"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

martes, 31 de julio de 2012

El Veneno Del Amor -C4-


Awhhh!!!yupi..yuju yeah!!! estoy que salto de felicidad...poor fin!! por fin!! pude ver a mi Batman digo Christian Bale (que hombre tan bello awh!!)...que película!!! obviamente tuve que esperar una semana mas ( como siempre el estreno mundial no incluye mi país :/ ) esa obra maestra tiene de todo...hasta lágrimas me hizo sacar!!!..... cuanto hacen sufrir a mi Bale!!!!! aw!!! aw!!! ( ya no me quedaran suspiros si sigo así hehehe)....alguien ya vio la película?....si es así me entenderán de lo que hablo.
P.D: Quiero necesito verla otra vez...
P.D 2. Amo ir al cine!!! 




Capitulo 4: F-F-F-Falling


(c) Elizabeth Ahola




Sentí como la suave luz del amanecer en esta ciudad comenzaba amostrarse ante mis ojos.
La sensación de soledad me embriagaba en esta habitación tan fría y llena de sentimientos encontrados que no me dejaban en paz.

Era lunes, inicio de semana… Inicio de otra tormentosa semana en mi vida… ¿Cuánto había pasado ya desde que me salí de Finlandia? Sí, ya casi un año… ¿Cómo estarían los chicos? 
Y… ¿Rjuri?...

Suspiré recordándola… Su tersa y suave piel, sus labios, su olor, sus ojos, su cuerpo… ¿Por qué no podía olvidarla? Así como ella lo había hecho conmigo.

Me levanté de la cama y me estiré para retirar la pesadez de mi cuerpo. Me metí a darme una ducha con agua caliente quedándome varios minutos bajo el chorro de ese líquido cálido que era lo único que lograba calentar mi cuerpo… Sólo eso porque mi corazón estaba 
más frío que un pedazo de hielo del polo norte.

Me masajeé los hombros, después me enjaboné el cabello y me enjuagué. Salí de la ducha enrollándome una toalla en la cintura mientras las gotas recorrían las partes desnudas de mi cuerpo. Estaba relajado…

Vi mi reflejo en el espejo: mi cabello ya había crecido, las raíces negras habían pasado de ser eso para ser largos mechones de cabello negro con unas enormes puntas rubias. Era tiempo de cambiar…

Tomé unas tijeras que se encontraban en el interior del mueble del espejo y comencé a cortar mi cabello…

Era extraño porque junto con esas puntas de cabello, se iba mi pasado, se quitaba de alguna manera un peso que tenía sobre mí. Al menos me sentía aliviado de ya no tener algo más que me recordara mí pasado… Sí, sí, era solo cabello, pero reflejaba una etapa de mi vida en la que Rjuri había estado presente…

Suspiré al terminar y verme muy diferente...

Sequé mi cabello con una toalla y al dirigirme a la habitación, busqué entre mi maleta una muda de ropa limpia; me coloqué una playera negra, un pantalón de mezclilla y unos tenis. Encima una gabardina de color negro y para cubrir mi cabeza, un gorro de lana color negro.

-Lauri… Es momento de salir a orearte, si no también terminarás pudriéndote por fuera…- me carcajeé amargamente ante mi broma.

Tomé una libreta que tenía en mi mochila, una pluma y con ello salí a caminar. Esta bella ciudad me había ocultado por alrededor de un año… Y no conocía ni siquiera la esquina de la calle de mi hotel.

En frente vi un pequeño parque. Me encaminé a él y al llegar a unas banquitas me senté y comencé a escribir pensamientos que llegaban a mi cabeza…

-Las mentiras caen del cielo… Y yo sigo esperándote aquí… Duele tanto… Sin embargo yo seguiré de pie a tu camino…- ay Lauri eres tan patético…

-¿Eso lo escribiste tú?- escuché una pregunta a mi lado.

Salté de puro susto. No me había dado cuenta de cuando se sentó allí.

Era una chica de piel blanca, un largo cabello negro y ondulado; sus ojos chocolate me veían curiosa, cubiertos por unas enormes y largas pestañas negras.

-Sí…- contesté no muy seguro.
-¿A caso eres músico? Te me haces conocido- dijo sonriéndome.
-Sí, lo soy…-.
-Se nota, escribes muy bien- me contestó.

De su lado tomó la funda de una guitarra y de ella sacó el instrumento.

-¿Te gustaría que le compusiéramos música?- dijo afinando las cuerdas.
¿A caso tenía un letrero que decía “por favor ayúdame a componer canciones que estoy jodido del corazón”?

-No- contesté secamente.
-¿Por qué no? Será divertido componer con alguien de otro país-.
-¿No entiendes? ¡No quiero tu compañía! Estaba bien sólo, nunca pedí estar acompañado ni mucho menos que me ayudaras- me puse de pie mirándola indignado.
-Creo que componer ayudaría a tu estrés… Además tienes unos ojos muy lindos. No van con tu carácter. Dios se debió de equivocar al ponértelos- contestó sonriente.
¡¿Por qué sonreía tanto?! No tenía derecho a criticarme así. ¿Quién se creía?

-Me vale lo que creas y pienses sobre mí o mi comportamiento- me di media vuelta y me seguí de largo.

Minutos después escuché unas pisadas detrás de mí. ¿No se cansaba? Volteé enojado. Ella se detuvo ante mi acción  y solo sonrió. ¡Aggg! ¿Por qué siempre sonreía?

-¿Qué rayos quieres?- pregunté irritado.

-Ayudarte. Lo necesitas-.

-¿Y tú que sabes sobre lo que necesito o no?-.
-Se ve en tu semblante. Algo muy pesado y doloroso recae sobre ti-.
-No quiero una terapia psicológica y mucho menos una amiga. Lo único que quiero es estar sólo pero al parecer tú no lo entiendes. ¡YA DÉJAME EN PAZ!- le grité enojado.
-Nopi-.
¿Qué? ¡¿Nopi?! ¿Qué clase de chica era esta?
-¿Te gusta que te traten mal?- pregunté con una carcajada irónica.
-Me gusta ayudar a la gente-.
-Entiende niñita, no necesito tu ayuda-.

Y sin esperar una respuesta más me dirigí hacia la avenida y tomé un taxi. Me asomé por la venta y vi como se quedaba allí de pie, viendo como me alejaba…
Qué chica tan molesta…
-¿A dónde lo llevo señor?- el taxista me miró por el espejo retrovisor.
-¿Hay algún mirador por aquí?-.
-Está uno, a media hora de aquí. ¿Quiere que lo lleve a ese?-.
-Sí, por favor- contesté distraído mirando al exterior.
Necesitaba un lugar tranquilo y solo. Al aire libre, hermoso… Necesitaba reflexionar sobre mi vida y sobre lo que haría. Ya no podía ser el Lauri Ylönen de siempre. Necesitaba cambiar para bien… Necesitaba reconstruir mi corazón…

Al llegar a aquel mirador, pagué y me bajé para admirarlo. Era precioso, perfecto…
Se veía toda la ciudad. Las rocas estaban alrededor. El suelo estaba lleno de pasto, verde y acogedor… Qué lugar tan hermoso…

Al parecer estaba anocheciendo porque el sol comenzó a ocultarse. No llevaba la cuenta del tiempo, estaba viviendo por pura inercia…

Me quedé anonadado viendo como el sol comenzaba a caer…

Caer…

Como comenzaba a ocultarse de todos…

Esconderse…

Como se refugiaba ante todos, para que la luna cubriera su lugar y se mostrara en su esplendor. Aunque no todos la admiraran como se debía…

Olvidar…

Me acerqué a la orilla de ese mirador. Observé a bajo y me dio un vértigo al ver lo alto que me encontraba…

Caer…

Rjuri… ¿A quién engañaba? Aún me dolía y mucho. ¿Mi corazón llegaría a sanar esa herida? Ese dolor que me calaba hasta lo más profundo de mi alma… Que me consumía lentamente haciéndome gemir en las noches de puro dolor… Haciendo que mis ojos destilaran lágrimas de amargura pura… ¿A caso podía seguir sin ella? ¿Qué diablos era yo sin ella?

Caer…

Ese vacío después del mirador comenzaba a incitarme a probarlo… A olvidarme de todo y todos, perdiéndome en su interior…

Rjuri…

Caminé un paso hacia adelante, sintiendo con más fuerza el viento.

Caer como el sol…

Otro paso más, ya podía sentir como ese vacío comenzaba a abrazarme, primero delicadamente, pero después lo hacía con más fuerza…

Caer y así olvidar a Rjuri…

Otro paso más y estaría olvidándome de todos y de todo…

Lo di pero algo me detuvo haciendo que cayera, pero no para la dirección que yo deseaba, sino del lado contrario.

Cuando me di cuenta sentí unas manos que sostenían mi pecho y debajo de mí había un cuerpo. Me levanté de ahí y miré a mi salvadora con enojo.

-¡¿Qué rayos hiciste?! ¡Te dije que me dejaras en paz!- le grité.
-¿Ibas a aventarte?- me preguntó ella aún tirada en el suelo.
-¿Y si lo hacía a ti qué? ¡No tenías por qué salvarme! ¡NO TE LO PEDÍ!-.
-Bueno, entonces no me reclames y aviéntate ya- respondió con tranquilidad.
¡¡LA ODIABA!! ¿Cómo es que podía hablar con tanta calma?

Me miró  con sus ojos chocolate. Pero su semblante no era feliz, o tranquilo, era de dolor que trataba de ser ocultado con una sonrisa.

-Eso es lo que voy a hacer- me di la vuelta indignado y me encaminé hacia el vacío-. Salta Lauri, no seas cobarde- me dije a mí mismo.

-Te estás tardando- dijo ella.

Volteé a verla con enojo.

-Yo sé cuando lanzarme- hablé indignado regresando mi vista al vacío.
Estuve a punto de hacerlo, de nuevo, pero escuché como aquella chica tosía con fuerza. 

¡Qué ganas de llamar la atención y fastidiarme!

Volteé para verla, ella sonreía sentada en el suelo.

-Estoy esperando…-.
-¿No tienes nada mejor que hacer?-.
-No… Es bonito contemplarte-.
¡¿QUÉ?! ¿Se estaba burlando de mí?

-¿Ya vas a dejarme aventarme a gusto?- desvié el tema.
-Yo no te estoy agarrando ni nada, pero quiero ver cuando lo hagas- volvió a sonreír.
Me bajé resignado. Me acerqué a ella y la examiné un momento.
-¿Quién eres y por qué no me dejas en paz?-.
-Me llamo Anna… Solo trato de ayudarte. La vida es una montaña rusa que tiene sus subidas y sus caídas, tú estás cayendo ahorita de ella y al parecer no eres demasiado fuerte como para soportarlo, lo único que quiero es ayudarte a subir de nuevo-.

-Pero yo no pedí tu ayuda-.

-Lo sé-.

¡Cómo me desesperaaaaaaaaaaaaaaaaas! Dije para mí mismo.

-¿Entonces por qué me estás ayudando?-.

-Porque yo quiero hacerlo-.

-Sabes qué me voy- me alejé de ella caminando hacia la carretera donde esperé a que pasara algún taxi o algo para largarme a mi hotel.

Caminaba sobre el borde de la carretera desde donde podía ver el vacío, estaba al parecer en una zona alta.

Quince minutos después seguía caminando y ella atrás de mí.

-¿Qué no te cansas?- volteé a verla molesto.
No sé qué pasó, pero perdí el equilibrio y caí, por suerte logré agarrarme de una rama, segundos después sentí las suaves y cálidas manos de de Anna, como trataban de ayudarme a subir.

-¡Sostente!-.

No… Mejor me dejaría caer, esta era mi oportunidad… Solo tenía que soltarme y olvidaría todo…

Rjuri…

El sol estaba terminando de ocultarse… Podía terminar de caer junto con él…

Cayendo como el sol…

-¡NO! ¿Qué haces?-.

Anna me agarraba con fuerza a tal grado de que ella estaba cayendo junto conmigo…

-¡No te dejes caer! ¡NO! ¡LAURI!-.

De pronto todo quedó en penumbras.


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domingo, 29 de julio de 2012

Oblivion -C24-

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!! ( hoy no tocaba cap, es uno por semana, pero estoy tan pero tan feliz!!! hoy fue una carreron en formula 1)
hmm tienes mucha razón Claire, quien no quisiera un novio así?, pero con ese propósito lo hice así, quien no quiere uno así?....awh!!!....
Volviste Karli!!...
Buen viaje... Derek...u.u



CAPITULO II






Liz  p/v


Sus penetrantes ojos verdes no dejaban de mirarme, no pestañeaba, solo seguía fija su mirada en los míos, una mirada tierna ya sin lujuria, que ahora era acompañada de un leve semblante de tristeza. Quise decir algo, romper el silencio sepulcral del momento, pero  no pude, no sabia que decirle, bueno si, pero no quería romper la magia del momento.

Era perfecto. ¿Como había sido capaz de quedarme dormida en el avión teniendo tremendo espécimen masculino a mi par?. Pero eso ya quedaba atrás. Mis ojos vagaron por su rostro, fijándome en cada detalle de su fisonomía, y por ultimo deje sus labios, rosados, y  carnosos.

Eran únicos, y se miraban tan pero tan …besables. Él al instante de mi pensamiento los curvo en una sonrisa, haciéndome ver que el patrón de su labio inferior era diferente al superior, las líneas se retraían hacia adentro.

No pude evitar sonreírle en respuesta. Me sentí una tonta en ese momento, claro que había captado mis pensamientos, no tenia que poder leer la mente para leerme, mis ojos en sus labios, fijamente por mucho rato, hasta un tonto se hubiese dado cuenta de lo que pasaba por mi mente.

-Me alegro que estés esta noche aquí conmigo.- tomo la botella de champán y la descorcho, en un  movimiento tan magistral que parecía experto.- No sabes lo que significa esta noche para mi, y que tú la estés compartiendo a mi lado, me llena mucho de emoción. Gracias.- tomó mi copa y la llenó hasta la mitad, hizo lo mismo con la suya, pero a todo esto, él nunca dejo de mirarme al rostro.

Su mirada insistente me estaba quemando internamente, quise decirle algo pero las palabras no salieron de mi boca, se quedaron ahogas ahí en mi interior, que me estaba pasando? Era un desconocido, bueno que estaba súper guapo pero que me trastornara el pensamiento?, eso nunca… creo, me había pasado, no hasta hoy, no podía hablar, no podía dejar de mirarlo, todo a él, sus movimientos, sus miradas, sus gestos.

Hasta su voz, ahora que estaba frente a mi, sonaba  aun mejor, me hacia querer sacarle de los labios  mi nombre. Liz. Pero no solo así de llano, si no que sonara lleno de sentimientos, de que anhelara decirlo. Era una delicia escucharlo hablar, y no era quien para callar semejante tono.

Me hacia pensar en cosas tan impropias de mi, es que y volvía a hablar en el tono que me rogó, cuando dijo el por favor, creo me haría llegar al clímax.

Alto!!

Tan… tan… al limite de mi lujuria me tenia su voz?, su presencia?, o era el gesto en si?.
Me fije en lo que teníamos en la mesa, ( al fin pude dejar de mirarlo fijamente) era un manjar, pero el apetito se me había esfumado al momento de escucharlo hablar. Pero porque había un pastel?, no era mucho para ser el postre?

-¿Porqué querías que estuviera esta noche contigo?, digo, no soy nadie.- había hablado! Esto ya era un paso para mi persona.

Su  mirada se fijó en mis labios rojos , y … me hizo sentir un escalofríos por todo mi cuerpo, sus ojos parecían los de un depredador, y la presa, mis labios. Me quise mover, salirme de su campo visual, pero no lo hice, ya yo me había recreado la vista y la imaginación con sus labios, él tenía el mismo derecho.

Elevó sus ojos viendo fijamente los míos, ladeó la cabeza y dijo. – Me encantan las fresas.- ahora entornó una picara sonrisa en sus labios y agregó.- Y mi  mente dice que tus labios son una fresa, creo la que le falta a nuestro pastel, ¿no te parece?.-

Me sentí arder, y no solo mis cachetes, si no todo mi ser,¿ porqué tenia que decirme algo así?.

No pude evitar dedicarle una gran sonrisa ante su comentario, no porque fuera algo consiente que quisiera hacer en el momento, si no fue totalmente no premeditado, se me escapo, y él lo entendió como un “gracias”, porque también sonrió esplendorosamente.

Sus dientes blancos perfectos, enmarcando ese rostro que ya de por si era (muy atractivo), con esa sonrisa, me hizo querer dar un grito de júbilo. ¿Como alguien así de hermoso, quería estar con alguien como yo?, una niña comparada con él.

-¿Porqué?.- preguntó él, tomando un sorbo de su copa. Y OMG!!, es que soy el colmo, cada detalle de su acto se quedó grabado en mi mente, el poner sus labios en la copa, el acto de su succión,  de deglución que se percibía en su garganta, el retirar la copa de sus labios, y el OMG!! el .. el…recorrido de su lengua por su labio superior retirando el excedente de la champán, por un milisegundo (milisegundo), quise que fuera la mía y no la suya la que hiciera ese acto de limpieza.

¿Acaso lo estaba haciendo apropósito?.

Que siga así y no seria responsable de mis actos, digo, por al champan, porque yo también urgí de un sorbo ( gran sorbo) de mi copa.

-Por que ya te lo dije Liz, eres alguien especial, y hoy es mi día especial, que mejor manera de que las dos cosas especiales en mi vida estén juntas, ¿no te parece?-

Solo fui capaz de asentir, la mirada que me dedico era un delito, sus ojos entrecerrados, picaros, hermosos, y ¿solo para mi?. Aquí algo debía de estar mal.

-Día especial.- dije, mucho tiempo después. Y entonces comprendí el porque del pastel.-¿Tu … cumpleaños?.-

Lauri solo asintió.

-¿Y porqué no lo pasas con tus amigos, o con tu familia, y no conmigo una total desconocida?-
Y por primera vez en toda la velada bajo la vista. Fue como si mis palabras lo hubiesen lastimado,¿ pero fue lo que dije?, nada, solo fue una pregunta de lo mas normal.

-Por que … ya nadie se acuerda de mi.-dijo en un susurro tan candente, pero a la vez, tan lleno de tristeza, que me conmovió, toco mi corazón sus palabras, su significado. ¿Acaso él también había usado la perla?.

-¿Como es eso posible?.-

-Es lo mismo que te pasó a ti.- y solo hasta ahora volvió su mirada a la mía. Pero hubiera preferido que no lo hiciese, porque solo aflicción vi en su mirada. Sus escasas cejas tenían una elevación desangulada, y mostraba un leve fruncimiento entre sus cejas.

-Si dices que es lo mismo que me paso a mi, ¿porqué solo tu me puedes recordar?.-

Y lo entendí.

El porque me buscaba, porque quería estar conmigo, éramos dos jugadores de un mismo juego, pero él tenia cierta ventaja.

-Porque yo no te amaba.-

Fue raro lo que sentí ante sus palabras. No me amaba, yo tampoco ahora, pero sin embargo me dolieron, me hicieron sentir poca cosa, una nada. Y no debería sentirme así, aunque fuera verdad lo que estuviese diciendo, no debería afectarme a tal punto de querer llorar. Baje mi vista, concentrándome en el pollo de color raro que tenia en mi plato.

-Usé tiempo pasado Liz.- lo dijo como tratando de animarme, pero no tenia que hacerlo, en primer lugar, ni yo me tenia porque lastimar con sus palabras. Que eran mentira, quien usaba el Oblivion, lo olvidaban todos, pero esa persona no olvidaría a nadie, y obviamente jamás podría olvidar a alguien como él.

-Yo tampoco te amo.- sonó como si quisiera regresarle la pedrada que él había lanzado contra mi, pero no lo pensé, solo salió de mis labios, de lo mas profundo de mi ser, y aunque eran verdad, en el fondo sentí que estaba mintiendo. Pero esos ya eran los efectos del champan en mi.

Volví mi mirada a sus ojos, y no me gustó lo que vi, era diversión,¿ acaso mis palabras le divertían?.

-¿Comamos te parece?,  muero de hambre.-

De mala gana tomé el tenedor y el cuchillo, ya no estaba de animo para seguir hambreando, y el pollo pagaría las consecuencias.

Mientras probaba bocado, él apenas y seguía cortando meticulosamente su porción, a este paso nos iba a dar la llegada del sol y no habríamos terminado ni la cena.

-¿Estas molestas?, ¿te incomoda que estés aquí sola conmigo?.-

Miré fijamente su rostro tratando de entender que era lo que en verdad querían decir sus palabras. No me incomodaba que estuviéramos solos, ya no, me sentía como en casa, raro, pero así era, pero sí estaba molesta, ¿porqué? No lo sabia.

-No es solo que el pollo sabe mal.- debía de suponer que mi rostro no era el mas amigable en ese momento, así que lo mejor era echarle la culpa al mendigo pollo, en salsa azul.

-Que mal mentirosa eres.- tras su comentario agrego una risa, tan sincera, tan jovial, tan derretidoramente para mi. –Si no te gusta, no lo comas, y mejor comamos el pastel.

Fije mi mirada en el pastel, y vi que meticulosamente tenia un relleno rojo, que debía suponer eran fresas ¿no?.¿ Acaso su pregunta era con doble sentido?.

Mejor tomé otro sorbo de mi copa, él notó que ya estaba vacía y se apresuro a llenarla, hmm así que quería emborracharme y hacerme suya …¿ tal vez?.

-No sé cuales sean tus intenciones, pero de una cosa puedes estar seguro, y es que no retozare contigo.- esta noche. Pero eso no se lo pude decir, tendría que ser una insensible para decirle que jamás quería estar en sus brazos, sentir sus labios sobre mi, en cada rincón.

El alcohol estaba haciéndome tener otra conciencia.

Él me miró con una cara tan divertida, que me hizo enojar aun mas.- Esas no eran mis intenciones Liz, no sé que es lo que esta pensando esa cabecita tuya, pero yo solo quería… no estar solo hoy.-.

Bien ahora la mal pensada era yo.

Sonriendo nuevamente, pero fue una sonrisa triste, que no llego a sus ojos, creo el día del cumpleaños es el que mas sufre por el oblivion.

No quise hablar, no sabia que agregar, y mejor seguí comiendo de mi pollo.

Él se sirvió una porción de su pastel, me había ofrecido un trozo, pero lo rechace, aunque ahora me estaba arrepintiendo, se miraba que estaba disfrutando de su pedazo mas que yo de mi pollo azulado.

-¿Quieres?.- me pregunto Lauri, tras llevar mas de cinco bocados ingeridos. Desgraciado tenedor, que cada vez rozaba sus labios, me hacia pensar cosas impropias.

Lo medite un segundo, ¿que de mal podía tener comer un poco de pastel con relleno de fresas?.

-Esta bien, una porción no muy grande.-

Pero nunca me imagine lo que hizo a continuación. Creí que cortaría un poco de la gran torta, pero no, corto un pequeño pedazo de su propia porción, con su tenedor, y lo sostuvo frente a mis labios, y con una mirada entornada, cargada de diversión y porque no, un poco de lujuria también, aunque él lo negase.

No fui capaz de abrir mis labios. Como lo iba hacer, era como … como si lo besara indirectamente, ese objeto había tocado sus labios, su lengua, su …

-¿Liz?.- él ladeó su cabeza, esperando que abriera mi boca.- Me va a doler la mano, no la bajare.- ladeó la cabeza hacia el otro costado.- ¿Por favor?.-

Error, había usado el mismo timbre de voz, ronco, susurrado, implorante, cargado con un matiz tan sensual, que me sentí derretir en mi interior, y claramente caí ante su imploro y abriéndole mi boca.

Era algo sin palabras, tan exquisito. Digo el pastel, la textura, el dulzor, todo era perfecto.

-¿Delicioso no?, ¿quieres mas?-

Deliciosamente exquisito, pero lo que había hecho subir el valor al pastel, era el tenedor en si, mi mente automáticamente había proyecto las imágenes, de mis labios sobre los suyos, como si fueran el propio tenedor.

-No, no mas.- me apresure a decir, no mas a las imágenes que se venían a mi mente, no mas a estar sentada, el vestido me estaba apretando, los sarcillos del moño me estaban matando el dolor de cabeza,¿ porque tenia que haber venido con el pelo recogido?.

-Ok, como quieras, tú te lo pierdes.- y regreso a su tormentosa faena ( para mi), de comer su pastel

Era como si me leyese la mente, como si entendiera lo que el bendito tenedor me hacia pensar. Malo, malo eres Lauri.

Seguimos comiendo tranquilamente por otros minutos eternos, si se le puede llamar a eso de eso forma, no podía dejar de seguir sus movimientos (los de sus labios), claramente en forma discreta, ¿qué iba a pensar él?, que estaba trastornada por sus labios?, ciertamente no.

Si.

-Oh!! Casi lo olvido.- se movió un poco hacia atrás, aun sentado, para luego mostrar ante él una pequeña caja de unos 7cm x 5 cm color rojo.

-¿Que es eso?- me aventure a preguntar. Dejé por un momento  mi pastel y me dedique a beber otro pequeño sorbo de champán, ya no podía darme el lujo de dar grandes sorbos.

-Un regalo para ti.- lo extendió para mí con su mano derecha.

Me quede viendo fijamente la caja.-¿Porqué me das un regalo a mi?, ¿no se supone qué yo debería darte uno?- no lo entendía, ¿qué quería de mí?

-No te preocupes por eso, además ya tuve mi regalo y ese eres tú, el que estés conmigo esta noche, por favor tómalo.- aun lo tenia extendido hacia mi.

-Esta bien.- lo tomé y me disponía abrirlo cuando él me detuvo abruptamente.

-No!!- me asustó, he hizo que  la pequeña caja cayera de mis manos al regazo de mis piernas pero no se abrió.-No lo abras aún, ábrelo hasta el día que estés en el Lago Como.

¿Porqué quería que esperara?, además para que yo fuera a ese lago estaba fuera de mi tiempo, que no tenia, debía volver a folegandros lo mas rápido posible y luego viajaría a África, lo mas probable que no lo abriera hasta el próximo año.

-¿Porqué quieres que espere tanto?.- sacudí un poco la caja, pero dentro no escuche que algo sonara, era como si… estuviese vacía.

-¿Quien dice que vas a esperar tanto?, no Liz.¿ Algunas vez has estado ahí?-

-No.- nunca lo había visitado, solo por fotografías y se miraba un lugar de ensueño, de chica siempre quise ir, pero quedaba un poco retirado de donde vivíamos

-Pues me agrada decirte que próximamente estarás viajando a ese lugar, y llevaras la caja ¿si?- él bajo la vista hacia su plato, pero en sus labios tenia una sonrisa que trataba de ocultar de mi, pero aun así la podía notar. ¿Qué le divertía tanto?.

La noche trascurrió rápidamente hasta que casi no había comida, creo que ya era casi la hora de marcharme, pero al parecer no era lo mismo que pensaba él.

Se puso en pie, y acorto la distancia mínima que nos separaba, trayendo consigo el magnificente aroma que ya había sobre inhalado anteriormente en mi mano y su nota. No pude evitar suspirar quedamente para que no se diese cuenta, a este paso que iba, bien podría ser catalogado una inhaladora profesional de su olor.

Awwh!!

Me extendió su mano, esperando que yo la tomara, pero solo la quede viendo, se podría ver desde kilómetros la tersidad de ella, y podría apostar lo que fuera que si la tocara, seria como tocar la seda, otra vez me sentí incomoda en mi asiento.

-¿Porqué quieres que tome tu mano?- una mano a la cual también si quería la podría acariciar.

No no… es el champán, es eso.

-Liz, ¿tengo que rogarte que tomes mi mano?.-lo dijo en un tono tan… condenadamente ronco, que cada palabra hizo eco en mi mente y en mi cuerpo.

-No.- claro que no!!, ¿como se le ocurría decirme eso?

Entonces tomé su mano. Oh My Gosh!! Había apostado a ganar y lo había hecho. Su mano era como tocar la seda, súper suave, sedosa, tersa… lo que fuese que se le comparara a esa sensación de calidad, y instantáneamente de su tacto, sentí un escalofrió, que me recorrió de arriba a bajo.

-Perfecto.- dijo tomando mi mano entre la suya, con un leve apretón, tal vez por si pensaba que me quería soltar. Y era lo que quería hacer, me hacia sentir raro tocarlo, aunque solo fuese su mano, tenia calor, hormigueo y …

Me hizo ponerme de pie, a lo que le agradecí porque el vestido me estaba matando de tanto sentada que había pasado ya. Por un momento creí que me escoltaría a la puerta, lo mas lógico no?, pero era completamente opuesto lo que hizo.

Nos acercamos a la ventana y como las cortinas estaban corridas a un extremo, teníamos vista de todo Milán iluminada por las luces de la madrugada. Fue tal la sorpresa de mi vista que no me di cuenta cuando la música empezó a sonar.

Y lo segundo que me tomo por sorpresa, fue el lugar que su mano toco en mi.

En mi cintura, o mejor dicho tras de ella, en mi espalda baja, muy cerca de mi coxis, haciéndome obviamente dar un brinco por la intromisión de su mano.

-No te asustes Liz, solo quiero que bailemos, ¿te parece?.-

No pude decir palabra alguna, aun no, asi que él otorgo mi silencio como un si. Me insto a elevar la  mano que tenia agarrada de mi, y pues no me quedo de otra que pasar mi mano por detrás de su espalda media, tampoco iba a imitar su gesto, aunque y ¿qué pasaba si hacia lo mismo yo?, y posaba mi mano en su coxis.

No … no… mala idea. Luego a unos milímetros iniciaría la curvatura de sus atributos traseristicos, y por lo que me había percatado, no era una leve curvatura, era una “gran”.

Hice un movimiento de negación de mi cabeza, tratando de sacudir esos perversos pensamientos, y Lauri me quedo viendo de forma divertida, por un momento pensé que si podía leer la mente, y para huir de su mirada, inconscientemente me acerque mas a él, acortando la mínima distancia que había entre nosotros. Y tarde me di cuenta de ese acto, solo cuando pude escuchar el bamboneo de su corazón, que parecía que le iba a salir disparado de su caja torácica.

Quise alejarme para darle su espacio, pero él me lo impido, apretando a él mas, no dándome tregua a escapar. Y no me quedo mas que dejarme relajar en la plenitud de su pecho, que olía espectacularmente a él embriagándome hasta mas no poder.

N/A: si quieres escuchar la rolita que Lauri le cantara pincha Aqui


Lauri comenzó a moverse lentamente, al son de la música que era una balada que jamás había escuchado, pero que él la conocía  a la perfección, porque comenzó a cantarla susurrada y lentamente, en mi oído.

I have died everyday waiting for

Darlin' don't be afraid


Acto seguido de sus palabras, mis adoloridas piernas estuvieron a punto de traicionarme y hacerme caer. ¿Que le pasaba a ese chico?, como se le ocurría cantarme de esa manera y ese tipo de lirica. No me caí, por su agarre fuerte sobre mi, y mi mano, porque de otra manera ya estuviera en el suelo.


I have loved you for a Thousand years

I'll love you for a Thousand more


More el sonido de la r… hizo estragos en mi cuerpo, ¿alguien podría pronunciar la r de manera tan sensual?.

Su voz susurrando en mi oído, su mano en mi espalda baja, su olor embriagador en todo mi sistema, y el significado en sí de la letra, esto era mi limite, en mi rostro tenia dibujada una gran sonrisa de satisfacción, que agradecí que él no fuera participe de ella, con solo estos cuantos elementos y ya me tenia en su mano?, no quería ni pensar lo que le haría a mi pobre cuerpo el roce de sus labios contra los míos.

No!.. no!… aleja esos malos pensamientos, y tras un breve silencio de su …voz, continuo con la canción.

And all along I believed

I would find you

Time has brought your heart to me

I will be brave 

I will not let anything

Take away

Bueno era cierto, me había encontrado, pero…¿el tiempo le había traído mi corazón?, o se había equivocado de canción o…uno de los dos estaba equivocado. Mientras  cambiábamos de pie para bailar, y él aun continuando con su pequeña y susurrada canción, hizo rozar, (tal vez) inconscientemente sus… sus …labios sobre la curvatura de mi oreja.

Apunto!!... muy cerca… estuve de dejar escapar de mis labios algo impropio. Ni idea de lo que hubiese sido, pero casi se me escapa. Ya no podía seguir de esta manera, tenia que irme de su lado, de su abrazo, tenia que escapar de su sensual voz, de su lirica, de su significado.

Y lo hice…o lo intente al menos.

Me aleje unos milímetros de su pecho, eleve mi rostro para contemplar el suyo y decirle que era tiempo de irme, pero no me espere encontrarme con la ternura en su mirada, se miraba que en verdad estaba disfrutando de la velada, y me sentí mal ser yo quien la terminara cuando era el día de su cumpleaños, al menos podía dedicarle este baile. ¿No?

Le vi entreabrir sus … pecaminosos labios, y por un momento pensé que me iba a besar, pero no, él solo lo hizo para hablar.

Mil gracias!!!

-Gracias Liz, por pasar este día tan especial junto a mí.-

Tuve que cerrar mis ojos, no podía seguir viéndolo de cerca mover sus labios, la forma de hablar, el sonido de su voz, y  … sentir el tacto de sus labios sobre los míos.


OH MY GOD!!!


Tarde me di cuenta que me … me… estaba…ba… besando, que fue tal la impresión de su tacto gentil, aterciopelado, que cuando sentí la intromisión de su lengua en mi boca, no lo resistí y me desplome en sus brazos perdiendo la noción del tiempo y de la razón.






Entre abrí mis ojos, y me dolían mucho, el sol quemaba mi visión, ahora comprendía a los vampiros, pobres de ellos. Me desperecé en la suavidad de la cama, extendiendo mis brazos a lo máximo y bostezando ampliamente, me sentía… hmmm satisfecha, que inclusive se me escapo un ronroneo.

Unos segundos le tardo a mi cerebro recrear mi ultima palabra “satisfecha”… y lo recordé.

Abruptamente me senté, y di un rápido barrido visual, comprobé que estaba en mi habitación, bueno… eso era bueno, y me fije en mi ropa, aun traía mi ceñido vestido, pero mi pelo caia suelto por sobre mí, acompañado de su olor.

Creo hoy no me lo lavaría, digo por la salud del cabello.

No tenia mis condenados zapatos y suspire aliviada de verlos fuera de mi cuerpo, pero … ¿cómo había llegado hasta aquí?.

Solo Lauri pudo haberme traído hasta aquí.

-Lauri.-dije suspirando su nombre felizmente.

Inevitablemente mi razón me llevo al ultimo recuerdo que tenia de él, o mejor dicho de la parte de su cuerpo. Sus labios. Que habían atentando contra los míos, provocando una anarquía entre mis hormonas, mi razón y mi delirio. Obviamente una había ganado.

Volví hacer un recorrido visual por mi habitación, esperando …¿Qué? ¿Verlo ahí sentado frente a mi?...

Pero al menos comprobé que estaba sola, con dos cajas al borde de mi cama y una nota sobre la caja morada.

Me apresure (casi corrí a gatas) a tomas la nota y las cajas, solo reconocía una, la roja.

Tomé la nota y leí:

Buenos días!!, Espero te encuentres mejor, y nuevamente te doy las gracias por la maravillosa noche que pasamos anoche…

 Un… un.. momento… inspire fuertemente, tratando de recordar algo mas, que por lo visto había pasado algo por alto… una maravillosa noche. OMG!! ¿Lo habíamos hecho y ni cuenta me di?,¿ ni siquiera lo recordaba?, por impulso levante como pude la falda de mi vestido y comprobé amargamente que aun tenia mis pantis, … entonces si no fue eso…

Por compartir conmigo y no dejarme solo el día de mi cumpleaños, siempre te lo agradeceré, aunque pienses que soy un extraño, no lo soy Liz, confía en mí cuando digo que ya nos conocíamos.


Como te abras dado cuenta tienes una nueva caja, la morada, esa si la puedes abrir hoy, la otra no, recuérdalo solo cuando estés en el Lago Como.


Pensé que la carta terminaba ahí, pero en letras mas pequeñas agregó:

P.D: creo eres muy sensible a mi tacto, tendremos que mejorar eso si queremos …


¿Si queremos?... ¿¡¡si queremos qué!!?... como se atrevía a dejar inconclusa su post data. Ah?...

Apresuradamente me incline sobre la caja morada, la sacudí e igual parecía como si estuviese vacía. ¿Que podía pesar tan poco?.La abrí impacientemente y la mandíbula se me desencajo de la sorpresa, o era del enojo?.

La caja morada estaba… vacía.


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canción de Christina Perri_a thounsand years.. 



Cuando le dijo a Liz que era su cumpleaños

En la cena

La boquita que osó a besar Liz ...

viernes, 27 de julio de 2012

Oblivion -C23-


Feliz cumpleaños Shizuma!!!
Bienvenidas: Joseline, Valerie....:) gracias por leer  y comentar.


Este es el primer capítulo de la segunda temporada, el cual viene con cambios y el primero es el cambio de narración XD....





CAPITULO I


Italia, Milán


Abril


Liz se movió un poco intranquila en su incomoda silla, abrió sus ojos y observo que todo el mundo dentro del avión estaba saliendo. Miro al asiento de a lado y vio que su acompañante no estaba. No pudo evitar sonreír, aunque apenas se acordaba de él, había visto suficiente de su rostro como para nunca olvidarlo.

Se llevó una de sus manos para ocultar el bostezo de su siesta, y se sorprendió; olía a perfume masculino. Se quedo con la mano frente a su nariz un poco mas de tiempo, inhalando un poco mas del aroma, era condenadamente embriagador, pero no recordaba haberle dado la mano a alguien.

Se puso en pie, aun en el estrecho espacio de los asientos y buscó con la mirada a su acompañante de los ojos verdes, por un momento pasó por su mente que él le había dado la mano, pero rápidamente lo desecho. Se volvió a sentar y se dedico a ver atreves de la ventanilla, el día era perfecto, el sol brillaba y extrañamente se sentía feliz.

Comprobó la hora en su reloj y vio que  faltaban cinco para las tres de la tarde, tendría tiempo de descansar antes de volver a la universidad mañana, pero eso no fue lo único que vio, debajo de su reloj, entre su muñeca y la hebilla se encontraba un pequeño papel doblado prolijamente, lo distendió y en el leyó.

Bienvenida a tu hogar, espero que nos volvamos a encontrar mas pronto de lo que puedo esperar, te necesito cerca de mi Liz.


De un amigo que te a …precia mucho.




No pudo evitar sonreír emocionada, nunca antes había tenido un admirador secreto, y las palabras que había escrito daban a entender un significado oculto.

-Porque los puntos suspensivos entre la “a” y el “aprecio”?.-se quedó pensativa volviendo a releer la nota.  Se llevo la nota a la boca, rosándola levánteme por sus labios, e inconscientemente inhalando su aroma. Era el mismo de su mano, al instante de darse cuenta que tal vez el chico de los ojos verdes le había dejado la nota, puso los ojos como platos, y en su interior sintió un cosquilleo ante la anticipación de su encuentro.

-Si es que no estoy siendo paranoica, bien y no fue ni él quien me tocó la mano.- se volvió a llevar la mano olorosa a su nariz e inhalo el aroma, al tiempo que suspiraba esperanzada se acomodaba mejor en su asiento, importándole poco que todos ya estaban desalojando el aeroplano.



Paula no veía por ningún lado a su nueva conocida, y con Julius a su lado impaciente por bajar del avión, tuvo que resignarse a darla por perdida y marchar hacia la salida.

Ya en la puerta de salida del aeropuerto, con un sol que le hacia quemar su cuerpo, y las ansias por quitarse la ropa negra que llevaba consigo, avanzo en busca de un taxi.

-Mami y Tío Eero donde esta?, no quiero caminar.- le reprocho el niño cansado.- tengo sueño.
Ella quedo viendo a su hijo, el vivo retrato de su padre, el pelo rubio mas brillante por el sol, y sus grandes ojos azules.

-No amor, él creo aun esta en Finlandia, no se a que hora salía su vuelo, y tal vez solo podremos ver a Tío Pauli, te parece?- ella tomo su pequeña mano entre las suyas y le dio un cálido apretón. Julian le sonrió mostrándole todos sus pequeños dientes.

Habían pasado mas de veinte minutos y seguían sin conseguir un taxi, y con los ánimos por el suelo, sumado el cansancio, con el sol y no hallar transporte, ambos tanto la madre como su hijo estaban al borde de la histeria,  hasta que se encontraron nuevamente con la anfitriona del país.

-Liz!!- gritó Paula, levantado la mano para que ella localizara a la persona que la llamaba.- Por aquí!!.-
La italiana volvió su cabeza y los descubrió.

Paula se sorprendió del semblante que tenia, no parecía nada cansada como ella lo estaba, mas bien se miraba radiante, y con una sonrisa tan apabullante en su rostro, que la hacia ver mas encantadora de lo que era… en su interior sintió celos, pero eran irracionales, dado que para nada se miraba una bomba sexy en la calle, sí se miraba tierna y como no dudarlo hermosa, y los celos no se los explicaba, en su mente sabia que a Aki no le gustaban las morenas, pero aun seguía sintiendo esa sensación, que por todos los medios trato de retirar.

-Que bueno que te encontré!, no sabes hemos estado parados aquí por mas de quince minutos creo.- musitó la chica rubia.


Liz se sorprendió de encontrarla nuevamente, había dado por sentado que ya no la volvería a ver, y además estaba el tema de la salida, que esperaba ella se hubiese olvidado. No tenia ánimos para andar de tienda en tienda, no se sentía cansada pero… tenia una cita a la cual arreglarse, según lo indicaba la nota.

-Suerte que te veo entonces.- ella le devolvió la sonrisa amigable que la rubia mostraba desde que la había visto.- No te preocupes ya llamé a un servicio de taxis y en nada nos vamos.-



Más allá de la salida del aeropuerto, en un carro totalmente negro, alguien las observaba detenidamente, aguardando por su partida para seguirlas.


Lauri al igual que su compatriota se estaba ahogando de calor dentro del auto polarizado, llevaba mas de media hora encerrado, esperando por Liz. Si bien sabía donde vivía, no tenia ni idea de cómo llegar, y lo mejor era seguirla con su auto alquilado, pero nunca se imagino que se iría junto a Paula.

Por la nota que le había dejado, tenía planeado visitarla mas tarde; sin un plan en mente,  ya cuando estuviese cambiado y bañado. Nunca se le paso por la mente dejar sus abrigos del crudo invierno finés en casa.  Hizo nota mental de eso. El calentamiento global aun no llegaba a su país.

Vio que las dos chicas y el pequeño niño subían a un taxi, rápidamente encendió el automóvil y lo puso en marcha con rumbo que llevase el otro carro.


Liz acepto cordialmente la invitación que su nueva amiga le hizo para que la acompañase o mejor dicho le diera el aventón a su lugar de alojamiento, por la zona que le dio al taxista, parecía ser una persona muy adinerada.

Se recostó en el sillón viendo fijamente a través de su ventanilla, al menos daba gracias que sus acompañantes estuviesen callados, ya que moría por un rato de silencio, la cabeza parecía que le iba a explotar, y el dormir en todo el viaje sin moverse le dejo entumecidas las piernas.


-Liz, me alegro haberte conocido, has sido como un ángel para mi.- ella giro su cabeza y solo le sonrió en respuesta, por un momento sintió que esas hubiesen sido sus palabras, pero en un tiempo muy diferente, como un dejà vú.- No tienes ni idea de lo que se siente estar en un país del cual no conoces nada, gracias.-

-De nada.-

Paula noto el cambio de ánimo de su compañera de viaje, podía ver su semblante apagado atreves de la ventanilla, en el cual se reflejaba su rostro, que parecía mas bien taciturno. Quiso tratar de averiguar que le pasaba, pero con Julian dormido en sus brazos, mejor no quiso hablar de mas y despertarlo, él también estaba  muy cansado.

Bien tal vez es lo mismo que le pasaba a ella.

Veinte  minutos después estaban frente a la mansión del Señor Briattore, que por lo que Pauli le había adelantado él ya estaría ahí junto a Perttu. La mansión exudaba millones por doquier, habían tenido que recorrer mas de una manzana de distancia para llegar a la puerta principal, según parecía fueron invitados por la esposa del magnate del automovilismo.


Liz, al igual que su nueva amiga se sorprendió de la zona, nunca había estado por ahí, y ahora entendía el porque, solo gente famosa o adinerada vivía por esos rumbos.

Ayudo a Paula a bajar  a su hijo, mientras ella acomodaba las maletas en el pavimento. La vio llamar por teléfono y al instante las inmensas puertas se abrieron para ellos.

-Bueno, que tengas una estancia agradable.- se intento despedir Liz, mientras ponía en el suelo a Julian.- Te daré  mi numero por si necesitas algo.- abrió su cartera y en un papel anoto su numero de celular.

-Eso mismo te iba a pedir yo, intentare hablar con los chicos para ver si puedes venir al recital del martes, ya que te gusta la banda, que mejor manera de recompensarte que invitándote a un show privado, ¿si?- ella tomo el pedazo de papel y lo guardo en su bolsillo del pantalón.

-Me encantaría.- se despidió de ambos y volvió al taxi.

-Por favor a Piazza Luigi di Savoia.- le dijo al conductor.



Lauri ahora ya conocía el lugar donde tocaría la banda, ahora solo tenia que ingeniárselas para contactar con los chicos y …tratar de tomar su lugar como vocalista, pero ahora lo primero, continuar siguiendo al taxi. Y no es que estuviera en plan de acosador, él no era de ese tipo, pero si hubiese sido otro día, lo  hubiese pospuesto y esperado a que las cosas se dieran naturalmente entre los dos, pero no, hoy se sentía el peso del olvido mas que ayer, y sabia que mas que cualquier otro día seria así.

Iban a baja velocidad y lo agradeció, estar siguiendo a un coche no era tarea fácil, además tenia que ir planeando su próximo paso, una sonrisa apareció en sus labios ante la expectativa de esta noche, solo esperaba que ella aceptara su cordial invitación.



Liz por fin vio la calle del lugar donde vivía, era un edifico alto con unos quince pisos de altura, ella vivía en el quinto, un apartamento lo suficientemente grande, y por suerte propio; un regalo de graduación. Siempre había vivido sola, pero en la mente sabia que su familia la llamaba para saber de ella, y ahora sí que estaba viviendo completamente sola, olvidada por  todos.

El taxi de detuvo, y se bajó, al intentar sacar las maletas con ayuda del conductor, vio que a lo lejos estaba el mismo auto negro polarizado que había visto en la salida del aeropuerto, pero por extraño que fuera no le dio miedo darse cuenta de eso, por el contrario tuvo el impulso de ir  hasta el.

Pero rápidamente desecho ese pensamiento, lo mejor era dejar de seguir pensando en cosas vanas y sin sentido, y entrar al edificio, dormir, ducharse y comer.



Lauri se sintió complacido verla ya ante la puerta de su hogar, se recostó sobre  el timón y coloco su mentón en el, dejándose llevar por lo que tenia ante su vista, bien y en un futuro esta fuera su casa de verano, pero rápidamente hizo un movimiento de negación con su cabeza, porque si vivirían el verano aquí seria cerca del Lago Como.

Por un momento pensó que se había dado cuenta de su acosamiento involuntario, cuando la vio fijar su mirada fijamente al coche, agradeció que fuera totalmente polarizado inclusive del parabrisas, no quería ni pensar lo que ella diría si lo hubiese descubierto en acción.

Ya cuando ella y sus maletas desaparecieron dentro del edificio, puso en marcha el auto, en busca de un lugar cercano para hospedarse, porque por venir pensando en sus planes con la cita, no había hecho nota mental del recorrido de la populosa zona hasta aquí.

Y no tuvo que buscar mucho, a pocas cuadras había un hotel para hospedarse.

Se registró y se fue directo a su habitación, tenía poco tiempo antes de que la noche acabara, y muchos planes que hacer.

Una vez dentro de su habitación, coloco la maletas a  un lado de la cama, y se tiro en ella, no quería dormir, solo descansar el cuerpo entero le dolía, y no  había dormido nada en el viaje, por venir velando el sueño de Liz. Sonrió ante ese recuerdo, y se arrepintió de no haberla despertado, pero no era justo hacerle eso, aun no entendía que había sucedido para que saliera de la cárcel tan repentinamente, pero estar dentro de ahí le había hecho ver que era como estar en el  mismísimo infierno.

Solo cerró los ojos por un momento pero fue más que suficiente para que se quedara completamente dormido.



Liz al entrar en su casa recordó cuan bien se sentía estar de nuevo  ahí, sabia que tenia que estar en folegandros, pero poco le importo ya la clase, que mas daba si faltaba unos días mas, tenia como cinco meses de no estar en su hogar, y suspiro aliviada, era su hogar, desde hace mas de dos años, y con lo único que contaba, porque no tenia a nadie, ni amigos, ni familia que velaran por ella, ahora tenia que comenzar de nuevo.

Se quito la ropa de invierno que traía y la dejo tirada en su cama, ahora lo que mas le pedía su cuerpo era un baño. Llego hasta el y comprobó la temperatura del agua, estaba helada, perfecto pensó.

Lleno la tina y cuando estuvo lista se introdujo en ella lentamente.


No sabia cuanto tiempo llevaba dentro del agua, pero por el aspecto azulado de sus manos sabia que era mucho el que había transcurrido, pero aun así no quiso salirse aun, su mente seguía tratando de taladrar en sus recuerdos, si bien sí recordaba haber ido a Finlandia, el por qué?, aun no  entendía como se le había hecho tan corta la semana en su cabeza, era como si solo hubiese estado un día y ya, no podía recordar mas.

Salió de la tina y en ese momento su celular sonó a lo lejos.

No tenia ganas de contestar, bien y era Paula para decirle que quería un tour por la cuidad, y era lo ultimo que quería hacer, solo quería dejarse llevar por el cansancio y quedarse dormida hasta mañana, ya ni el hambre era un factor para tenerla en pie y con ánimos de hacer algo.

El celular dejo de sonar y se pudo relajar. Fue en busca de su ropa interior al armario y volvió a escuchar el repique insolente de su teléfono.

¿Quien podría ser? fue lo primero que pensó ahora, porque ya nadie se acordaba de ella, ya nadie tenia la intención de preguntar como había estado su viaje, si estaba bien, si necesitaba algo; compañía. Se dio la vuelta y contempló su teléfono que aun seguía sonando, quien quiera que fuese tenia la intensión de no desistir, y eso le animo, tal vez había alguien que si se acordaba de ella, a lo mejor era de la aerolínea.

Por fin hizo silencio el bendito aparato electrónico, se puso un pijama de pantalones anchos y una blusa de tirantes morada. Y fue a su encuentro. Se recostó en la cama y elevo el celular por sobre su rostro, abrió la carpeta de llamadas perdidas y leyó

[i]Lauri (2)[/i]

-Quien es él?- fue lo primero que dijo, no tenia una foto para identificar su numero, y hasta donde sabia todos se habían olvidado de ella. Tuvo curiosidad, y quiso devolverle la llamada pero para decirle ¿que cosa?, lo mejor era apagar el teléfono y dormir, era lo único que quería hacer.

Su dedo en la tecla apagar estaba cuando cayó nuevamente una llamada de Lauri, del susto se le cayó el teléfono en el rostro golpeándola levemente, se lo retiro y contemplo el aparato vibrante y sonante en su mano.

Solo tenia que tocar la tecla contraria para descubrir quien era ese Lauri, pero su dedo dudaba, no sabia que decirle, ni sabia lo que él tenia para decirle, además se notaba que no era un italiano(por el nombre), a lo mejor era un finlandés, y ahora con ese razonamiento no dudó y apretó la tecla para contestar, se le hizo un nudo en la garganta de los nervios que tenia.


-Aló?- dijo, pero nadie le contesto, solo un bip.bip. que daba a entender que ya habían colgado del otro lado, suspiro relajada, inclusive pensó que no le iba a salir palabra alguna si le contestaban.

A lo mejor no era momento de hablar con él ahora.
Retiro el celular y lo puso a un costado de su cama, ahora con la esperanza que ese tal Lauri la volviese a llamar, nada perdía hasta que se quedase dormida.

Y no tuvo que esperar mucho mas, el celular volvió a sonar, y junto con el su corazón se aceleró.

Lo tomó, y apretó la tecla verde.

-Aló?- pregunto ella, con una voz nerviosa que la había traicionado.

-Hola, ¿estabas dormida?.-escucho del otro lado de la línea. Era la voz de un hombre, que no tenia acento extranjero ni lo local, pero su timbre de voz era delicioso; ronco, y suave al mismo tiempo, tal parecía que las palabras salían con un matiz sensual, sin que él se diera cuenta de eso, y le daban ganas de seguir escuchando su voz, sin la interrupción de la suya propia.

-Aló?.- dijo la misma voz sensual.

Se recostó en la cama, aun con el celular en la oreja, sabia que tenia que decirle algo, o le colgaría, pero no podía, estaba totalmente trastornada por la delicia de su voz, como seria en persona el dueño de esa candente voz?, un hormigueo le recorrió todo el cuerpo, haciéndola salir de su burbuja.


-No, no estaba dormida.- se giro y se recostó de lado, cerrando sus ojos y anhelando que volviese hablar el tal Lauri.

-Me alegro. ¿Leíste mi nota?.- ahora su voz sonó mas juguetona.

Y lo recordó.

Era el chico de los ojos verdes, el que se había sentado junto a ella en todo el trayecto hasta aquí, al instante se sentó y se puso alerta.

Claro que tenia que ser él, era el único que hasta la fecha la conocía, pero tal parecía que él la conocía mas a ella, porque hasta su numero tenia.

-Como obtuviste mi numero?.-

-Tu me lo diste, no lo … recuerdas?.-

No lo recordaba por eso se lo preguntaba, pero él sabia eso, y estaba jugando al desentendido.

-¿Por qué dices que me aprecias?.- aun podía leer la nota en su mente, cada palabra se había tatuado ahí, para no borrarse nunca, era como si su subconsciente se aferrara a todo lo concerniente a ese individuo y eso la asustaba.

-Porque lo hago, y por eso, tal como decía la nota, quiero que estés a mi lado, aceptarías una invitación a comer conmigo?.-

A punto estuvo de gritar un sí jubiloso, pero su razonamiento la detuvo. No lo conocía de ningún lado; salvo del avión, no sabía nada de él, y sin embargo él decía que la apreciaba como si se conocieran de tiempo atrás.

Y como si él le leyera la mente agregó.

-Por favor?, no quiero estar solo… hoy, ven, prometo que es en un lugar publico para que te sientas mas a gusto, ¿si?- su voz en suplica sonaba aun mucho mejor de lo que creía, había bajado unos cuantos decibeles y casi en susurro había dicho el por favor, como un ronroneo candente.

Solo una sorda hubiera dicho que no.

-Esta bien, dime donde es y yo llego.-

-Gracias, es en el Hotel Auriga, dejare dicho que te conduzcan a mi, cuando des tu nombre en la recepción.

Por un momento dudo, ese hotel estaba muy cerca de donde vivia, pero en fin, no era que vivia en un lugar muy lejano, por el contrario era en el centro de Milán

Colgó y suspiro  fuertemente. Se recostó nuevamente en la cama viendo fijamente el techo con una sonrisa que le dolían las mejillas por la emoción, ante lo que le esperaba en esa cena.

Pero recordó que no podía seguir divagando con el dueño de los ojos verdes, tenia que buscar que ponerse, al menos contaba con el baño previo.


Lauri no pudo evitar sonreír ante la respuesta afirmativa de Liz, por un momento pensó que le diría que no, pero al final había aceptado, claro tuvo que omitirle ciertos detalles, en sí, si era en el hotel, pero no en el restaurante como ella entendió por lo de la cena, la cena seria en su habitación.

Ya tenia todo listo, la mesa, la comida, las velas, el champán y el pastel, claro que no podía faltar una torta en el día de su cumpleaños, y que mejor regalo que tener ante él a Liz, pero él le había comprado algo a ella.

La noche había caído tras abrir los ojos de su siesta, que por suerte no duro mucho, pero era perfecto, le había dado tiempo para bañarse y arreglarse. Abrió las cortinas, apago las luces, y se sentó en el sofá que estaba a la par de la gran ventana de vidrio. Había dado la orden de cuando ella se presentara, le avisaran para encender las dos velas y solo iluminarse por ellas.

La anticipación de la noche lo estaba carcomiendo de la emoción, sentía su corazón acelerado, tenia que ser cauteloso y no asustarla o saldría huyendo, tal como presintió que lo iba hacer de ante su llamado.



Liz estaba lista, se comprobó nuevamente en el espejo y sonrió ante su reflejo. El vestido negro se pegaba a sus curvas como una segunda piel, se miraba glamurosa sin llegar a lo vulgar, llegándole el vestido por encima de las rodillas. Sus perlas le daban un toque de color a su imagen, el pelo se lo recogió en una moño elaborado prolijamente, dejando  unos cuantos mechones que le adornaban el rostro.

En sus labios aplico un rojo carmesí, y apenas coloco un leve delineador negro en sus parpados superiores, y poco de sombra color beige.

Se perfumeo en abundancia, se coloco sus tacones de aguja que en raras ocasiones usaba, color rojo, tomo su bolsa de mano a juego con los zapatos, y salió de su apartamento.

Al llegar al primer piso, se dirigió al garaje del edificio y fue a desempolvar su wolzwagen negro, lo puso en marche, comprobó la gasolina y le faltaba mucho, pero el hotel no quedaba muy lejos.

Minutos después llegó al hotel, al bajar de su coche, atrapo las miradas de los pocos huéspedes masculinos que aguardaban por su auto, y se sintió enrojecer, tal vez se había arreglado demasiado para una cena, y apunto de devolverse a la calidez de su auto cuando el botones la llamó.

-Señorita, venga por aquí por favor.-

Ella avanzo, con paso lento pero seguro, y se encontró con el botones.

-Si?.- preguntó ella.

-Es la señorita Liz la invitada del Señor Ylönen no es así?.-

Se imagino que tenia que ser el apellido de Lauri, así que solo asintió, sin antes sacarse la duda.-Como me reconoció?.-

El botones le sonrió encandilado por su belleza y le dijo.- Fácil, él nos dijo que una hermosa joven de pelo negro y ojos como el cielo del verano, despampanante vendría a estas horas, y no es difícil de confundir la descripción que él nos dio.

Ella se sintió enrojecer aun mas, en cuan alto estima la tenia ese desconocido hermoso.

Avanzaron atreves del lobby del hotel, y nuevamente captando las miradas de los hombres sin excepción de edad, si sintió sobreexpuesta, le hubiese encantado entrar por la parte de atrás del hotel, pero ya era muy tarde para eso.

Llegaron al ascensor y se puso alerta nuevamente, se suponía que comerían en el restaurante, y dudaba mucho que se ocupara el elevador para ir a tal lugar.

-A dónde vamos?.- dijo ella, ya dentro del elevador.

-No se preocupe, llevamos el servicio de mesa a un lugar mas privado.-

Exacto, esto era lo que no quería, no quería estar a solas con Lauri, si su voz le había hecho delirar de emoción, no quería pensar lo que sucedería en el aislamiento de un lugar, sin nadie a su alrededor.

El botones apretó el decimo piso, al menos tendría tiempo para relajarse, antes de su encuentro. No pudo poner objeción, en el fondo, también quería verlo, mejor dicho anhelaba verlo.

Las puertas se abrieron y solo ella salió del ascensor.

El silencio sepulcral del pasillo hizo que escuchara sonoramente su corazón y el transitar de sus pies sobre el mármol.

No le habían dicho cual era la habitación, pero la reconoció porque en la entrada había una copa. Se agacho y la recogió, al menos con algo de líquido en su interior seria mas fácil afrontar la cercanía del susodicho.

Tarde se dio cuenta que era champán, pero poco le importo, tomó el domo de la puerta entre abierta y pasó adelante.

Se sorprendió de la obscuridad sepulcral que había dentro, apenas iluminándose el lugar con dos velas, sobre una mesa servida, pero el anfitrión no estaba por ningún lado.

Se sintió nerviosa por no poder ver nada, sabia que él la estaba viendo donde fuese que estuviese, sentía su mirada sobre ella, y se imaginaba cual seria su reacción, ya había tenido un poco de eso en el lobby, y por milésima vez se volvió a sonrojar.

Se quedo estática sin saber que hacer, en su interior era un manojo de nervios.


-Te ves espectacular.- le escucho decir, y capto donde estaba, volvió su mirada ante el ventanal, y por fin vislumbro su silueta.

Con solo esas palabras y el corazón amenazo con salirse a través de sus costillas, y solo era su voz, como seria con su tacto?.

-Por favor, toma asiento Liz, gracias por aceptar.-

Ella le obedeció, se sentía hipnotizada por la sensualidad que salía de su voz, un grado mas bajo de lo que le había escuchado por el celular, la hacia derretirse.

Avanzó lentamente sin perderlo de vista, aunque no lo podía ver bien, solo su silueta negra.

Lo sintió pasar por detrás de ella y lo vio colocarse frente a ella y sentarse, ahora iluminado por la luz de las velas su rostro hermoso, quedaba perfecto con el matiz de su voz, y la lujuria de sus ojos verdes al rojo vivo.

¿Así me mirare yo también?- pensó ella.


-Te estaba esperando.- dijo Lauri, con un tono de voz lleno de promesas....que cumpliría.
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