"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

sábado, 20 de octubre de 2012

Oblivion -C34-

Hola!!! este cap va para Sogito!!!espero sea de tu agrado...


Esta foto era del cap anterior...pero igual disfrútenla en este.








CAPITULO XII







-¡No!-

-¡No!-

 Gritaba una y otra vez Liz en los brazos de Lauri, muy inquieta, moviéndose descontroladamente, dando manotadas al aire, y que una de ellas alcanzo el rostro de su amado.

-¡Liz!,¡Liz! Despierta!, aquí estoy yo amor. Liz!!-dijo Lauri angustiado por no poder despertarla de su pesadilla.

- Abre los ojos, estabas soñando, Liz, ábrelos por favor Mi-elle.- la abrazo contra él, para que dejara de moverse tan descontroladamente.

Liz escuchaba su voz, pero tenia tan presente la imagen de su garganta ensangrentada, su cuerpo inerte a su lado, que esto  le parecía un sueño. Sentía sus brazos, el olor que emanaba él, pero… tenia miedo abrir sus ojos y encontrarse nuevamente con el horror.

-Mi-elle, no tengas miedo, aquí estoy yo, abre tus ojos.- él trato de darle su calidez por medio de su voz.

Ella con miedo, abrió lo ojos y se encontró con los suyos, viéndola fijamente. Alzo sus brazos y lo abrazo, enterrando su cabeza en su pecho.-Estas…estas…a salvo.-dijo con voz llorosa.

-Shh!! Ya paso, solo fue una pesadilla.-dijo él acariciando su brazo.

-Fue tan real!,, lo fue!! Perttu …Perttu… él..él.. te había cortado la garganta… y luego..luego…-se volvió a recostar en su pecho desnudo, sollozando angustiosamente.

-Pero ya paso, solo fue el susto, ven conmigo, vamos a estrenar la terraza.-le dijo él, al tiempo que se ponía en pie, mostrándole el grado de su desnudez.

El sol entraba en todo su esplendor en la habitación sin paredes, dándole mas luz al día y a su pesadilla. Liz observo con detalle cada movimiento de su prometido, buscando su calzoneta blanca, deleitándose con el espectáculo, que sabia era apropósito para que se olvidara de su pesadilla.

Sonrió cuando lo tuvo frente a ella, vestido solo con su calzoneta blanca, que le llegaba bien abajo del ombligo.

-¿Nos vamos?.-le tendió una mano,

-¿Como?, ¿y yo? ¿Voy a bajar desnuda?-dijo bajando la vista por su cuerpo sin ropa.

-Para lo que vamos hacer no la ocupamos.-le dedico una sonrisa picara. Aun con la mano tendida esperando por su aceptación.

-¿Y tú porqué vas con ropa?.-dijo ella entornando sus ojos.

-Porque… tengo mas resistencia que tu, si fuera al contrario creo ni nos daría tiempo de llegar a las escaleras.-

-No es cierto.- Liz trato de sonar indignada, pero su sonrisa le gano.-Esta bien, vamos.

Ella acepto su mano, y Lauri la cargo en brazos. Bajaron por la escalera de caracol hasta la parte de atrás de la casa, en el balcón, donde  mas abajo la piscina los esperaba, con un fondo del Lago di Como en todo su esplendor.

-Me gusta este lugar, es tan relajante.- Liz, hablo en su oreja, dándole pequeños besitos.

-Ya se le paso el susto a Mi-elle?.-

-Sip. Creo ayudo mucho un pequeño deleite visual que alguien me dio hace unos momentos.-dijo apretándose mas a su agarre por el cuello.

Lauri giro el rostro para darle un beso en su mejilla, pero algo mas llamo su atención tras de ellos, dejándolo petrificado, pero actuando por el miedo, corrió escaleras abajo como si su vida dependiera de ello, y si que lo hacia.

Perttu acelero su paso cuando Lauri comenzó a correr, perdiéndolo de vista momentáneamente, llego hasta el balcón donde hacia unos segundos había estado Lauri, y bajo corriendo con arma en mano hasta darle alcance en la orilla de la piscina.

Lauri en un acto de protección, aventó a Liz a la piscina, protegiendo su vida y su integridad, andaba desnuda.

Vio el arma que portaba Perttu y era una pistola con silenciador, si algo sucedía quedaría en el
anonimato.

-Con que por fin nos vemos.-hablo Perttu, viéndolo fijamente con la pistola apuntándolo directamente en el corazón.

Lauri sabia que si hacia algún movimiento en falso, él no duraría en disparara, tenia que ser muy cauteloso si quería seguir viviendo. No tan lejos podía escuchar los chapoteos furiosos de Liz, pero mejor mantenerla alejada a que fuera una opción para atacar.

-Eres un cobarde.- Lauri entorno sus ojos, viéndolo a él, no a la pistola, trato de omitir que ese objeto no estaba, casi a metro y medio de distancia suyo.

-Cuida tus palabras ave de rapiña, si me enojo mas de lo que ya estoy, se me puede ir una pequeña e insignificante bala.- dio vuelta al arma pero siempre apuntándole, y avanzando mas y mas hasta que el arma topo con el pecho de Lauri.

Lauri sintió el frio del arma en su pecho desnudo, pero en ningún momento bajo la vista para ver el objeto, tenia que pretender valor, pero lo que en realidad sentía era miedo, por morir, y no ser capaz de vivir con Liz, de no realizar sus sueños, de no haber alcanzo aun la plena felicidad.

-¿Qué es lo que quieres?, ¿asustarme? ¿O matarme?-

-Las dos cosas, y ten por seguro que lo hare, mira que venirte a este lugar, para que los tres estemos solos, es tan solo perfecto, no sabes cuanto tiempo he esperado por una oportunidad como esta.- con la otra mano se seco el sudor de su frente, andaba todo cubierto de negro y el sol de la mañana estaba fuerte.- Inclusive llegue a pensar que te tendría que secuestrar, no es nada bonito hacer guardia frente a al casa de tu conquista por tanto tiempo.-

En ese momento sintió mas miedo, y sin poderlo evitar mostro el miedo por su amada, quería sacar de su mente la presencia de Liz, para que se olvidara de …matarla, obviamente no iba a dejar testigos si pasase lo peor.

-Hmm!!, así que la pequeña zorrita si te tiene agarrado de los huevo no es así?.-y en ese momento volvió su mirada en busca de Liz en la piscina. Lauri también lo hizo, y ambos lo único que vieron fue el agua azul turbulenta.

Lo siguiente fue, el estrepitoso ruido que se escucho por el contacto abrupto entre la botella de vino con la cabeza de Perttu.

Al instante de sentir el golpe, él jalo del gatillo, pero ya la pistola no estaba frente al pecho de Lauri, si no sobre su hombro.

Lauri había tomado la pistola por el silenciador, justo al tiempo que vio que Liz no estaba en el agua.

El golpe hizo tambalear a Perttu, pero sin hacerlo perder el conocimiento, solo un breve mareo, que hizo que Lauri le arrebatara la pistola y la tirase al agua. Enfurecido por el acto de Liz, se giro para agarrarla pero esta ya corría dentro de la casa, mientras escuchaba el grito que Lauri profería.

-Llama a la policía Liz.-

Lauri vio la confusión del momento en los ojos de su predador, pero lo aprovecho para darle un puñetazo en el rostro, a lo que esté estaba preparado esquivándolo con rapidez y devolviendo el golpe, el cual  si acertó, logrando derribar a Lauri por la potencia que empleo en el puñetazo.

Sin perder el tiempo se abalanzó contra Lauri quedando ahorcajadas sobre este, y posicionando sus manos en su cuello para tratar de asfixiarlo, pero Lauri contorsionó una de sus piernas, dándole un golpe certero en su rostro con el pie, liberando sus manos de su cuello, le dio un puñetazo con su puño, quitándoselo de encima, Perttu rodo no muy lejos de él, y Lauri aprovecho para rodar hasta él, montársele para acorralarlo, le dio otro puñetazo, pero Perttu se lo devolvió con el doble de poder empujándolo hacia atrás.

Perttu se limpio la sangre que manaba de su nariz, y se abalanzó nuevamente sobre Lauri, posicionándose sobre el y sus manos sobre su cuello, asfixiándolo, certeramente esta vez.

Lauri llevo sus manos también a su cuello, para tratar de apartarla, pero la falta de oxigeno le estaba ganando la partida.

-¡Muerte de una maldita vez!, ¡Muérete!-

Lauri cerro sus ojos, le dolía mantenerlos abiertos, estaba boqueando por aire, ahogándose poco a poco… y sin previo aviso sintió liberada su tráquea, tras el estrepitoso ruido que se escuchó.

Abrió los ojos y contemplo como Perttu caí desplomado sobre él, quedando tras de si Liz con un sartén en mano.

Rápidamente Lauri se lo quito de encima, y corrió hasta donde su Liz se encontraba, toda temblorosa y muy nerviosa. La abrazo atrayendo su cabeza hacia su pecho, ocultándole de su vista a Perttu que yacía inconsciente en el suelo.




A lo lejos se escucharon las sirenas de la policía, que habían llegado media hora después de lo ocurrido. Lauri y Liz se encontraban en la sala cuando ellos llegaron, ya mas calmados y cambiados. Con apremio recogieron a Perttu que se encontraba en una silla de la cocina atado de manos y pies. Les entregaron un citatorio para ir a declarar a la policía cuando volvieran a Milán, y tras limpiar todo, se fueron tan rápido como llegaron.

La pistola había quedado olvidada en la piscina y nadie se había percatado de ella, solo Liz, que la recogió y la guardo, antes de que la policía la encontrara.



***



Lauri le preparo la cena a Liz, pero cuando llego al cuarto la encontró dormida, dejo a un lado la bandeja y se recostó cerca de ella, abrazándola con su cuerpo, sintiéndola cerca, esa tarde habían pasado por mucho, y por un momento creyó que todo acabaría, ahora mas que nunca debía vivir el presente…el futuro era algo impensable.



Los días fueron pasando como si no hubiese día ni noche, al menos así era lo que pensaba Eero en la soledad de su apartamento alquilado en Töysä. Era muy pequeño apenas y contaba con una habitación, la cocineta y sala. El verano estaba a punto de terminar, y si no fuera por eso, y la insolencia del sol frente a su ventana, no vería la luz del día.

Nunca encendía los focos, ni limpiaba ni hacia nada, lo único era caminar de un lado para el otro, mirar por el balcón de su ventana, y comer.

Se levanto tambaleante, se fijo en el calendario que colgaba en la puerta de su cuarto y vio que solo faltaba menos de una semana para reencontrarse con la banda en Helsinki, maldiciendo por lo bajo se fue hasta el baño, abrió la puerta del botiquín y saco una navaja de afeitar, la observo detenidamente, luego cerro la puerta y vio su reflejo en el espejo.

Llevaba una barba de días, su pelo sucio y enmarañado lo hacían ver como un vagabundo, le sonrió burlonamente a su reflejo en el espejo y se dio a la tarea de asearse. La ultima vez que se  afeitó la barba, había sido tres días después de alojarse en esa comunidad.

Ese dia había salido nuevamente a explorar la región y se había arreglado como de costumbre. Deambulo por su calle, por los parques y por la escuela, viendo salir a los pequeños corriendo en busca de su madre que los esperaba, no pudiendo evitar pensar en que él ya no seria padre, ni tendría un hijo al cual Helena tendría que recoger.

Huyó del ambiente lo mas que pudo pero a lo lejos la vio… por un segundo pensó que era un alucinación que su dolor lo estaba haciendo ver cosas que no, y luego vio como el aire sacudió su pelo, el mismo de Helena, y entonces corrió, tanto como pudo, al llegar donde ella estaba, y girarla con el brazo se encontró con el rostro de otra mujer, que no era la suya, pero si muy parecida.

Al día siguiente le había sucedido lo mismo y el otro también, optando por eso, no salir de su apartamento, encerrándose en su dolor, pensándola y llorándola siempre, ahora solo eso le quedaba, recordarla a cada hora, en todo momento, no privándose de gritar su nombre, de gritar lo mucho que le hacia falta.

El yoga no le funcionaba, no podía limpiar su pensamiento, cada vez que cerraba sus ojos y trataba de no pensar, ahí aparecía ella. Su mente le hacia recordar hasta los detalles mas insignificantes, pero también los mas felices y los dolorosos, su muerte.

Había dejado de soñar con su muerte, poco después de irse de gira, Lauri siempre era el primero en despertarse creyó él, o tal vez tampoco podía dormir. Veía como su amigo sufría por su perdida, e inclusive llego a pensar que sufría mas que él mismo, y eso no era posible era su esposa la que se había marchado, no la de Lauri.

Bajo la vista y vio el lavabo blanco cubierto de vellos faciales. Vio su reflejo y ya se veía un poco como el Eero de antes, pero el pelo faltaba algo, fue en busca de una tijera. Volvió a posicionarse frente al espejo y lo empezó a cortar, apenas y le llegaba por la oreja pero lo quería corto, no queriendo ocupar peine, solo …nada para peinarse, y evitarle la fatiga de hacer otro acto mecánico en su vida, estaba hastiado de hacerlo, venia simulando algo que no sentía por …largos meses, específicamente desde la partida de su otra mitad.

Hoy era la millonésima vez que la recordaba pero era especial, había olvidado la vez en que ella le había cortado el pelo, dejando la tijera a un lado, palpo su pelo entrelazándolo con sus dedos, apenas y tenia unos dos centímetros, volvió su vista a sus propios ojos en el espejo y se odió, la lloraba otra vez, cuando se había prometido no hacerlo, ya no quería sufrir por ella, quería recordarla con felicidad, en los momentos mas felices que habían vivido.

Pero su cabeza no mandaba sobre su corazón dolido, simplemente no podía evitar llorarla. Al menos había mejorado, y no la lloraba todo el día volviéndole hinchados y rojos sus ojos, ahora solo los pequeños detalles que ella le solía hacer y que ya no lo haría mas, era lo que le obligaba a llorarla.

Se metió en la ducha y despojándose de sus ropas sin ganas se bañó, ya ni él mismo aguantaba su propio olor, tenia que volver a ponerse su mascara para no dar pesar a los demás, tenia que acostumbrarse a mostrarse feliz aunque fuera falso, a los demás les alentaba, y verlo sufrir solo hacia sufrir a los demás. Debía sufrir solo para él, para su Helena, por ella y para ella.

Tras verse como una persona normal, tomo las llaves de su morada y salió por la puerta, triste y lloroso, pero que tras poner un pie en la calle, curvo sus labios en una sonrisa falsa y se fue…sin rumbo fijo solo para probar su apariencia ante la sociedad y que tras el regreso a Helsinki nadie sospechara de la grieta irreparable que había en su corazón.

No recordaba como llegar a la escuela, pero lo hizo, sus pasos lo guiaron hasta ahí, y se quedo de pie estático frente a la entrada. Ahora estaba desértica, y solo la fachada sin sus niños contemplaba, pero a lo lejos escuchó el estruendo de la campana de salida, las puertas principales se abrieron y un aluvión de niños lo enfrentaron.

Nadie hacia reparo en que él estaba ahí, en medio de la entrada, no esperando a nadie solo viéndolos, reencontrándose con sus madres y uno que otro padre.

Cabizbajo y obligándose a no llorar, se alejo de la entrada, ubicándose frente al pequeño parque que tenia la escuela, en la vía publica, se recostó sobre el tronco de un árbol y dejo que el viento del otoño rozara su piel.  Cerro sus ojos y trato de no pensar en ella, y solo dejarse llevar por el ruido de las hojas de los arboles hasta que un sollozo llego hasta sus oídos.

No era él suyo, si no el de una niña. Abrió los ojos y vio que una niña a pocos metros de donde él se encontraba, yacía agachada llorando. Giro su cabeza en varias direcciones tratando de localizar a su madre, alguien debía estarla buscando pero… nadie…. Apenas y unos coches se encontraban estacionados con las puertas abiertas en espera de sus hijos.

Avanzo hasta donde la pequeña, y ella la instante se puso en pie, y lo miro fijamente, pero no tristoza si no mas bien enojada, como si él hubiese interrumpido su momento de dolor.

-Estas…bien?- susurró muy quedamente.

-¿No me vez?, estaba llorando!!!¿Cómo alguien se va a poner a llorar de felicidad?, no! No estoy bien, ¿te importa?.-le dijo señalando el árbol que él había estado usando.

Eero no comprendió el enojo de la niña que a lo mucho y parecía rondar los diez años, pero sintió que no debía dejarla marchar así, enojada con él o con la vida.

-A veces se llora de felicidad, pero tienes razón no estas bien, ni yo tampoco.-

La niña lo miro rabiosa, pero entendió que era verdad, él se miraba apagado, triste como lo había estaba su perra cuando sus cachorros habían muerto. Se miraba joven, y se le era conocido.

-¿Porqué te vez tan triste?, es como si… fueras un zombi, y eres bonito, pero así con esa apariencia hasta las moscas espantaras.-

Había olvidado su mascara, al instante la uso de nuevo, pero no quiso engañarla, por primera vez en meses quería hablara con al verdad.

-Estoy triste porque me siento así.- desvió su vista de la pequeña viendo el cielo, donde ahora su amor moraba.-He perdido la otra mitad de mi ser y ¿tú porque estas triste?.- volvió su mirada a la niña.

-Mi papá murió la semana pasada, y él era el que venia por mi todos los días, ahora mi mamá lo hace, pero siempre llega tarde, había olvidado porque era que mi papá lo hacia y era porque era puntual.- ella bajo su cabeza viendo fijamente como aplastaba una hoja con su zapato.

Eero se agacho quedando al nivel de la niña, colocando sus manos sobre sus hombros.-Llora todo lo que quieras, pero no hieras a tu madre con tu malestar, mira como ha acabado la pobre hoja?, es difícil para ti, y también lo es para ella, pero veraz que con el tiempo dejaras de sentirte tan sola, y triste.-

-A ti no se te ha pasado la tristeza, ¿hace cuando que perdiste tu otra mitad?.-le dedico una mirada piadosa.

-Hace…no mucho. - mintió, y se sintió patético,!hacia meses! Que Helena había muerto y aun la lloraba como si hubiese sido ayer.- y no es bueno que las personas que te quieran te vean así, triste, solo lograras preocuparlos.-

-Me vale si mamá se preocupa de mas, yo quiero a mi papá aquí conmigo, hubiera preferido que mamá se muriese y no él, lo extraño mucho…mucho.-dijo entre sollozos, no pudiendo contener mas sus lagrimas.

Eero la atrajo hacia su pecho y dejo que llorara ahí, que gritara quedamente, y vio su reflejo él actuaba como ella pero a escondidas, y vio como seria en publico, como actuarían los demás, esto no era vivir, era lamentarse.

-¿Mejor?.- dijo él, cuando ella se separo de su lado y se limpio sus lagrimas.

-No.-le sonrió y agregó.-pero hueles rico- ambos  vieron como una señora no mayor de treinta años se acerco hasta ellos, Eero reconoció que era la madre de la niña por el parecido, se presento brevemente y se alejo lo mas rápido posible, sus lagrimas estaban al borde de sus ojos y que patético que una mujer lo viera llorar.

Corrió lo mas rápido que pudo hasta su casa, cerro tras de si y se deslizo sobre la puerta hasta caer sentado al piso. Llevo ambas manos a su rostro, y dejo salir sus lagrimas, se sentía cansado de fingir alegría que no sentía, de aparentar estar bien frente a sus amigos, pero no delante de una niña, sin querer se había quitado la mascara y lo había descubierto.

Tenia que: o romperla o buscarse una más resistente.



***



El vuelo había sido corto, y el aire otoñal  de Helsinki lo recibía en la salida del aeropuerto. Se fue rápidamente al estacionamiento y busco su carro, metió sus maletas que eras apenas dos, y condujo hasta su casa, tenia que descansar antes del reencuentro, al menos había dejado de llorar ante su recuerdo, estaba aprendiendo poco a poco…a pensarla con felicidad.

Pero sabia que no seria fácil, y lo mejor era buscar ayuda de profesionales, debía hacerlo si quería seguir con su vida normal.


Mientras tanto en la pacifica Piazza Luigi di savoia, donde se ubicaba el edificio de Liz  y donde reinaba la paz y eran ajenos al tormento que vivía Eero en Helsinki.

Liz se había levantado tarde, como de costumbre cuando estaba cerca de Lauri, luego de pasar los mejores vacaciones de su vida, aun con el contratiempo de Perttu, había sido maravilloso su estadía en di Como.

El tiempo no pasaba por su mente, que rememoraba una y otra vez los momentos felices con Lauri, hasta que una gota de aceite brinco hacia su cara haciéndola despertar de su burbuja Lauristica.

-Auch!!-se quejo.

Lauri llego a la cocina, inducido por el olor de la comida, cada vez Liz le cocina mas y mas rico.

Se acerco a ella sigilosamente, asustándola cuando se posiciono tras de ella, abrazando su cintura y besando su cuello.

-¿Cómo amaneció la futuro señora de Ylönen?- bajo unos centímetros por su cuello, besándolo, y luego volvió a subir hasta atrapar el lóbulo de su oreja.-

-Lauri!!, no hagas esto, me voy a quemar por tu culpa- dijo ella sin hacer casos a las caricias que él le propiciaba.

-Hmm!, si te quemas. -mordió su lóbulo de la oreja.-yo te curo, con mis besos.- bajo unos centímetros y beso nuevamente su cuello, lentamente una y otra vez.

-Lauri, si sigues así no vamos a desayunar.- seguía evitando caer en las tentaciones de sus besos.

-Yo tengo hambre,…bueno…-se apretó mas a ella por detrás, pegando su pelvis contra sus pompas.-Tenemos hambre.-

Liz sintió cobrar vida a ese individuo al cual su osito se refería y dándose vuelta, encaro su rostro atrapando sus labios con los suyos.

-Hmm! Así esta mucho mejor- dejo por un momento sus labios para acariciar su rostro con sus manos.-Te amo.- y beso sus labios castamente.

-Yo también, pero debemos alimentarnos…-ella se giro y volvió a quedar de frente a la estufa.

-¿Vas a despreciarnos?- se restregó descaradamente contra ella.

-Lauri!! Basta!!.- la espátula se cayo, pero solo porque ella quiso soltarla, dio media vuelta encarándolo, besándolo, pero al mismo tiempo mordiéndolo.

-Con juegas sucio no?.-dijo contra sus labios.

-Sip.-

El la carga en brazos, y se encamino fuera de la cocina, sin antes apagar la estufa. En el camino a la habitación Liz se llevo ambas manos a la cabeza.

-¿Que pasa?, ¿otra vez te duele la cabeza?.-dijo besando su sien.-¿O es otro pretexto para no estar conmigo?.-

-No..claro que no osito, no te había dicho pero…creo usare lentes y …pues por eso son mis dolores.-

-Hmm!, yo te voy a quitar esos dolores, liberaras tantas endorfinas cuando estés conmigo.- siguió avanzando. Llego al dormitorio y la recostó levemente en la cama, quedando él sobre ella.

-Si quieres yo también compro lentes, para que estemos iguales.-dijo besando su cuello. Subiendo y bajando, atormentándola.

-No es necesario, pero gracias por ofrecerte.-

Poco a poco fueron quedando sin ropa, urgidos por la pasión, necesitándose uno al otro, liberar todas las emociones que ambos traían dentro.

Una vez que alcanzaron el clímax, Liz quedo dormida en su regazo, él la apapacho, contra su pecho apretándola… y recordando…recordando sus palabras, las que un día le dijo en la intimidad de su casa en Helsinki; su temor,  cuando él la consoló, y ella se confeso. Solo que ella ya no recordaba haberle contado eso, es mas y tal vez ni relacionaba los hechos…pero él si.

Y ahora él también tenia miedo…¿acaso ella seria como su madre?, la apretó mas fuerte contra su pecho, tratando de sacar esos malos pensamientos de su cabeza, y dejarse llevar por el presente y no por el pasado…ni por el futuro.



















2 comentarios:

  1. Ahahahahqhaha morí cuando despertó y Lauri estaba ahíi! Ahí estaba Aww pero sabía que el desgraciado de Perttu merodeaba el lugar aha me dió cosa la pelea ehehehe casi me infarto Jajajaja pobre Eero me imagino cuan grande era su trauma,...... Eso también me recordó que chill es más largo ahahahahahaha xD después verás por que jojojo
    Jamás creí que fueran tan .... Tan .... Sexosos? Jajajaja cochinos !!!
    Aww pero yo quiero más!
    Mira.que siempre me dejas haciéndome como mil millones de conclusiones
    Sabes, ti .rw eue +mmmmmm+m

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