"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

martes, 18 de diciembre de 2012

Heaven -part 4-

Hola!!!!...y el final llegó!!!...mil gracias Nai!!! por seguir la historia y dejar tus comentarios!!!...te lo agradezco mucho!!!!...espero disfrutes este el final!!!!...

Felices vacaciones!!!



IV Parte


Respiré aliviada tras darme cuenta que había fallado en mi intento de suicidio, además Lauri estaba al otro lado de la puerta, llamándome. Mis manos temblaban pero aun así fui capaz de jalar el gatillo, ¡en verdad lo había intentado!, mi corazón latía a mil por hora, sudaba frio y mi cuerpo entero comenzó a temblar, falto un poco de suerte para acabar con todo esto, pero tonta fui por olvidar que solo dos balas había comprado, que estaba en el baño de Lauri, que  lo haría sufrir, no, tenia que hacer las cosas bien, no podían ser precipitadas, sino premeditadas.

Rápidamente me puse en pie, Lauri se estaba impacientando porque no salía ya llevaba varios minutos esperando que saliera, pero no podía salir así como así, tenia que calmarme y pensar que hacer con la pistola. La quede viendo fijamente no era tan grande pero ni tan pequeña para esconderla por ahí, tenia que esconderla para su  próximo uso.

Con frenetismo busqué por las gavetas si había espacio, por el armario de toallas, por la alacena de jabones y detergentes pero eran lugares comunes fácilmente lo descubriría, tenia que ser…

-¿Estas bien?, si no sales en un minuto voy a entrar, lo digo en serio Saril.- su voz sonaba angustiosa como si pudiese adivinar lo que intentaba hacer, tenia que actuar rápido.

Me tomó un poco de tiempo descubrir el escondite: sobre el cortinero de madera. Tenia bastante polvo por lo que era un lugar poco común para que lo revisara, la coloque con cuidado y me apresure a lavar mi rostro, me quite la ropa y me envolví en una de sus toallas, ¡pero no olía a jabón!, así que sin mas remedio me rocié con su loción.

Olía bien, muy bien….olía a él.

Y con la mejor de mis sonrisas abrí la puerta del baño, esperando así poder calmar su angustia injustificada por mí.


Lauri p/v

Me tomó totalmente desprevenido verla así: envuelta en mi toalla azul, con una coleta pequeña y su rostro sonrosado.

Pasó por mi lado, sin darme tiempo de decirle algo, pero que le podía decir?, que estaba preocupado por ver que había desaparecido de mi lado? Que llevaba mucho tiempo en el baño y que pensé miles de cosas que estaría haciendo pero que nunca se me cruzo por la mente que se estuviera bañando?.
Respire hondo y la seguí.

Se había detenido frente al sofá pero sin sentarse, dándome la oportunidad de escanearla, mientras llegaba a ella. No era la misma que había conocido, eso ya lo sabia, algo había cambiado en ella haciéndola lucir un semblante diferente, y no solo era un cambio por dentro si no por fuera también, su cara en forma de corazón enmarcada por el cabello negro la hacia lucir radiante aun cuando estaba delgada y demacrada.
Sus ojos azul claro eran como un espejo de su alma que aunque aparentara estar feliz como ahora, sus ojos gritaban tristeza, tal como lo había hecho en el club. Quería saber la causa de su tristeza, eso que la atormentaba, que la había hecho cambiar de la dulce joven que conocí a esta nueva que tenía frente a mí.

-Sígueme, te prestare algo de ropa para que te cambies.- le ofrecí pero ella rechazo el gesto moviendo efusivamente su cabeza, a lo cual no hice caso y me fui a mi cuarto tomando su mano para que me siguiera.

Llegamos a mi habitación en el segundo piso, la única, y la hice pasar adelante. Tomé un pantalón de tela que usaba para dormir y una camisa blanca del armario, se las di y di media vuelta para darle algo de privacidad a lo que ella sonrió sorprendida de mi acto, y entonces recordé que de no haber sido por su desmayo a estas horas ya nos conociéramos completamente físicamente.

Me tocó el hombro para indicarme que ya estaba lista, me giré  y la vi en mis ropas.-Luces bien, y es mas,
hueles muy bien, ¿me pregunto porque será?- se sentía correcto oler mi fragancia en ella, como sin querer estuviera marcada por mi olor.

Hizo la mímica de escribir y me movilicé para tomar lápiz y papel, había tanto que quería preguntarle, tanto que saber, ahora mismo era como los extraños que fuimos en el tren, sentía que lo poco que sabia de ella se había esfumado por el paso del tiempo, pero era lo mejor porque esta ya no se parecía a mi Liz, mi elle.

Se acomodó en la cama siendo el único lugar para sentarse, yo hice lo mismo pero pidiéndole que lo hiciera cerca de mi, quería tenerla a mi lado. Ella accedió y se recostó en mi pecho mientras yo me acomodaba en el respaldar de la cama.

Escribió en la libreta y rápidamente lo leí.

Cantas muy bonito, me gustó, además sabes transmitir el sentimiento de tus liricas”.

-Recuerdo que nunca supiste  de mi banda, y ayer lo hiciste, me sorprendió verte ahí frente a mi y llorando ¿por qué lo hacías?- acaricie su cabello con mis dedos, se sentía tan sedoso que parecía algodón.
La letra era linda, me llegó. Y cuéntame como es que ahora puedes ver?.”
-Letra que te hizo recordar algo, sabes recuerdo exactamente en la parte que lloraste, de que sufres?, de que tienes vergüenza?. Bueno a lo me di vista, hace un año que la perdí exactamente ese día que los rusos te llevaron esa ultima bomba era un gas que me hizo arder los ojos, fue un sensación horrible, era como si me los estuvieran arrancando, pero cuando desapareció el dolor también lo hizo mi vista. Y solo la semana pasada desperté con la sorpresa que tras abrir mis ojos lo vi todo, estaba eufórico de felicidad fue algo inigualable.- ella giró su rostro para poder observar el mío y tras descubrir mi gran sonrisa ella me imitó volviéndose a la libreta.

-Y que te paso con los rusos?, intente buscarte pero no pude ni siquiera dar razón de ti no sabia tu nombre.- le di un pequeño beso en la coronilla de su cabeza, si bien había imitado mi sonrisa  con los labios en sus ojos vi el profundo océano de tristeza.



Cosas…cosas de las que prefiero dejar en el pasado, estoy cansada podemos dormir?.
-Evades el tema, pero si quieres descansar lo haremos, duerme Saril mientras velo por tu sueño.- al instante noté que se puso tensa, así que no me lo había imaginado ella no había dormido nada hasta ahora y lo mas normal era que quisiera de ese polvo blanco.
Me deslice un poco en la cama haciendo que ella imitara mi acto, tomé su barbilla con mi mano y la giré hacia mi para que me observara.-Duerme, solo duerme.-
Sus ojos se humedecieron como si mis palabras la hubiesen herido, y sin saber como disculparme hice lo único que podía; la besé.

-o0o0o-


No sé si era mejor que estuviera despierta viendo su semblante tristozo o verla sufrir por  sus pesadillas. Se movía intranquilamente, arrugando su rostro haciendo gestos terroríficos como si estuviera muriendo en sus sueños. Su cuerpo entero estaba húmedo, como si tuviese fiebre, pero no lo tenía. La intente despertar pero casi juré escucharla gemir de dolor, como si mi tacto la hubiese lastimado, pero tuvo que haber sido mi imaginación, ella estaba muda y soñando.

Me aparte con cuidado de su lado, posicionando la cabeza en mi almohada en lugar de mi pecho. Fui hasta el baño continuo y traje toallas para secarla y despertarla.

Cuando abrió los ojos dio un respiro tan hondo que parecía que se había estado ahogando en las profundidades del mar o de su sueño en este caso. Me tomó de los hombros con fuerzas, y me miró fijamente a los ojos, unos ojos que parecían en el mar y que estaban a punto de rebalsarse.

-¿¡Qué pasa!? ¿¡Qué sucede!?, ya todo pasó, fue solo una pesadilla, nada fue real, nada era real Saril, cariño.- sus ojos estaban abiertos como platos, sin pestañear, como si no pudiera creer lo que tenia ante sus ojos, es mas parecía que hasta había dejado de respirar.

La zarandeé un poco, para hacerla reaccionar, me estaba afligiendo  su actitud, era como si aun siguiera atrapada en su pesadilla.  Y solo noté que volvió cuando una lagrima rodó por su ojo derecho, luego otras más le siguieron, pero sin hacer ningún gesto en su rostro, como si solo fuera capaz de hacer eso nada más.


Sus ojos me vieron afligidos y tras tocar mi rostro en repetidas ocasiones como si no diera crédito a lo que veía, se abalanzo hacia mis brazos para darme el abrazo mas apretado que jamás me hayan dado. Le correspondí con la misma intensidad para que entendiera que aquí estaba yo, con ella y para ella.


o0o0o-

Al día siguiente ya un poco más descansados ambos, salimos muy temprano por la mañana, yo tenia contratos que firmar con la banda para nuevos show, y ella quería tomar ropa para cambiarse y bañarse, porque se había negado a bañarse en mi baño es mas, no recordaba si había ido al baño luego de su pesadilla, aunque cuando estuvimos en la sala si quiso bañarse en ese baño pero ya era muy tarde, se me hizo raro esa peculiaridad, ¿será que había guardado algo en su bolso y lo había escondió ahí?, no quise ser entrometido al revisar su bolso pero, lo mejor hubiera sido revisarlo.  Tenia que revisar el baño tras mi
regreso.

Por la tarde tras haber cumplido con todos mis compromisos pasé por Saril, encontrando ahora con una persona totalmente diferente a la que había dejado por la mañana. Se miraba radiante, bueno al parecer se había maquillado un poco, pero era ver su sonrisa genuina en su rostro que llegaba hasta sus ojos también.

Mientras íbamos de regreso a mi auto, no perdí detalle de lo tranquila que era la zona lo agradable que seria pasar una temporada ahí, definitivamente nos mudaríamos. Y lo otro fue ver su gran maleta, eso solo indicaba que había aceptado vivir conmigo para conocernos mejor, obviamente eso agrego mas anchura a mi sonrisa, pero era cierto conocíamos muy poco el uno del otro y solo la compañía nos acercaría mas.

Los chicos me habían invitado a una velada en casa de Aki, para celebrar la gran cantidad de contratos que teníamos por el resto del año. Se lo comenté a Saril a lo que acepto acompañarme de inmediato, provocando esta acción una nueva emoción en mí. Llevaba más de dos años sin presentarles a nadie, y ya por fin esta noche dejarían de armar fiestas para solteros, cuando de ellos el único soltero era yo, que indirectas mas directas, pero no es que no quisiera estar con nadie si no que la imagen de Liz vivía presente siempre a donde quiera que fuera inclusive ese día que conocí a Saril.

El trafico por la tormenta de nieve hizo que nuestro viaje hacia la casa de Aki fuera mas lento, dándome tiempo para seguir reflexionando, mientras que ella hurgaba  mi guantera por la gran variedad de música que ahí guardaba.

El día que conocí a Saril pensé que nunca seria feliz otra vez, pero desde su platica hasta los acontecimientos que pasaron esos días me hicieron abrir los ojos y también mi sueño con mi-elle, cuando perdí la vista pensé que me volvería loco, grité como uno por mucho tiempo, nadie venia por mi, ni oía nada, era como si hubiese quedado abandonado y entonces la vi, vi claramente el día que ella perdió al vista, lo mucho que se revolvió entre la nieve buscándome, gritándome para darle auxilio y solo entonces comprendí su dolor, había sido la
peor experiencia de mi vida, con la salvedad que ella me había tenido ahí cerca de ella para darle auxilio pero yo…estuve abandonado por no sé cuantos días hasta que alguien llegó a mi, pero mientras tanto gateé por los escombros hasta encontrar un lugar seguro por si regresaban los rusos, por suerte no volvieron, pero inclusive quise que volvieran para sentirme acompañado, y solo lo estuve cuando ella llegó.

A punto estuve de chocar con otro auto, cuando la imagen de mi esposa muerta apareció en mi mente nuevamente. Volví mi cabeza hacia Saril y vi que estaba bien, que solo había sido el susto. Emprendí marcha nuevamente ahora con menos velocidad hacia el hogar de Aki.

Por un momento creí que estaba muerto, por que solo así la podría volver a ver, pero entonces me percate que la podía ver y ella a mi, y fueron los minutos mas felices que viví desde el día que la perdí. Platicamos como si fuera un día normal de cosas tan vanas que nos ahogábamos en nuestras propia risa, hasta pude volver a sentir sus labios sobre los míos, juraba que estaba muerto pero feliz, y entonces fue ahí cuando salí de mi utopía, “pero estas vivo e infeliz, cámbialo"recuerdo que dijo ella, y entonces comencé a discutir con ella como nunca lo había hecho antes, tonto!! Tonto!! Solo hice que mi “felicidad” se acortara, y al final cuando se cansó de eso dijo “aférrate a alguien que este vivo, que te haga sentir cosas, que te haga vibrar pero sobre todo que te haga amar nuevamente, y no a una muerta, ¡déjame morir de una vez por todas! y aprende a vivir, mira a esa chica, como me hubiese gustado ser como ella, sabes la envidio, no solo porque supo sobrellevar su ceguera sino porque  esta viva, con ganas de amar y de ser amada.

Estacioné el coche frente a la casa de Aki, pero sin tener intención de bajarme aun del el. Noté la mirada persistente de Saril en mi por el rabillo de mi  ojo, pero no podía corresponderle la mirada, no aun, no cuando sentía mis ojos cargados de agua, cuando las palabras de mi-elle estaban aun flotando en mi mente, no, tenia que esperar, tenia que cumplir mi palabra, tenia que evitar derramar nuevamente lagrimas por ella, tenia que hacerlo aunque eso significase tragarme mi dolor y llorar por dentro, mas no por fuera.
Lo prometo, nunca mas llorar por ti, nunca más.
Su mano tocó mi barbilla, no!! No!! Saril no me mires, no me hagas voltear a verte, no!!. No me hagas romper mi promesa.

-Lauri!! por fin llegas hombre!! Bájate de una vez por todas que se me esta congelando el trasero!!- gritó Aki desde el porche de su casa.

La mano de ella cayó lejos de mi, salvándome de su mirada, se bajó del auto esperando que yo hiciera lo mismo, lo hice pero con gran lentitud. Una vez estuve afuera lleve mis dedos: índice y pulgar al encuentro con mis lagrimales para parar lo que no debería iniciar.




Avancé mas tranquilo hasta donde Aki nos aguardaba lo salude fraternamente y le presente a Saril a lo que hizo una expresión tan poco disimulado por su sorpresa de verme junto a una mujer. La saludó con un abrazo, cosa rara en él, pero luego tras elevar sus pulgares tras de ella entendí su abrazo, solo suspiré sin remedio ante lo que la noche estaba por depararme.


-o0o0o-

Siempre era el tema de conversación con que chica pasaría la “noche de solteros” en las fiestas de Aki, no en un aspecto sexual si no en uno sentimental. Siempre escojia a la mas llamativa la que provocara mas envidia y esta noche no fue la excepción, excepto que la chica la había traído yo.

A todos les impacto la belleza de Saril, belleza que tuve que detenerme a observar bien. Mientras socializaba con los chicos de Apocalyptica, por medio de sus celulares. Su sonrisa era contagiosa, su forma de mirar era tan sutil pero con un toque de picardía, como insinuando algo sin querer. Su postura parecía casual pero la hacia ver sensual o era el vestido?, el cual era negro entallado hasta por debajo de su pecho, en donde tenia detalles dorados en forma de hojas romanas, es mas parecía un vestido romano pero en negro, con esos pliegues por debajo de su pecho hasta el suelo, bueno había sido que se cambiara antes de entrar al salón principal, había llamado la atención desde que entro, pasando mi soltería a segundo plano.

Para ser muda se desenvolvía bien, aun tenia prestado el Nokiaberry de Eicca, con el cual se comunicaba con los demás, que hubiera pasado si hubiese hablado?.

A las 2 de la mañana partimos hacia  mi casa, pues si seguíamos lo mas probable era que amaneceríamos en fiesta. Tras subirse al auto me percate nuevamente de su dije en forma de corazón que pendía de su cuello, era realmente hermoso cubierto por diamantes, le pregunte por el, a lo que ella solo me sonrió, tomó mi celular y escribió: un regalo de mi madre.

-o0o0o-

Mientras velaba por su sueño con gran cansancio me percate que en esta ocasión dormía plácidamente, como si estuviera teniendo un sueño y no una pesadilla, eso me tranquilizo ayudándome a caer totalmente vencido por el cansancio de la madrugada haciéndome olvidar mi cometido. Revisar el baño.

-o0o0o-

Llevábamos una semana de vivir juntos, y todo parecía estar bien entre nosotros. Ella había recuperado peso, su sonrisa y alegría, todo estaba perfecto, lo único que faltaba era que recuperara la voz y así ser completamente felices. Aun no habíamos intimado, no porque no quisiéramos, si no por factores hormonales suyos lo habían impedido, pero esta noche seria, y no seria cualquier noche si no una especial.
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Me apresuré a llegar mas temprano a casa, mientras sabia ella estaría en su cita con el doctor. De regreso a mi hogar había pasado por una florería comprando tulipanes rojos y amarillos, por el supermercado para hacer algo especial y por una joyería en la cual compré una pulsera de mano con un dije de corazón similar al que pendía de su cuello diariamente ahora, en el cual grabé nuestros nombres y la fecha de hoy.

Abrí la puerta con un poco de nerviosismo, hacia mucho tiempo atrás que no me esmeraba tanto por complacer a una chica, pero era lo ideal, pero mis nervios aumentaron cuando la vi de espaldas a mi. Se suponía no debería estar en casa, no ahora, y ¿que haría con mi sorpresa?, todo lo planeado se había esfumado, pero los nervios y la desilusión fueron reemplazados por otra cosa cuando ella volteó.

Se limpió el polvo blanco de la nariz con su dedo índice tras cerrar su dije de corazón, al tiempo que sus ojos me miraban con pavor, tras haber descubierto su secreto no tan secreto.

Mis bolsas se soltaron de mis manos, siendo estas incapaz de seguir sosteniéndolas,  mientras mis ojos la miraban con asombro, y desconcierto. ¿Todo este tiempo se estuvo drogando y frente a mis narices?.

-¡Me engañaste!, dijiste que no eras una drogadicta, ¡pero lo eres!.-

Ella se quedo estatica, con el rostro dolido como si le hubiera dado una cachetada. Se acercó a paso lento hacia mi, mientras que mis ojos solo veían el dije en su pecho, lo tomé entre mis manos cuando estuvo frente a mi, y lo abrí, en efecto ahí guardaba la droga la cual vacié haciéndola caer completamente en el piso, mientras veía la cara de horror por mi acto en su rostro.

-¿Por qué lo haces?, dime ¿¡por qué!?.- ella ya no me miraba a mi, si no al polvo blanco esparcido por el suelo, vi la intención en sus ojos de querer recogerlo pero algo la contuvo de hacerlo.

La tomé de los brazos haciéndola que me mirara a los ojos, pero se rehusó hacerlo, desvió su mirada a otro punto mientras veía como lagrimas rodaban por su mejilla.¿ Y ahora que había hecho?.

-¿Qué te duele … que te haya descubierto o que perdieras tu droga?.- me moleste por  mi pregunta, no tuve que haberla hecho, ambas cosas le dolían pero entonces, ella enfrentó mi mirada con tal rencor que tal parecía le había ofendido y herido mi pregunta.

-¿acaso no te hago feliz, que ocupas estar en onda para sentirte bien?.- seguía sosteniendo mi mirada sin
siquiera tratar de indicar que quería papel y lápiz, era si con su solo mirar lo digiera todo.
Lo único que podía leer de su mirada era desasosiego como si hubiera rotó algo dentro de ella.

-¿Por qué lo haces?, acaso no puedes parar?.- respiré hondo tratando de ordenar mis pensamientos, tenia que calmarme, todo tenia solución, menos la muerte y entonces recordé el día que se desmayo en mis brazos.- ¿No ves que si te hundes me hundo yo también?.-

Entonces abrió la boca y articuló un si. La solté de los brazos y ella se dio dos pasos hacia atrás, mientras limpiaba sus lagrimas con la manga de su blusa, su rostro ya no parecía tan molesto como antes, si no mas relajado, abrió la boca nuevamente, y articuló un adiós.
¿Qué significaba eso? Que me iba a dejar? Que se marcharía de mi lado? Que prefería a la droga sobre mi?.
Pero no, dio media vuelta y corrió hasta el baño de la cocina. Recordándome que algo había ahí que ella quería, que no revisé y dejé pasar. Cerró con fuerza tras entrar, dejándome estático sin poder moverme para correr tras de ella.

¿Qué era lo que pretendía hacer?, diciéndome adiós, encerrándose en el baño…huyendo de mi.

Huía de mi, de mis palabras, de mi persona.

¿Tonta Saril que pretendías hacer?

Y como pude le ordené a mis piernas moverse y llegar hasta el baño, el cual estaba cerrado con seguro, pegué mi oreja en la puerta para ver si escuchaba algo, algún movimiento pero solo escuchaba el fuerte suspirar de su nariz, que era constante, sonoro y nervioso.

¿Qué diablos estaba haciendo?

Empecé a darle golpes a la puerta para que me abriera, pero sabía no lo haría, tenia que buscar las llaves pero hacia mucho tiempo que las había visto que dudaba llegar a tiempo. Así que me hice para atrás, tomé impulso para tratar de derribar la puerta del baño.

Y así lo hice, derribé la puerta del baño para encontrarme con la peor escena que jamás hubiera antes visto: ella sentada en la tina del baño frente a mi, en un mar de lagrimas y lo mas importante una pistola en su boca.

A gritar que se detuviera iba cuando jaló el gatillo.

Mi corazón dejo de latir por un segundo de la impresión, esperando ver salir la sangre por su boca, inundando la tina, drenándola por completo hasta la muerte, pero no, la bala no había salido de la pequeña pistola.

Su mano temblorosa buscando otro camino, su rostro acongojado, denotando claramente el sufrir tras su falló,

Oh mi dios!.

Quería intentarlo nuevamente y frente a mí. Corrí a todo lo que mis piernas dieron para acortar la pequeña distancia que había entre nosotros, con el objetivo de quitar el arma de sus manos, y evitar una desgracia que no solo la mataría a ella si no a mi también.

Parecía eterno el tiempo a mi llegada, pero solo era un factor distractor de mi mente, iba  a llegar, a impedir que colocara el arma en medio de sus ojos y evitar lo evitable.

De una manotada le aventé la pistola lejos, donde no pudiera alcanzarla y si lo quería hacer tendría que pasar sobre mi.

Luchó, oh si! Luchó para ir por el objeto pero se lo impedí, solo si estuviese loco dejaría que se volviera acercar al maldito objeto.

Atrapé su rostro entre mis manos para que enfrentara mi mirada, pero se rehusaba hacerlo, así que pegué mi frente contra la de ella para hacerle ver que no desistiría de mi objetivo. Ella colocó sus manos en mi pecho para alejarme de ella con empujones suaves que ni en un millón de años me alejarían, pero entonces entendí que ese no era su propósito, sino por el contrario quería estar en contacto conmigo saber que ahí estaba aun.

-Mírame, mírame.- dije muy cerca de sus labios, evitando el contacto con estos.

Pero se rehusaba hacerlo, a lo cual prefirió darme un puñetazo, otro, y otro mas, no me dolían pero tal parecía que le dolían más a ella, porque a cada puñetazo una lagrima mas rodaban por sus mejillas.

-Basta Saril, no te lastimes, no ves que no tiene caso?, no me apartare de ti, ni tu de mi.- pero seguía con esa actitud a lo que no me quedo mas remedio que abrir el grifo de la llave para helar su conciencia y traerla de vuelta hacia la realidad.

El agua fría también me cubrió a mí por completo, haciéndome dar un pequeño brinco por lo helado del agua, ella tuvo la misma reacción que yo, pero aun seguían sus puñetazos contra mi  pecho, me acerqué mas a ella, acortando la distancia entre los dos, uniendo mi corazón  a su pecho, abrazándola, dándole mi calor para compensarle el frio que sentía.

Seguía llorando eso lo sabia, pero ahora sus lágrimas se confundían con las gotas de agua. Apoyó su mentón en mi hombro e hice lo mismo, la abrace con mas fuerza uniéndola a mi. Ella se aparto de mi lado, y por fin miró fijamente mis ojos, en los suyos solo vi tristeza, una profunda tristeza, que me hacia querer llorar por ella.

Pero en lugar de hacer eso, cerré mis ojos, uní mi frente a la suya, busqué sus labios con mi nariz, rosándola sutilmente, calmando el temblor de sus labios, deleitándome con la textura suave de estos, atormentándolos con un beso prometido que aun no llegaba, percibí su urgencia por unir mis labios a los suyos, pues hizo lo mismo que yo, buscó con su nariz mis labios, atormentándolos con sutiles caricias, hasta que no pude mas y reclamé sus labios para mi.

Se acoplaron al instante para iniciar caricias de mis labios a los suyos. Solo ellos eran los protagonistas ya que aun no había hecho mi intromisión en su boca, pero podía esperar solo quería disfrutar de sus labios entre los míos, y cuando estos me aburrieron pedí por mas, a lo que ella aceptó con urgencia reclamando mi lengua en un hambriento encuentro con la suya.

El agua que aun seguía cayendo parecía ahora tibia sobre nosotros. Mi camisa comenzó a estorbar y me la quise quitar, pero ella apartó mis manos reemplazándolas por las suyas, entonces yo le quité la suya, y luego su sujetador.

La hice caminar hacia atrás, aun mientras nuestras manos y labios seguían en movimiento, y solo detuve mi andar cuando su espalda rozó las baldosas de la regadera. Sus piernas ahora desnudas se enrollaron en mi cintura, lo que solo podía significar una cosa.

Detuve el vaivén que había en nuestros labios separándolos un poco, en busca de alivio momentáneo. Ambos respirábamos agitados pero expectantes por lo que podría pasar a continuación. La miré a los ojos en busca de una respuesta, y me sorprendí de lo que vi, en estos solo había deseo.

-Aun no puedo…entender…porque… me sustituyes… por la droga…cuando yo puedo…causarte…el mismo …resultado…sin efectos secundarios.- hablé contra sus labios entre jadeos, ella sonrió contra estos urgiéndome; enterrando sus uñas en mi espalda.

Y entonces no titubeé y la reclamé mía.

Éramos por fin un solo cuerpo, cubierto por agua, envueltos en amor, y sensaciones que nos hacían temblar de éxtasis.

Pero el éxtasis mayor faltaba por llegar y cuando este llegó no pude evitar gritar su nombre, viendo fijamente ese océano que tenia por ojos, interpretando en ellos lo que su boca no me podía decir.

-Lauri- susurró contra mis labios cuando todas las emociones se evaporaron.

Me quedé estupefacto, ¿acaso había sido mi imaginación y el deseo me había jugado una mala pasada?.

-Lauri…no te detengas, no por favor.- rogó Saril.
Me sentía agotado, pero procesar esa información, que ¡ella podía hablar!, y decir lo que dijo, solo hizo avivar la chispa del deseo reviviendo todo en mi, para comenzar otra vez con esa faena de amor.

Mis piernas estaban temblorosas por sostener por tanto tiempo su peso, me dejé caer lentamente en la tina, con ella aun en la misma posición. Tomó mi rostro entre sus manos, mostrándome una gran sonrisa de satisfacción femenina en sus labios, no hacían falta las palabras, su expresión era más que suficiente.

-Esta ha sido la primera vez que he sentido lo que es realmente hacer el amor, no es que hayas sido el primero, por desgracia no, pero si has sido el primero en mostrarme lo que es hacer el amor, has elevado mis sentidos a un nivel de plenitud que pensé que podría morir, y eso que decías que no causabas efectos secundarios.- Se rió de mis antiguas palabras, a lo que yo la acompañé.- Fue algo sin palabras, fue totalmente grandioso,  algo tan liberador, que siento como si flotara, me siento nueva, libre, con ganas de todo, fue como si me hubieras llevado lejos de aquí y traído de vuelto, traído una nueva Saril una que te ama, que te desea con locura, que te quiere mas que a su vida.

-Vida que casi extingues con tus arrebatos, ¿Por qué?-

-Porque no valía la pena seguir en el estado que estaba, oculta por la droga creando una pantalla ficticia de mi, porque la Saril que conociste se fue a la obscuridad donde no había luz para mi, y solo la droga me hacia ver la claridad, y sin ella que seria de mi?, tu no me dejarías volver a ella, y no es que sea una drogadicta.-

La interrumpí, ¿acaso estaba ella escuchando sus propias palabras?.- Dices que no eres una adicta, pero ¡necesitas ese polvo para estar bien!, para ver la “luz”.-

-Lo dices porque no entiendes mis razones, porque solo quieres ver lo que quieres ver Lauri.- se agachó buscando refugio en mi pecho, evitándome mi mirada.

La recibí con gusto abrazándola.- Entonces dime tus razones, para entender porque buscas la luz en las drogas.-

Inhaló profundamente, apretándose mas a mi.- Porque cada vez que cierro mis ojos, vuelvo a revivir esa pesadilla llamada Rusos, porque en lugar de soñar, tengo pesadillas, porque cada vez desde que fui libre lo único que puedo rescatar de esa travesía es el sufrir de ser violada una y otra vez sin descanso por Mikolav, por eso trato de alejarlas y solo las drogas lo permiten, entiendes ahora?, no las tomo porque quiero, sino porque las necesito.-

Desde que dijo la palabra violada,  comencé a sostener el aire, evitando el de mí alrededor, imaginándome todo lo que pudo llegar a sufrir, creando escenas de ese acto, con ella como protagonista, recordando el día que la vi dormir, entendiendo su comportamiento y su cambio, su nueva actitud ante la vida. Mi pobre Saril, la abracé con más fuerzas contra mi pecho, acariciando su espalda, tratando de procesar la noticia.

Escuché su sollozo, y recordé la vez que lloró ante mí por primera vez, en aquel club, con aquella canción. –No sientas vergüenza por algo que no fue tu culpa, yo te amare las veces que sean necesarias para borrar esos malos recuerdos, te daré la luz que necesitas para salir de ese infierno, mostrándote el cielo de mi amor. –






-o0o0o-

Epílogo

Desde ese día, desde nuestra primera vez, ella no volvió a consumir drogas, confirmando así sus palabras, no era adicta, sino algo terapéutico, reemplazándolo así por mis caricias y mimos que cada día eran más efectivos. Ya no eran todas las noches que tenia pesadillas, llegando a ser tan esporádicas que solo parecían un mal recuerdo que poco a poco estaba dejando atrás, pero debía admitir que no era solo por mi, una psicóloga la estaba tratando canalizando ese dolor que tenia escondido en su interior, dejando así libre su corazón de tristeza para reemplazarlo por mi amor.
A por cierto nos mudamos a su apartamento en verano donde ver el amanecer desde la cama era la cosa mas grandiosa, bueno no, lo que  hacíamos por la noche (o durante el dia) con Saril era la cosa mas grandiosa, el amanecer era lo segundo.

FIN

lunes, 10 de diciembre de 2012

Heaven -part 3-

Hola... tiempos de no postear algo..pero problemas tecnicos me lo impidieron.
ahora a disfrutar de otro cap...

Ya es diciembre!!! ach--- XD






Parte III


Frio, mucho frio sentía, tal parecía que el invierno había calado hasta mis huesos, todo mi cuerpo no dejaba de temblar desde mi rostro hasta la punta de los dedos del pie. Avancé a paso lento por entre la nieve con mis pies desnudos, tenia que resistir, ya no había marcha atrás, si me detenía Mikolav me encontraría y descargaría su furia contra mi, tal como lo hizo con su general.

No había avanzado mucho pues sin darme cuenta estaba caminando en círculos por el cuartel, que parecía un laberinto y solo lo descubrí cuando volví a ver mis pisadas ensangrentadas. Fue cuando el pánico se hizo presa de mí, él me encontraría y me haría pagar, sus juguetes eran de su propiedad a menos que él digiera lo contrario. Pero a dónde huir?...a dónde?.

Corrí y corrí lo mas que pude, fijándome siempre en le piso viendo que no se repitieran mis pisadas, hasta que choqué contra un muro, pero no de cemento de sino de carne humana; Mikolav. Quise dar media vuelta y salir huyendo pero me tomó del pelo el cual ya había crecido y me atrajo hacia él, abrazándome impidiendo que escapara.

Me llevó colgando de su hombro hasta la habitación que ahora tenía un olor peculiar; a sexo de días  Me tumbó boca arriba en la nefasta cama y me arrancó el vestido que traía puesto, mi cuerpo entero temblaba pero por dos razones; de frío y de miedo, pero pronto dejaría de temblar, pronto… y de respirar también, eso  lo juraba.

-No tiembles mas muñeca, en un momento te haré entrar en calor.- se pavoneó quitándose la ropa con avidez, para luego tirarse sobre mi, haciéndome sentir su peso aplastante y su deseo por mi.


Quería gritar, el peso me estaba ahogando, pero al menos ya no sentía frio, ni respiraba el olor putrefacto a sexo de días, es mas hasta la luz había cambiado, ahora era mas tenue, y ya no sentía los resortes de la cama, si no suavidad, como si estuviera acostada sobre algodón. Bajé mi vista y ya no vi el cabello dorado del ruso sino cabello negro…acaso otro ruso?.

Me moví efusivamente para tratar de quitármelo, pero al parecer dormía, entonces con mi mano libre trate de empujarlo para quitarlo de mi, al principio sin resultados pero luego de varios intentos lo separé de mi lado haciendo que cayera al piso de un solo golpe.

Al instante descubrí quien era, ¡el chico del tren! y me aborrecí por la forma en que lo traté. Él obviamente se despertó por el fuerte golpe que se llevó, acomodándose en la alfombra sentándose en sus rodillas quedando casi frente a mí.

-No te asustes!!, tranquila, no estaba haciendo nada malo!! Lo juro!!,-se disculpo efusivamente moviendo sus manos frente a él..- es solo que, te desplomaste tras de mi en la calle y me percate que estabas descubierta y muy helada, parecías estar congelada, entonces te traje a mi casa y para que tu corazón no sufriera el impacto del calor repentino te calenté con mi …- se quedó callado, pero sabia lo que seguía a continuación, no pude evitar sonreír levemente de su rostro apenado, estaba muy sonrojado.- Bueno de cómo me encontraste sobre ti.-

Se miraba diferente, sin sus lentes y por el paso del tiempo, estaba delgado no tanto de la vez que lo conocí, pero se miraba bien, sus pómulos aun seguían sonrojados, y sus ojos verdes que simulaban verme no lo hacían, sus pupilas iban y venían por doquier como si tratara de ubicarme sin poder lograrlo, me rompía el corazón, quería decirle “soy yo, estoy frente a ti…mírame!!”,  pero era en vano, ni el podía verme ni yo hablarle..que cruel era la vida.

-No hice nada malo, lo juro!!, solo te calentaba, y bueno, el sueño me venció, no te asustes no soy ningún maleante, si?.- movía sus manos nerviosamente sobre sus piernas, mientras continuaba disculpándose, quería que dejara de hacerlo, pero como se lo decía, he ahí el dilema.

-Estas bien?, no te duele algo?, sientes húmedos los pies?, o tienes frio? O…- quería que callara, me molestaba ver que se preocupaba por mi, una extraña, y ver lo apenado que se sentía, pero creo la pena era por no poder verme, su vista ahora yacía sobre sus manos que estaban en su regazo.

-Estas molesta, lo entiendo, yo tampoco quisiera despertarme junto  a un desconocido, lo sé, pero no te preocupes, no te hare nada malo, no tengas miedo si?, no lo …- basta!! Quería que parara de disculparse.

Tomé una de sus manos, a lo que él se sobresalto y en su palma dibuje una m , luego una u, luego una d y por ultimo una a, y por fin se hizo el silencio.

-No me di cuenta, lo lamento.- apretó mi mano con la suya y trajo la otra para abrazar mi mano entre la suya.

En verdad lo sentía, pero mas yo, que sabia lo que era estar ciego, la luz de la vida se va.

-Bueno imagino tienes hambre, deja que te prepare algo de comer..- se coloco en pie  y se puso en marcha. Me sorprendía lo bien que manejaba la situación. Lo quede viendo fijamente mientras se alejaba, caminaba en línea recta, es mas todo parecía estar en ángulos estratégicamente medidos para que él se desplazara por la casa con rapidez, y bueno al ser ciego ganaba mas sensibilidad de sus otros sentidos, pero lo que mas me llamaba la atención era ya no ver esa tristeza tatuada en su rostro, se le veía mas relajado mas…vivo.

-No sé que te guste comer pero te prepare unas tostadas francesas.- dijo tras el desayunador que no estaba muy lejos de la sala. Era un gran espacio abierto dividido por columnas, donde primero estaba el recibidor, luego la sala, la cocina y mas allá una gran escalera. Me puse en pie y me senté en el otro sofá para quedar mas cerca de él.

Se manejaba con gran destreza por la cocina, cualquiera pensaría que no estaba ciego, hasta lo estaba empezando a dudar.

-No tengas miedo, desde ahí tienes mejor vista lo sé, hmm no me quemare ¡ni! Dejaré quemar tus tostadas.- ey!! No había dicho nada al respecto, si es que pudiera hacerlo, pero me dio gracia que ahora sabia donde estaba. Muy buenos sus sentidos señor.

En un abrir y cerrar de ojos, la comida estaba servida sobre la pequeña mesa que estaba frente a mi sofá. Él se sentó en el otro quedando frente a mí.

-Adelante come, lo necesitas.-

Olía exquisito, hasta el café parecía salido de aquella cafetería, tomé un mordisco de mi tostada y él comenzó a hablar.

-Espero sea de tu agrado, hace mucho que no cocinaba para alguien.- dijo acomodando su cuerpo al blando respaldar. Parecía tranquilo, como si su condición no le molestara  todo lo contrario que llegué a esperar. Y otra cosa, se miraba feliz.

Mis ojos se humedecieron pero de emoción, era tan agradable verle un semblante feliz, muy diferente al que me mostró el día que lo conocí. Seguí comiendo mi desayuno, o cena? Qué hora era?. Dejé en el plato la tostada y me incorpore para ir hacia la ventana, noté que él se incorporó también extrañado de mi reacción, pero no debía ser aun de mañana, no tenia que serlo aun… no!! Mi curso!!.

-Pasa algo?- dijo a pocos metros tras de mi.- tu respiración se ha vuelto mas agitada, te preocupa algo?.-
Que si me preocupaba algo?, había tanto que me preocupaba pero al menos ya había quitado una de mi lista. Él estaba bien. El sol no se había asomado por el horizonte, pero tampoco estaba negro el cielo, necesitaba un reloj. me giré para observar si poseía un reloj en casa, pero en ninguna pared había tal objeto hasta que me percate en su muñeca, él si andaba uno.

Raro.

Casi corrí hasta él y tomé su muñeca. Pasaban de las 7 de la mañana, había tiempo.

-oh! El tiempo, debí suponer que querías saber la hora.- sonrió tras elevar su mano hacia mi.- te preguntaras porque uso reloj no?, pero este es personalizado, si te fijas no es tan común como parece.

Contemple su reloj y pasé por su lado, para terminar mi desayuno, él me siguió y ahora se sentó en el mismo sofá que yo. Y ahora que?, ya lo había encontrado, sabia que estaba bien, solo tenia que terminar y partir para … para que?. La verdad era que no quería irme sin que supiera quien era yo, la chica del tren la chica sin nombre, pero que caso tenia que lo supiera, ninguno, no cuando ahora era yo la que estaba en un abismo.

Eso era lo mejor partir como si nunca nos hubiéramos conocido.


-¿Por qué me seguías anoche?-

Su pregunta me sorprendió logrando que me atragantara con un pedazo del pan. ¿Cómo supo que lo seguía?.

Volteé mi cabeza hacia la derecha para observar su semblante, el cual no me decía nada, no parecía molesto, pero tampoco feliz de que tuviera esa actitud con él.

-La joven me conto tu curiosidad por mis visitas al café, ¿ya nos conocíamos?.-

Mesera imprudente!!. ¿Por qué salía a relucir esto ahora?

-Perdón, lo olvidé, hmm.- guardó silencio por un momento tratando de organizar sus ideas, y mientras lo hacia sus cejas casi se unían demostrando lo concentrado que estaba, un gesto gracioso que lo hacia ver adorable…basta Saril, no lo pienses así.-Lo tengo. Dame tu mano.- extendí mi mano hacia la suya, y recordé la vez que me había pedido lo mismo, con la salvedad que ahora no portaba su anillo.- Que suave es tu mano, pero en fin, lo que haremos será algo parecido a lo que hiciste cuando me escribiste en la mano que eras muda, dibujaras una s para afirmar y una n para negar a mi pregunta. Entendido?.- y sin perder tiempo dibujé una s, sin apartar mi vista de su dedo anular.

Tenia ventaja, oh claro que la tenia! Yo lo podía ver, estábamos mas cerca casi rozaban nuestras rodillas, podía contemplar mejor su semblante. Era agradable tenerlo cerca, que sin darme cuenta hacia sostener una sonrisa en mi rostro por mas tiempo de lo normal.

-Entonces, ya me conocías de antes?.- qué dibujar?, ¿qué?. Dibujé una S.

-¿Antes de que fuera ciego?.- noté el cambio de su rostro, tal vez estaba recordando cuando podía ver, al ser un nuevo ciego debería ser algo agonizante no poder ver lo que una vez pudo,  pero por el contrario lucia feliz. Dibujé una S.

-Dibuja tu nombre.-  y así  lo hice, pero con rabia, él no sabia mi nombre, es  mas ni yo el suyo, obvio no me reconocería.

-Saril, nunca conocí a alguien con ese nombre. Entonces quien eres tu? ¿Por qué me estaba siguiendo anoche?-

Como decirlo, como?!! Este interrogatorio no llegaría a nada, sus preguntas me estaban molestando, no, enojando, si  hubiese conocido mi nombre, si hubiésemos ido a Helsinki si.. si… si los rusos no me hubieran llevado lejos…si …si…. No tuviera esta mierda de vida.

Pero tenia otra incógnita, su felicidad. Aparté mis manos de las suyas y las llevé hasta su rostro colocando mis dedos índices en sus mejillas para tratar de hacerle una sonrisa, luego toqué sus parpadas.

¿Por qué sonríes si eres ciego?. Eso era lo que quería saber y creo él me entendió.

Aparté mis manos de su rostro para dejarlo hablar.- Mi sonrisa y mis ojos, supongo quieres saber porque sonrió tanto si soy un lisiado, fácil, alguien me enseño que la vida no es tan sencilla, pero no por eso debo estar amargado, esto que tengo es una incapacidad que se me presentó, pero es remediable con el tiempo podre volver a ver otra vez, un gas toxico me cegó hace un año, pero es reversible el efecto solo tengo que esperar y mientras tanto ¿Por qué dejarme consumir por la amargura o tristeza, cuando sé que un día todo esto acabara?-

Esa fui yo!!, quien ahora no podía seguir su propio consejo.

Que patética.

-Lauri!!! Ábreme la puerta!! Me congelo aquí afuera!!- de pronto se escuchó un grito masculino que nos sobresalto a ambos, tan ensimismados estábamos que realmente nos asustó.

-Lo había olvidado, espera, le abro a mi amigo y seguimos.- Me quedé pensando en el nombre, se llamaba Lauri, Lauri… me dieron ganas de pronunciarlo pero solo pude articularlo entre mis labios, era un nombre dulce, como él, y le quedaba  a la perfección.

Lo vi  marcharse para abrirle a su amigo, dejando una sensación confusa en mi interior, él era dulce y yo agria una mala combinación.

Que oportuna la interrupción, ya no me sentía a gusto con sus preguntas, ni con la revelación, tenia que irme, rápido y para siempre, porque era lo mejor, que caso tenia que se enterara quien era, ninguno, ya no era la misma que  conoció, y solo serviría para contaminar y opacar su alegría. Mientras lo veía abrir la puerta algo vibró en mi pantalón y recordé mi celular, lo saqué y vi un mensaje de texto.

“buh, te encontré muñeca.”

Me puse helada ante la mención de muñeca, solo alguien me llamaba así. Pero como me había encontrado?, se suponía estaba preso, si porque el muy estúpido había matado a su superior cuando le ordenó mi liberación tras el termino de la “guerra”.

El celular cayó de mis manos rompiéndose la pantalla, a tomarlo iba cuando noté que ya no estábamos solos, Lauri se aproximaba junto a un hombre de cabello largo castaño atado en una coleta.

-Pauli te presento a Saril.- dijo Lauri con una sonrisa en sus labios. Es que este hombre nunca dejaba de sonreír ahora?, me daba coraje, antes anhelé verlo sonreír y ahora… no es que no me gustaba verle una sonrisa, no, me encantaba, se miraba radiante, pero él también había estado en la guerra!! Por qué entonces no sufría como yo lo hacia!!.

Obvio, porque él no fue violado una y otra vez, lo que me hizo recordar el mensaje, Oh mi dios! Mikolav sabe donde estoy, pero sabrá que estoy aquí?.

-Mucho gusto Saril.- el chico se giró para pegarle un puñetazo en el hombro, un gesto de cariño debía ser, porque lo hizo sonriendo.- Pícaro!! Tu si que no pierdes el tiempo, una adentro y otra afuera?, dame tu técnica hombre!!.-

-No mal interpretes las cosas, a ella la hmm rescaté, y de que otra me hablas?.- noté la confusión en su rostro, pero no pasé desapercibido el aguijonazo que sentí ante la mención de otra, claro debía de haber otra, una mas limpia, mas pura y en mejores condiciones que yo. Tonta Saril.

-Si, la que te dejo este papelito en la puerta, aunque he de decir que ni idea lo que dice, está en ruso.-
Y la habitación entera dio vuelta a mi alrededor, el oxigeno parecía quemar mis pulmones, mi cuerpo se sentía tan pesado, mi piel se estaba helando de adentro hacia afuera, mis mejillas estaban quemando, él estaba aquí.

-¿Qué te pasa?, estas pálida mujer- Pauli habló pero no procese su pregunta, mi cabeza estaba en todas partes menos aquí.

-¿Cómo la ves?, esta morada? Anoche casi se congela en la calle.- la voz de Lauri sonó preocupada, pero no debía estar preocupada por mi, si no mas bien por el psicópata de afuera.

No me sentía bien, obvio que no, las imágenes del ruso venían a mi mente como una película vieja, tenia que irme, huir o de lo contrario pagaría su locura.

Como pude le hice gestos a Pauli que estaba bien y que necesitaba marcharme, no me estaba entendiendo, pero cuando le articulé un adiós en los labios me entendió.

Lauri no sabia que pasaba, no me podía ver en el estado de nerviosismo que estaba, Pauli tal vez pensó que era por mi timidez de ser muda, pero poco me importaban sus pensamientos, tenia que irme cuanto antes.

Tomé la mano de Lauri entre las mías y dibuje un adiós, luego un beso en su mejilla y eso fue todo. Corrí hasta la puerta sin esperar a escuchar su repertorio de cuestionamientos del porque me iba así de rápido y cerré la puerta tras de mi. No me sentí tan aliviada pero al menos ya no estaba dentro de su casa.




-o0o0o-



Llegué a mi apartamento cerré todas las ventanas y todas las entradas, bajé las cortinas y todo quedo en tinieblas. Él no me encontraría, además el celular estaba rotó en casa de Lauri, Lauri del cual tenia que apartarme para alejarlo de Mikolav, porque esta vez no me tomaría nuevamente, no, antes lo mataría.
Si.

Lo mataria…

Y luego…




-o0o0o-




Fui hasta la cocina en busca de mi medicina, necesitaba sacarlo de mi mente, y solo una cosa lo hacia desaparecer. Inhalé mas cantidad de la acostumbrada de ese polvo blanco y al poco tiempo me sentí mejor, hasta al punto de abrir las ventanas y dejar que la luz del sol entrara. No sé cuanto tiempo había pasado desde que me había escondido como una rata, pero ya no más.

Si él estaba aquí, aquí lo esperaría pero sin estar dispuesta a dejarme vencer ante él, oh no cariño, no más.
Me di un baño recuperador, de mas de una hora hasta que mi cuerpo casi se hizo pasa, dándome tiempo para analizar las cosas, no tenia porque esconderme, no, tenia que prepararme y acabar de una vez por todas con esta pesadilla…

Pronto cumpliría mi promesa.

Me cambié con lo primero que vi, y noté que la ropa me quedaba floja me miré ante el espejo y me vi demacrada ojerosa y muy delgada, todo este tiempo había estado comiendo casi nada y si mucha droga, esta era otra Saril.

Salí rápidamente al supermercado. Compre tijeras tinte de pelo negro y luego pasé por una ferretería donde compre una pistola. El dueño del lugar me la cargó estaba lista para ser usada solo necesitaba el blanco perfecto. Dos blancos, dos balas, solo eso y seria feliz.

 Le escribí en la factura si me daba permiso para usar su baño, él acepto me indico el lugar y salí. Por suerte quedaba afuera del establecimiento, ahí pinté y corté mi pelo haciéndolo lucir completamente diferente al de antes: rubio  y largo hasta por la cintura, y ahora negro y corto hasta la barbilla, el corte de niña buena, algo irónico ahora.

Boté todo a la basura y fui hasta una tienda de teléfonos a comprar uno nuevo y recuperar mis números y mi información.

Tras salir de la tienda luego de haber revisado mi historial del sim, quise sacar el arma y darme un disparo anticipado por estúpida. En que mundo me cabía pensar que Mikolav podía estar libre?, en que mundo?. Él muy idiota había enviado mensajes desde la cárcel, alegando que tenia contactos y que ellos darían conmigo y me llevarían hasta él, en otro mensaje decía que me odiaba que por mi culpa estaba donde estaba, en otro que me hacia el amor, si es que él podía hacerlo. En otro qué por qué no le contestaba, que si había cambiado de número igual lo conseguiría que nada era imposible para él, nada.

Se estaba apoderando de mí ser, lo podía sentir, así que eleve mi mano frente a mí, quité el tapón del anillo e inhalé un poco de su contenido, solo un poco mas, lo cerré y emprendí camino con celular en mano.


Le quité la batería al Nokiaberry nuevo y lo boté en el basurero, avanzando por la avenida. El viento soplaba con fuerza secando mi cabello corto, dándome un respiro y llevándose las lagrimas de mis ojos.

Cuando dejaría de molestarme Mikolav? Cuando?, sus caricias estaban ahí al cerrar mis ojos, al ocaso del día, noche tras noche ahí iba él. Esto no era vida, y ya había cumplido parte de mis objetivos; Lauri estaba bien y feliz, ahora solo faltaba yo, ser feliz y sabia como lograrlo, solo ocupaba llegar a mi apartamento y utilizar mi nuevo juguete.

Pronto seria feliz.



-o0o0o-


Aun seguía fuera de casa, mi plan era caminar y llegar hasta ella, pero solo era tal vez un método para no llegar y cumplir mi objetivo, ¿me estaba arrepintiendo? A lo mejor, pero no quería ser feliz?, si, el polvo cada vez hacia menos efecto y lo traía a mis recuerdos otra vez. No, tenia que dejar de caminar, volver por mi auto al supermercado y partir.

Iba de regreso al supermercado otro factor de distracción para volver a casa mas tarde, cuando me tropecé con una chiquilla alborotada, alcé la vista y la vi vestida de negro muy maquillada y con muchos afiches.

Ella se disculpo, pero yo debería de haber sido, le había botado todos sus papeles al piso mojándolos por completo, me agaché para recogerlos pero ella se apresuró a detenerme.

-No te preocupes, tengo mas, mira.- y sacó de su bolso mas afiches.-  que tengas bonito día guapa!!.- y se fue con una sonrisa en su rostro, ¿por qué todo el mundo reía a mi alrededor?. Levanté un afiche y vi que era de una fiesta en un club la cual ya había comenzado.

Mi yo, ese yo que estaba huyendo de casa, optó por ir al club, no estaba muy lejos y necesitaba con urgencia alcohol y comida gratis, o eso es lo que quería creer.





-o0o0o-




 El lugar estaba repleto, me acerqué a la barra y pedí lo más fuerte, y algo de comer también. Me di la vuelta para observar el panorama. En su mayoría eran mujeres y uno que otro hombre, todos atentos a un punto: el escenario, del cual no me había percatado de que había una banda, creí que la música venia de los parlantes.

 Tomé un sorbo de mi vodka, y contemple al cantante. Vestía de negro y su rostro estaba teñido del mismo color, su pelo alborotado del cual salían unas plumas, se miraba raro, daba la impresión de querer ser un pájaro, otro que huía de su realidad. Pero pronto yo también lo haría. Me di la vuelta dándole la espalda al escenario para comer mi hamburguesa y mis papas, mientras la melódica música acompañaba mi festín gastronomico.

Otra copa, otra…otra…y otra, hasta perder la cuenta de cuantas me había tomado, agarré con fuerza mi bolso y me puse en pie. La actual canción me subía el animo y quería disfrutar del concierto antes de irme, además era la primera vez que estaba en uno, entonces porqué no disfrutarlo?, por qué no dejarme llevar una primera y ultima vez?

Todas brincaban y cantaban al mismo tiempo que lo hacia el cantante, cuanto daría por imitarlas. Entre brinco y brinco me colé entre ellas avanzando mas allá, mas cerca del escenario, bailando y agitando mis manos sobre mi cabeza al compás de la nueva canción, agitando mi cabello corto como si fuera largo, dejando que el efecto del alcohol tomara el control.

Cansada pero extasiada llegué al frente de la multitud, el cual no estaba muy lejos del escenario, faltaba con que el vocalista estirara su mano y podría tocar la mía estirada también.

Se hizo el silencio y comenzó una balada, él cerró sus ojos frente a mí y comenzó a cantar pausadamente.

Su voz era suave, melódica y sensual o así lo estaba interpretando, me gustaba, pero más me gustaba saber que su voz me era familiar. Cerré mis ojos para tratar de conectar su voz con una cara familiar, pero la letra de la canción lo evitó.


I just wanted to feel the rain, 
washing away the pain, 
washing away the shame

Si fuera tan fácil, hace mucho que estuviera limpia. Sentí humedad en mi rostro y me di cuenta que estaba llorando, la canción me estaba haciendo llorar mas su interpretación y mi dolor. Por qué el dolor me perseguía?, ¿Por qué?. Ya estaba harta de darle oportunidad a la vida de seguir lastimándome, era injusto, y cruel.

Abrí mis ojos para mirarlo por ultima vez, ya no tenia porque seguir sufriendo, debía parar de sufrir. Y sus ojos verdes hicieron contacto con mis ojos llorosos, como si entendiera mi dolor ladeó su cabeza y me sonrió, como si una sonrisa suya pudiera aliviar mi pena.

Esos ojos…esa sonrisa…me hizo recordar a Lauri y por inercia cerré mis ojos para verlo en mi mente. Bendito sea el alcohol que me lo proyectaba, alcé mi mano y le mandé un beso a la lejanía de despedida. Los abrí y el vocalista atrapó mi beso en su mano malinterpretando mi gesto, llevándose esta a sus labios,  para luego seguir con su canción.

Ya no tenía porque seguir alargando mi camino, me hice para atrás, poco a poco entre la multitud para alejarme de la marea de personas, para alejarme de él y su dolorosa letra. Me estaba ahogando, sus palabras, los recuerdos, mi calor, mi dolor….necesitaba salir y respirar aire puro. Ya!

Inhalé fuertes boconadas de aire del exterior, pero la sensación no pasaba, mi pecho parecía oprimir mis pulmones, el aire era  insuficiente y el piso daba vueltas o era yo?. Qué me estaba pasando?, y entonces vi mis manos vacías, mi bolso había desaparecido.

Carajos!! Quise gritar tan fuerte como fuese posible.

Tuve que regresar al club para recuperar mi juguete, pero no contaba con que el lugar estaba totalmente obscuro al parecer el concierto había terminado y se estaba preparando otra banda para salir a escena.

Carajos!! A este paso como la iba a recuperar?.

Me dirigí a la barra donde era el único lugar con luz y ordené otra copa de vodka, la cual calmo mi angustia. Pedí otra y para la tercera ya el estomago no resistió, corrí al baño entre la poco visibilidad del lugar, abrí la puerta y vomite lo comido y bebido en el lavabo.

-¿Estas bien muñeca?.- mi corazón se paralizó  ante la mención de ese apodo, me giré lentamente para ver el rostro del hombre que me había llamado así, pero por suerte no era el ruso.- Estas buscando compañía?.- se acerco a mi, al parecer me había equivocado de baño.

Le di un puñetazo en el rostro y salí corriendo del baño.

No estaba para andar regalándome así, no…aunque si lo pensaba nunca había tenido un buen acostón decente, siempre por la fuerza no por que lo deseara, y que mas daba?, no te reprimas Saril, disfruta, hoy es tu ultima noche para disfrutar.

Regresé al baño de hombres con la convicción de aceptar la proposición del joven, pero este ya no estaba, entonces?...la decisión estaba tomada y del baño no saldría hasta haberlo hecho con el primero que entrara por la puerta.

Me lavé el rostro, y mojé mi cabello, enjagüé mi boca quitando el olor a licor y me senté en el mármol negro que contenía la ristra de lavamanos esperando…aguardando.

Pero al parecer nadie necesitaba el baño, porque nadie había aparecido aun, al final de cuentas el tiempo de disfrutar se había esfumado. Me bajé del mármol con la intención de buscar mi bolso, así fuera arrastrándome por el piso lo encontraría.

Abriendo la puerta estaba cuando choqué con un joven, el primero en entrar, así cabizbaja como estaba me fijé en sus zapatos, no era un error, era un chico, cerré mis ojos, alcé la cabeza y busqué sus labios a ciegas para besarlo.

No pensé tener tanto valor, ni si quiera lo había visto, no sabia si era guapo o feo, pero solo quería  hacerlo porque yo quería no porque alguien me estaba obligando.

Él acomodo su cabeza para recibir mi beso, entre abrí mis labios para darle profundidad al beso, lo necesitaba, estaba hambrienta de un beso apasionado y no forzado, así que hice danzar mi lengua con la suya en un vals que duró una eternidad.

Acaloramiento por todos lados sentí, hasta en el centro de mí, un solo beso y me sentía preparada para el fin del mundo. Me restregué descaradamente contra él para que entendiera mi necesidad y así la pudiera aliviar, él por su parte sonrió contra mis labios que aun seguían unidos, posiciono una de sus manos contra mis pompis atrayéndome hacia él.

Así que este pacto estaba sellado.

Pero la sensación de ahogo antes sentida, sobrepaso la de la excitación, impidiendo así lograr mi objetivo, apartándome del descabellado acto de lujuria que estaba apunto de cometer, llevándose consigo mis fuerzas y deseos del momento, apagando la luz del momento, y de mí conciencia.





-o0o0o-


Su corazón se escuchaba latir rápido, que parecía iba reventar mi oído, su olor corporal nauseabundo inundaba mis sentidos, recordándome el porque tenia acelerado mi corazón, el mío latía igual, pero no por las mismas razones, no, el mío latía de impotencia y de amargura, mientras que el suyo lo hacia de satisfacción masculina.

Pero un día todo esto acabaría, Mikolav eso lo juro.


-Nadie nunca me había besado con la intensidad y salvajismo como anoche, Wow!!-

Escuchaba su corazón acelerado latir contra mi oreja, su respiración sobre mi cabeza, y su mano sobre mi espalda acariciándola en pequeños círculos que se sentían muy bien, además de ya no percibir ese aroma nauseabundo, ahora era un olor fresco, delicioso el cual ya había olido antes, pero eso no era lo mas relevante del momento, si no su voz…era la de Lauri, ¡era él!.

Me reincorpore en el sofá y lo vi fijamente al rostro, ¡era él! no me había equivocado.

Él sonrió ante mi escudriño, y me miró directamente a mis ojos, como si…como si, ¿podía verme?.

-Hola!!.-

Si!, podía ver, ¡podía verme!.

-Por tu cara, he de imaginar que lo has adivinado, si, ya puedo ver Saril pequeña mariposilla, el otro día saliste casi huyendo.- dijo ladeando su cabeza, mostrándome su gesto mas enojado pero con una sonrisa. Algo  hermoso!!.

Asentí, y con mis manos hice la mímica de escribir. Quería un lápiz y papel, ahora si podía comunicarme con él.

Él se desacomodo del sofá, el cual estábamos compartiendo, se puso en pie y se alejó caminando lentamente, como si supiera que lo seguía con la mirada, que grababa sus movimientos pausados que su pijama gris denotaban, esto era el colmo!, pero inevitable. Baje mi vista cuando lo vi tomar papel y lápiz, concentrándome en como había cambiado todo, o algo mejor, donde diablos estaba mi bolso!!.

Se sentó nuevamente en el sofá dándome las cosas, a lo que rápidamente le quité.

El tomó la hoja de papel y lo leyó.- Así es, nuevamente te salvé, nunca pensé que fueras tu la de la otra noche, Pauli te describió y solo ahí uní las cosas, porque me seguías.- me tendió el papel.- Ahora contéstame tu, porque hiciste eso anoche?, no me habías visto, yo si, desde que entraste al club lo hice, se me hizo un poco difícil reconocerte por tu actual apariencia, tan solo han pasado unos días y de lo que Pauli dijo no queda nada, pero cuando te acercaste hasta el escenario, fue como si vinieras a mi pedido, quería comprobar si eras tu realmente, y lo eras!, pero entonces comenzaste a llorar frente a mi, rompiendo totalmente con la imagen que tenia de ti, una chica que radiaba de felicidad y de pronto te fuiste desapareciendo de mi vista.- sus ojos ya no me miraban, miraba su cocina, lucia preocupado, algo lo atormentaba pero el que?.- El show se acortó obviamente, salí a buscarte pero no te encontré por ningún lado, y luego de la nada me encuentro contigo en el baño y te desplomas en mis brazos otra vez.- Volvió a dirigir su mirada en mi.- Con la salvedad que ahora eras otra, tu peso era  mas liviano, tu rostro mas delgado, tu semblante triste, apagado, parecía que morirías en mis brazos, me diste un susto de muerte.-
Poco a poco se acercaba a la verdad, lo podía sentir, lo sabia…su preocupación era por mí.
-Y entonces vi tu anillo, y ahí lo entendí todo.-

Oh dios!!! su mirada de reproche fue mas que suficiente que un sermón de horas, sus palabras había calado en lo mas profundo de mi ser, yo no era una drogadicta, no!, yo tenia una explicación para eso, era por culpa de Mikolav, solo con eso lo hacia desaparecer, todo tenia su razón de ser.

Rápidamente escribí en la hoja de papel.

-Eso dicen todos, pero tienes una adicción  Saril, que hubiese pasado si anoche no solo hubiese sido un desmayo, si no una reacción a la sobredosis de tu polvo?, se me congelo el alma cuando vi el anillo, pensé que morías.- sus ojos ya no mostraban la luz hacia mi, ahora era consternación, o lastima….eso era, le daba lastima, ahora salvada a una drogadicta, pero no lo era.

Tomé el papel de entre sus manos casi arrebatándoselo, para nuevamente expresarme.

Se lo tendí furiosamente, él lo leyó y quedo pensativo por unos momentos, mientras se recostaba en el respaldar del sofá cama, suspirando respondió.- Me importa, porque te quiero, por qué si no?, porque crees que corté el show de mi banda, o  que te correspondi de la forma en que lo hice a tu beso, o porque crees que mientras fui ciego, fui feliz, o porque crees que ya no uso mi anillo, no dudes de mi Saril, nunca, una vez te prometí que te protegería, tal vez en ese momento no con la convicción del por que, pero ahora si la sé.- siguió ahí, en esa misma posición de aparente relajación, pero en el tono de su voz denotaba todo lo contrario.

Quise hacerme pequeña a medida iba demostrando el porque se preocupaba por mi. Como olvidar su promesa que si tan solo la hubiese cumplido a tiempo, no seria lo que soy, pero él no tenia la culpa, no, solo era cosa del destino, que jugaba conmigo otra vez.

Esperé a ver si agregaba algo mas, pero se quedo callado, tendiéndome el pedazo de papel azul entre sus dedos. No lo quería tomar, que le diría?, no le podía decir todo lo que me había pasado durante mi odisea, no podía y me dolía.

Giró su cabeza despeinando sus cabellos contra el sofá, mirándome con tristeza, esperando por una respuesta a su no pregunta.- Tómalo.- dijo teniendo mas cerca de mi el papel azul.

Lo tomé pero sin saber que escribir, viéndolo fijamente como si pudiera escapar por solo hacer eso. ¿ qué le podía escribir?. Nada, esto no podría funcionar, aunque lo intentara, algo estaba roto en mi, que nadie podría reparar, ni él.

Una gota de agua cayó en el papel, delatando mis lágrimas algo que él no pasó desapercibido. Se acerco mas y vi elevar su mano para posicionarla en mi barbilla, haciéndome que lo viera a los ojos, esos ojos verdes que parecían ver mas allá de mi, desnudando mi alma.-No llores, o pensaré que mis palabras te han herido, pero si necesitas llorar no lo hagas sola, llora en mi, comparte tu dolor no lo guardes para ti.-

Y rompí en llanto mudo, abalanzándome a él, llorando sobre su pecho, dejándome deleitar por tener en quien llorar, por sentir que alguien me sostenía que cuidaba de mí. Sus brazos me abrazaron con presión, dejándome saber que no me soltaría hasta que acabara de liberar todo mi dolor.

No sé cuanto lloré, o si lo hice hasta quedar seca, pero él aguanto todo mi llanto, sin decir ni una palabra, solo sosteniéndome en su abrazo que rompí para corresponder a su gesto con un beso.




-o0o0o-




Él dormía tranquilamente junto a mí, mientras simulaba yo también hacerlo, no quería dormir, no cuando sabia que me encontraría en los brazos de Mikolav, y así romper mi paz momentánea. Mi estomago rugió, recordándome que había vomitado todo lo  poco que comí. Con mucho cuidado me separe de su lado viendo su semblante detenidamente, no merecía su preocupación, poco a poco estaba apagando su felicidad.

Me puse en pie y me dirigí hacia la cocina a tomar un vaso de agua, de regreso iba cuando lo vi…mi bolso, me sentí desfallecer ante la posibilidad de que él hubiera visto su contenido, al grado de casi dejar caer el vaso de vidrio, pero lo agarré con fervor, evitando el fatídico estallido del vidrio. Dejé en el desayunador el vaso y corri hasta mi bolso amarillo.

Me tiré de rodillas ante él y lo abrí con urgencia, aliviándome al ver  su contenido, ahí estaba, a salvo, esperando por mi. Lo tomé entre mis manos y lo contemple pensando que hacer ahora con él.

No tomó mucho tiempo en mi mente, me puse en pie con pistola en mano, solo una cosa podía hacer con el.
Me encerré en el baño recostándome en la puerta deslizándome hasta llegar al piso, mientras limpiaba mi ultima lagrima de mi ojo, una que lloraba por Lauri, él no merecía verme tendida sobre mi sangre en su baño, pero sentía que el valor se me estaba acabando y si no era ahora no seria nunca.

Puse la pistola aun lado de mi cabeza con mi mano temblorosa, en mi cien donde seria certero mi tiro, quité el seguro mientras sentía que nuevas lágrimas corrían por mis mejillas y entonces jalé el gatillo.





Lauri p/v


-Saril?-

jueves, 15 de noviembre de 2012

Heaven -part 2-





Parte II


Así como había llegado la guerra de esa misma forma se había marchado, dejando tras de si, destrucción, heridas y perdidas…muchas perdidas tanto humanas como de otra índole, algunas se lograron recuperar fácilmente, como las destrucciones de los edificios que en menos de un año ya estaba al 100% las reparaciones, pero otras como las perdidas humanas eran permanentes o las otras perdidas.

Ya había pasado casi un año del fatídico día, donde perdí mi voz y a ese amigo, lo busque una vez me soltaron los rusos, pero no pude dar con él, mas porque ni su nombre conocía. Si bien los rusos aseguraban no haberlo matado, los mismos que me raptaron, les creía, quería creerles me daba una esperanza, aun podía recordar la ultima vez que lo vi, sufriendo por algo que desconocía sin poder ayudarlo.

El semáforo se puso en verde y avancé alejando los pensamientos de mi mente y concentrándome en la carretera hacia Helsinki, era de noche y tenia que estar alerta, la tormenta de nieve y mas la obscuridad eran una dupla mortal.

Hace cuatro meses que me mudé, sabia que si quería encontrarlo tenia que vivir aquí, necesitaba saber que estaba bien, o al menos ver que aun vivía, en mi interior aun quedaba la zozobra de nunca mas volverlo a ver, no es que lo amara como se ama a un amante, si no mas bien, le tenia cariño, era una persona tan desdichada apática por la vida, que en un momento le di luz a su camino, y de eso tenia miedo, de que la poca luz que le había dado se hubiese extinguido y…

Basta Saril, basta con los malos pensamientos!!.

Tenia que hacerle caso a mi subconsciente y seguir adelante. Cosa que me era muy fácil de decir pero no de hacer.

Llegué a mi apartamento (rentado) con vista al mar, cuando lo vi la primera vez, me importo poco la exorbitante cantidad que tenia que pagar, la vista lo valía, y nunca había sido tan dichosa de amanecer viendo nacer al sol. Me recosté en mi cama y me dispuse a descansar, entre mi tarea de buscar al chico de ojos verdes, debía estudiar el lenguaje de señas. Cerca de mil veces me había inscrito en esas clases pero siempre abandonaba, los recuerdos volvían a mi mente, y darme cuenta que no debería estar aprendiendo tal cosa me daba rabia…y abandonaba para  no sufrir.

No me di cuenta cuando me cambié de ropa, ahora llevaba un vestido beige largo hasta los pies, las piernas y brazos me dolían mucho, pero no era para tanto, apenas y había subido la comida del súper por las escaleras, eso no me lastimaba. Me puse en pie y fue cuando me percate que no estaba en la paz de mi habitación, estaba en las barracas del cuartel ruso.

El bullicio me atormentaba, todos gritaban, iban y venían por doquier algunos chocando conmigo, otros apartándome fuera de su camino, así que me dejé llevar por la marea de personas para encontrarme con la realidad.

El sol me cegó por unos momentos, el lodo bajo mis pies descalzos me hizo dar un brinco por el cambio brusco de temperatura, y el ventorral golpeo contra mi rostro alborotando mi cabello caoba por doquier. La marea de personas seguían saliendo tras de mi, empujándome hacia delante, sin poder reaccionar y quitarme del camino, solo hasta que fui vencida y derrotada cayendo al lodo.

No me podía levantar, mejor dicho no quería, porque tenia que estar en esta posición?, tan a la merced de todos?, no podía decir nada, nadie podía ayudarme, es mas juraba que nadie se percataba de mi presencia. Intente levantarme pero alguien me pisó impidiendo el acto.

Qué había hecho yo para merecer esto?.

-Déjame te ayudo.- dijo un voz masculina con acento ruso. Al instante me dio miedo, no me habían tratado mal pero tampoco bien, y ahora uno de ellos quería ayudarme…

Me levantó y me quedó viendo, fijamente al rostro evaluándome tratando de verme a través del lodo, una inmundicia finlandesa como ellos solían llamarnos. Se llevó su mano al bolsillo de su pantalón y saco un pañuelo con el cual me limpio el rostro.

-Eres tu!!- dijo con asombro el chico rubio.- Eres la que se salvo.-

No lo recordaba, pero al parecer él si.

Y eso me ayudo mucho, por un tiempo,  me tomo bajo su tutela y me saco de las barracas, pero solo para llevarme a su guarida donde todas las noches me violaba una y otras vez, tal como lo hacia ahora.


El celular sonó trayéndome de vuelta a la realidad, evitando una nueva intromisión del ruso en mi cuerpo. Me puse en pie y busqué el móvil, era un mensaje de la universidad, confirmando mi inicio de clases, este seria el definitivo si no resistía, nunca mas lo volvería a tomar.

Me fijé en la hora y no pasaban de las nueve de la noche, tenia aun mucho tiempo, pero lo ultimo que quería hacer era dormir. Sabia que nuevamente me dejaría llevar por mis recuerdos, volviendo al pasado, volviendo a los brazos de Mikolav, no, eso no podía pasar, lo mejor era no dormir, así que me fui a la cocina donde guardaba mi polvo, saqué un miligramo y no inhalé, eso bastaría para estar bien…era lo que necesitaba para no ver a Mikolav, con eso lo mantenía  raya, a él y sus caricias.




-o0o0o-




Me podía dar por satisfecha llevaba mas de dos semanas y aun seguía en el dichoso curso, era muy útil, mas cuando era mi única forma de comunicarme con las personas, que poca falta me hacia, era mas apática, retraída, ya ni sonreía, pero ni falta que hacia, porque hacerlo?, no había motivo.

Llevé  la taza de café hasta mis labios, lo inhalé primero dejando que le olor penetrara en mi sistema y luego tomé un sorbo, uno pequeño viendo por encima de la taza todo a mi alrededor, era la segunda vez que venia al Café Aalto y era un lugar pacifico, diferente a los demás cafés, la mano de Alvar Aalto estaba por todo el lugar, diseñado exquisitamente con colores tan tenues que te hacían querer sonreír de la paz que te transmitían pero era toda la combinación la que daba esa sensación y que la mayoría de publico eran personas mayores, que hablaban bajo y apenas se tomaban la molestia de fijarse en los demás como yo.

Por un momento pensé que  era la única joven en el café, aparte de las meseras, pero al fondo en la terraza cubierta de vidrio como imitación de paredes, había un joven. Deposité la taza en la mesa, apoyando mi brazo en está para estar mas cómoda, y para apreciar mejor al susodicho.

Apenas y miraba su perfil, su quijada cuadrada con apenas una barba de dos días, su nariz apenas visible y unos lentes negros cubriendo sus ojos del sol, que lo tenia frente a sí, su pañoleta blanca ocultaba mi vista de su cabello y sus manos volaban sobre la revista.

La mesera se acercó y pude ver la mitad de su sonrisa, se quitó los lentes y ella le sonrió aun mas, definitivamente la cautivó, y a mi me intrigó, así sin los lentes… ¡se parecía a él!, pero… como saberlo?, fácil solo tenia que irme hasta donde estaba él, presentarme y …que?, ya no podía hablar, pero…. ¿Por qué diablos estoy pensando en eso si una de mis metas era volverlo a ver?, rápidamente saqué una hoja de papel y un lápiz, tenia que llegar con algo escrito, por si no me recordaba.

Listo, terminé unas cuantas líneas, me puse en pie, y …él ya no estaba, frenéticamente lo busque con la mirada por todo el lugar, pero no lo ví, y si era él? Y si lo tuve tan cerca y …por ¿nerviosismo? Lo dejé partir. Rápidamente saque otra hoja de papel esta dirigida para la mesara que lo había atendido, tenia que saber dos cosas.

La encontré y le di el papel a lo que ella se disculpo por mi falencia de hablar y respondió.

-Eran verdes, y si, siempre viene por aquí-

Era él!! Lo sabia!! Era el chico del tren, por fin lo había encontrado.




-o0o0o-




Esa noche no pude dormir, no por mis pesadillas con el ruso, sino por pensarlo a él. No tenia sentido, pero desde que lo vi ( supuestamente) no podía sacarlo de mi mente, recordando nuestro único día juntos, ese dia que tantas veces lo salve, y solo en la mas importante fallé, pero al menos él aun vivía…vivía! Y eso era lo importante.

A primera hora de la mañana me levante muy temprano y me arreglé, creo estuve parada frente al espejo por mas de una hora probándome cuanta ropa se me cruzara por el armario, solo para terminar con mis jeans negros ajustados, una blusa blanca holgada, mis botines negros, mis abrigo, gorro, bufanda, el conjunto mas normal de cualquier chica.

Eso no era una cita, no sé porque actuaba de esa manera. Y salí volando ( deseé claro) hacia el café.
Lo esperé por mas de cinco horas y no llegó, la mesera me dijo que no era puntual en sus horas de visita, lo hacia generalmente por la mañana pero también venia por la tarde, pero no podía seguir esperándolo mi clase me aguardaba y con pesar me fui.





Volví a las dos horas, ya eran pasadas de las cuatro de la tarde y el sol ya se había ocultado. Me senté en la misma mesa que siempre y esperé, tenia que llegar, lo tenia que ver, hablar…bueno eso no, pero tenia que saber que yo también estaba bien, aun la imagen de dolor de su rostro aparecía en mi mente.

Para matar el tiempo saqué mis cuadernos y me puse a practicar la lección dejándome absorta de mí alrededor. La campanilla del local sonaba cada vez que alguien entraba, provocando en mi un trance, además todos conversaban muy quedamente casi se respiraba el silencio, mis ojos estaban cansados no había dormido muy bien los últimos días, eso y el silencio eran una mala combinación.

La campanilla sonó, pero esta fue tan estrepitosa que me hizo despertar, quede viendo a todos lados y maldije, estaba en su cama, sudorosa y olorosa a él, a Mikolav, este estaba de espaldas a mi, totalmente desnudo y cansado después de haberse saciado a mi costa. Me puse en pie y caminé cojeando hasta el baño para tratar de limpiarme sus fluidos. Era un sádico, masoquista, y yo su juguete …su muñeca, como me decía, con la que podía jugar y la que no se quejaba, ese era mi papel, mi nuevo estilo de vida, entonces fue cuando comprendí sus palabras, para que seguir viviendo en esta mierda de vida?.

-¿Estas ahí muñeca?.- gritó Mikolav al otro lado de la puerta, dándome un susto de muerte, haciendo que resbalará la navaja de mi mano. Azotó la puerta tras darse cuenta que no tenia intención de abrir, pero para que abrirle, si le abria seguiríamos jugando y ya estaba cansada de jugar.

-Mi muñeca de hielo, abre la puerta, o de lo contrario me enojaré mucho contigo, y sabes como me pongo enojado.- un escalofrió corrió por mi espalda tras entender su mensaje, la ultima vez, me había cortado el pelo, mi largo pelo, lo que mas amaba de mi, amarrado a la cama y violado sin descanso hasta hacerme sangrar.

Rápido…tenía que actuar rápido.

Los azotes a la puerta se incrementaron en cantidad y sonoridad, poniéndome mas nerviosa de mi labor. Pero no la encontraba, el piso estaba mojado y se confundía con este. Rápido…rápido… o si no.

La tomé entre mis dedos, rápido!! Faltaba tan poco…. La coloque al nivel de mi muñeca donde mis venas estaban mas dilatadas y …la puerta se abrió, aventándome al rincón de los azulejos de una sola patada en el pecho, irrumpiendo en mi privacidad…en mis planes…en todo.



La campanilla que avisaba la entrada de un nuevo cliente nuevamente sonó pero ahora mas sutil, como debía sonar, rápidamente trajo mi atención la puerta, desperezando mis ojos de mi repentino “descanso” para ver a un joven  entrar. Lo escaneé desde abajo, traía botines negros, un pantalón un poco pegado color negro, una gabardina tipo saco, una camisa blanca con una bufanda gris, unos lentes negros que hacían juego con su gorro negro y un bastón.

Era el chico de los ojos verdes.

Mi corazón instantáneamente se aceleró, lo sentía casi salir de mi blusa, quise levantar mi mano para que me viera y …bueno me reconociera, pero tras pasar el umbral de la puerta giró su rostro hacia la barra y la mesera que me había dado la información corrió hacia él, lo tomó del brazo y ese acto tan casual pero personal, no me gustó, me dieron ganas de gritarle que lo dejara, pero que bueno que no podía hablar, yo no era nadie para hacer eso.

Siguieron avanzando hasta la terraza techada, ¡lejos de mi!, y él tomó asiento  y ella se alejo. ¿Qué era esto?, parecía una mujer celosa!!  CELOSA!!! Esto no estaba bien, nada bien.

Ahora si, tenia que ir hasta él y … en estos momentos odiaba tanto ese dia, el dia que me quedé muda, así no podría comunicarme con él. Según los doctores no había problemas con mis cuerdas vocales o algún nervio, todo fue a causa de la impresión del momento, hablaría cuando mi “cerebro” se sintiera listo, pero de eso ya un año, un mísero!! Y puñetero año.

La mesera le llevó su café, y yo aun seguía sentada en el mismo lugar observándolo como si fuera una stocker. Pero que le iba  a decir?, nada, a lo mejor me reconocía, y luego?...él aun seguiría atormentado por su esposa, y ya no contaba con sacarle platica, lo mejor era no ir hacia él, no tenia caso, solo le daría lastima y pesar.

Así que me quede sentada, viéndolo sin perder ningún detalle, trabajaba en algo, sus manos parecían casi volar sobre…su laptop a lo mejor, estuve tan inmersa en mi vigilancia que el tiempo se fue volando y ya eran mas de las ¿!nueve de la noche¡? Pero que tanto hacia ese hombre en ahí?. Tenia curiosidad pero no para tanto, cuando se dispusiera a partir me cambiaria de mesa y que la casualidad nos reencontrara, era lo mejor.

Vi acercarse a la mesera, él se puso en pie y abrazó su brazo, otra vez ese acto tan íntimo me provocó malestar, pero rápidamente guardé todo y me fui a sentar a una mesa estratégica.

Se acercaba….¡¡se acercaba!! Y a mas cerca lo tenia mas rápido latía mi corazón…¿pero por qué?, me puse en pie justo al tiempo que iba cerca de mi mesa y …pasó por mi lado tropezando con mi hombro, a lo cual giró su rostro y me miró a través de sus negros lentes.

-Lo siento.- dijo él, con su voz tan dulce como la recordaba, y siguió su camino como si hubiese sido nadie, como si no recordara nada, como si…yo no valiera nada para él.

Me sentí estúpida, por haber estado pensando en él todo este tiempo, por haber perdido mi tiempo, por haber venido a Helsinki con la esperanza de verlo y…

Que tonta fui, él nunca fue nadie, ni mi amigo ni nada, siempre fue y seguirá siendo un extraño, un extraño que con su indiferencia había trastornado mi mundo. Sentí mis piernas debilitarse, pero no le daría ese beneficio, no me derrumbaría, no lo hice frente al ruso, mucho menos hacia su indiferencia.

Mis ojos aun lo seguían, con rabia y tristeza, aun lo seguía, queriendo alcanzarlo y gritarle lo mucho que me estaba haciendo sufrir, pero que parecería? Una loca que le reclamaba, que bueno que no podía hablar, pero pensar en eso me enojaba, me hacia recordar todo lo que viví en Rusia.

Mis ojos ardían, mi corazón dolía, y solo exploté cuando descubrí el porque no me reconoció.

Oh mi dios bendito!! Pensé y articulé en mis labios tapándome la boca con mis manos. La mesera se regresó y él abrió su bastón el que había olvidado por completo que llevaba y lo extendió para abrirse camino entre los transeúnte, un bastón para ciegos, él estaba ciego…

Estaba ciego.

Dios!!.

Y mis piernas finalmente cedieron ante el repentino debilitamiento, todo dio vueltas a mi alrededor, y mientras me deslizaba al suelo me agarré del mantel de la mesa trayéndome con el todo hasta el piso. Era imposible!! Él no podía estar ciego, era preferible pensar que me había ignorado y no que…no me pudo ver, quien mas sino yo para saber lo que se sentía ser ciego. Oh dios mio!!.

-Esta bien señorita?,- alguien me pregunto pero no podía localizar la voz de la mesera, no podía dejar de ver esa imagen del bastón y su andar por la calle, oh no!! Él estaba ciego!.

Estaba ciego!!, ciego!!.

-¿Se siente mal?, respóndame, ¡¡no me asuste!!, ¿qué le duele?, ¿por qué llora joven? Dígame porqué?.-
La mesera me estaba zarandeando y casi gritándome, quería responderle pero no podía, ni siquiera indicarle que era muda, que no tenia caso, además era lo de menos si estaba bien o mal, él estaba ciego, y recordando eso me puse en pie, omitiendo el repentino mareo de mi acto, me solté de la mesera pero sin saber que hacer, o mejor dicho si lo sabia, tenia que encontrarme con él, y no podía esperar hasta mañana.

Me limpie con la manga de mi blusa mis lagrimas y salí corriendo del café, el viento gélido me congeló y me recordó lo expuesta que estaba al frio, pero poco me importo, lo único que necesitaba era…encontrarlo.
Corrí por la dirección que tomó, no debería estar muy lejos, debería estar cerca, tenia que estarlo! Tenia que!!.

Me costaba respirar, mis piernas ya no podían correr mas, pero cuanto había corrido?, parecían mil cuadras, pero aun así seguía caminando. Lo mas probable era que había doblado en alguna esquina, pero yo seguí y seguí en línea recta, como si supiera por donde había caminado, como si siguiera sus migas.

Pero ya no podía mas, el frio me lo estaba recordando, andaba a la deriva sin abrigo, no lo encontraría en mi estada actual. Un taxi tenia que buscar y llegar a mi casa, o enfermaría.

Que tonta fui, por salir corriendo había dejado botada todas mis cosas, pero no me importo en ese momento nada importó. Alcé la mano para llamar un taxi cuando lo vi, al otro lado de la calle caminando con su bastón a paso lento pero seguro, verlo así me rompió el alma, era como verme al espejo, por mucho tiempo anduve así, mas no en la calle ni en la noche.

Espera!! Grité, pero solo en mi menté se escuchó, y me odié por ser incapaz de hablar. Sin fijarme en los carros que podrían venir por la carretera me abalancé a su encuentro. Más de uno me pitó tras frenar abruptamente por mi  locura, pero mi locura tenia razón de ser, y ahora estaba tan cerca.

 Otra vez quise gritar que se detuviera, cuando crucé la calle, pero mi maldita voz no salía, la impotencia del acto me hacia rabiar por dentro y odiar mas a los rusos. Si tan solo pudiese hablar él ya me hubiese reconocido.

Corrí para darle alcance pero tal parecía que caminaba mas rápido de lo que pensaba, o yo no era capaz de correr en mi estado de agotamiento o tal vez de hipotermia.

No corras!!, déjame alcanzarte!!, traté de hablar, pero inútilmente, las palabras no salieron de mi boca, pero ya no estaba tan lejos apenas unos metros me separaban, tenia que dar un ultimo esfuerzo, lo tenia que dar.

Toqué su hombro y al instante se detuvo, di un respiro de satisfacción, pero fue lo ultimo que hice, el cansancio me venció o el frio me mató, porque lo único que vi luego fue el negro de la noche cernirse sobre mi.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Dangerous Kind -C27-28-

AaLee!!! estos caps van para ti...ya que sigues la historia...
Gracias Luu por leer Oblivion y dejar tu comentario gracias!!!






Capítulo 27: El tiempo

------------------- (Narrado por Eero) -------------------

-Helena estoy cansado, vete por favor- Finalmente dije saliendo de mi ensimismamiento. 

Ella no dijo nada, sus ojos aún estaban húmedos y sus labios rojos un poco abiertos, a punto de pronunciar alguna frase. Caminé hacia la entrada de mi casa y procedí a abrirle la puerta, sin embargo ella no hizo ningún movimiento, su rostro mostraba indignación, como si ella no puede creer lo que estaba haciendo. No pude evitar sentirme dolido al verla derrotada y quizás verdaderamente arrepentida, pero definitivamente no estaba dispuesto a quedar como en tonto en esta historia, no estaba dispuesto a perdonarla. 

-¿Quieres más tiempo?... Porque si es eso yo te lo doy, pero no me quietes la oportunidad de recuperar tu confianza-Dije ella en un hilo de voz. Estaba conteniendo tanto sus lágrimas que parecía como si estuviese ahogándose en ellas. 

-¿Confianza?, esa palabra te queda grande. No necesito tiempo para nada. Hazte un favor a ti misma y vete de mi casa- Dije con la mayor expresión de inclemencia que pude adoptar. Mis propias palabras me causaron un intenso dolor, sentí tensión en mi pecho al haberla insultado de esa forma, por un momento pensé en retractarme… pero no lo hice, no tuve el valor para hacer tal cosa. 
Hubo un silencio incómodo en el que ella limpió sus lágrimas rápidamente. 

-Tu actitud está cambiando todo. No te culpo, estás en tu derecho. Lamento haberte molestado y quitarte tiempo- Dijo ella cruzando con firmeza el camino hacia la salida de mi casa. 

Unas inmensas ganas de detenerla surgieron dentro de mí, quise tomarla por los brazos y sacudirla para reprenderla por su estúpido error, quise besarla y pedirle que se quedase, tuve que mirar hacia el suelo para contenerme, evité a toda costa su mirada. Mi orgullo fue más fuerte y tan solo la deje retirarse silenciosamente, cerré la puerta luego de su partida, me senté sobré el sofá del living y la soledad me invadió. 

No pasó ni un segundo desde que me posé en el sofá, me levanté con agilidad y corrí hacia la ventana para verla por última vez. Helena estaba emprendiendo su marcha hacia su auto, su paso era lento y con la mirada fija en el suelo, la lluvia llegó repentinamente y comenzó a mojar todos los rincones, pensé que su primera reacción seria correr para protegerse de las implacables gotas de agua, pero solo se subió la capucha del sweater hasta la cabeza y siguió caminando lentamente mientras poco a poco se empapaba. 
Minutos después ya no quedó rastro de ella, finalmente se había marchado de mi residencia… y de mi vida. 

Mientras terminaba de armar el equipaje, recibí una llamada, cogí mi iphone inmediatamente. Era Aki. 

-Hey Eerito ¿Cómo estás?, ¿Qué haces?- Me saludó el baterista. 

-Más o menos. Estoy empacando lo que llevaré para la gira, realmente tengo las maletas casi vacias, no se ni que llevar… baah, creo que no llevaré nada- Dije sin ánimos.

-Mejor! Así puedes comprar cosas por todo el mundo-Bromeó Aki.

-Juas!! ¿Acaso crees que soy millonario?- Pregunté 

-Pues claro hombre! Yo también lo soy- exclamó

-Si eres tan rico entonces me las comprarás tú!- Dije sin evitar sonreír, algo que no hacía desde hacía tiempo. 

-Hey no exageremos! Hehe… Eero ¿estás seguro de que estas bien?, sé que es una pregunta mis tonta, pero es que de verdad me preocupas- Me cuestionó cambiando el tema. Supuse que notó mi voz decaída. 

-Bueno Aki la verdad las cosas no están bien. ¿Estás cerca?- Dije.

-Si por supuesto, estaba justamente comprando unas cosas. Pero en 20 minutos estoy en tu casa- Respondió Aki. 

-Tráete una botella de Vodka- Tenía ganas de desahogarme con algo fuerte, ya casi había olvidado el sabor de aquel licor nórdico. 

-¿Qué demonios te pasa?... Tu no tomas!- Profirió Aki impresionado. 

-Deja de fastidiar y compra la maldita botella… Por favor con soda, no pensarás que nos la tomaremos con el agua del grifo- Dije.

-Está bien hombre, relájate… Ya voy para allá- Colgó.

Pasaron los 20 minutos y aun yo seguía sentado sobre el sofá sin darle importancia alguna a mi equipaje, intenté despejar mi mente pensado en la gira, aun tenia nervios por las impresiones del público… y más aún por los acontecimientos posteriores al tour. Aki se presentó puntual con una botella de Koskenkorva Special Edition, lo hice pasar y serví dos tragos de la vodka con soda. 

-Ni creas que esto va a ser costumbre! Sólo por hoy!, en la gira serás igual de serio que siempre, nada de bebidas alcohólicas- Me reprendió. 

-Mira quién habla!-le repliqué.

-No quiero que tomes mis malos ejemplos hahaha- Rió para luego cambiar su expresión repentinamente a una totalmente juiciosa. -Estoy hablando en serio- 

-Vamos Aki, esta es una emergencia… Definitivamente estoy cruzando los límites, no puedo seguir irrespetando mis creencias- Dije pensativo y dando un sorbo a mi vodka, y vaya que fue placentero después de tanto tiempo. 

-¿Qué tal?... Te traje lo mejor de lo mejor-Sonrió Aki dando un sorbo.

-Excelente!... wow de lo que me he perdido… ¿Qué demonios estoy diciendo?- Bromeé.

-Ahora dejémonos de rodeos, ¿qué pasó con Helena?-musitó.

-¿Cómo adivinaste que se trata de ella?- Me impresioné un poco, aunque no me extrañó demasiado que tanto Aki como Pauli me conocieran tanto… e incluso Lauri.

-Tu expresión es inconfundible… ¿La viste?-

-Sí, se fue hace como una hora… Fue algo muy desagradable-

-¿De veras?... ¿te gritó o te reclamó algo?-

-Ese es el punto, que todo estaba tan espeluznantemente silencioso… Ella no es una persona que demuestra sus sentimientos muy fácilmente, pero con lo que me dijo esta mañana quedé totalmente impactado, parece como si realmente le hubiese dolido el hecho de haberme puesto el cuerno con Lauri- Hice una mueca de repulsión al pronunciar la última frase, sonaba tan poco convincente para mí, sentí vergüenza de comentar tal cosa con Aki. 

-Pero ya sabemos cómo es ella realmente, y por muy arrepentida que esté, si es que realmente lo está… Ella cometió un grave error, separó a dos personas que prácticamente eran como hermanos… Imagínate lo incomodos que estaremos en la gira con ustedes dos peleados como perros y gatos- Dije Aki en tono de preocupación. 

-Por mi parte te puedo decir que soy un profesional. No me gusta mezclar lo personal con el trabajo-

-En esta profesión de músico eso es algo imposible… y lo sabes- 

-Apuesto lo que sea a que el imbécil de Lauri escribe una canción sobre esto, y de seguro es un éxito mundial… Tiene tanta suerte el muy miserable- espeté 
Aki no dijo nada, tan solo me miró con los ojos desorbitados como si estuviese mirando un fantasma. Dejó su trago a un lado y su mirada estremecida cambió a una más meditabunda. 

-Me asustas… No eres el mismo de antes-

-¿Y Cómo serlo después de esto?... Aki me siento realmente mal-La melancolía me irrumpió, mis ojos estaban irritados. 

-Entiendo… ¿Realmente crees que esté arrepentida?-

-Si lo está, sólo que estoy confundido… No sé si está realmente lo lamenta porque aún me ama o esta arrepentida porque no quiere quedarse sola- Mi mente divagó e imaginé miles de historias. 

-Pues una cosa si es cierta amigo… Ella pasará un buen tiempo sola, porque tanto tu como Lauri se irán de Finlandia. Quizás en esos meses serán suficientes para que ella rectifique su error… Pero la pregunta es la siguiente, ¿la vas a perdonar cuando regresemos?- Me preguntó Aki esperando una respuesta concisa. 

-No lo sé… también hay otra pregunta que ronda en mi cabeza-

-hum… me temo que se cual es- Dijo Aki terminando su primer vaso de Vodka. 
Suspiré y serví un segundo trago tanto para él como para mí. 

-Sientes miedo de que ella y Lauri terminen justos de nuevo- Dijo Aki.

-Estas en lo cierto. No solo tengo miedo de que ellos regresen, sino que lo que sientan sea algo genuino, porque hasta donde tengo entendido ellos solo quisieron pasar un buen rato, los muy malditos!... En fin, ¿sabes si ellos aún mantienen una relación?- pregunté tratando de calmar mi rabia. 

-No lo están… Pero no puedo seguirte contando más acerca de eso porque sería desleal. Pienso que debes hablar con él personalmente, por lo menos para recuperar la amistad. Pauli y yo estamos muy preocupados por ustedes dos- Me aconsejó AKi.

-Tal vez… Quiero preguntarte otra cosa Aki, y por favor contéstame con sinceridad por muy fuerte que sea la respuesta- estaba a punto de ratificar mi masoquismo. 

-Está bien, aunque te digo que estoy aquí para aconsejarte, no para traerte ningún tipo de información. Me conoces y sabes que no soy ese tipo de personas- El baterista fue muy tajante en aquella declaración.

-Lo sé amigo, mi intención no es convertirte en un chismoso o algo por el estilo… Creo que ya los perjudicamos lo suficiente como para continuar echando a perder las cosas… Solo quiero saber algo porque sé que Lauri confía demasiado en ti así como yo lo hago- Estaba a punto de lanzar mi pregunta, aunque sin muchas esperanzas de obtener alguna contestación. 

-No pretendo traicionar la confianza que me tiene ustedes, por eso me limito a aconsejarlo a ambos… hombre ya me tienes con los nervios de punta!!! Pregunta de una buena vez!!- expresó.

-¿Lauri está enamorado de Helena?...- Pregunté finalmente.
Aki no contestó, bajó la mirada evadiendo por completo mi duda.


Capítulo 28: Life is gonna turn around 

------------------ (Narrado por Lauri) -------------------

Era tiempo de comenzar desde cero, volver a nacer, olvidar el pasado. Mientras hacía mis maletas trataba de pensar en los seguidores de The Rasmus, las únicas personas que confiaban en mí ciegamente, creían fielmente en nuestras letras con la idea de que llevábamos una vida romántica y perfecta. Me sentí culpable al saber que yo no era la persona que muchos creían, mis seguidores pensaban que yo era un modelo a seguir, pero la realidad era otra, no soy más que un insensible traidor y mentiroso. 

Lunes por la mañana, el verano había dejado sequía a su paso, sin embargo sus últimos días habían llegado a causa de las nubes grises que se visualizaban en el cielo, anunciando un fuerte torrencial de agua. Una brisa cruzó mi ventana desempolvó un poco mis ideas, como si la lluvia fuese capaz de limpiar el remordimiento que en ese momento sentía. Las maletas ya estaban hechas, mi departamento ordenado e impecable y mi documentación sobre la mesa del living tan solo esperando el momento en el que llegara el taxi a recogerme y llevarme hasta el aeropuerto. 

Me senté en mi studio privado, tomé unas hojas de papel y comencé a escribir versos sobre una de ellas. Sin hacer esfuerzo alguno, sin levantar la mirada del papel y escribiendo a una velocidad constante ya en pocos minutos tenia una canción escrita, paré de escribir, tomé la hoja y la leí unas cuantas veces. 

-Esta canción debería llevar tu nombre- Pensé en voz alta y reí con sarcasmo.
Seguidamente tomé mi pequeña laptop y la encendí con la leve esperanza de encontrar siquiera un mensaje. Ninguna novedad, me sentí decepcionado pero a fin de cuantas ella estaba haciendo lo correcto, evitar a toda costa tener contacto conmigo. 

-¿Qué hago para arrancarte de mi completamente?- Murmuré de nuevo en voz alta mirando hacia la ventana, donde aun se podía apreciar el grisáceo paisaje. Helena estaba doliéndome de una manera insoportable, pero no tuve tiempo de dar respuesta a mi propio cuestionamiento. El intercomunicador de mi departamento sonó sacándome de mi ensimismamiento. 

-Su taxi esta abajo esperándolo, señor Ylönen- Me avisó el vigilante del edificio.

-Muchas gracias. Dígale que no me tardo, ya estoy saliendo- Le contesté.

Volví a guardar con apremio la laptop en su bolso junto con la canción recién escrita, tomé mis maletas y besé la foto de Johannes que estaba en la mesa de living. Me dolía un poco salir de gira, ya que implicaba pasar menos tiempo con mi hijo, consideré que me estaba perdiendo de mucho mientras él creía aceleradamente. Hace algunos años estaría lleno de euforia por viajar a un montón de países donde me esperarían muchas botellas de vodka y cerveza, fiestas en todos los clubs de las ciudades y mujeres hermosas esperándome en la cama cada noche. Todas esas cosas perdieron sentido con la llegada de Johannes, cuando la esencia de nuestra música y mi estilo de vida precipitado dieron un cambio drástico. A esto le debo sumar la mayor de las estupideces de mi vida, el mas grave error… perder la confianza de mi mejor amigo, la fuerte amistad que construimos desde hace años se estaba desmoronando a pedazos en solo días. 

Mientras iba en el taxi recorriendo la ruta hacia el aeropuerto. Miré con melancolía mi ciudad, al fin y al cabo estaría unos meses lejos de ella. Llegué a mi destino, me bajé junto con mis pertenencias, le pagué al conductor mientras el me deseó un buen viaje. 
Caminé primero a paso lento, no quería encontrarme con la mirada acusadora de Eero, pero el vuelo saldría dentro de dos horas y debía apresurarme para encontrarme con los demás y hacer el check-in pronto. 

-Lauri!... Que bueno que llegaste, solo esperábamos por ti para registrarnos. Ahh! Estoy tan emocionado, será una excelente gira!-Dijo Pauli mientras me acercaba, se que estaba tratando de relajar un poco la tensión que había entre nosotros. 

-Disculpen la tardanza, es que el tráfico esta alago congestionado- Dije buscando con la mirada a Eero, pero no pude verlo por ningún lado.

-No te preocupes, de todas maneras estamos puntuales. En dos horas y media estaremos en Viena para hacer las pruebas de sonido- Dijo Aki con una leve sonrisa. 

-Justo a tiempo, Ylönen-Dijo una voz detrás de mí. Era Eero, llegaba a nuestro encuentro con un vaso de Starbucks en la mano izquierda, cosa que me impresionó un poco, no solía gustarle tomar café. No pude evitar sobresaltarme luego de que apareció de esa forma tan repentina. 

-Tranquilo, no voy a matarte-Continuó en tono satírico. Aki y Pauli se habían alejado de nosotros para hablar con los técnicos, por lo tanto no lo escucharon.

-No tengo miedo-Le dije con firmeza.

-Pues deberías-Contestó en forma de amenaza. 

No contesté, fingí haber ignorado su comentario y así pasamos las próximas horas durante la espera para el check-in, incluso durante el vuelo permanecí callado sin emitir sonido alguno, tan sólo me limité a escuchar el último álbum de Björk en mi ipod. 
Llegamos finalmente a Viena. Nos trasladaron hasta un lujoso hotel en el centro de la ciudad donde las fans nos recibieron calurosamente, firmé autógrafos y acepté tomarme fotos con los fans tratando de que no se notara la preocupación en mi cara. Aki Pauli y Eero hicieron lo mismo. 

Tuvimos muy poco tiempo para acicalarnos en el hotel. Me di un baño rápido para luego salir a una pequeña rueda de prensa que teníamos pautada para aquella tarde, mientras que durante el resto de la noche estaríamos en las pruebas de sonido antes del concierto de inicio del tour.

--------------------- (Narrado por Eero) -----------------------

Las primeras tres semanas pasaron rápidamente, cosa que agradecí enormemente. Se me dificultaba pasar tanto tiempo aguantando la presencia de Lauri, esta vez estaba mas que enfocado en su trabajo, dando ideas en cada concierto, parecía estar evadiendo la realidad hundiéndose de lleno en la música, su actitud estaba tornándose cada vez mas prepotente, no aceptaba ningún error, todos los sonidos debían salir perfectos para él.
Durante la prueba de sonido en Firenze, Aki dejó de tocar al primer minuto de “No fear” porque repentinamente tuvo un esguince, a esto Lauri se volteó para mirarlo con desdén.

-¿Qué demonios te pasa?-Vociferó Lauri de mala gana.

-auch! No es nada… Comencemos de nuevo-Dijo Aki con una expresión de intenso dolor que intentó disimular a los pocos segundos. Tomó de nuevo sus baquetas para comenzar de nuevo a tocar, pero Pauli lo detuvo.

-No puedes seguir tocando así. Deja que te revisen ese brazo por un momento. Iré a llamar a los de primeros auxilios-Dijo Pauli calmadamente quitándose su guitarra de encima.

-De ninguna manera! No hay tiempo para tonterías, debemos seguir ensayando, aún no sonamos perfectamente-profirió el vocalista malhumorado por el retraso.

-Basta Lauri, necesitamos un descanso de algunos minutos. Ya hemos ensayado millones de veces y sonamos excelente, además Aki esta lastimado- le contestó Pauli con el ceño fruncido.


-No me importa! Tenemos que sonar cada vez mejor. No habrá descanso! -espetó Ylönen limpiando el sudor de su frente y volviendo a colocarse detrás de micrófono.
Al escuchar esas últimas palabras del que alguna vez fue mi mejor amigo, estallé encolerizado. Ya había sido demasiado soportar su egocentrismo durante tres semanas, dándonos órdenes como si el fuese el cabecilla de la banda, cuando desde un principio la política de The Rasmus era que los cuatro somos los líderes. 

-Eres un maldito imbécil!- lo insulté en voz alta sin que nada a mi alrededor me importara. Sentí las miradas confundidas del baterista y guitarrista. Lauri me observó igualmente entre confundido y sorprendido. Me deshice de mi bajo dejándolo a un lado.
No me contestó, estaba esperando a que yo lo siguiera provocando, y así lo hice.

-No te importan tus amigos, ¿verdad?. Por supuesto que no! Me consta que no eres más que un egocéntrico y un estúpido cuya vida no tiene sentido, y de nada te sirve tener todo el talento del mundo si lo desperdicias comportándote como un inmaduro e irresponsable de sus acciones. Déjame recordarte que no eres el líder de The Rasmus, traidor!!-Sin darme cuenta, me había acercado hasta donde el estaba con el puño cerrado.

-Bien, encárgate tú de la banda entonces… Sé tu el líder- Dijo desafiante con ira en sus ojos. 

-Lo he sido durante 17 años, al igual que Pauli… y Aki desde hace 12 años. Así que a mi no me vengas con tus “órdenes”-Dije con firmeza.

-Esto no lo voy a tolerar!!! No voy a presenciar ninguna pelea entre ustedes dos. Y entiendan que los asuntos de la banda no se relacionan con sus cosas personales. No voy a permitir que destruyan a The Rasmus por cualpa de una mujer, porque déjenme decirles que tanto Aki como yo hemos dedicado nuestras vidas a este proyecto!... Si van a triturarse a golpes mutuamente, que sea fuera de este escenario!- Profirió Pauli con gran enojo poniéndose entre nosotros.

-Tenlo por seguro- contesté sin pensar con rabia.
Pauli me observó sin dar crédito a sus oídos, como si yo fuese incapaz de haber dicho algo como eso.

-Pues deberías pensarlo, porque siempre te he admirado por ser el mas equilibrado del grupo. No esperaría esto de ti, Eero- Dijo finalmente retirándose con Aki, quien había permanecido inmóvil sentado en la batería y atónito por lo que acababa de presenciar. 

Minutos después Lauri también abandonó el escenario sin antes observarme como si quisiera fulminarme. Me quedé sólo sobre la tarima observando las gradas aún vacías, ¿cómo podríamos dar un concierto después de lo que había sucedido?, no era momento para pensarlo, en menos de 6 horas estaríamos tocando sobre ese mismo escenario con personas a nuestro alrededor esperando nuestra mejor presentación. Fui hacia el camerino con un gran vacío dentro de mí, caminé con la mirada en el suelo mientras los técnicos me observaban perturbados. No cabe duda de que mi vida está cambiando.
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