"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

domingo, 28 de diciembre de 2014

Korppi

Esta historia la hice hace 2 años atrás, lo sé!! lo sé!! ¿porqué hasta ahora la publico? 
muy simple, estaba perdida en mis archivos, es mas ni recordaba que la había escrito hasta hace unos días que hice recopilación de mis escritos.



El tenia un deseo, con el cual vivia día y noche, tener lo imposible,
el dia que  se hizo realidad, ese día todo cambió,
pero ¿acaso para bien o para mal? porque deseaba mas de lo que podía tener...

-Korppi-

En un bosque iluminado por la luna, lleno de abedules de color blanco, por la nieve de noviembre que cubría toda la vegetación en Finlandia, vivía un ave cuyo plumaje negro contrastaba con el ambiente. Sus ojos miraban con tristeza hacia el horizonte, donde se encontraba la casa de verano en la que soñaba vivir, pues cuando sus dueños llegaban los pájaros lo hacían también.


Los trataban como si fueran sus mascotas, eran bien recibidos, les daban de comer, de beber y hasta habían hecho un jardín en el cual cualquier animal desearía vivir. Pero había un gran problema por el cual él no podía ni siquiera asomarse en vuelo; sus plumas eran negras, y ella, la chica que mimaba a los pájaros le tenía pavor a los de su linaje, y eso lo entristecía enormemente.  


Sus ojos se nublaron ante el recuerdo del color de sus plumas, extendió sus hermosas alas pero no para volar, sino para dejar que la nieve cayera sobre ellas y así hacerlas blancas. Giró su cuello a la derecha y con pesar en sus ojos vio la transformación instantánea, pero eso no lo hizo feliz, pues no era su color lo que quería cambiar, era algo más.


Tarde se dio cuenta que alguien lo observaba y rápidamente guardó sus alas para ocultar ese deseo que vivía en su ser. Elevó su cabeza fijando la mirada a la rama que estaba sobre él y descubrió al intruso: su vecino de árbol, su igual, el que decía conocer su más anhelado deseo, pero estaba equivocado como lo estaban todos los demás.


-¡Já! Otra vez estas contemplando tus alas blancas.- dijo  burlonamente el cuervo. Rápidamente extendió sus alas para volar hasta él. Si bien era su igual en especie habían diferencias, y la más visible eran sus alas, estas eran negras pero al final la coloración se iba volviendo mas pálida, hasta llegar al tono blanco.                                                                                                                  


-No es asunto tuyo Neko.- No era asunto de nadie, pero al parecer no pensaban igual que él. Desde que descubrió lo que pasaba en la casa de verano, su forma de ser cambió, todos se interesaron mas él, pero no por ser sus amigos, sino por el chisme que generaba.                                                    


-Korppi, te has vuelto tan amargado.-Le confesó Neko, quien conoció su parte alegre.- Necesitas emparejarte y volar lejos, olvidar de una buena vez querer ser un pájaro multicolor.- dijo con soberbia el ave.


Pero él no quería ser un pájaro y ya estaba cansado de decirlo, nadie le creía y de ahí que le llamaran Korppi. No era su nombre real pero le gustaba. Sin querer seguir escuchando los reclamos de Neko, extendió sus alas y voló lejos, ignorando el replique de su vecino por su partida repentina.


Voló y voló hasta donde el viento se lo permitió. Descendió en  un majestuoso acto plegando sus alas que imitaban la seda, mientras  posaba sus patas sobre el hielo que cubría el lago al que solía venir siempre, y caminó hasta el orificio que los pescadores solían dejar. Tomó un poco de la congelada agua, y al instante le quemó su garganta, pero poco le importo, observó su reflejo en el agua mientras calmaba el dolor de su boca, y se sorprendió de ver la tristeza en sus ojos verdes.


No podía evitarlo, la extrañaba, aunque fuera de lejos le gustaba verla y escucharla cantar, porque ella les cantaba a los pájaros, pero no a él. Y no pudo evitar recordar la primera vez que se acercó al jardín como lo hacían los otros pájaros, y verla huir horrorizada por su presencia, en esa ocasión no le molesto tanto, pero luego cuando cada día lo intentó hacer nuevamente, comprendió que no era bienvenido como las otras aves.


Y sin más metió su cabeza en la gélida agua para tratar de borrar esos recuerdos. El agua si bien no cumplió con lo esperado lo hizo despertar de su locura, sacudió su cabeza que dolía como si lo hubieran aplastado con un martillo y caminó lejos del agujero de la mentira.  Contempló el cielo negro con esperanza, algo debía de cambiar para poder ser feliz, y mientras algo se le ocurría, comenzó a cantar. Todos decían que quería ser un pájaro y tal vez él tenía la culpa de que pensaran así, por actuar como uno. Pero solo se le había grabado en su mente el actuar de esos plumíferos, no quería ser como ellos, pero quería estar con ellos, o mejor dicho con ella.


Cantó y cantó hasta que su voz o su pesar se lo permitió, porque cuando cantaba lo hacia pensando en ella; Nelia. La chica que amaba a las aves pero no a él. Volvió a elevar su cabeza al cielo para evitar que el líquido de sus ojos se saliera, y se encontró maravillado de lo que se estaba perdiendo por tener la cabeza agachada.


El cielo negro ahora estaba cubierto por muchos colores brillantes que se movían rápidamente en movimientos sutiles. Quedó maravillado, pues tenía mucho tiempo de no ver el espectáculo del zorro de la cola de fuego, como le llamaban los humanos a la aurora boreal.


Nunca lo había visto en su forma animal ni esperaba verlo, pero cuando descendió del cielo el zorro que parecía mas un lobo blanco con sus luminiscentes colores en su cola, se quedó sin palabras y recordó la leyenda que su madre le solía contar. “el de la cola de fuego cumple deseos mi pequeño, cuando lo veas no dudes en pedirlo desde el fondo de tu corazón” . Pero no pudo hablar, estaba tan maravillado de la belleza del animal que las palabras se le atragantaron en la garganta.


Pero entonces fue ella, el animal de la cola de fuego, la que habló en su mente y le hizo saber que conocía su deseo pero que no quería concedérselo, a lo cual Korppi la vio con tristeza inmediata, sabia que esa era la única oportunidad de alcanzar sus deseos y la haría cambiar de opinión, tenia que hacerlo o de lo contrario…perecería de agonía.


Ella entendía sus razones y era por eso que no quería hacerlo. Siempre lo había observado desde la lejanía del cielo. Él siempre iba a cantar a ese lago; rodeado de arboles, y lleno de múltiples flores de colores incorrectos,  sin importar en que estación del año estuvieran pero ella solo podía bajar hasta él en invierno, tal y como lo había hecho hoy.
Quería apartar esa mirada acongojada de su rostro, ya que lo último que quería era verlo sufrir, y con eso en mente le cumplió su deseo sabiendo que se arrepentiría de haber caído ante su encanto natural.


***


Korppi despertó desorientado y muy aturdido, sin saber donde estaba, no reconocía nada inclusive su propio ser. Levantó frente a él una de sus manos, ¡tenia manos!, y la miró. Le comenzó a temblar, pero no por miedo sino de entusiasmo…ahora era humano. Se puso en pie con mucha dificultad pero rápidamente le entendió al mecanismo de la movilidad de sus extremidades, y deambulo por la casa, la cual no tenia en su memoria. Estaba completamente llena de muebles cubiertos por sabanas blancas, pero no tenia cabeza para disfrutar de la belleza que poseía esa morada, ya de por si los candelabros de cristal que colgaban en la sala principal daban un indicio de lo que podía llegar a encontrar mas allá.


Pero lo que ocupaba con urgencia era un espejo, lo buscó y buscó por todos lados con desesperación pero tal parecía que no había ninguno, y eso lo angustio, algo estaba pasando, algo que estaba fuera de su mente para llegar a saberlo o adivinarlo.


Se asomó a la ventana y sin darse cuenta de lo que estaba haciendo vio su reflejo ante él, y lo único que reconoció fue el color de sus ojos, ese verde esmeralda que ahora era acompañado por una nariz pequeña, unos labios de perfecta simetría en un rostro rectangular. Lo palpo todo una y otra vez para comprobar que era real que nada era un sueño, inclusive jaloneó un mechón de su cabellera negra y lacia para tratar de despertar si era eso un sueño. ¡Pero no!, no estaba soñando y entre mas veces se repetía eso en su mente mas crecía el jubilo en su interior exteriorizándolo en una gran sonrisa que mostraba sus perfectos y blancos dientes.


Pero tan pronto se le paso el entusiasmo por su nuevo cuerpo, vio a través de la ventana, lo que podría ser el dueño de la casa, quien no venia solo, venia acompañado nada menos que de Neila.


-¡Estoy en su casa!- gritó emocionado, pero rápidamente recordó que era un intruso y uno ¡desnudo!. Bajó su vista y comprobó su estado de desnudes no podía nadie verlo así, por lo que corrió a retirar una sabana blanca de un mueble que estaba opuesto a él y se la puso alrededor de la cintura.


-¡Que emocionante es ser un humano!.- susurró para si mismo con gran algarabía Korppi, mientras corría y buscaba una salida trasera para no ser descubierto.

***


Corrió hasta la parte trasera de la casa y se paró en seco tras descubrir que pisaba el musgo verde cálido, elevó el rostro y vio un cielo azul; era verano, y ahí lo comprendió, no solo su cuerpo había cambiado también la línea del tiempo y el destino, y supo entonces que eso no era bueno.


Tenía que conseguir algo de ropa y pensar como acercarse a la casa y a ella. Caminó unos cuantos metros y entró a hurtadillas en un jardín vecino, en el cual tenían ropa secando al sol, sin pensarlo dos veces tomó un pantalón negro y una camisa blanca y las vistió al instante, pero ocupaba zapatos y esos no los veía por ningún lado, así que se acerco más y más hasta llegar a la ventana y comprobar si habían personas, pero para su suerte tal parecía que estaba vacía. Se fue hacia la parte delantera de la casa y metió la mano por la ventana que estaba entreabierta, la abrió más y logró entrar.


Deambuló por toda la casa sin dar con los benditos zapatos, mientras su corazón latía a mil por hora por la zozobra de ser descubierto en el acto vandálico que estaba haciendo. Ya cuando estuvo en la segunda planta se encontró con un par de tenis azules que estaban tirados frente a una puerta, sin mas los tomó y salió corriendo como si la vida pendiera de ello hacia el bosque, uno que conocía muy bien.


***

Cuando llegó a la región donde solía estar su árbol se sorprendió al ver que ahora había una casa justo donde vivía él y sus vecinos, por un momento se sintió abandonado, como si no perteneciera al lugar, y comenzó a hiperventilar hasta que sus piernas no resistieron su peso dejándolo caer sobre el pasto.


Ya calmado se dispuso a caminar hacia la carretera, tenia que idear un plan para acercarse a la casa de verano y cumplir su cometido.

***


Llegó al centro de Helsinki la capital de Finlandia. A puro aventón lo había logrado y no solo eso, si no que hasta le habían recomendado donde podría buscar trabajo, de lo único que podría hacer como un humano; cantar.
Fue a un bar café y se presentó ante el gerente, el cual buscaba un cantante para la banda del lugar. Sin más hizo la audición y las personas que estaban presentes quedaron cautivadas por Korppi quien cantó una balada de las que solía dedicarle en secreto a Nelia.


Tras salir del bar-café lo hizo con una gran sonrisa en sus labios ya tenia trabajo y era por tiempo indefinido ahora necesitaba hacer que Nelia lo conociera como si todo fuese casualidad.


La capacidad cognitiva con la que había sido premiado lo agradeció, porque en menos de un día lo planeo todo, desde el apartamento que el dueño del bar le había prestado, y que luego le pagaría con su trabajo. Todo consistía en hacer enviar una invitación a la casa de verano de Nelia, en la cual se le pedía asistir a la reapertura del lugar, pero Korppi se aseguró que mas personas de lugar recibieran una para que todo se viera casual.


El día del recital llegó, el cual era solo una semana después de su nueva vida como humano. Se había acostumbrado a su nuevo cuerpo y a la capacidad de poder hablar y ser escuchado, en especial por las féminas, las cuales siempre querían saber más de él. En el transcurso de la semana había vuelto al lago donde había sido por ultima vez cuervo, con la esperanza de ver al bello animal que le hizo realidad su sueño, sin embargo no la encontró, pero en el fondo de su ser, sabia que ella lo observaba e inclusive sentía su pesar.


-¿Por qué?- se pregunto Korppi, si él era tan feliz, porque ella se sentía así.


Subió al escenario con la ropa que habían dispuesto para él; un pantalón de mezclilla negros, una camisa gris manga larga, y además en su cabello quiso traer puesto el recuerdo de su vida anterior; las plumas, se colocó tres entre los cabellos y salió ante el publico que lo esperaba, pero ella aún no llegaba.


Comenzó a cantar y cuando estaba a punto de terminar la primera canción Nelia llegó. La chica de piel aterciopelada, con su cabello azabache que caía en ondas hasta la cintura, de una belleza solo comparable con la de una diosa y una juventud envidiable, y todo eso a los casi 18 años, mientras que Korppi aparentaba unos 28.


La vio acercarse hasta una de las mesas vacías que habían cerca del escenario y solo hasta ese momento pudo comprobar el color de sus ojos; unos azules que lo hicieron perderse por un momento en ellos y olvidarse que debía seguir cantando.
Volvió en si y continuó con el show sin apartarle la mirada ni un momento. La observó con detenimiento, cada gesto, cada movimiento grabándolo en su mente para la eternidad. Estaba maravillado, todo se estaba dando como lo había planeado ahora solo faltaba hablar con ella, pero para eso había tiempo…


Y tiempo era lo que Korppi no tenía.


Él la invitó a sentarse en su mesa, para conocerla mejor, y ver si había causado una impresión en ella. No tardo mucho en descubrir que la había cautivado, y que le emocionaba platicar con él. Así que la invito a su próxima presentación con la esperanza de volverla a ver, a lo que ella acepto encantada.


Ella llegó ese día, y el otro y así estuvo yendo al bar-café, por casi dos semanas en las cuales Korppi pudo conocerla en su plenitud, cada detalle de su vida, cada manía, cada afición, cada descubrimiento era una maravilla que lo hacia enamorarse más de Nelia. Inclusive  supo la razón  por la cual odiaba –para su pesar–  a los cuervos.


Pero entonces, el día que  se besaron por primera vez, todo cambió.


Era de medianoche, la ultima del verano en la cual Korppi había planeado una velada a la luz de la luna llena, para declararle su amor, un amor que no era joven sino de antaño. Ella llegó puntual como siempre, comieron, bebieron del vino local y luego le declaró su amor en una canción en la cual le narraba por completo toda su historia, desde que fue un cuervo hasta el hoy.


Nelia encantada por la historia que parecía no ser real, le confeso también su amor para sellarlo con un beso prometido de tiempo atrás, y fue ahí cuando todo pasó.


En un segundo Korppi tenia entre sus labios los de Neila para el otro instante quedar besando la nada. Pero eso no fue lo único que lo asusto y lo hizo volver a la realidad de la situación sino que sentía frio, un frio que le hacia temblar completamente su cuerpo, que era mas como si le estuviesen clavando puñaladas por todo su cuerpo.


Se recostó en lo que parecía ser hielo y en lugar de calentarse se enfrió más, hasta el grado de castañearle los dientes fuertemente. Abrió sus ojos para encontrarse con la noche como debía ser, pero no con una tormenta de nieve, no cuando era verano…no cuando en realidad era invierno la estación del momento.


Sin entender que era lo que estaba pasando, intento ponerse en pie, pero entonces descubrió que no había tal cosa, que solo una pata…una de un cuervo estaba bajo de él, extendió su brazo y una ala fue lo que extendió, elevó su cabeza y quiso gritar a todo pulmón de desesperación, y fue ahí cuando se detuvo y la vio; la aurora boreal en todo su esplendor irradeciente en el cielo negro, un cielo que competía con el color de su corazón en ese momento, porque no era justo, no lo era, se había dejado llevar por una ilusión una que ella; el animal de la cola de fuego, había creado para él.


-¿¡Por qué!?, ¿¡Por qué!?- gritó furioso hacia el cielo una y otra vez hasta que su voz no pudo salir mas, hasta que quedo sin fuerzas para gritarle otra vez.


Korppi no entendía porque ella había jugado así con su mente, solo para herirlo de una manera inigualable, por que lo había dejado llegar hasta un punto mas allá de lo pensado; ella enamorada de él, su Nelia confesándole un amor que nunca seria capaz de sentir y todo por culpa de Neko y la circunstancias.


Por su culpa Nelia odiaba a los curvos, ella se lo había descrito tal cual era; plumas negras y al final una terminación de blanco, Neko había atacado a su mascota; su canario, de manera brutal y frente a ella, pero entonces se puso  a pensar si no era otra ilusión de la aurora boreal para acabar con él definitivamente, porque seria capaz de buscar a Neko y hacerle pagar por el sufrimiento que infringió hacia Nelia.


Caminó arrastrando las patas sobre el hielo hasta llegar a la orilla del lago congelado, no podía seguir en el mismo lugar y dejar que la aurora siguiera lastimando su mente, porque solo ella sabia cuanto lo había herido.


Ella lo vio marcharse, emprendiendo un vuelo penoso y doloroso, quiso detenerlo y explicarle el porque de las cosas, pero no fue capaz de bajar en su forma animal y enfrentar su mirada, se odiaba a si misma lo supo desde que accedió a cumplir su deseo que esto pasaría, pero ¿qué otra cosa  podía hacer ella?, solo era una facilitadora de sueños, nada de lo que hacia era real, nada.


Korppi volvió a su hogar; el bosque, el que aún permanecía tal y como siempre lo estuvo, se posiciono sobre su rama favorita; la que tenia vista hacia la casa de verano y se dispuso a contemplarla, como siempre lo hizo, como siempre lo haría hasta el fin de sus días, porque sabia que nunca podría hacer nada de lo que vivió en su sueño de fantasía, y ahora seria mucho peor porque tenia un recuerdo de lo vivido por su mente, el cual lo acompañaría para siempre haciéndolo feliz e infeliz al mismo tiempo.


Pero de una cosa él estaba seguro, lo vivido había sido mas que divino, y con ese pensamiento voló hacia la casa de verano la que solo podía ver de lejos, evitando así que el recuerdo lo hiriera mas y lograr que agua cristalina rodara por su rostro, exteriorizando lo que su corazón sentía; infinita agonía.






FIN

























*Korppi: pájaro en finés.






















miércoles, 10 de diciembre de 2014

Rojo Carmín

Luego de siglos y siglos (siendo un poco exagerada) de no escribir, aquí traigo algo nuevo, si bien el resultado es un fic con un poco tomado de la realidad? ...lo digo en cuanto a lo que me inspire.
Fue algo raro inciar, pues me sentia "dura" por decir algo, las escenas no fluian con tanta facilidad, asi que no sé que tal quedo....
bueno...
mas o menos...
bien...
muy bueno...








Que pasa cuando tus deseos te superan, te llevan mas allá del limite, logrando que hagas cosas indebidas,  pero que te llenan de vida, dándole un  poco de luz a  la vida de miseria que vives, sin importar las consecuencias de lo que hagas, solo dejándote llevar por el color del deseo, por el rojo carmín de la vida, de lujuria, de amor y de desenfrenos, pero no siempre debemos creer en todo lo que vemos, en lo que escuchamos cuando se esta al borde del deseo, pues no todo es rojo carmín, en el universo hay mas de un color.


ROJO CARMIN (el color del deseo)


El viento soplaba con todo su furor, anunciando el otoño de una nueva estación, los árboles movían con fuerza sus ramas, el cabello suelto de las chicas parecía de pasarela, ondas por doquier danzaban, las revistas de los quioscos amenazaban con volar,el humo de los puestos callejeros desapareciendo en un cerrar de ojos, a lo lejos se observaba el humo proveniente de un edificio en llamas que rugían con el viento y se perdía el humo en el horizonte, se veía que aves blancas salían del interior del edificio en llamas y caían en caida libre, sirenas de bomberos apenas audibles llegaban al rescate y con un poco de tiempo apagarón la hoguera, no se sabe la cantidad de  perdidas, lo único que se observa son los escombros del suceso tan lamentable.


 ***


Un yaris color gris descapotable con vidrios polarizados en metalico, se detuvo en el estacionamiento de CyC company  del cual se bajó una  apresurada joven vestida en  una falda lápiz hasta las rodillas, color verde oscuro que se pegaba a su figura como una segunda piel, una blusa manga larga en seda blanca, con un escote en v que realzaba su escote, unos tacones negros en punta aguja que apenas y la sostenían mientras salia corriendo para alcanzar el elevador.
Mientras esperaba que las puertas del ascensor se cerraban, pudo observar como un ferrari color negro se estacionaba frente a ella, tuvo un deja vu al instante pues no hace mucho tiempo se habia subido a uno muy parecido, las puertas al fin se comenzaron a cerrar a un tiempo que el piloto del carro se bajaba, haciendo contacto visual con ella, quitandole el aliento, desestabilizandole momentaneamente del suelo que la sostenia.

Tras las puertas cerradas quedaron atras unos ojos verdes que ella conocia de un hombre que no hace mucho le habia robado suspiros a diaro. Su corazon comenzó a correr a velocidad increible, sus manos sudaban mojando su portafolio, su respiracion se incremento sintiendo la necesidad de inspirar mas oxigeno del que podia, cerró los ojos y dejó de pensar en el hombre que había quedaba abajo, uno para el cual hace no mas de tres meses habia sido su jefe.

La primera vez que lo había visto no habia trasntornado su mundo, pues no cabia en el fenotipo que le gustaba, él era de cabello rubio liso, peinado prolijamente con gel hacia arriba, unos ojos verdes expresivos cubiertos por unos lentes sin aro, un rostro ovalado con barba de 2 dias dibujando una quijada poco prominente, no era muy alto ni muy esbelto pero se robaba el suspiros de las mujeres que lo veían, sin embargo no los de Alinka.

Su ultimo año como estudiante habia llegado y una pasantia debia cumplir, la suerte o el destino la habian enviado a Mailliw Company y el dueño era ese hombre del ferrari: Markus Mailliw. Fue la segunda vez que lo vio y tampoco habia impactado su aspecto fisico en Alinka, no es que le pareciera poco atractivo, no, reconocia que era guapo, inclusive bonito, pero no le atraia, no hasta que pasó casi cada dia con él, hora tras hora resolviendo problemas  asignados, riendo brevemente de bromas, tomando cafe entre comidas, dia a dia se sentia mas comoda con su presencia hasta el punto que empezó a gustarle su forma de ser y su apariencia hasta el punto de no poder sacarlo de su cabeza, y para cerrar con broche de oro, él habia comenzado a comportarse coquetamente con ella, transformando esos ojos inexpresivos en unas miradas que decían mucho mas, que querian mucho mas, pero eso habia pasado en la última semana, tras lo que no habia quedado en nada, ademas aunque Alinka hubiese accesido ante esas miradas que aun le robaban  el aliento, él estaba casado.

Las puertas del ascensor se abrieron ante el salon principal de aquel edificio para el cual trabajaba ahora. Salio tropenzado con sus pies, por suerte sin caer sobre la alfombra roja, llegó al oasis a beber un vaso de agua ya que sentia seca su boca. Comprobó su reloj plateado metalico y vio que aun le quedaban 10 minutos para presentarse con su jefe, dejó llevar su cabeza hacia atras mientras bebia los residuos de agua de su vaso.

-Hola- escuchó la voz de un hombre que reconocería hasta mil siglos después. Alzó la vista para encontrarse con esos ojos verdes que tanto le encantaba que la mirasen. -Hola bonita- dijo Markus, como solia llamarla antes.

Alinka le devolvio el saludo, a lo que Markus extendio la mano y la insto a ponerse en pie, ella aceptó y fue devorada por un abrazo que tanto anhelaba, su olor la impregnó de inmediato era locion calvin klein y un olor a menta provenian de su aliento. - Te he echado de menos-. ella quiso decir lo mismo, pero se abstuvo de decir lo que pensaba ya que a nada bueno llegarian sus palabras.

-Me alegro de verte Markus.- dijo Alinka tras separarse de sus brazos, ya que el abrazo se estaba alargado demasiado tiempo y no sabia quien podria estar viendolos.

-¿Qué haces aqui?- 

Alinka barrió con la mirada el lugar y confirmó en efecto que estaban siendo observados por ojos curiosos, lo cual no era bueno ya que era su primer dia de trabajo. 

-Hoy es mi primer dia de trabajo Markus.- bajó la mirada hasta su muñeca y vio que era hora de presentarse.- y muy a mi pesar.- las palabras habian salido antes de poder procesarlas en su mente,- debo irme ya, llego tarde.-

Se disponia a marcharse, pero Markus la retuvo tomandole la mano entre la suya.- Espera un momento.- notó que en su rostro ya no estaba el semblante de galan de hace un momento, ahora esta estoico, inexpresivo.- ¿aquí es donde trabajas?.- ella solo pudo asentir. Sintió el pesado tono que él usó.

-¿Porque no te quedaste trabajando conmigo?.- le preguntó Markus con dolor en sus palabras.

-Porque tu nunca me lo ofreciste.- ella se safo de su mano y dio media vuelta en direccion hacia la recepcionista. Debia huir del rumbo de esa cconversación pues se estaba desviando de una manera inexplicable, en reclamos, deseos y mas.

-Supuse no eran necesarias las palabras, pero veo que me equivoque.-

Ella no se giró tras escuchar lo que dijo  pues no sabia si era cierta o solo lo estaba diciendo por el momento, pero hace mucho tiempo deseó que fueran de verdad.

Se presento con la recepcionista la cual ya sabia de su llegada y la hizo pasar a la oficina principal, sin antes dar media vuelta y darle un adios a lo lejos a Markus.

Su actual jefe un señor de aparentemente 35 años en buena forma, con cabellos negros y una que otra cana que delataba su edad le fue explicando cual seria su labor en la empresa de diseño, trataba de escribir todo lo que le estaba diciendo ya que su mente no estaba prestando mucha atencion, aun seguia distraida por el encuentro de hace unos momentos.

-No, esta bien, dile que pase, ya casi termino con la Srita Jopinen- dijo Eero.

A la reunion se les unio Markus, saludandola como si no fueran mas que unos recien conocidos, en ningun momento le dedico esas calientes miradas, ni la volvio a mirar mas que al inicio del saludo, se sintió excluida, fuera de lugar y queria salir corriendo lo mas rapido posible, pero Eero por alguna razón no la dejaba marchar.

Markus y Eero comenzaron a discutir sobre los nuevos proyectos que al paracer les tocaria trabajar en conjunto, se notaba el descontento de Markus de tener que depender de otra persona para tomar las decisiones, si bien era muy joven no pasaba los 28, tenia mucha experiencia en el asunto.

Eero le ordenó a Markus partir y no volver hasta que lograra trabajar en equipo, de lo contrario romperia el contrato y eso seria algo malo para ambas partes le recordo Markus, este salió iracundo del lugar que olvidó por completo que Alinka aun continuaba en la oficina.

Resignada a la verdadera apariencia de Markus, por fin logro poner atencion a lo que Eero le continuó explicando, y tras unos minutos se dirigió a su nueva oficina a trabajar.

-Pensé que nunca llegarias.- le escuchó decir a Markus, dentro de su oficina, dandole un susto de muerte, no lo tenia en su campo de vision, dió media vuelta y lo pudo localizar a la par del archivador, no es que la oficina fuera muy grande un simple 4x4 como suelen decir, espacio para la mesa de vidrio un poco grande, una pequeña mesa con sillas en el rincon, tal vez para tomar el té, y el archivador junto a la impresora y computaroda de escritorio. 

-¿Qué haces aqui?-dijo mientras ponia cierta distancia entre los dos, ubicandose en su silla al otro 
lado de la mesa principal de vidrio.

-No me habia despedido.- Markus avanzó desde su escondite para situarse frente a ella de pie, con las manos apoyadas en la mesa inclinandose levemente para estar mas cerca.

Alinka observó fijamente los ojos de él, que los tenia a poca distancia, con esa mirada picara y esa sonrisa ladeada delatando sus verdaderas intenciones. Antiguamente cuando trabajaba para él, habia usado las mismas tecnicas, dejandola a solas con él, haciendo trabajo hasta muy tarde, pero nunca habia pasado de palabra bonitas y situaciones que él predisponia a que pasaran a otro nivel, pero ella no era asi, y si, detectaba las indirectas de los escenarios ella nunca los acepto, debido a que era casado y su jefe, pero ya no lo era mas y era humana.

-Pues despidete, si es lo que aun te retiene en este lugar.- dijo ella con toda la seguridad en su voz, poniendose en pie e imitando la misma posicion que Markus tenia.

Él sonrió ante su respuesta y se inclino aun mas en la mesa para quedar a escasos centimetros de su rostro.-Bonita- dijo las palabras rosando sus labios y tras esto se enderezo, dio media vuelta y salio por la puerta, dejando a la pobre Alinka aturdida con la sensacion de sus labios rozando los suyos.

Tras concluir su jornada laboral, se dirigió rápidamente a su automovil con una sonrisa en sus labios que la habia tenido practicamente todo el dia, parecia estar en un estado euforico, habia trabajado arduamente y muy rápidamente, se sentia llena de energia, revitalizada y con una confianza renovada, y se le apetecía salir de compras, ya que era el momento perfecto de animo.

Subiéndose a su carro estaba cuando escuchó que llamaban su nombre, se salio del coche y quedo viendo a todas direcciones del estacionamiento para ver de donde venia la voz, pero no pudo localizar por mas que buscó con la mirada, la voz una que no reconocia, no volvió a pronunciar su nombre, por lo que se monto en su carro, encendió el stereo puso su banda favorita a todo volumen, bajó el capote del carro, se puso sus lentes negros con borde dorado, se soltó el moño que andaba, alborotandolo y con Dangerous kind de fondo salio en direccion al centro comercial mas cercano, sin embargo tenia la sensacion que alguien la observaba.

Cinco horas despues llegó a su edificio ubicado en el centro de Helsinki, con multiples bolsas de tiendas en ambas manos. Tiró todo en el sofa negro tras entrar a su apartamento en el ultimo piso. Se quito los tacones en punta de aguja que la estaban matando, dejandolos tirados en el corredor, se quito la falta tipo lapiz y la dejo en la entrada de la puerta, la blusa le estaba apretando demasiado por lo que al quitarsela la avento sobre la cama, el sosten blanco de encaje lo tiro en el piso del baño, abrió la puerta transparente de la ducha se introdujo, pasó la mano por el sensor y el agua comenzó a emanar a chorros sobre ella, apagando esa euforia que habia mantenido durante todo el dia, llevándose momentaneamente la sonrisa pétrea que habia mantenido en sus labios, dándole un momento de sociego y de reflexión.

Minutos después tras ver que sus yemas de los dedos se estaban arrugando como pasas, salió de la ducha con toalla en mano secándose mientras caminaba hacia el guardaropa por una bata de baño y volvió a tener la sensacion que era observada, se pusó rapidamente su bata cerrandola con fuerza en el centro, y caminó hasta su mesa de noche sacando una pequeña pistola plateada, recuerdo de su padre, ccargándolay apuntando a la nada, porque no habia nadie, pero la sensación de que alguien la observaba no se iba.
Cerró su cuarto con llave una vez reviso que no hubiese nadie dentro se metio entre las sabanas de lino blanco, deposito la pistola sobre la mesa de noche y cerró los ojos pero no para dormir, sino para traer a su mente el unico rostro que la habia mantenido en un estado de alegria inigualable, recordo la sensacion de sus labios sobre los suyos, solo el roce, ni un simple beso, solo el roce la habia transformado y queria mas de esa sensacion de  plenitud y que sin importar lo que su cuerpo y mente le estaban pidiendo estaba prohibido, queria más mucho más.

-Markus.-dejó escapar en un suspiro largo.

-¿Llamabas?-respondio la voz del hombre que invocaron sus labios. 
Su cuerpo se estremeció ante la voz de él, se reincorporo en la cama quedando sentada con vista fija a al esquina de donde provino la voz.- ¿Estas loco, como te atreves a entrar asi sin avisar?, me has dado un susto de muerte.- se llevó las manos al rostro, pues no habia estado equivocada que alguien la seguia, que alguien la observaba, todo el tiempo habia sido él.- ¡me asustaste!-

Markus salió de las penumbras y se acerco a ella, sentandose en la cama, trayendola a sus brazos para calmarla, ya que estaba temblando no sabia si por su causa o por el reciente baño. -Shh, no seas escandalosa no fue para tanto.-

Alinka se quitó las manos del rostro y observo el suyo, contemplo sus labios, subio por su nariz y terminó viendo fijamente sus ojos verdes, cerro  los propios y sin pena alguna se inclino hacia él, hacia sus labios. -Besame, Besame.-le imploró.

Y asi lo hizo la besó, en un beso lento probando la textura de sus labios, en moviemientos acompasados, deleitandose del momento. Sus labios succionando, probando, invadiendo en Alinka, mientras sus manos viajaban por el cuerpo de ella, encontrandose con el apretado amarre de la bata, la cual desato en un segundo, introduciendo sus manos en el interior, probando la textura de sus curvas, al tiempo que profundizaba su beso, logrando que ella se arqueara hacia sus mano.

La recosto sobre la cama con la bata extendida, con sus labios aun en una danza interminable, mientras se quitaba la camisa con presura, ya que queria sentirla bajo su piel en su pecho, levantó la caderas un poco y se bajó los pantalones, ella le ayudó a quitarselos completamente al tiempo que le quitaba el boxer gris, lo abrazo con la piernas por la cintura encontrando la calidez de su centro con el suyo, moviendose a un ritmo apresurado marcado por él, moridiendole el labio ya que el no daba el primer paso de entrar en su interior, sino de atormentarla con la sedocidad de su miembro sobre sus labios, a lo que ella introdujo su mano en medio de los dos, tomó su miembro erectil y lo condujo hasta su centro de placer, haciendola gritar por la fuerza con la que él le agregó, llevandola al maximo solo con el simple roce de sus paredes, aun sin que se presentara un moviemiento, solo dejando que se adaptara a su tamaño.

Y solo una vez adaptada él se movió y su mundo cambió.


***


Salió del baño tras una ducha mas que merecida para quitarse el olor de la pasión, volvio al cuarto para encontrarlo totalmente vació, ni rastro de que él habia estado ahi, solo un calcetin negro bajo la cama confirmaba el acto de traición, era un hombre casado, eso lo sabia muy bien, pero tambien sabia que necesitaba sus caricias y si el destino lo habia traido de vuelta a ella, algo tenia que significar y no lo iba a desaprovechar.

Mientras conducia hacia su trabajo en su yaris descapotable gris metalico, rememoro lo vivido, que habia sido mas que divino, sin embargo él no se habia despedido, ni una nota le habia dejado, y aunque no queria darle importancia al asunto, quedaba claro una cosa; era la amante, la cual en ocaciones miraria, con la que se acostaria eventualmente pero nunca amaria.

-¿O me amas?- hizo la pregunta, que sabia nadie podia responder, pero en el fondo queria que fuese verdad.

Llegó hasta su oficina, se acomodo para iniciar su dia, cuando la secretaria de Eero la llamó ya que queria una reunion urguente.

-Buenos dias.- saludo con su mejor sonrisa, en su traje azul marino de corte sastre, acompañado de una pañoleta blanco alrededor de su cuello, ocultando las marcas de pasion dejadas por Markus.

-Hola, Alinka, muy buenos dias, me alegra de verte tan sonriente, este edificio necesita mas personas con tu semblante, ¿has visto como todos van por ahi con la  cara de tubo?, espero se contagie tu alegria.- se puso en pie, rodeando la mesa hasta situarse frente a ella, tomandola de las manos.

-Gracias, me alaga, pero no es para tanto, no todos van por ahi con cara larga, sera que tienen un mal dia.- ella devolvio el gesto tomando la suyas.

-Tonterias Alinka, esas caras estan asi desde que nacieron y nada les hace cambiar, ni el dinero, ¿Puedes creerlo?, pero en fin, no te he llamado para eso, tu presencia aqui es para pedirte un favor.- dijo tras avanzar y volver a su silla al otro lado de la mesa de caoba.

-Digame en que puedo ayudarlo.- se sentó en la silla reclinable que estaba situada frente a Eero.

-Sé que acabas de mudarte a la cuidad, que  has estado lejos de tu familia por mas de tres meses ¿no?.- Alinka asintió.- Pero quiero pedirte que viajes a Dinamarka y seas mis ojos y voz en el proyecto que tengo con mi socio Markus, ¿recuerdas el que vino ayer?- ella nuevamente asintió.- pues bien, te reuniras con el y le diras todo lo que yo te diga, te entrenare un poco en como puedes manejar la situacion y hacer que todo salga a tu convenencia, yo se que podras.-

-¿Porque soy mujer y lo distraeré?.- supuso ella, aunque la idea le daba asco, de ser usada como un objeto sexual, no le desagradaba del todo, podia repetir a tiempo completo lo que habian vivido anoche.

-No lo tomes a mal, pero eres hermosa, tu pelo largo como la noche, tus ojos azules como el cielo, tu rostro angelical como de querubin, sera algo con lo que Markus no podra soportar por mucho tiempo, lo conozco y no lo hará.- 

Mientras escuchaba como él la alababa y al mismo tiempo denigraba, no pasaba desapercibida la 
reputacion que al parecer tenia Markus, asi que no habia sido la primer amante, ni mucho menos la ultima.

-Por eso tu iras en mi representacion, él esta necio en hacer ciertos convenios con empresas que a la larga solo nos querran absorver y quedarse con nuestro proyecto, asi que tu misión sera persuadirlo de hacer lo que tu quieras, ¿entendido?.-
La idea por muy nefasta que sonara, le encantaba, Markus haciendo lo que ella queria.- Esta bien, ¿cuado tengo que partir?.- dijo tratando de evitar sonar muy entusiasmada.
-Esa es mi chica, lo haras inmediatamente, tengo listo el pasaje de avion, debes partir ya, no puedo dejarlo solo, ve ha saber que hizo anoche con los coreanos, y los suizos que no me quiso contar y estar aciegas no me agrada.-

Anoche no habia estado con ningun coreano ni suizo, habia estado con ella en su cama devorándola completamente, y esa era la razon de su negativa de no contarle nada.

-Me voy de inmediato.-

-Espera.- Eero se puso en pie, y se dirigió hasta  quedar frente a frente. -Solo ten cuidado y no te enamores de él, porque nunca termina en final feliz. La agarro por la pañoleta y la atrajo hacia sus brazos, abrazandola afectivamente, al separse lo hizo tambien la pañoleta de su cuello cayendo al piso, alarmando a Alinka ya que quedaria al descubierto las marcas en su cuello.

Eero fue mas rapido que ella, lo tomo y se lo devolvio.-No deverias ocultar tu cuello, es bello de admirar.- ella solo se llevo ambas manos donde deveria estar la tela blanca ocultando su desenfrenada pasion, que al parecer Eero no habia notado, y con un asentimiento salio de la oficina directo al baño.
Se observó el cuello y vió que todo estaba normal, no habia ninguna mancha roja rubi, por lo que ya no era necesario la tela, salió del baño a su oficina para recoger sus cosas y asi volver a su apartamento a empacar lo necesario y partir hacia donde su amado la esperaba.


***


Al bajarse del avion buscó con la mirada la salida mas cercana pues llegaba tarde a la reunion que tenia con otros inversionista Markus y Eero habia sido muy puntual en que no podia perderse esa reunion y que le daba la total autoridad y confianza de aportar lo que creyera prudente siempre y cuando todo estuviera bajo lo ya pautado.

Se dirigió al hotel en el cual estaba su recervación, mismo hotel en el cual se encontraba Markus. 

Subió corriendo a cambiarse por algo mas apropiado y atractivo siendo el conjunto elegido un vestido negro estilo romano, señido del pecho y la caida de la falda en plises largos hasta casi los pies, agrego una pañoleta color turqueza combinándolo con este los tacones, unos accesorios en tono dorado, y se marchó a la sala de conferencias donde estaban todos.


Llevaba no mas de diez minutos dentro de la reunión, luego de haberse presentado a si misma, todos habian quedado sorpredidos y uno que otro asombrados, pero solo le importaba una mirada, la de Markus el cual no dejaba de mirarla de reojo, sabia que le favorecia el color turqueza y por eso lo habia agregado a su conjunto.

Intervino muy pocas veces en la reunión, ya que a diferencia de Eero y sus dudas hacia su socio, Markus estaba haciendo un excelente trabajo para la compañia, pero no solo eso la  sorprendió, sino la capacidad que tenia de tratarla con tanta indiferencia, cualquier persona en la sala diria que jamás han intimado y que no se conocian mas allá de un simple hola.

Luego de la cena que les llevarón casi todo estaba cerrado, y no se le apetecia permanecer mas tiempo, ya que su trabajo habia terminado y siendo ignorada no era la mejor cosa que queria para 
pasar el resto de la noche.

Se marchó de la sala excusándose que se sentia muy cansada y ofreciendo un caluroso saludo a todos los presentes a excepcion de uno, el cual insistió en acompañarla ya que eran compañeros, salio del salón.

-No es necesario que me acompañes.- dijo Alinka en tono seco.

-Te vez hermona, bonita.- le dijo cerca del oido ya que caminaba tras de ella hasta el ascensor.

Entró en el ascensor y mantuvo la leve esperanza que la siguiera dentro y dejara botados a los inversionistas, pero ni el mas minimo movimiento por su parte vio, solo segui mirandola como quien contemplaba una obra de arte y él un coleccionista obsesivo.

-Me gusta ese color rojo que traes.- dijo él, refiriendose al color carmin que pintaba sus labios, instintivamente se humedicio el labio inferior, recordando como no hace mas de 24 horas él mismo le habia arrebatado el color de sus labios.

-Y a mi me gusta que te guste.- dijo soltandose el pelo, dejando que cayera en cascada sobre su piel.- Pero mas me gustaria que te acercaras.-Apreto el boton de mantener la puerta abierta por unos segundos mas.- Me tomaras entre tus brazos y me besaras robando mi color, tal como lo hiciste ayer en la noche.- dijo en una voz melosa, mirandolo fijamente a los ojos, esperando su respuesta.

Pero este al escuchar lo que ella dijo cambió completamente su fascie, de una de seductor, a completo desconcierto total.

-¿Cómo?.-

-Te ves muy guapo en esmoquin, pero no importa la ropa, igual que ayer en un segundo puede desaparecer.-se quito la pañoleta turqueza y la dejo caer.
Markus seguia sin entender que era lo que Alinka le estaba diciendo, si eran incinuaciones de una fantasia o... -¿Anoche, o lo que puede pasar esta noche?.- preguntó, mientras se aflojaba la corbata roja.

-No, lo de anoche.-

Se desactivo el boton de mantener la puerta abierta y mientras estas comenzaban a cerrarse pudo escuchar una cosa que la dejó perpleja.- Anoche no pasó nada, estuve aqui en Dinama...- 

Sintió que el oxigeno le faltaba, el cuerpo se le puso frio, y comenzo a sudar, los numeros del elevador se movian frente a ella, se vio las manos y borroso las miró, se sentó en el piso frio del elevador ya que no resistia el estar mas parada, y cerró los ojos tratando de calmarse y olvidado lo que Markus le habia dicho, tenia que ser mentira, él habia estaba con ella anoche, estaba mintiendo eso lo sabia.

A tropezones llegó a su habitación, quitandose todo para acostarse en la cama que era lo que el cuerpo le pedia, sentia que todo daba vueltas, y ganas de vomitar, boca abajo cayó con el rostro a un lado y por un breve momento se sintió mejor.

-¿Estas bien?.- le preguntó Markus, que se habia colado a su habitación.

-No, claro que no, ¿cómo me das ese tipo de sustos?.- dijo manteniendo la posicion en la cama y con los ojos aun cerrados. -No me niegues lo que vivimos anoche, que es casi como que me insultes.

-No seas tan exagerada, solo estaba bromeando, ya veo que las broma no te dan mucho.- sintió su peso aun lado de la cama, sus manos apoyarse en su espalda, frotandola de arriba abajo.-Estabas hermosa esta noche, en ese vestido negro, pero mas lo estas ahora desnuda.

-No me siento bien Markus.- le dijo haciendo caso omiso de sus caricias que en lugar de proporcionarle lujuria, solo estaba logrando que le diera sueño.

-¿De verdad me estas rechazando?.- detuvo sus manos y su toque.

-Me siento mal, y con mucho sueño, si quieres quedate a dormir, pero solo a eso.- giró el rostro hacia el otro lado, ya que aunque tenia los ojos cerrados le molestaba la luz de la lampara.

-Si quisiera dormir con una mujer a mi lado, no me hubiera alejado de mi resentimiendo le dijo lo que pensaba, le daba alegria que la prefiriera a ella, habitación en la cual esta mi esposa para hacer ese trabajo.- malhumuradamente se puso en pie y caminó hasta poner distancia de la cama.

-Viniste con ella, estas con ella, te acuestas con ella, pero estas aqui.- con pero en el fondo supo que si no fuera ella seria alguien mas, ella solo estaba en el lugar y momento indicado, por causalidad no por otra cosa.

Sin despedirse ni agregar algo a su comentario se marchó tan silenciosamente como pudo, que Alinka nunca escuchó el cerrar de la puerta.

Giró su rostro al otro lado de la almohada, ya que el anterio estaba humedo. Si queria estar con 
Markus, claro que queria sentir su cuerpo junto al suyo, pero no esta noche, y él no lo pudo entender, algo le quedo claro a Alinka, él la buscaba por una unica cosa: para satisfacer sus deseos cuando y donde le diese la gana, sin importar que su esposa se encontrase en el mismo hotel, que luego de verla a ella iria donde su amada como si nada hubiese pasado, como si fuese un pañuelo el cual ya una vez cumplido su funcion es desechado a la basura.

Se encojio en posicion fetal y abrazó sus piernas, el aire de la noche se esteba colando por la ventana y no tenia animos de siquiera levantarse y cerrarla. Sollozó temblorosamente sobre su almohada, no era justo lo que él le hacia sentir, pasaba de la total eutimia cuando estaba con él, a la distimia sin él, se estaba convirtiendo en su punto de referencia, en su tierra y donde ella era un simple satelite el cual orbitaba a su alrededor.

Su celular sonó anunciando un mensaje, se desacomodo de su posicion y tomó el aparato, en la pantalla leyó un whatsapp de Markus el cual le deseaba buenas noches y esperaba retomar su cita de hoy para mañana que no tenian ninguna reunion de trabajo con los inversores.

Volvio a recostarse pero esta vez completamente estirada con los brazos extendidos y la piernas tambien, y contemplo el cielo razo de la habitación, pensando en lo volatil que era la manera de actuar de Markus, en un momento todo apasionado en el otro como si nada hubiese pasado entre los dos, y si el podia ser asi ella tambien lo seria, dos podian jugar ese juego, y con eso en mente se quedo dormida pensando en que conjunto se iba a poner para destacar ante los ojos de su pequeño satelite, porque los papeles iban a invertirse.


***


La piscina del hotel era techada, con una temperatura ambiente calida, que daba la impresion de estar a la interperie pero sin sufrir por los rayos del sol. Alinka localizo al primer barrido visual su objetivo, el cual yacia boca abajo sobre una silla de playa, vistiendo una calzoneta negra hasta los muslos, y junto a él su esposa, lo supuso porque le estaba tomando de la mano.

Estiro mas el cuello hacia arriba y comenzó a caminar hacia ellos en sus plataformas de mimbre beige que acompañaban a un traje de baño rojo con bordado de dos piezas que se unian en la parte delantera por una cadena de oro, su pelo suelto en ondas volaba hacia atras en cada paso que daba por el viento artificial, y unos lentes negro con dorado cubrian su mirada.

-Buenos dias.- dijo mostrando una sonrisa social que no llegó a sus ojos. Markus giró su cabeza hacia ella y la observo desde los pies  a la cabeza deteniendose en ciertas partes y dedicandole una mirada llena de lascividad.

Su esposa en tanto se limito a saludarla y presentarse obviamente con el titulo que le correspondia.

-Mi nombre es Alinka, mucha gusto Sra Mailliw.- se sento al lado del hombre que le robaba los pensamientos de dia y de noche, el cual no dejaba de verla, notando la incomodidad de su esposa, con lo cual solo pudo sonreir, se iba a quedar ahi haciendo mal tercio pero lo pensó mejor y se dispuso a nadar en la piscina tirandose al agua con un clavado de profesional, algo bueno habia obtenido de haber salido con un medallista olimpico.

Se fue hasta lo mas profundo de la piscina nadando, sin querer comenzar a retornar a la superficie, pero sus pulmones le reclamaron por el oxigeno privado y cuando comenzó a nadar hacia, arriba alguien la jalo de la mano hacia un lado, podia ver que le faltaba poco no mas de un metro para llegar a la superficie, y la ansiedad por sentir que se ahogaba le hizo comenzar a dar manotadas a su captor, hasta que descubrió quien era, la abrazó entre sus brazos para calmarla un poco y cuando lo logró, unio sus labios a los de ella, abrio su boca y le transfirio un poco de oxigeno, mientras esto pasaba ella continuaba con los ojos abiertos, contemplando con que facilidad le entregaba su bienestar, porque se sentia fatigada de nadar tan profundo, de no tener oxigeno propio y de haber sido arrastrada lejos de la superficie.

Él la llevo hasta la superficie, le colocó las piernas alrededor de su cintura y sus brazos al rededor del cuello. Habian salido en otra area de la piscina una que quedaba oculta de la vista de su esposa, de todos, era un espacio creado para una cascada de rocas, la cual no estaba en funcionamiento, se sentó en una grada de la cascada que aun estaba cubierta por agua, manteniendo la posicion de Alinka; sentada sobre él.

-Me asustaste allá abajo.- dijo ella mientras besaba su cuello.

-Tenia que alejarte del publico, y por publico digo mi esposa, me paralisaste bonita, desde que te vi en ese traje de baño no pude pensar en otra cosa que tenerte asi entre mis brazos, para mi y nadie mas.- y besó su boca, como un muerto de hambre, con fuerza y desespero.

-Pues aqui me tienes, sola para ti.- mientras continuaba con la maratón del beso, se desabrochó la parte de arriba del traje de baño cayendo hasta su cintura, él no perdió el tiempo reclamó en sus manos lo que se le habia ofrecido.

Se desacomodaron un poco pero solo para desprenderse de la ropa que estorbaba, y retomaron su posición pero esta vez de manera mas intima, ya que encajaron el centro de sus cuerpos uniendolos en uno solo, al compaz de una danza que solo ellos eran posibles de realizar, y disfrutar.

Ella intento gritar al llegar al extasis, pero Markus cubrió el grito de jubilo con sus labios, ya que nadie podia sospechar lo que se estaba llevando acabo a tan pocos metros de todo el mundo, de su esposa.

Entre jadeos ella le susurró.- Esta ...ha sido la ...primera vez que me... has hecho llegar.- 

Él la quedo viendo picaramente pues no comprendia sus palabras.- Claro que es la primera vez que te hago llegar, pues es la primera vez que lo hacemos bonita.- y le dio un casto beso en sus labios.

Ella separó sus labios de los suyos y lo contemplo a los ojos. -No, claro que no, lo hicimos la otra noche, en mi habitación, y ayer casi lo hacemos tambien.-

-Mi bonita si que ha deseado con ahnelo este momento.- se acerco a su barbilla y le dio un mordisco. 

-No sabes lo feliz que me hacen tus palabras, pero deja de soñar conmigo y mejor vuelvelo realidad.- mordisquió su labio inferior, luego lo rozo con su lengua y volvio a mordisquearlo.

-Claro que no fue un sueño, fuiste real, te senti dentro de mi, justo como ahora lo estamos.- llevó su mirada hacia abajo donde se podia ver la union de ambos.

Markus sonrió de tal manera que la hizo poner colorada.- Quien lo hubiera pensado, la lujuria por mi va mas allá de lo racional, ¿tanto te gusto?.- ladeó la cabeza.- Porque tu a mi no me gustas, me encantas de una manera que no puedo describir, te metes en mi cabeza transtornandola dia y noche y para no ser justos te mandan a mi lado a que me supervices, ¿entonces que tengo que hacer yo?, ¿quieres que te diga lo que hago?, te ignoro, hago como no estas en la misma habitación que yo, porque si dejo que mi cabeza y mente se percaten que estas a mi lado, solo quiero poner mis manos en ti, besarte y hacerte el amor justo como estamos ahora mismo, y esto ha sido desde siempre desde el dia que te conoci, nunca fue mi intension hacerte sentir ignorada, pero tenia que respetar a mi esposa y lo logre hasta que volviste a aparecer en mi vista hace dos dias de los cuales no te he podido sacar de mi mente y hoy en ese traje de baño has roto mis muros y mi deber.-


Alinka no sabia que decir, se habia quedado muda, complacida de escuchar lo que acababa de confesarle Markus, y se dio cuenta que queria decirle tantas cosas, pero que solo la comprometian y la volvian vulnerable por lo que solo dijo.-Cuando te conocí, no moviste mi mundo, lo empezaste a sacudir mucho tiempo después.

***

Habia vivido la mejor tarde de su vida. Una vez separados él volvió con su esposa, ella se disculpó y se marchó al bar del hotel, no podia seguir en presencia de terceros para que contemplaran el brillo de su rostro, porque la felicidad que ardia en su cuerpo se reflejaba en su rostro, asi se lo habia comentado Markus.

Quedandose dormida con una sonrisa en su rostro que gritaba al mundo entero que era la mujer mas feliz del mundo, cuando su olor la invadio por completo, sus ojos se pusieron como plano al darse cuenta que estaba junto a ella, se giró en la cama para ver que sus sospechas eran ciertas.

Unos ojos verdes la contemplaban.

-Hola bonita.-

-Hola tu.- dijo con una sonrisa tonta en su rostro, no podia creer la buena suerte que tendria ese dia, ya que en la tarde le habia preguntado si se podrian ver en la noche y él le habia dicho que no, que su esposa ya habia comprado boletos para la orquesta sinfonica, y tenerlo ahi solo indicaba que habian cancelado los planes.

Él sin perder mas tiempo se coloco sobre ella y la comenzo a besar con hambre, al tiempo que la empezo a desvestir. Alinka se dejó llevar por su repentina rudeza y se entrego totalmente a lo que él quisiera hacer con ella estaba tan feliz que nada de lo que él hiciera le importaba con tal de que ambos disfrutaran.

En un abrir y cerrar de ojos ambos estaban sin ropa y él dentro de ella reclamandola con fuerza y rapidez, una y otra vez sin descanzo.

-Mas.... lento.- pidió ella, si bien le gustaba que cambiara de velocidad, no para tanto, estaba demaciado rapido, demaciado fuerte que dudaba que lo estuviese disfrutando.-Lento....mas ....lento....Markus.-

Y él gritó en liberación, cayendo sobre ella con la respiración superficial por la faena del momento. -Estuviste grandiosa, maravillosa.- pero ella no le contesto, se negaba a hacerlo, pues ella no lo habia sentido asi.

-Te dije lento, ibas muy rapido.- se quejó, llevando su rostro lejos del suyo.

Él levanto un poco su cuerpo, quitando su peso del de ella, apoyandose en sus codos y le hablo viendola al rostro. -Jamás dijiste lento, si te escuché algo fue pedirme que lo hiciera mas rapido.- y le dio un beso en la mejilla.

-¡Claro que no!,¿ acaso me has escuchado gritar? ¿te has preguntado si llegué?, ¡obvio que no!, solo te interesa si tu llegas, cuando llegas y como llegas, pero ¿Y yo?, no seas tan mezquino, ¡y no te olvides que estoy aqui, que no soy una de tus muñecas inflable  que no sienten nada, porque si siento y mucho!-

Markus la quedo viendo perplejo.- Estas tan melodramatica, me estas arruinando la noche, claro que no eres una muñeca, pero no te quejes tambien lo disfrutastes, en tu cara se te nota.-

-Pues no me conoces bien.- dijo sin volverlo a ver al rostro.

-Me voy, esta noche como todas estas insoportable.- se puso en pie, se vistio de prisa y ya cuando iba saliendo por la puerta le escucho decir algo que talvez se le escapo, porque lo dijo tan quedamente.- 
Al menos me supiste entretener por un rato.-

Los ojos le quemaron al igual que su garganta por las lagrimas contenidas dentro de su interior, en ese momento se sintio usada, tal como una muñeca que servia a su propocito y era desechada, pero estaba equivocado si creia que era una muñeca que no sentia, porque de tanto que sentia que hasta le dolia y con eso en mente cerró sus ojos derramando un puñado de lagrimas las cual dejo de sentir al dormir.


***

A la mañana siguiente tenian compromisos que cumplir y una vida que seguir, no se podia derrumbar por algo tan vano como el sentimiento que Markus le hacia sentir. Como de costumbre buscó lo mejor de su guardarropa tenia que volver a impactar y demostrarle que nada la habia afectado.
Al llegar a la sala de conferencias, se hizo un breve silencio ante su llegada, se encamino a tomar la silla vacia que estaba frente a uno de los inversores de la mesa rectangular, cuando Markus se puso en pie llamando su atencion.- Aqui esta tu silla, dijo jalando hacia afuera la que estaba a su par.

Y en eso momento olvidó hasta como se llamaba, escuchó el latido de su corazón hasta en sus oidos, en su rostro se estampo una sonrisa que le dolieron sus mejillas, sus manos comenzaron a temblar al igual que sus piernas mientras avanzaba, un simple gesto de atención y borraba su bestialidad nocturna.

-Gracias.- fue todo lo que pudo decir en palabras, pero en sus ojos le dijo lo infinitamente feliz que su gesto habia causado en ella.

-Continuemos.- y notó que en su rostro habia una sonrisa que poco se podia disimular, y le encanto que perdiera su cara de negocios, por ella.

Al concluir con la firma del contrato, se llevó a cabo un brindis de celebración en el cual todos los participantes manifestaron sus espectativas.

-¿Markus  que sabes del Hospital que se quemó?.- preguntó Bjorn asesor legal de la compañia en Dinamarca.

-¿El Saint Rose?.-

-Si ese, ¿Todos murieron?-

-No sé mucho al respecto, solo sé que le edificio quedo hecho cenizas.- contesto Markus, el cual no le gustaba mucho ver noticias tragicas.

-Nadie sobrevivio.- agregó Alinka, que estaba en el fondo del grupo escuchando atenta la conversación.- Al parecer las llamas se extendieron rapidamente, y las areas de salida quedaron bloqueadas, atrapando a los paciente y al personal medico dentro, muchos optaron por tirarse por la ventana, pero la caida los mato.-

Todos la escucharon atentos, conteniendo el aire ante la fatalidad del suceso que no habia pasado mas de unos dias atras, en las afueras de Espoo.

-No sabia que te gustaba ver las noticias.- dijo Markus con la mirada perdida en el horizonte.

-No lo vi en la noticias... un familiar mio murió ahi. -

Y sonidos de sorpresa y pesar se hicieron presentes, eso llamó la atencion de Markus buscando su mirada, encontrando unos ojos vidriosos de Alinka, atraveso la distancia que los separaba, para situarse a su lado, tomando su mano entre las suyas apretandola fuertemente, susurrando entre labios.-No estas sola.-

Y como si esas palabras le hubiesen dado una patada en el estomago, la hicieron romper sus barreras, importandole poco que un publico sustancioso la vieran derramar lagrimas de sus ojos, no de dolor como todos estaban pensando, sino de una alegria infinita, porque a pesar del dolor que alvergaba en su corazón, él le habia dicho tres palabras que lo compenzaban de una manera inigualable, ya que nadie hasta ese dia, le habian dicho eso.


***


-Sabes, hoy me hiciste infinitamente feliz- dijo besando su pecho. Cuando todos se marcharón de la sala de conferencias, ellos subieron hasta la habitación de Alinka a sellar el trato firmado por la compañia a su manera.

-¿De verdad?.- dijo Markus besando la coronilla de su cabeza, apretandola contra él.- Solo dije la verdad, no estas sola Alinka, ni quiero que lo estes, te dire algo que pensé nunca decirte, tu si moviste mi mundo desde el primer momento en que te vi, y lo pusiste de cabeza, pero no quise aceptarlo, a tal grado que afectaste mi convivencia con mi esposa, claramente puedo identificar cuando las cosas comenzaron a ir a mal, discutiendo por cualquie cosa, irritandome por nada, viviendo una vida de infelicidad, que cambia por completo cuando estoy a tu lado bonita.

-No sigas Markus, que me puedo enamorar de lo bonito que me estas hablando.- dio otro beso a su pecho desnudo.

-¡Oh!, pensé que ya lo estabas, tonto de mi por creer cosas que no, ya bien he supuesto mal, pues pensé que tambien habia puesto de cabeza tu mundo.- comenzó hacer circulos con su dedo indice en su cadera.

-No tienes idea de lo que hiciste con mi mundo.-

-Le pedi el divorcio a mi esposa.- soltó de pronto, ella se sorprendió apartandose de su pecho, reincorporandose en la cama.

-¿Estas bromeando?.- él nego con su cabeza que seguia sobre la almohada, en sus labios habia una sonrisa que le confirmaba sus palabras.

-¿Por qué?.- preguntó ella, se sento con las piernas cruzadas cubriendose con la manta.

-Porque ya no soy feliz, y te puedo decir que en estos dos dias he sido mucho mas feliz, que en mas de 6 meses desde el primer dia que te conoci, pero no te he contado lo mejor.- él se levanto de la cama, para quedar sentado igual que ella.- Mi esposa aceptó.- dijo con sus ojos verdes abiertos a todo lo que da, demostrando que no eran mentiras sus palabras.

-Markus.- ella se tiró a sus brazos, llenandolo de pequeños besos por todo el rostro.

-Mi bonita esta contenta.- dijo en una carcajada.

-No tienes una idea de cuan feliz estoy.-

-Hay que celebrarlo, ¿tienes champaig?.- preguntó Markus, a lo que Alinka negó. Markus se separó de ella de mala gana, recorgió su pantalon beige vistiendose y tomó su chamarra negra.-Ya vuelvo, no te muevas, esperame...espera a tu felicidad.

Lo vió partir por la puerta con una sonrisa que competia con la ella. Sentia que su pecho iba a explotar, no habia sido tan feliz nunca, y le daba miedo que su felicidad tuviera nombre y apellido, pero no se arrepentiria nunca, a pesar de que sabia muy bien que el karma era una mierda, pues la infelicidad de otra nunca era la felicidad de esta, ¿pero aplicaba para ella esa regla de la vida?, no, ellos estaban en problemas, y ella solo habia llegado al final del caos.

Eso es lo que se repetia una y otra vez para creerlo, pero sabia que ella era la culpable, él mismo se lo habia dicho, todo cambió desde que la conoció.

Notó que Markus se estaba tardando y ya no era agradable estar desnuda, se puso en pie y se cubrio con su camisa que habia quedado tirada, al recogerla vio un ticket botado en el piso, lo tomo en sus mano y vio que era un boleto del palacio de bellas artes donde se habia presentado la sinfonica de Dinamarca, partido por la mitad, lo que indicaba que si habia asistido a la gala...pero si habia asistido a la gala, ¿cómo habia estado a su lado tambien?.

-¿Que haces?.- se sorprendio cuando la voz de Markus salió detras de ella.
Alinka se puso en pie tirando el boleto al piso.-Nada, tenia frio y me puse tu camisa, ¿a poco no me queda bien?.

Él bajó la vista hasta el boleto que yacia en el suelo. -¿Me estabas espiando?-

-No, solo tomé tu camisa y se cayó el boleto, nada más. Supuse no habias ido.- Alinka se regresó a la cama, él la siguio por detras.

-¿Por qué supones cosas?, eres igual que todas las mujeres, que se llenan la cabeza de estupidas suposiciones idiotas.- dijo elevando la voz.

-No me grites, y no me hables asi, no tienes ningun derecho.-

Él la empujó por detras hacia la cama haciendola rebotar.-Claro que tengo el derecho a hablarte como quiera, eres mi mujer y te puedo hablar como quiera.

-¿Porqué estas enojado?, ¿Qué pasó con el champan?.- lo contemplo a los ojos y por primera vez tuvo miedo.

-No me preguntes bonita, no me preguntes.- y se coloco sobre ella, sosteniendo su peso con sus codos, depositando un tierno beso en su cuello, que pronto se convirtió en chupeton fuerte, que amenazaba con cortarle la piel con los dientes.

-Me lastimas, para.- y él se detuvo, pero no se disculpo, en su lugar comenzo a desvestirla, arrancandole su camisa con ambas manos de un solo tirón, se posiciono entre sus piernas bajandose el zipper de su pantalon, dejandole nada de tiempo para preparase y recibirlo.

-Quitate... el.... pantalón... me raspas...- se quejó ella, mientras continuba con una danza que a cada segundo se tornaba mas y mas rápida. Pero o él no le escuchó o poco le importo.

-¡Quitaleto!- y tras gritarle, estornudo una y otra vez.

-Sera que puedes de una jodida vez dejar de estornudar.- y por ese momento él se detuvo. Y ahi se dio cuenta porque estaba estornudando, ya que él tenia un sueter negro de lana, y ella era alergica a la lana.

-Tu sueter, soy alergica.-

-¿Y crees que naci ayer?.- comcenzó otra vez la danza frenetica, pero en esta ocación ella no se quedo quieta, empezo a empujarlo con las manos, ya que no solo la estaba lastimando con el cierre del pantalon sino tambien con el sueter, la cara le comenzaba a arder y no de pasión sino de alergia.

Pero él era mas fuerte que ella y por mas que tratara no se lo podia quitar, no hasta que él se debilito al llegar al extasis, aprovecho y se safo debajo de su interior, cayendo en caida libre al piso.

Sentia que no podia respirar, sus labios estaba inflamados y no por los besos, sino a la reaccion alergica severa a la lana, la cual le estaba indicando que su garganta se estaba cerrando impidiendo la entrada de aire.

Se intento poner en pie, pero se encontraba totalmente mareada, queria llegar a la mesa de noche y tomar el telefono aunque dudaba que pudiese hablar, ya que dudaba que Markus estuviese dispuesto a creer que se estaba ahogando.

Tomó el borde del mantel y lo jaló, trayendo consigo el teléfono y la lámpara de noche rompiendose en mil pedazos, hiriendola levemente en el rostro.

Sentia que el aire habia dejado de pasar por su garganta y ahora lo unico que esperaba era que Markus reaccionara ante el estridente escandalo, y en efecto eso lo hizo actuar, lo sintio bajarse al piso, le dio la vuelta y la contemplo, primero horrorizado y luego fascinado, pues su rostro tenia multimples cortaduras y sus labios rojos e inflamados.

-Pareces una diosa que pide a gritos por más.-

-¡Me ahogo!- pudo decir Alinka.

-Puedes hablar, dudo mucho que te estes ahogando. La galó un poco para apartarla de los vidrio y se recostro sobre ella, aun vestido con el pantalon rojo y el sueter de lana.

Ella negó fervientemente con la cabeza de lado a lado para indicarle que no lo hiciera, que eso la podria matar, pero como de costumbre no le hizo caso y de una sola embestida estuvo dentro de ella comenzando la faena.

Seguia negando con la cabeza que no, cerrando sus ojos ante lo que estaba contemplando, no podia creer lo que estaba pasando, estaba sufriendo por su culpa y sin importar las heridas que tenia seguia él, ya que tenia que satisfacer su deseo por ella.

Nuevamente sintio que el aire se negaba a entrar a sus pulmones, se quitó las manos de los ojos y las llevó a su garganta en un acto de desesperación, queria respirar, y queria que Markus se quitara,giró el rostro y vio el telefonó lo tomó y sin pensarlo dos veces lo fue a estrellar contra la cabeza de Markus, haciendo que se detuviera al instante, aprovechando para salirse de su encierro corporal, rodó hacia un lado quedando boca abajo, esperando que al menos eso lo hicera reaccionar, y se diese cuenta que no estaba bien, que ocupaba ayuda y él no se la estaba haciendo facil.

Fue cuando sintió su mano en el hombro, tan fria que la congeló, le coloco la otra mucha mas fria, para intendar darle vuelta y el miedo la superó, no podia con otra ronda maratonica, cuando quedo frente a frente con los ojos cerrados tomó lo primero que encontró y con ello le pegó.

El rojo carmin ahora no solo estaba en sus labios, en las pequeñisimas heridas en su rostro, sino tambien estaba en el cuello de Markus, que de el manaba el liquido lleno de vida, que se estaba escapando de su interior. 

Este cayó a un lado con la mano  en su cuello tratando de detener el flujo que salia sin cesár, manchando su chamarra de cuero y tiñendo en rojo su pantalón beige.
Sus manos temblaban de una manera que nunca lo habian hecho, horrorizada por lo que estaba viendo, tendido en el piso yacia Markus desangrandose por su culpa, fue entonces cuando se dio cuenta de dos cosas.

Una que no se estaba ahogando, podia respirar perfectamente, y dos, ya no habia lana, pues Markus vestia de cuero, y pantalon totalmente diferente.

-¡Oh Dios!- se arrodillo junto a él, colocando sus manos en la herida, tratando de parar los borbotones 
de sangre que manaban.

-¿Por qué?.- dejo escapar Markus en un susurro, en su ultimo aliento, ya que sus manos cayeron ineretes sobre las de Alinka, y su mirada quedo fija al piso

Alinka se tiró sobre le cuerpo sin vida de Markus manchandose completamente de su sangre gritando desesperadamente que la perdonara, una y otra vez hasta que su garganta ardió, y se quedo sin fuerzas para seguir pidiendole un perdón que no le llegaria.

Lo comenzó a sacudir para tratar de hacerlo reaccionar, diciendole que todo habia sido un error, un estupido error.

-¡Nunca tuve que haber venido!, ahora por mi culpa estas muerto.- se acomodo junto a su cuerpo abrazandolo, apoyando su cabeza sin vida sobre su pecho, y continuó repitiendo una y otra vez que la perdonara.

Entre sollozos y jadeos se atrevió a contestar su ultima pregunta.- Yo...yo...yo - su rostro se arrugó complemente y comenzó nuevamente a liberar el liquido que no paraba de brotar de sus ojos.- Yo no perdi a nadie...-su voz tembló.- en el hospital, lo que yo perdi.- su voz se perdió en el llanto incontrolable que comenzó nuevamente.- Me salvé a mi misma.- pudo continuar una vez se calmó.- 

Yo era una paciente ... del hospital psiquiatrico.- comenzó a llorar quedamente, hipiando entre palabra.- estoy enferma Markus, enferma de amor... estos... tres....meses...que ...estuve lejos...ahi estuve interna, pensé que no estaba loca, pero... mira... lo...equivocada que ... estaba que te maté, te maté con mis manos, y yo te amaba... te amaba mucho y de tanto que te amaba que... queria...que...estuvieras...conmigo siempre...que ...te veia cuando...en realidad no ...estabas ahi conmigo, siempre lo... negaste, pero nunca... te crei, y no era... el deseo, sino mi... locura lo que te hacia verte.

Se sentó contemplandolo con los ojos llorosos y aun hipiando, y comenzo a pegarse en la cara.- Por mi enfermedad te perdi, por mi culpa, por mi culpa, mi culpa, mi culpa, mi culpa.- dijo gritando hasta quedarse sin voz.

Sintio que unas manos frias la tocaban, y la tomaban en brazos, intento abrir los parpados pero le pesaban demaciado, aun asi lo siguió intentando, para cuando pudo abrirlos, lo primero que vió a través de su pelo fue la bolsa negra en la cual estaban introduciendo el cuerpo de Markus.

Su cuerpo sin fuerzas, que llevaban en brazos quiso de pronto volver a la vida, saltar y detener a los hombre que lo estaban embolsando, y siendo llevado lejos de su vision.

Quiso vomitar en ese momento, tras ver el rastro de sangre inmenso que quedo en el suelo, sangre de Markus, que habia sido derramada por su culpa, su vision se torno borrosa a causa de las lagrimas que se fueron acumulando en sus ojos, sin ser derramadas, era tan injusto lo que habia hecho, pero no se podia quedar asi debia haber enmiendas que si no llegaban pronto ella sabria que hacer.

No pudo más con el gran sueño que sentia, que se dejó de resistir y se dejó vencer sin mas, pero en mente siempre pensando en lo que pudo y no fue, él se iba a separar, iban a vivir juntos, y tal vez casarse, tener hijos, envejecer juntos pero ahora ya no quedaba mas que los pensamientos.


***




Acostada en el cesped verde iluminado por los poderosos rayos del sol de verano, se encontraba Alinka, viendo el cielo azul sobre ella, disfrutando del tiempo libre que tenia cada dia, el cual era lo mejor del dia.

Se puso en pie, sonriendo ante lo que estaba a punto de hacer; quitarse su vestido blanco, si bien habian personas que podrian observarla, poco le importó ya que solo habia una persona que queria que la observaba y no estaba ahi.

-Sabes que no me gusta que te quites la ropa.- dijo una voz tras de su oreja, una que la derretia, por la que esperaba noche y dia a poder escucharla, que la hacia sentir viva en medio de tanta miseria.

Ella dio un salto ante la sorpresiba rapidez con la que él aparecio, sabia que siempre llegaria, pero un poco antes cuando se quitaba la ropa.

-Estas aqui.- dijo dandose la vuelta, para encontrarse al hombre que le robaba los suspiros, vestido de camisa rosa, pantalon beige y unas botas de cuero negro.-Luces radiente y muy apetitoso.- agregó, mientras se tiraba a sus brazos, los cuales se abrieron recibiendola tiernamente.

-¿Me comerias en publico?.- su labio se torcio hacia un lado, dandole una sonrisa picara.

-No me pongas a prueba, no lo hagas Markus.- ella dejó sus brazos, para tomarlo de la mano y avanzar hacia la sombra que hacia el gran arbol de cerezo.

Ella se sentó sobre su regazo, con la cabeza apoyada en sus hombros, abrazado por sus brazos. -Escucho latir tu corazon a mil por hora.- dijo con con los ojos cerrados y una sonrisa en sus labios.

-Soló tu hacias latir mi corazón de esa manera, tus gestos, tus palabras, tu manera de ser.-

-Lo siento tanto Markus.- se apretó a su pecho intentando no volver a llorar, pues sabia que él se marchaba al inicio de sus lágrimas.

-No  lo sientas más, eso pasó porque ... tenia que pasar, no podemos dar marcha atras.- se dejo sentir el dolor en sus palabras, no queriendo, pero sin poder evitarlo.

-¿Nunca te marcharas?, dime que no, nunca quiero volver a perderte.-

-El dia que no vuelva a tu lado, no será porque no quiera hacerlo, morire de ganas, de estar a tu lado, de pasar tiempo juntos, de hablar de lo que sea, pero entonces tu ya no me perteneceras a mi, sino a los demas, al mundo real.- Markus miró de reojo a los doctores que observaban fijamente a su Alinka y se estremeció porque por muy cruel que fuera no queria que ella tomara las pastillas por las cuales aun podían estar juntos.

El dia pasaba veloz estando a su lado, no se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor, solo tenia una vision en donde estaba junto a Markus, dia y noche, hasta que llegaba la hora de la medicina, las enfermeras estaban sospechando de su comportamiento y eso no podia pasar pues el dia que tomara la medicina e hiciera efecto todo acabaria.

-Temo el dia que te enojes conmigo, y tomes tu medicina.- dijo él.

-Yo temo el dia que te enojes conmigo y aun sin mi medicina no vuelvas mas.-

-El dia que yo haga eso, sera solo...el dia que tu mueras.-



-Entonces ayúdame, matame....





FIN






























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