"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

miércoles, 9 de enero de 2013

Dangerous Kind C-29-30-31


Hola!!!! feliz navidad...año nuevo..etc..etc... XD...
Tiempos sin una entrada...pero nunca es tarde... y esta va dedicada para Aalee...que le encanta esta historia.

Gracias Aniitha_Lintu, por tus comentarios en Oblivion....me encantan!!!







Este fic no me pertenece.
(c) Flavia M.





Capítulo 29: Una noche de misticismo (The Buddha Bar)

------------------- (Narrado por Eero)----------------------

-Voy a cancelar la gira-Decretó Pauli con gran pesar, sentado sobre el mullido sofá del camerino durante nuestro concierto en Estambul.
No daba crédito a mis oídos. Tenia la mirada fija en el suelo, pero al escuchar aquella declaración miré de inmediato al guitarrista. -¿Qué demonios estás diciendo?-Pregunté enojado.

-Lo que oyes, Eero. No soporto mas esta situación, es extremadamente incómodo, aparte me siento muy dolido por ustedes dos. Están destruyendo a The Rasmus!!-Vociferó Pauli al punto de levantarse de su asiento.

-¿Están?... Yo no soy el se acostó con la novia de su mejor amigo! Que no se te olvide que he hecho todo lo que ha estado en mis manos para seguir adelante. Esta banda es mi vida! No voy a tirar todo por la borda luego de tantos años de sacrificio, y menos ahora que el mundo entero puede escucharnos!, no voy a defraudar a los fans… Así que sácate esa idea estúpida de la cabeza!- La sangre me hervía, puse mis manos sobre mi frente. Estaba comenzando a sentirme desesperado.

-No te engañes a ti mismo. Sabes que esta realidad es insostenible para ti- Dijo apoyándose sobre la mesa y mirándose al espejo donde hace al menos tres horas la maquilladora nos preparó para el concierto.

-Claro que lo es! Pero trato de ser paciente, porque no puedo ser egoísta, porque respeto a mis fans y los respeto a ustedes… A excepción de Lauri, por supuesto- Bufé cruzando mis brazos.

-Ese es el punto… El problema es que esta banda no fue formada para solo actuar ante un escenario, The Rasmus está en nuestras vidas en todo momento. Es injusto hacerle creer a los fans algo que no somos-Dijo Pauli con seriedad dirigiéndose a mí.

-¿A qué te refieres?- Le respondí en el mismo talante.

-La amistad se ha perdido. Aún me parece increíble que sigamos teniendo más éxito que nunca, pero la verdad es que me siento agobiado. Lauri y tú literalmente se odian- Dijo.

Una voz proveniente de la puerta del camerino continuó la frase de Pauli. -Lauri no te odia, Eero… Solo que es extremadamente orgulloso-

-Aki! Me asustaste- exclamó Pauli exaltado.

-Te he estado escuchando y sinceramente me parece que te estas precipitando. Yo también estoy agotado, pero no por un obstáculo vamos a dejar de ser quienes somos-Dijo Aki secándose el sudor con una toalla al mismo tiempo que entraba al lugar y cerraba la puerta.

-Es que de verdad me duele verlos así- Se lamentó Pauli.

-Deben hacer algo pronto, antes de que la prensa se entere y en ese caso si quedaría todo arruinado- Me advirtió Aki.

-No se preocupen, mi amistad con ustedes dos está intacta, por mi parte no los voy a abandonar- Dije con un gran vacío en el corazón, tuve un mal presentimiento.

-¿Quiere decir que estamos juntos en esto?-Dijo Aki sonriendo y tratando de darnos fuerzas para continuar.

-Por supuesto que si. Discúlpenme por las idioteces que acabo de decir. Juntos hasta el final!- Dijo Pauli acercándose para darnos un abrazo colectivo.

-Pero debes perdonar Eero. Por tu bien, tu nunca fuiste una persona rencorosa, vamos amigo! Debes hablar con Lauri, ustedes son como hermanos, se van a entender el uno al otro- Me aconsejó el baterista.

-No lo sé… Pensándolo bien lo mas probable es que él se retire de la banda y siga con su carrera de solita, si a ver vamos, le esta yendo muy bien con eso- Dije con una mezcla de desprecio e indiferencia, aunque dentro de mi me dolía enormemente el hecho de romper nuestra amistad.

Aki y Pauli me miraron con los ojos desorbitados reflejando miedo por mis palabras.

-¿Acaso es mas importante para ti tu orgullo que nuestra banda?... ¿Serias capaz de disolvernos por no perdonar a Lauri?- Cuestionó Aki indignado.

Su mirada acusadora hizo que me arrepintiera de haber emitido tal afirmación.

-Por cierto… ¿Qué te hace pensar que ese infeliz no me odia?- Le pregunté a Aki haciendo referencia a Lauri y recordando lo primero que dijo al entrar al camerino.

-Él no te odia, es lo único que pienso decirte-Dijo.

-¿Cómo lo sabes?- Cuestioné nuevamente exasperado.

-Porque el y yo conversamos mucho!... y ya no me sigas preguntando porque eso seria desleal- Desvió la mirada y cruzó sus brazos.

-Bah!, que curioso y paradójico… La palabra “lealtad” y “Lauri” son antónimos- Dije con sarcasmo.

Los días transcurrieron rápidamente, sentí que el tiempo se aceleraba a medida que viajábamos de país en país. Perdí el apetito y apenas teníamos tiempo libre para pasear por las calles de las ciudades, el clima se estaba haciendo cada vez mas frío dando paso a la llegada del invierno. Mi comunicación con Lauri era prácticamente nula, sólo para discutir asuntos referentes al tour, conversaciones cuya duración era de 10 minutos como máximo.

Nos resignamos a romper de manera definitiva e irrevocable nuestra amistad.
Luego de la extensa rueda de prensa en París, extrañamente aún tenía energías para salir antes de regresar al hotel. No lo pensé dos veces antes de salir con el manager del grupo y algunos de los técnicos, con quienes compartíamos una estrecha amistad luego de trabajar por tanto tiempo juntos, Aki y Pauli también nos acompañaron a diferencia de Lauri quién prefirió irme a dormir excusándose con un fuerte dolor de cabeza.

Decidimos salir al famoso Buddha Bar en Paris. Rápidamente al reconocernos los gerentes del local nos ubicaron en la zona VIP, los chicos decidieron degustar algunos vinos franceses mientras que yo pedí un té especial hindú. Las luces fluorescentes apenas iluminando el lugar, la música alternativa Chillout, el aroma a incienso de rosas blancas y canela creaban una atmósfera totalmente relajante. Tiempo después chicas rubias, pelirrojas y morenas salieron de los escondidos rincones para ofrecer su mísitico baile kuchipudi, sus coloridos atuendos, sus brillantes joyas y su muy cuidadoso maquillaje hicieron que todos quedásemos encantados, sonreí involuntariamente con la mirada en la bailarinas.

-Ahora entiendo por qué te cambiaste de religión!- Exclamó Aki con los ojos desorbitados y fijos en una de las chicas que vestía de azul.

-Hahaha no fue por lo que estas pensando- Le dije dando un sorbo a mi té aromático.

-Son hermosas…-Susurraba Pauli a punto de babear la mesa.

-Realmente lo son, sus movimientos son tan místicos… y sus ojos, wow!- Dije totalmente hipnotizado por el contraste de los colores entre las luces del sitio y sus hermosos atuendos.

-Que lindo mueven sus caderas!... Me caso hoy mismo con la de azul!!!!- Dijo Aki con emoción.

-Creo que para eso debes convertirte- le sonreí.

-mmm Mejor no, luego no gozaré de otros placeres- Dijo levantando su copa de vino.

-Mi religión también tiene otros beneficios de esos que a todos nos gustan!...- Agregué.

-Lo pensaré Eero- Dijo Pauli.

-Tu eres un hombre casado!, no seas cerdo - Le recriminé para luego soltar una carcajada.
La estaba pasando increíble con mis amigos, y justo al pensar en esa última palabra, “amigos”, nuevamente volvió en nudo en mi garganta. Hubiese dado cualquier cosa por retroceder el tiempo para que Lauri hubiese estado presente en ese momento, compartiendo como antes. Mi expresión cambió de forma drástica a una de completa amargura, con una sola imagen en mi mente, Lauri y Helena besándose en aquel café de Helsinki.

Me levanté de la mesa con la excusa de que iba a tomar algo de aire. Mientras cruzaba el lugar a paso lento tropecé torpemente con uno hermoso cabello rojizo, sentí que el delgado cuerpo de la chica estuvo a punto de caer al suelo y por ende la sostuve con mi brazo derecho, levantó su rostro y unos penetrantes ojos azules me miraron estupefactos.

-Lo siento- Dijo en un hilo de voz

-No te preocupes- Susurré. Sus ojos celestes llamaron completamente mi atención.

-Fue mi culpa-Continuó ella apenada.

-Déjame compensarlo. Te invito un trago-No pude creer lo que acababa de decir. Yo no
tomo!

-Pues… Acepto la invitación-Sonrió con timidez.

Quizás fueron los efectos del cansancio por el tour, mi perturbación emocional, las luces que iluminaban el oscuro local, la música, el alcohol y los hermosos ojos de aquella desconocida. Las horas siguientes pasaron como un destello fugaz, apenas recuerdo la banal conversación que tuve con la chica, recuerdo que pedimos un taxi, iluminado y acogedor lugar, pagué con mi tarjeta de crédito y enseguida ya estaba sobre la mullida cama de lo que a mi parecer era una habitación de hotel, la desconocida estaba sobre mi cuerpo casi desnudo dándome un calor altamente reconfortante y placentero. Luego todo se oscureció…

_________________

Capítulo 30: El malentendido

--------------------------- (Narrado por Eero) ----------------------------

Un pequeño resplandor gris iluminó tenuemente atravesando las persianas color beige de la habitación de hotel. El principio la sensación fue relajante, la temperatura de la esponjosa sábana era perfecta, mis ojos aún permanecían cerrados cuando moví mis brazos en busca de obtener más espacio en aquella cama, cuando de pronto mis dedos se enredaron en una suave cabellera. Abrí mis ojos y vi a una menuda mujer de aproximadamente 26 años de piel pálida como nieve y cabellos rojizos. Me erguí sobre saltado al verla, restregué mis ojos bruscamente y me levanté sin importarme el hecho de que ya la sábana no cubría mi cuerpo. Consternado fui rápidamente al baño, cepillé mis dientes y tomé una ducha rápida mientras observaba confundido a mí alrededor, un baño bastante lujoso al igual que la habitación donde desperté, al parecer había pagado un hotel 5 estrellas por acostarme una noche con la primera chica que se topó en mi camino.

-Maldita sea!... La prensa- Murmuré en voz baja mientras me secaba con una toalla. No estaba acostumbrado a maldecir.

Al mismo tiempo que estaba frente al empañado espejo del baño y pasaba la toalla por mi cara, sentí unas delgadas manos acariciar mi espalda.

-Bonjour chérie- Me susurró la pelirroja al oído con un delicioso acento parisino.

-Désolé, ne parlent pas français- Le contesté de inmediato con frialdad quedando frente a ella.

-Oh disculpe usted señor, no pensé que fueses tan amargado. Anoche estabas tan dulce conmigo-Sonrió ella ampliamente con sarcasmo, cambiando el idioma pero manteniendo su acento.

-Oye… De verdad no fue mi intención ser maleducado contigo. Creo que lo de anoche no debió pasar, estaba demasiado ebrio como para darme cuenta de mis acciones… Ni siquiera se tu nombre- Le dije en un tono mas suave con la mirada baja. Sentía vergüenza y pena por dejarla después de haberla usado para sacudir mi despecho por una noche.

-No hay de que disculparse, ambos la pasamos muy bien anoche y lo importante es que hayas disfrutado el momento, la vida es muy corta para lamentarse… Por cierto, mi nombre es Geneviève- Me dijo para luego besarme con sus rosáceos labios, incomparables a los que ya había besado muchas veces en Finlandia.

La miré a los ojos y con ellos recorrí la hermosa figura de la francesa apenas cubierta con una toalla. Volví a echar otro vistazo a la habitación, cualquier rastro de confusión dentro de mi cabeza se desvaneció. Observé al lado de la cama dos de mis maletas, miré el closet abierto donde estaba mi ropa, unos libros de sánscrito sobre la mesa de noche… Era la misma habitación de hotel donde me estaba hospedando junto a la banda.

-Geneviève… ¿Podrías por favor explicarme qué pasó exactamente ayer?- Dije comenzando a vestirme con ropa limpia. Sólo me puse el pantalón.

-Pues… Estabas en el Buddha Bar con tus compañeros de The Rasmus…-Comenzó a decir ella mientras iba camino a la ducha.

-Espera, espera! ¿Sabes quién soy?- La interrumpí asustado.

-Obvio pequeño! Son demasiado famosos como para pasar desapercibidos… “I’ve been watching, I’ve been searching, in the shadows…”- Comenzó a tararear ella despreocupada y con una leve sonrisa.

-¿Eres una fan?- Pregunté. Me senté al borde de la cama.

-La verdad no soy una obsesiva como muchas otras, pero si reconozco que me gustan mucho- Dijo ella totalmente despreocupada.

-Mira Geneviève, de verdad lo lamento… Me siento culpable por haberte hecho esto-Dije arrepentido de mis estupideces.

-Eero, relájate. Todos los rockstars hacen estas cosas, al contrario, me siento muy feliz de haber pasado la noche contigo- Dijo ella acercándose. Se arrodilló para quedar frente a mí, me miró con sus brillosos ojos azules. Sonreí apenado al ver que ella hizo lo mismo.

-¿Estas consiente de que esto no puede llegar en algo serio?- Le expresé con extrema sinceridad.

Su rostro dejó de sonreír, sin embargo, no mostró preocupación alguna con lo que acababa de decirle, más bien estaba resignada. –No te preocupes por eso Eero, sabia lo que me esperaba. Ojala todos los hombres fuesen tan sinceros como tu- Me dijo.

-Creo que fui cruelmente sincero, debí tener mas delicadeza- Dije avergonzado.

-Ya te lo dije, no hay de que lamentarse. Entiendo que me digas estas cosas, eres un músico que pasa la mayor parte del tiempo viajando por el mundo, además en tus ojos puedo ver que amas a alguien-musitó.

-¿Tan predecible soy?-

-No. Yo tengo un don- Dijo ella presumiendo.

Ambos reímos. Pude ver que detrás de ella había una mesa rodante con una botella de champagne vacía y junto a ella una bandeja con restos de fresas con crema, quizás ese fue el servicio que había pagado con mi tarjeta de crédito la noche anterior.

-¿Qué te parece si desayunamos?- Le propuse, de alguna forma tenia que compensarla.

-Perfecto- Dijo ella más animada levantándose, yo hice lo mismo. -¿Puedo pedirte una cosa, y prometo que ya no lo haré mas-

-Si, claro-

-Dame un beso. Esta será la última vez que nos veamos, y quiero recordarlo- Me dijo.

Al principio la miré estupefacto, pero ella tenia razón, no valía la pena negarme ante su tentadora proposición. Seria la última vez y ninguno de los dos saldría perdiendo. La tomé de los brazos y la besé, esta vez con más efusividad. Mientras comenzaba a abrazarla escuché el sonido de la perilla de la puerta, alguien había entrado a la habitación.

-Que rápido la olvidaste- comenzó a decir la voz desde la puerta.
Interrumpí el beso de forma abrupta, miré hacia la puerta y Lauri Ylönen estaba allí con una mirada fulminante, lleno de rabia y el puño cerrado.

-¿Acaso nadie te enseñó a tocar la puerta?- Le contesté irritado.

-Eres un ciego. Antes te creía el más sensato, pero me doy cuenta de que eres un falso-Me recriminó.

-¿Falso?... Ahora yo soy el falso!! Definitivamente tú no tienes vergüenza de nada. Ojala tus fans te conocieran de verdad y supieran lo imbécil que eres!- Le contesté. A todo esto Geneviève estaba consternada, fue de inmediato hacia el baño.

-Basta ya Eero!... No quiero escuchar más. Pero algo si te digo, estas cometiendo un grave error. Hay alguien en Finlandia que esta sufriendo por tí- Me amenazó con el dedo índice.

-¿Por qué te molesta tanto que este con otra persona?, ¿tanto te molesta mi felicidad?...

Lárgate de aquí, no quiero discutir contigo desde tan tempranas horas de la mañana, si no te he golpeado es por respeto a Aki y a Pauli- Le espeté.

-Golpéame entonces! Ellos no están aquí para vernos…-Dijo con violencia. Sin embargo, había un rastro de dolor en sus ojos.

Ninguno pronunció palabra alguna, ambos nos observamos y entendimos que lo único que estábamos consiguiendo con esa actitud era destruir por completo a The Rasmus. Pero tampoco nos retractamos. Lauri dio media vuelta y se alejó por el corredor, pude ver como entraba de nuevo a su habitación. Yo cerré la puerta y me dirigí a Geneviève, quien ya estaba completamente vestida.

-No era necesario que vieras esta escena… Lo siento- Le dije.

-Creo que tienes muchas cosas que hablar con el, y aunque yo no sepa cual es el trasfondo de lo sucedido, no pierdan la amistad que tienen. Y por los chismes no te preocupes, no saldré como loca a contarle nada a ninguna revista, te admiro mucho como para perjudicarte- Sus palabras me hicieron sentir mejor.

-No se como agradecértelo. Mejor vamos a desayunar y olvidemos esto-

-¿Estás seguro?-

-Completamente-
_________________


Capítulo 31: Canela y Almendras, el tormento de Lauri.

----------------------- (Narrado por Lauri) --------------------------

Era inexplicable la impotencia que sentía, y lo peor del caso es que ya no había forma de volver atrás, deshacer mis actos y borrar las palabras dichas era algo imposible. Ya dentro de mi habitación, fui a darme una ducha rápida para luego vestirme con unos jeans oscuros, una franela gris claro, una bufanda del mismo color, encima un blazer negro y unos tennis (véase vestimenta de Your Forgiveness, mm quizás no la misma pero parecida).

Salí a caminar por los acogedores y ostentosos restaurants del hotel para desayunar algo, no quería estar acompañado en ese momento, por ende salí temprano. Mientras caminaba pude observar que en uno de los sitios para comer, estaba Eero con la chica pelirroja que había visto en su habitación, conversaban amenamente y lo primero que pude notar en la expresión de él es que estaba rehaciendo su vida y que había superado, tal vez no por completo, pero si en buena parte su historia con Helena.

Me sentí un estúpido al haberme resignado con ella por dejarle el camino libre a mi antiguo mejor amigo, aunque de una u otra forma no estábamos destinados a estar juntos.

El ambiente era extremadamente denso dentro de hotel, preferí caminar por las calles de París para distraerme viendo gente diferente, una extraña combinación de vino, especias y lluvia aromatizaban la ciudad que para ese momento pasaba por un frío otoño, tanto que parecía invierno. Me senté en una mesa al aire libre de un pequeño pub, pedí un café para calentar mi garganta mientras las miradas poco discretas de los transeúntes y clientes del pequeño restaurant me asediaban, quizás extrañados de verme solitario y meditabundo sin la compañía de los demás miembros de la banda.

El humeante café penetró mis fosas nasales como un reconfortante vapor, una chica de estatura media, ojos castaños un poco mas claros que su cabello lacio y largo hasta la mitad de la espalda, cuyo rostro un poco bronceado estaba cubierto diminutas pecas apenas visibles, pasó frente a mi mesa apresuradamente, dejando a su paso su peculiar perfume de almendras y canela. Cerré por unos segundos mis ojos para percibirlo mejor, dejé la taza que aún contenía el cappuccino expreso sobre la mesa, sentí la necesidad de levantarme y dirigirme en dirección a ella. La curiosa joven pasó como una fugaz ventisca, si acaso pude observar su delicado perfil y un descuido desapareció de mi vista dejando aún su olor, que se desvanecía lentamente.

-“Ella”- Susurré casi inaudible, temiendo que alguien pudiese robarme ese pensamiento.

Al ya no tenerla a mi alcance y no verla a mi alrededor, una extraña fuerza me hizo dejar unos cuantos euros sobre la mesa para compensar el café y la propina, me levanté con cierta agilidad y caminé unos cuantos metros por la concurrida “Place du Tertre”. Mi corazón dio un salto al observarla de nuevo, caminaba con apremio batiendo su larga cabellera castaña, se disponía a bajar por una calle de piedra algo empinada. Quise correr, pero preferí ser más inteligente y esconderme detrás de los muros mientras la seguía, afortunadamente fui cauteloso y las personas no notaron nada raro en mi actitud.

Ella siguió su camino como si nada la pudiese detener, estaba tan ensimismada en sus pensamientos o en algún objetivo que yo desconocía completamente. Se encontraba a una distancia significativa de mi, solo podía ver el color de su vestimenta, su cabello ondeando y aún quedaba grabado en mi memoria su olor tan familiar, un aroma que ya conocía perfectamente.

Vi a lo lejos que se detuvo para preguntarle algo a una pareja de ancianos mientras sostenía un papel en la mano, aun no era posible imposible distinguir su rostro. Me detuve frente un kiosco de revistas fingiendo leer una de ellas, mirándola por el rabillo del ojo y para evitar llamar la atención continué mi camino. Ella apresuró el paso aun más, al parecer se percató de que alguien la seguía, no se atrevió a voltearse para revelarme su identidad, aunque ya mis sospechas estaban casi confirmadas a medida que la distancia entre nosotros se acortaba.

Llegamos hasta el final de la empinada calle. Ya no me importaba disimular ante nadie, me dispuse a correr hasta estar a centímetros de su espalda, alargué mi brazo derecho para tomar el de ella con fuerza para que se escapara, de hecho supuse que me sobrepasé un poco porque su bolso cayó al suelo. El aire no entró a mis pulmones cuando hice que se virara.

-¿Helena?-Dije asombrado en un hilo de voz.

-¿Lauri?-Dijo ella totalmente pálida y fatigada.

Nuestras miradas se cruzaron nuevamente después de un largo tiempo, ninguno sabia que decir, estábamos tan impresionados de volvernos a encontrar que no existían palabras que pudiésemos expresar. Vestía unos unos jeans, un blazer negro abierto, debajo usaba una camiseta con encaje en los bordes del mismo color que dejaban ver un discreto pero muy sexy escote. No pude evitar mirar su claro pecho con pequeñas pecas al igual que su cara, donde yacía su corazón palpitando rápidamente, luego subí para encontrarme nuevamente con sus almendrados ojos.

-¿Qué estas haciendo aquí?- Le pregunté aturdido.

Antes de responderme cualquier cosa estaba a punto de agacharse para tomar su pequeño bolso del suelo, pero fui más rápido que ella así que lo sostuve y se lo entregué en sus manos no sin antes sacudirle un poco el polvo.

-Gracias…-Musitó esquivando mi mirada.

-No respondiste a mi pregunta-Dije con frialdad. No comprendía porque estaba actuando de esa manera.

Me observó con los ojos como platos.

-Me parece escuchar al engreído vocalista de The Rasmus del primer día que lo conocí- Me contestó.

-Lo siento, es que me impresiona verte aquí corriendo por las calles de París en una actitud algo… extraña- Le dije mas calmado.

-No estaba corriendo, solo tenia algo de prisa- Me dijo nuevamente esquivándome.

-¿Prisa para qué?-cuestioné de inmediato.

-¿A qué se debe este interrogatorio?- Me pregunté comenzando a molestarse.

-No te enojes por favor. Lo que sucede es que no me parece normal verte aquí si siempre
estas ocupada con tu trabajo-Le expliqué intentando disculparme.

-Vine por un viaje de trabajo-fingió.

-Mentira- dije casi sin dejarla terminar.

Helena respiró hondamente y soltó el aire contenido en su garganta como un gran suspiro. Pude darme cuenta que estaba muy delgada, mas de lo normal, estaba ojerosa y el tono rosáceo de los labios y mejillas era prácticamente imperceptible, no obstante, aún quedaba un ligero rastro del brillo de sus ojos.

-¿Es realmente necesario que te diga a que vine?-preguntó luego de unos segundos.

Suspiré.-Ya me lo imaginaba-dije con la cabeza baja.

-Lauri-Tomó mi mano.

Alcé la mirada.

-No hagas esto más difícil. No tienes idea de lo que he sufrido todo este tiempo, no puedo dormir, comer, pensar, hablar… Intento olvidarme de todo mientras estoy trabajando, pero se me hace imposible. Por eso, pedí unos días libres para venir hasta acá y hacer mi último intento por recuperar a Eero- Su voz se apagaba mientras pronunciaba cada palabra.

-Por supuesto que tengo idea de como te sientes. Creo que estas haciendo lo correcto, a diferencia de él- comencé a decir, pero me callé al ver que estaba a punto de decirle a
Helena lo que había visto la noche anterior.

-¿Qué quieres decir?- preguntó confundida.

-Me refiero a que él no te ha perdonado, y debería hacerlo porque tu lo amas, y se que muy en el fondo el siente lo mismo por ti- expliqué.

Hubo un silencio y observé su gesto pensativo.

-¿Te me amas todavía, Lauri?- Lanzó aquella pregunta mirándome directamente a los ojos. Sentí miedo de responderle y nuevamente los recuerdos me invadieron.

-------------------- (Flash back) -------------------------

Mis dedos recorrieron la tersa piel de su espalda descubierta, haciendo figuras irregulares. Ella solo se erizaba y sonreía sobre mi pecho, así pasé un rato para después unirla mas a mi cuerpo en un abrazo. Alzó su mirada y la besé en la frente, aun sudorosa a causa del movimiento y contemplé de nuevo su sonrisa, ella trepó un poco sobre mi cuerpo mientras yo la sostenía de la cintura, se acercó hasta mi rostro que tan solo quedó un espacio de milímetros entre nosotros, para luego fundirnos en un beso febril.

-Quédate esta noche-susurré mientras mordía su lengua con delicadeza.

-Sabes que no puedo- gimió ella sin poder evitar excitarse mientras tocaba cada centímetro de ella.

-Sólo esta noche… conmigo- La abracé de nuevo y con agilidad invertimos nuestra posición, quedando ella debajo de mí. Al no esperarse tal reacción sus mejillas estaban mas coloradas que nunca, se mordió un poco el dedo índice con total disimulo esquivando mis ojos como siempre solía hacerlo cada vez que estaba apenada. Mis manos tomaron su rostro y nuevamente nos besamos con mas pasión, ella clavó inconscientemente sus uñas en mi espalda al mismo tiempo que yo comenzaba a lamer su cuello sintiendo una sed insaciable de obtener mas de ella.

En menos de un segundo ya estaba dentro de ella, sin poder separarme de su piel y con la intención de que ella fuese tan feliz como yo en ese momento.

--------------------- (End of flash back)-------------------

-No hay duda alguna, si. Te amo- Tragué hondo

Me miró conmocionada al mismo tiempo que dejaba caer una lágrima en silencio.

-Pero estoy convencido de que debo renunciar a ti- continué

1 comentario:

  1. de nada! :D de verdad amé el final de Oblivion a pesar que el final me tomó de sorpresa y lloré como niña pequeña u.u xd

    aaw ahora estoy leyendo esta y tambien la estoy amando.. cuando subiras el resto ? :)
    Saludos

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...