"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

jueves, 15 de noviembre de 2012

Heaven -part 2-





Parte II


Así como había llegado la guerra de esa misma forma se había marchado, dejando tras de si, destrucción, heridas y perdidas…muchas perdidas tanto humanas como de otra índole, algunas se lograron recuperar fácilmente, como las destrucciones de los edificios que en menos de un año ya estaba al 100% las reparaciones, pero otras como las perdidas humanas eran permanentes o las otras perdidas.

Ya había pasado casi un año del fatídico día, donde perdí mi voz y a ese amigo, lo busque una vez me soltaron los rusos, pero no pude dar con él, mas porque ni su nombre conocía. Si bien los rusos aseguraban no haberlo matado, los mismos que me raptaron, les creía, quería creerles me daba una esperanza, aun podía recordar la ultima vez que lo vi, sufriendo por algo que desconocía sin poder ayudarlo.

El semáforo se puso en verde y avancé alejando los pensamientos de mi mente y concentrándome en la carretera hacia Helsinki, era de noche y tenia que estar alerta, la tormenta de nieve y mas la obscuridad eran una dupla mortal.

Hace cuatro meses que me mudé, sabia que si quería encontrarlo tenia que vivir aquí, necesitaba saber que estaba bien, o al menos ver que aun vivía, en mi interior aun quedaba la zozobra de nunca mas volverlo a ver, no es que lo amara como se ama a un amante, si no mas bien, le tenia cariño, era una persona tan desdichada apática por la vida, que en un momento le di luz a su camino, y de eso tenia miedo, de que la poca luz que le había dado se hubiese extinguido y…

Basta Saril, basta con los malos pensamientos!!.

Tenia que hacerle caso a mi subconsciente y seguir adelante. Cosa que me era muy fácil de decir pero no de hacer.

Llegué a mi apartamento (rentado) con vista al mar, cuando lo vi la primera vez, me importo poco la exorbitante cantidad que tenia que pagar, la vista lo valía, y nunca había sido tan dichosa de amanecer viendo nacer al sol. Me recosté en mi cama y me dispuse a descansar, entre mi tarea de buscar al chico de ojos verdes, debía estudiar el lenguaje de señas. Cerca de mil veces me había inscrito en esas clases pero siempre abandonaba, los recuerdos volvían a mi mente, y darme cuenta que no debería estar aprendiendo tal cosa me daba rabia…y abandonaba para  no sufrir.

No me di cuenta cuando me cambié de ropa, ahora llevaba un vestido beige largo hasta los pies, las piernas y brazos me dolían mucho, pero no era para tanto, apenas y había subido la comida del súper por las escaleras, eso no me lastimaba. Me puse en pie y fue cuando me percate que no estaba en la paz de mi habitación, estaba en las barracas del cuartel ruso.

El bullicio me atormentaba, todos gritaban, iban y venían por doquier algunos chocando conmigo, otros apartándome fuera de su camino, así que me dejé llevar por la marea de personas para encontrarme con la realidad.

El sol me cegó por unos momentos, el lodo bajo mis pies descalzos me hizo dar un brinco por el cambio brusco de temperatura, y el ventorral golpeo contra mi rostro alborotando mi cabello caoba por doquier. La marea de personas seguían saliendo tras de mi, empujándome hacia delante, sin poder reaccionar y quitarme del camino, solo hasta que fui vencida y derrotada cayendo al lodo.

No me podía levantar, mejor dicho no quería, porque tenia que estar en esta posición?, tan a la merced de todos?, no podía decir nada, nadie podía ayudarme, es mas juraba que nadie se percataba de mi presencia. Intente levantarme pero alguien me pisó impidiendo el acto.

Qué había hecho yo para merecer esto?.

-Déjame te ayudo.- dijo un voz masculina con acento ruso. Al instante me dio miedo, no me habían tratado mal pero tampoco bien, y ahora uno de ellos quería ayudarme…

Me levantó y me quedó viendo, fijamente al rostro evaluándome tratando de verme a través del lodo, una inmundicia finlandesa como ellos solían llamarnos. Se llevó su mano al bolsillo de su pantalón y saco un pañuelo con el cual me limpio el rostro.

-Eres tu!!- dijo con asombro el chico rubio.- Eres la que se salvo.-

No lo recordaba, pero al parecer él si.

Y eso me ayudo mucho, por un tiempo,  me tomo bajo su tutela y me saco de las barracas, pero solo para llevarme a su guarida donde todas las noches me violaba una y otras vez, tal como lo hacia ahora.


El celular sonó trayéndome de vuelta a la realidad, evitando una nueva intromisión del ruso en mi cuerpo. Me puse en pie y busqué el móvil, era un mensaje de la universidad, confirmando mi inicio de clases, este seria el definitivo si no resistía, nunca mas lo volvería a tomar.

Me fijé en la hora y no pasaban de las nueve de la noche, tenia aun mucho tiempo, pero lo ultimo que quería hacer era dormir. Sabia que nuevamente me dejaría llevar por mis recuerdos, volviendo al pasado, volviendo a los brazos de Mikolav, no, eso no podía pasar, lo mejor era no dormir, así que me fui a la cocina donde guardaba mi polvo, saqué un miligramo y no inhalé, eso bastaría para estar bien…era lo que necesitaba para no ver a Mikolav, con eso lo mantenía  raya, a él y sus caricias.




-o0o0o-




Me podía dar por satisfecha llevaba mas de dos semanas y aun seguía en el dichoso curso, era muy útil, mas cuando era mi única forma de comunicarme con las personas, que poca falta me hacia, era mas apática, retraída, ya ni sonreía, pero ni falta que hacia, porque hacerlo?, no había motivo.

Llevé  la taza de café hasta mis labios, lo inhalé primero dejando que le olor penetrara en mi sistema y luego tomé un sorbo, uno pequeño viendo por encima de la taza todo a mi alrededor, era la segunda vez que venia al Café Aalto y era un lugar pacifico, diferente a los demás cafés, la mano de Alvar Aalto estaba por todo el lugar, diseñado exquisitamente con colores tan tenues que te hacían querer sonreír de la paz que te transmitían pero era toda la combinación la que daba esa sensación y que la mayoría de publico eran personas mayores, que hablaban bajo y apenas se tomaban la molestia de fijarse en los demás como yo.

Por un momento pensé que  era la única joven en el café, aparte de las meseras, pero al fondo en la terraza cubierta de vidrio como imitación de paredes, había un joven. Deposité la taza en la mesa, apoyando mi brazo en está para estar mas cómoda, y para apreciar mejor al susodicho.

Apenas y miraba su perfil, su quijada cuadrada con apenas una barba de dos días, su nariz apenas visible y unos lentes negros cubriendo sus ojos del sol, que lo tenia frente a sí, su pañoleta blanca ocultaba mi vista de su cabello y sus manos volaban sobre la revista.

La mesera se acercó y pude ver la mitad de su sonrisa, se quitó los lentes y ella le sonrió aun mas, definitivamente la cautivó, y a mi me intrigó, así sin los lentes… ¡se parecía a él!, pero… como saberlo?, fácil solo tenia que irme hasta donde estaba él, presentarme y …que?, ya no podía hablar, pero…. ¿Por qué diablos estoy pensando en eso si una de mis metas era volverlo a ver?, rápidamente saqué una hoja de papel y un lápiz, tenia que llegar con algo escrito, por si no me recordaba.

Listo, terminé unas cuantas líneas, me puse en pie, y …él ya no estaba, frenéticamente lo busque con la mirada por todo el lugar, pero no lo ví, y si era él? Y si lo tuve tan cerca y …por ¿nerviosismo? Lo dejé partir. Rápidamente saque otra hoja de papel esta dirigida para la mesara que lo había atendido, tenia que saber dos cosas.

La encontré y le di el papel a lo que ella se disculpo por mi falencia de hablar y respondió.

-Eran verdes, y si, siempre viene por aquí-

Era él!! Lo sabia!! Era el chico del tren, por fin lo había encontrado.




-o0o0o-




Esa noche no pude dormir, no por mis pesadillas con el ruso, sino por pensarlo a él. No tenia sentido, pero desde que lo vi ( supuestamente) no podía sacarlo de mi mente, recordando nuestro único día juntos, ese dia que tantas veces lo salve, y solo en la mas importante fallé, pero al menos él aun vivía…vivía! Y eso era lo importante.

A primera hora de la mañana me levante muy temprano y me arreglé, creo estuve parada frente al espejo por mas de una hora probándome cuanta ropa se me cruzara por el armario, solo para terminar con mis jeans negros ajustados, una blusa blanca holgada, mis botines negros, mis abrigo, gorro, bufanda, el conjunto mas normal de cualquier chica.

Eso no era una cita, no sé porque actuaba de esa manera. Y salí volando ( deseé claro) hacia el café.
Lo esperé por mas de cinco horas y no llegó, la mesera me dijo que no era puntual en sus horas de visita, lo hacia generalmente por la mañana pero también venia por la tarde, pero no podía seguir esperándolo mi clase me aguardaba y con pesar me fui.





Volví a las dos horas, ya eran pasadas de las cuatro de la tarde y el sol ya se había ocultado. Me senté en la misma mesa que siempre y esperé, tenia que llegar, lo tenia que ver, hablar…bueno eso no, pero tenia que saber que yo también estaba bien, aun la imagen de dolor de su rostro aparecía en mi mente.

Para matar el tiempo saqué mis cuadernos y me puse a practicar la lección dejándome absorta de mí alrededor. La campanilla del local sonaba cada vez que alguien entraba, provocando en mi un trance, además todos conversaban muy quedamente casi se respiraba el silencio, mis ojos estaban cansados no había dormido muy bien los últimos días, eso y el silencio eran una mala combinación.

La campanilla sonó, pero esta fue tan estrepitosa que me hizo despertar, quede viendo a todos lados y maldije, estaba en su cama, sudorosa y olorosa a él, a Mikolav, este estaba de espaldas a mi, totalmente desnudo y cansado después de haberse saciado a mi costa. Me puse en pie y caminé cojeando hasta el baño para tratar de limpiarme sus fluidos. Era un sádico, masoquista, y yo su juguete …su muñeca, como me decía, con la que podía jugar y la que no se quejaba, ese era mi papel, mi nuevo estilo de vida, entonces fue cuando comprendí sus palabras, para que seguir viviendo en esta mierda de vida?.

-¿Estas ahí muñeca?.- gritó Mikolav al otro lado de la puerta, dándome un susto de muerte, haciendo que resbalará la navaja de mi mano. Azotó la puerta tras darse cuenta que no tenia intención de abrir, pero para que abrirle, si le abria seguiríamos jugando y ya estaba cansada de jugar.

-Mi muñeca de hielo, abre la puerta, o de lo contrario me enojaré mucho contigo, y sabes como me pongo enojado.- un escalofrió corrió por mi espalda tras entender su mensaje, la ultima vez, me había cortado el pelo, mi largo pelo, lo que mas amaba de mi, amarrado a la cama y violado sin descanso hasta hacerme sangrar.

Rápido…tenía que actuar rápido.

Los azotes a la puerta se incrementaron en cantidad y sonoridad, poniéndome mas nerviosa de mi labor. Pero no la encontraba, el piso estaba mojado y se confundía con este. Rápido…rápido… o si no.

La tomé entre mis dedos, rápido!! Faltaba tan poco…. La coloque al nivel de mi muñeca donde mis venas estaban mas dilatadas y …la puerta se abrió, aventándome al rincón de los azulejos de una sola patada en el pecho, irrumpiendo en mi privacidad…en mis planes…en todo.



La campanilla que avisaba la entrada de un nuevo cliente nuevamente sonó pero ahora mas sutil, como debía sonar, rápidamente trajo mi atención la puerta, desperezando mis ojos de mi repentino “descanso” para ver a un joven  entrar. Lo escaneé desde abajo, traía botines negros, un pantalón un poco pegado color negro, una gabardina tipo saco, una camisa blanca con una bufanda gris, unos lentes negros que hacían juego con su gorro negro y un bastón.

Era el chico de los ojos verdes.

Mi corazón instantáneamente se aceleró, lo sentía casi salir de mi blusa, quise levantar mi mano para que me viera y …bueno me reconociera, pero tras pasar el umbral de la puerta giró su rostro hacia la barra y la mesera que me había dado la información corrió hacia él, lo tomó del brazo y ese acto tan casual pero personal, no me gustó, me dieron ganas de gritarle que lo dejara, pero que bueno que no podía hablar, yo no era nadie para hacer eso.

Siguieron avanzando hasta la terraza techada, ¡lejos de mi!, y él tomó asiento  y ella se alejo. ¿Qué era esto?, parecía una mujer celosa!!  CELOSA!!! Esto no estaba bien, nada bien.

Ahora si, tenia que ir hasta él y … en estos momentos odiaba tanto ese dia, el dia que me quedé muda, así no podría comunicarme con él. Según los doctores no había problemas con mis cuerdas vocales o algún nervio, todo fue a causa de la impresión del momento, hablaría cuando mi “cerebro” se sintiera listo, pero de eso ya un año, un mísero!! Y puñetero año.

La mesera le llevó su café, y yo aun seguía sentada en el mismo lugar observándolo como si fuera una stocker. Pero que le iba  a decir?, nada, a lo mejor me reconocía, y luego?...él aun seguiría atormentado por su esposa, y ya no contaba con sacarle platica, lo mejor era no ir hacia él, no tenia caso, solo le daría lastima y pesar.

Así que me quede sentada, viéndolo sin perder ningún detalle, trabajaba en algo, sus manos parecían casi volar sobre…su laptop a lo mejor, estuve tan inmersa en mi vigilancia que el tiempo se fue volando y ya eran mas de las ¿!nueve de la noche¡? Pero que tanto hacia ese hombre en ahí?. Tenia curiosidad pero no para tanto, cuando se dispusiera a partir me cambiaria de mesa y que la casualidad nos reencontrara, era lo mejor.

Vi acercarse a la mesera, él se puso en pie y abrazó su brazo, otra vez ese acto tan íntimo me provocó malestar, pero rápidamente guardé todo y me fui a sentar a una mesa estratégica.

Se acercaba….¡¡se acercaba!! Y a mas cerca lo tenia mas rápido latía mi corazón…¿pero por qué?, me puse en pie justo al tiempo que iba cerca de mi mesa y …pasó por mi lado tropezando con mi hombro, a lo cual giró su rostro y me miró a través de sus negros lentes.

-Lo siento.- dijo él, con su voz tan dulce como la recordaba, y siguió su camino como si hubiese sido nadie, como si no recordara nada, como si…yo no valiera nada para él.

Me sentí estúpida, por haber estado pensando en él todo este tiempo, por haber perdido mi tiempo, por haber venido a Helsinki con la esperanza de verlo y…

Que tonta fui, él nunca fue nadie, ni mi amigo ni nada, siempre fue y seguirá siendo un extraño, un extraño que con su indiferencia había trastornado mi mundo. Sentí mis piernas debilitarse, pero no le daría ese beneficio, no me derrumbaría, no lo hice frente al ruso, mucho menos hacia su indiferencia.

Mis ojos aun lo seguían, con rabia y tristeza, aun lo seguía, queriendo alcanzarlo y gritarle lo mucho que me estaba haciendo sufrir, pero que parecería? Una loca que le reclamaba, que bueno que no podía hablar, pero pensar en eso me enojaba, me hacia recordar todo lo que viví en Rusia.

Mis ojos ardían, mi corazón dolía, y solo exploté cuando descubrí el porque no me reconoció.

Oh mi dios bendito!! Pensé y articulé en mis labios tapándome la boca con mis manos. La mesera se regresó y él abrió su bastón el que había olvidado por completo que llevaba y lo extendió para abrirse camino entre los transeúnte, un bastón para ciegos, él estaba ciego…

Estaba ciego.

Dios!!.

Y mis piernas finalmente cedieron ante el repentino debilitamiento, todo dio vueltas a mi alrededor, y mientras me deslizaba al suelo me agarré del mantel de la mesa trayéndome con el todo hasta el piso. Era imposible!! Él no podía estar ciego, era preferible pensar que me había ignorado y no que…no me pudo ver, quien mas sino yo para saber lo que se sentía ser ciego. Oh dios mio!!.

-Esta bien señorita?,- alguien me pregunto pero no podía localizar la voz de la mesera, no podía dejar de ver esa imagen del bastón y su andar por la calle, oh no!! Él estaba ciego!.

Estaba ciego!!, ciego!!.

-¿Se siente mal?, respóndame, ¡¡no me asuste!!, ¿qué le duele?, ¿por qué llora joven? Dígame porqué?.-
La mesera me estaba zarandeando y casi gritándome, quería responderle pero no podía, ni siquiera indicarle que era muda, que no tenia caso, además era lo de menos si estaba bien o mal, él estaba ciego, y recordando eso me puse en pie, omitiendo el repentino mareo de mi acto, me solté de la mesera pero sin saber que hacer, o mejor dicho si lo sabia, tenia que encontrarme con él, y no podía esperar hasta mañana.

Me limpie con la manga de mi blusa mis lagrimas y salí corriendo del café, el viento gélido me congeló y me recordó lo expuesta que estaba al frio, pero poco me importo, lo único que necesitaba era…encontrarlo.
Corrí por la dirección que tomó, no debería estar muy lejos, debería estar cerca, tenia que estarlo! Tenia que!!.

Me costaba respirar, mis piernas ya no podían correr mas, pero cuanto había corrido?, parecían mil cuadras, pero aun así seguía caminando. Lo mas probable era que había doblado en alguna esquina, pero yo seguí y seguí en línea recta, como si supiera por donde había caminado, como si siguiera sus migas.

Pero ya no podía mas, el frio me lo estaba recordando, andaba a la deriva sin abrigo, no lo encontraría en mi estada actual. Un taxi tenia que buscar y llegar a mi casa, o enfermaría.

Que tonta fui, por salir corriendo había dejado botada todas mis cosas, pero no me importo en ese momento nada importó. Alcé la mano para llamar un taxi cuando lo vi, al otro lado de la calle caminando con su bastón a paso lento pero seguro, verlo así me rompió el alma, era como verme al espejo, por mucho tiempo anduve así, mas no en la calle ni en la noche.

Espera!! Grité, pero solo en mi menté se escuchó, y me odié por ser incapaz de hablar. Sin fijarme en los carros que podrían venir por la carretera me abalancé a su encuentro. Más de uno me pitó tras frenar abruptamente por mi  locura, pero mi locura tenia razón de ser, y ahora estaba tan cerca.

 Otra vez quise gritar que se detuviera, cuando crucé la calle, pero mi maldita voz no salía, la impotencia del acto me hacia rabiar por dentro y odiar mas a los rusos. Si tan solo pudiese hablar él ya me hubiese reconocido.

Corrí para darle alcance pero tal parecía que caminaba mas rápido de lo que pensaba, o yo no era capaz de correr en mi estado de agotamiento o tal vez de hipotermia.

No corras!!, déjame alcanzarte!!, traté de hablar, pero inútilmente, las palabras no salieron de mi boca, pero ya no estaba tan lejos apenas unos metros me separaban, tenia que dar un ultimo esfuerzo, lo tenia que dar.

Toqué su hombro y al instante se detuvo, di un respiro de satisfacción, pero fue lo ultimo que hice, el cansancio me venció o el frio me mató, porque lo único que vi luego fue el negro de la noche cernirse sobre mi.

4 comentarios:

  1. Hola!
    wuao! me encanto como va empezando el nuevo fanfic, al principio me costo un poco entenderle al segundo cap. pero volviéndolo a leer le entiendes mas.
    Me gusta mucho xq le ponen muchas emociones, intriga de que va a pasar?, como le va hacer para poder comunicarse con él? y mucho más. bueno espero y sigan subiendo mas seguido los cap.:D
    Saludos
    bye :)
    by-Valerie

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  2. Aaaay no por que? pobresitos uno ciego y la otra muda aaa y ahora como le van a hacer... pobrecito de mi Lauri le paso lo mismo que a Liz... pobre Saril maldito ruso.... una vez mas lograste dejarme muy imprecionada ya quiero ver que sigue me encanta tu blog...
    saludos:)
    'aaLee'

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  3. U.u qee lastima qee me da lo qu les pasa a os dos!! :(
    Esta muy bueno!muy intereante y ya me kede con la intriga!!
    Bueno espero qee publiqees el siguiente capitulo!! Besos y mucha suertee!!
    Naii

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