tan pequeños, mas que los tuyos?.- puse mis brazos en jarras en mi cintura, contando los segundos para que se marchara.
Se dio cuenta entonces lo que había dicho y pidió disculpas, pero no las tome en cuenta y le exigí nuevamente que se marchara, a lo que por fin lo hizo pero antes de salir por la puerta, con una mirada tan taciturna que por un momento me dio lastima,  estuve a punto de decirle que no se marchara, volvió a decir lo siento.

-Cabrón.-y fui directo a la ducha a quitarme su toque, su olor, su recuerdo.

Los días se fueron como el viento, mi enojo se esfumó, y además solo estábamos jugando, algo que pronto se acabaría cuando yo volviese a Noruega, y por mientras podríamos jugar, sin olvidar que era un cabrón. Marianka había dado un cambio de 180 grados, le había ayudado tanto saber un lado de la verdad de los Marcianos, ya no pensaba en su ex, no lo recordaba y había vuelto a llamar pero ella había podido dejar sonar el teléfono y no contestarle, sabia que llegaría el día en que podría levantar el teléfono y contestarle, y no volver a caer en sus redes, amaba a Markus por verle abierto los ojos.

Él no era malo, sólo cabrón, ¿Eso no lo hace malo o si?. Desde aquella vez del incidente de mis senos, cuando se me pasó, pues regresó y jugamos como Dios manda, faltaba solo 1 semana para que me marchara de Finlandia y tenia que aprovecharlo.

Era cierto que me encantaba tenerlo junto a mi, en ocasiones solo nos acurrucábamos en la cama descansando  uno al lado del otro, o solo hablar, charlar de cosas tan profundas o privadas, como de la vez que su padre murió, no sé si fue empatia, pero dolió escuchar su sentir, que se había podido despedir de él, aunque ya no llevaban una relación familiar por problemas de alcoholismo y violencia domestica hacia su madre, de lo que no le gustaba hablar en si, era si se había enamorado anteriormente, su repuesta siempre era negativa, pero sospechaba que si se había enamorado y que ella lo había latimado.

El momento de la despedida había llegado, era le momento de regresar a Noruega, todos lo sabíamos mas que bien MArkus. Ese día lo espere en mi habitación y seguimos  el mismo preámbulo de siempre, los besos en la entrada, la misma solicitud de antes, de ir a la cama,y fuimos, él sobre mi, sus manos por todos lados explorandome, sus labios en los míos, mordiéndolos, chupándolos, hasta el punto de llegar a lastimarme, en mas de una ocasión me había dejado hematomas en los labios que tenia que cubrir con lápiz labial, a consecuencia de una sesión apasionada de besos y mordiscos.

Era la despedida ambos lo sabíamos y lo disfrutábamos sabíamos que esto llegaría a su final, que no quedaría espacio para llamaditas, mensajes o recados, era un hasta luego tal ves. Lo sentía mas apasionado, mas urgido mas ansiosos, y excitado, su corazón como siempre parecía que iba a salir disparado de su corazón, al principio me asustaba porque se había quejado de dolor en el pecho, y aunque estaba muy joven uno no puede  asegurar la condición física de una persona. 

Sus besos me atormentaban, me exigía dar mas de mi, sus manos tocando cada vez mas dentro de mi ser, tocando ese botón tan sensible que era, mi bata la boto al suelo, subí mis piernas al rededor de su cintura, él se posiciono para encajar entre mis muslos a la perfección como siempre lo hacíamos, me miro un momento, que se me hizo eterno, y si las miradas pueden hablar podría jurar que dijo "te amo" pero los ojos no hablan y esto no es Venus.

Soltó mi ser, y ayudó a su miembro erecto para posicionarlo frente a la entrada de mi cuerpo, poco a poco sin dejar de mirarme a los ojos, fue introduciendolo, lentamente y tortuosamente, ya que lo quería dentro ya y en funcionamiento, pero al parecer él quería recordar por siempre esto, pues nunca lo había hecho así, ni la primera vez. Ya dentro no se movió de inmediato, tardó unos segundos que se me hicieron eternos, me sentí mas que desnuda, y no solo del cuerpo, sino del alma, quería que dejara de verme de esa manera, que me desconcertaba.

El baiben de sus caderas, fue un baile lento y satisfactorio, que me hicieron subir al cielo una y otra vez, cada vez mas intenso que la ultima, mas potente mas liberador, quería recordar este momento por siempre, pues uno debe recordar lo bueno y olvidar lo malo, para vivir una vida a plenitud. Me dio un sutil roce en los labios y salió lentamente dentro de mi, de inmediato sentí frió y vacío, que duró solo un nanosegundo, ambos habíamos disfrutado, si se daba la oportunidad lo volveríamos hacer y si no, en otra vida seria.

-¿Por qué no te quedas otro día más?.- dijo abrazándome fuertemente, mi cabeza en su pecho escuchando ese ritmo musical que hacia su corazón rápidamente, y que tanto me gustaba y asustaba.

-No puedo, tengo que regresar, no es que me quiera ir ya, es que tengo que ir a firmar un contrato y sin eso no me pagaran y quedaré  a al deriva.-le di un besito rápido en su pecho pulcro de vellos. Con mi mano en  su rostro tocándolo con las yemas de mis dedos,   libre de imperfecciones y suave como la seda, cosa que poco le gustaba que hiciese, pero que a mi me encantaba, conocer con mis dedos sus parpados, su frente, su nariz, sus pómulos, sus labios que tanto me encantaban.

-¿Regresaras?- dijo casi en un susurro, mezclado con temor. No había escuchado este matiz en su voz nunca, era algo nuevo, único y me molestaba escucharlo, parecía vulnerable, temeroso de mis decisiones. Su mano daba círculos en mi pompa derecha, para ascender hasta mi cadera mis costillas, bajando por mi ombligo y mas abajo mas allá donde no es visible a nadie más.

-... Creo que si.- cerré mis ojos, deseando que ya no preguntara más, que no hablara, bastaba por ahora con la compresión de sus palabras, el significado dentro de ellas, que lo mejor era guardar silencio, disfrutar de lo que teníamos ahora, no pensar en lo que pasaría después, era participe de vivir el presente sin pensar el mañana, porque estamos tan acostumbrados a dejar de vivir el hoy por el temor de qué es lo que nos traerá el futuro, y este no nos pertenece, somo dueños de nuestro presente y pasado nada más.

Y por primera vez dejé que por una noche se quedara ahí junto a mi, abrazados, nunca lo había dejado dormir, siempre lo corría, ya que dormía en la casa principal, pero esta noche lo quería cerca de mi, toda la noche, escuchar su corazón contra mi oreja, sentir su respiración contra mi cabeza, sentir su aroma embriagando mi sentido. Y como si fuéramos dos enamorados nos acurrucamos toda la noche, ya que al día siguiente otro seria mi horizonte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...