"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

lunes, 8 de octubre de 2012

Oblivion -C31-



Se acerca el aniversario del blog!!!!
@Luz!!! me encanto tu comentario...me alegraste el dia!!!..y bueno no sabes como desearia hacer otro asi de largo y emocionante como este..pero una vez que se termine Obli...subire uno super bueno, pero no es mio, ....tal vez y la Uni me da tiempo y escribo....tengo tantas ideas!!...
Gracias por gustarrrr y leer...y ComentaR!!!! Luz!!!



CAPITULO  IX




La tragedia ocurrida  hacía unos cuantos meses atrás, al parecer ya había dejado de ser un tormento entre los que lo habían presenciado. Aunque siempre existiría el cruel recuerdo de su partida en las mentes de Lauri y Eero, que a pesar del paso de los días era como si lo hubiesen vivido ayer, pero delante de los demás ponían su mejor rostro y actuaban como si nada ocurriese.

Tras la muerte de Helena, la banda se había tomado unos meses de luto, en especial por Eero, que se había puesto muy mal. Por mas de un mes no había podido dormir si no era con la ayuda de somníferos potentes, que poco a poco fue dejando de tomar tras por fin aceptar la muerte de su amada esposa.

En  Milán y en Helsinki ahora ambos tenían un mismo objetivo, atrapar a Perttu. Nadie sabia su paradero, pero todos sabían que no iba a desaparece sin dejar el cabo suelto de su cometido.
Briattore tras enterarse por los medios del engaño y el escándalo que estaba envuelta su esposa, le exigió el divorcio, dejándolo en la calle sin ningún euro en su cuenta.

Gia no bajó la cabeza ante la humillación casi publica que su ex-esposo le había hecho, y tomo todo el escándalo a su favor, vendiendo entrevista de los sucedido aceptando cualquier portada de revista para hombres que le dejase una entrada sustanciosa de dinero.

En Finlandia  anunciaron al nuevo vocalista: Lauri, y desde su anuncio no habían parado de tener presentaciones, entrevistas de televisión, y radio. Con lo cual tuvo que separarse de Liz, que finalmente había aceptado ser su novia oficial luego de que Lauri le diera explicaciones de su raro comportamiento, en si no le dijo toda la verdad solo en parte; que él había sido novia de Helena…antes de que  lo conociera  a Eero.

Liz había ingresado nuevamente a la universidad, con Lauri lejos de ella todas las semanas, que mejor manera de aprovechar el tiempo que recuperando su clase perdida. Solo se veían los fines de semana cuando Lauri desde Helsinki ( la mayor parte de tiempo) viaja hasta Milán, para encontrarse con ella, el skype era una herramienta demasiado valiosa en su vida, pero el estar frente a frente de su amado no tenia precio alguno.

El final de julio se acercaba y era el fin del semestre de las universidades y conjuntamente era el periodo sabático de la banda, que se volverían a reencontrar a mediados de agosto para iniciar una serie de conciertos por toda Europa.

Pauli viajaría a Singapur a pasar sus vacaciones en su casa, y junto a él iría Aki, Paula y su hijo. En cambio Eero había declinado de la invitación, optando por rentar una casa en Töysä, un lugar al noroeste de Finlandia, habitado por una escasa población, sin contar con grandes edificios, siendo el lugar perfecto para su soledad, sin tener que estar sonriendo fingidamente a las personas, no, en Töysä y apenas notarían su presencia, tal y como quería estar, solo, consigo mismo, tratando de reencontrar el camino de su alma perdida, relajarse, e inundarse hasta mas no poder en la relajación que el sahaja yoga le había enseñado.

En cambio Lauri que tenia quien lo hiciera sonreír, alguien que lo esperaba en casa ( Milán) como lo llamaba él, lo había poco a poco hecho reflexionar, no tenia porque seguir en la seudodepresion mental, no, tenia que vivir, y dar color a su vida como a la de Liz, y por eso había tomado el primer vuelo a Milán sin avisarle a Liz para darle la sorpresa.


Lauri llegó hasta el edificio donde vivía Liz sin saber si quiera que alguien aparte de Liz lo esperaba ahí. Se presento ante el portero, el cual aun lo veía de manera suspicaz, aun cuando ella le había explicado la situación. Subió por el ascensor, con sus manos sudorosas ante el anhelando encuentro, apretó el botón correcto para subir hasta ella. Llevaban más de tres fines de semanas sin poder verse frente a frente, sin poder besarse, pero que solo faltaban escasos minutos para que eso quedara en el pasado.

Se paró ante la puerta, dejando en el suelo las dos maletas (gigantes), y toco fuertemente y un tanto desesperado.

Liz, dejo a  un lado el delantal de cocina, porque desde que Lauri en una ocasión la había dejado atónita con una cena exquisita preparada por él, decidió comprase libros de cocina y aprender, para cocinarle. Se apresuro a abrir la puerta, quitandose antes un poco de salsa de su rostro, y abrió.

No podía creer lo que tenia ante sus ojos, Lauri, su osito estaba en casa. Sin pensarlo dos veces se tiró a sus brazos abrazándolo por el cuello fuertemente, y abrazando su cintura con sus piernas, a lo que él reaccionó de la misma manera tan efusiva, devolviéndole el abrazo.
Ella se alejo de la calidez que le brindaba su cuello, para observarlo fijamente.

-Estas en casa!-dijo ella sonriéndole ensoñadoramente.

-Lo estoy, Liz- musitó él, acercando su rostro al de ella por obtener sus labios de un solo acto.

Ella lo besó con urgencia y ternura, dejándole saber lo mucho que había extrañado sus besos rabiosos.

Él comenzó a caminar aun unidos por la sincronía de sus labios, Liz sonrió ante su movimiento contra sus labios, al parecer había llegado la hora, siempre lo venia postergando ya sea por una u otra razón no habían podido hace el amor, pero ahora parecía el momento indicado, y de un solo portazo cerro la puerta.

Con urgencia Lauri busco donde posicionar a Liz, pero tantas eran las ganas que no podía analizar cual era el mejor lugar para su primera vez juntos, optando ya por ultimo el sofá.

-Lo siento Mi-elle-(mi L ), pero ya no resisto, o es el sofá o el piso.- dijo un acalorado Lauri en el cuello de su amada.

Ella rió fuerte ante las palabras de Lauri, y solo lo beso de vuelta, dándole a entender que el importaba poco el lugar que lo hiciesen.

Liz comenzó a desabotonarle la camisa con urgencia y torpeza inclusive arrancando dos a la fuerza, Lauri le empezó a desabotonar el pantalón cuando se detuvo abruptamente.

-Espera!.-el giro el rostro hacia atrás.- Y la maletas?- dijo él mirándola pícaramente.

-Son bonitas y …grandes… apresúrate Lauri, déjalas estar en el cuarto.-dijo ella al tiempo que empezaba a bajarle es zipper de su pantalón.

Lauri no pude evitar sonreírle antes de agregar.- Están afuera [i]Mi-elle[/i]-

-Si si… afuera… lo quiero ya…. Y luego… dentro.. muy dentro de mi…-concluyo ella, ante lo que tenia casi a su vista.

Él no pudo evitar soltar una carcajada ante la lujuriosa declaración de su novia.-Liz, no conocía ese lado tan …lleno de lujuria, pero mis maletas están afuera.-él se separo de ella, viendo como esta ponía un rostro sufrido. -Además así no quiero que sea nuestra primera vez, llevo meses planeándolo para que nuestra calentura derrumbe mis planes.-suspirando fuertemente, se puso en pie, observándola, estaba casi semidesnuda ahí despeinada en el sofá, y negando con su cabeza como si algo malo le pasara, dio media vuelta y fue por sus maletas.




Luego tras darse una ducha y bajarse la calentura que Liz le había provocado, se cambio con una pantalón gris y una camisa de gorro blanco, y se encamino a la cocina donde aun seguía cocinando ella.

Sigilosamente llegó y se recostó en el marco de la puerta observándola trabajar muy concentrada y deleitándose de su voz, nunca la había escuchado cantar y que cantara la canción que él le había dedicado el día de su cumpleaños lo deleitaba.

[center][i]I have died everyday waiting for…

Darlin' don't be afraid

I have loved you for a Thousand years

I'll love you for a Thousand more

Time has brought your heart to me[/i][/center]

-Se te va a botar el agua de la pasta, si no destapas la olla.-dijo Lauri, acercándose a ella por detrás, depositando un fugaz beso en su cuello.

-Oh!!-exclamó Liz, al ver que la olla que contenía la pasta estaba a punto de botar agua como Lauri le había dicho.-Gracias.- dijo volteando el rostro para encontrarse con  sus labios.

-Eres mala Liz, como me besas con el sabor de la salsa, que por cierto sabe deliciosa, en tus labios-

Ella no le dijo nada y solo sonrió. Lauri se quedo ahí tras de ella, viéndola cocinar, y atormentándola con su presencia.

A la media hora ya estaba listo el almuerzo preparado por Liz. Lauri había aguardado por ella en el desayunador, para no perder detalle de sus movimientos por la cocina.

-¿No estas cansado?.-le preguntó Liz, mientras le servía su plato de pasta.

-No sabes cuanto  lo estoy.-le sonrió. – Pero, como voy a poder dormir mientras tu estas aquí, cocinando para mi?, no podría hacerlo.-tomo el tenedor y lo empezó a enrollar en los tallarines.- Además es la primera vez que como tu comida.- se introdujo un bocado de los tallarines, con lo que Liz se quedo de piedra, recostada en el desayunador al obtener su aprobación.

Lauri estaba fascinado, ella no le quitaba la vista de los ojos, y se tardo en saborear su bocado.-Sabes que yo disfruto cocinar, y si es para alguien mas mucho mejor.- dijo colocando el tenedor a un lado del plato, sin perder de vista la pasta frente a él.

Liz quedo estupefacta de sus palabras, eso quería decir que la comida estaba del asco, y que jamás la volvería a dejar cocinarle para él. Se enderezo y dio media vuelta, buscando el consuelo del lavador de trastos.

-Podrías al menos haber fingido que no estaba tan mal.- musitó ella en una voz cargada de tristeza. Mientras enjabonaba unos utensilios de cocina.

-¿Liz?, ¿que fue lo que dije?, porque ese tono?, espera un momento- él se puso en pie en dirección al lavadero.-Liz… mírame.-

Ella se giró, pero sin verlo a los ojos. -Mírame Liz- ella elevo la vista para encontrarse con sus ojos verdes que estaba un poco mas achicados a causa de su sonrisa.-¿Crees que no me gustó?.- él contemplo sus vidriosos ojos.-Tontita.-dijo dándole palmaditas en la cabeza.-Claro que me gustó!, te quedo excelente.-dijo él agachándose un poco en busca de sus labios. –¿Y sabes algo?, aunque hubiera tenido el peor sabor de la vida, así me lo hubiese comido todo, porque fuiste tú la que me lo preparo, y la comida hecha con amor es la mejor.-y la besó tiernamente, con paciencia, deleitándose de la textura de sus labios del sabor de su boca.
Ella se separo de la calidez de sus labios para poder hablarle.-Lo siento,  pero…es que dijiste.-

-Se lo que dije, pero no me dejaste terminar.-él volvió a reclamar sus labios.- Te quedo deliciosa.-dijo en sus labios.


Tras luego comer, y ordenar la cocina se fueron a la sala para ver una película. Lauri se recostó primero en el gran sofá, para luego extender sus manos en petición de que Liz se recostara junto a él. Ella no perdió el tiempo e hizo lo que Lauri le pedía. Encendieron el televisor y empezaron a buscar una película, sin saber cual de todas ver.

Cuando al fin encontraron una, pasaban de las cuatro de la tarde, y al no más comenzar Lauri se había quedado dormido. Liz aprovecho para darse vuelta y observarlo dormir. Escuchar su respirar, trazar con su dedo índice el contorno de su rostro y saber que era la única que le hacia eso la llenaba profundamente, pero al mismo tiempo le traía recuerdos, de la vez que lo había observado dormir la misma noche que Helena había muerto.

Hasta ahora no la había mencionado y tal vez ya no le afectaba su partida.


A las ocho de la noche Lauri se despertó por el aroma de la cena, con pereza se puso en pie y se dirigió a la cocina.

-Hoy si que te has lucido Mi-elle, tú y tu comida me tienen hipnotizados.-dijo sentándose en la silla del comedor.

-No le eches la culpa a tu estomago y a tu corazón.-

-Esta bien!, soy solo yo.-

Liz ya tenia casi preparada la cena, solo faltaba un poco mas de cocimiento, con lo que aprovecho para sentarse y descansar.

Quedando frente a Lauri, viéndolo como detenía su quijada con su mano, y el cerrar constante sus ojitos, la hacia sonreír tontamente, se sentía bien tenerlo en casa, hacerle comida.

-¿Que tanto me vez?.- dijo viéndola de reojo, con una voz carrasposa, cubierta por el profundo sueño que aun tenia.

-Lo bien que te vez en mi cocina- dicho esto, llamó completamente su atención, haciendo que abriera de par en par sus ojos verdes.

-¿Aun con ropa?.-dijo soltando una risotada.- no, de veras, me veo bien porque me siento bien, creo eso pasara contigo cuando vivas en Finlandia en mi casa.- dijo volviendo a su postura anterior, con pereza y mucho sueño.

-¿En… Finlandia?- dijo ella sorprendida ante la mención de vivir en ese país helado.- vamos a vivir allá?.- lo quedo viendo fijamente, pero él apenas y mantenía abiertos sus ojos.-¿Y cuando?..!Cuando!?. Oh! Lauri no te quedes dormido y dime cuando.- ella le insto a que le dijera, cuando él hizo la mímica que caía profundamente dormido sobre la mesa.

-Ten calma, pronto… pronto.-dijo él con una sonrisa picara en sus labios, y sus ojos cerrados.

-Oh!.. no se vale, sabes cuanto me gusta tú país, bueno la parte sur, el norte no mucho.-

-Te gustara el norte.-se reincorporó de su posición perezosa, sentándose bien, y tomando sus manos en un acto inesperado.- Yo sé que te gustara el norte, si vas conmigo, te gustara Liz, no sabes como quiero que llegue ese día, no lo sabes.- y tras decir eso, besó el dorso de sus manos.

-Que romántico lo haces ver, y es tan gélido el norte, pero confiare en ti.- devolviéndole el gesto, besando el dorso de sus manos.

-Siempre confía en mi Liz, así como yo confió ciegamente en ti.-dijo soltando sus manos, para volver a detenerse la quijada.

Ella se puso en pie tras escuchar el sonido de alarma que indicaba que la comida del horno estaba lista. Sirvió las dos porciones y volvió a la mesa, luego fue en busca de su vino favorito, y dos copas. Lauri abrió al botella y sirvió el contenido en los cristales.

-¿Porque brindamos?- pregunto ella cuando lo vio elevar su copa.

-Por tantas cosas, pero hay una en especial que quiero mencionar hoy.- ella levantó su copa.-Aun tienes la otra caja que te regale no?.-ella asintió.-Bueno quiero celebrar por nuestro fin de semana.-él choco levemente su copa, haciéndola sonar, pero ella no le respondió el gesto, aun estaba confundida por su brindis.

-La caja, el fin de semana, …por eso vamos a brindar?.-dijo ella moviendo su cabeza negativamente.-Pensé que… no sé… por que estábamos juntos otra vez o…-

-Confías en mi?- le preguntó Lauri sin dejar de verla a los ojos.

-Si.-

-Entonces brinda conmigo por eso, por favor?.-dijo ladeando su cabeza.
Ella aun no resistía cuando unía esa palabra a ese gesto, y choco levemente su copa contra la que el sostenía en el aire aun.

-A todo esto, no tenias planes para el fin de semana o si?.-

-No, pero aunque los hubiese tenido, nada hubiese sido más importante que estar contigo.- le respondió Liz, probando su comida.

-No Liz, no debes dejar de hacer las cosas por estar a mi lado, eso solo seria algo egoísta por mi parte, y si en algún momento tienes que hacer otra cosa que no intervenga mi presencia hazla.- musitó Lauri tras tomar un gran sorbo de vino.

-Si, lo sé. Pero … ahora cuéntame como están los chicos?, a donde se fueron?.-
Lauri le comenzó a contar los planes que ellos habían ingeniado, relatándole imprudentemente que él también ya había estado en Singapur, no hacia mucho tiempo atrás, pero con lo del Oblivion todos lo habían olvidado.

-Y Eero?.- tuvo curiosidad Liz. Sabía que sí a Lauri le había afectado mucho y que había sido su “novia” tiempo atrás, no quería imaginarse a Eero que era el que convivía con ella diariamente.

-Él…- dudó, y antes de responderle comió otro bocado. – Creo esta mejor, bueno a veces, cuando nadie lo ve, deja caer su mascara, pero delante de todos da lo mejor de si, y lo admiro sabes, yo ….-cerró  sus ojos, mientras terminaba de masticar su bocado.- no resistiría algo así, para Eero era su compañera de alma, su otra mitad, su confidente.-al decir eso bufó levemente, pensando en el engaño que ambos le habían hecho.- Y verlo tan repuesto, aparentemente es increíble.-

Liz había dejado de comer, y lo contemplaba, y se dio cuenta que la había recordado, pero no la enojo si no que la conmovió, aun le dolía su muerte.-Tal vez ya la dejo partir, aun recuerdo como negaba su muerte, sus gritos, nunca había escuchado una reacción así, se notaba cuanto la amaba, a veces creo que esa clase de amor cuando uno de los dos falla no esta bien, es perjudicial, sentir que esa persona es algo vital para ti… que creo era el caso para Eero, es fatal.-

Lauri estuvo atento a sus palabras y rápidamente capto lo que había tras de ellas, pero aun así expreso su sentir.-Yo por el contrario, no pienso así, esa clase de amor cuando tu otra parte es algo vital, es algo sin palabras, te llena de una felicidad que puede contra todo, y Liz… tú ya eres esa parte vital para mi.-

Liz puso los ojos como plato tras su declaración, no esperaba que él le dijese eso, no precisamente ahora, tal vez dentro de algunos meses, ahora era claro que él la amaba, pero ella…-Gracias, yo también te amo Lauri, pero no quiero pensarte de esa forma, que eres algo indispensable para mi, aunque lo eres en cierta forma, pero no de esa… que tu dices, no quiero ni pensar en él día…que nunca llegue, y toco madera, te vea morir, creo me volvería loca, sí, te pensara que eres el oxigeno de mis pulmones, o la senescencia de mi vida, sin ti, entonces ya no tendría motivos para vivir.

Lauri dejo de beber, y se llevo una mano a su barbilla, pensativo, viéndola fijamente.-Tú si eres el oxigeno de mis pulmones, y …-le sonrió mostrándole todos sus dientes blanquecinos.- …Yo seré el tuyo también.- tomó su copa y la elevo haciendo un brindis con el aire.

Ella suspiro ante su gesto, y retomo su labor de comer su comida.

La hora de la comida había pasado sin mas contratiempos que la charla, y Lauri sentía que era el mejor momento para llevar a cabo su plan que tenia meses planeándolo. Subió al cuarto donde Liz lo esperaba, sonrió ante la complicidad del destino en sus planes, ella con su periodo no podrían hacer nada, y le diría a su parte anatómica calenturienta, que era tiempo prohibido para ellos.

Se recostó en la cama, acercándose a ella por detrás, abrazándola con sus brazos y sus piernas, enterrando su rostro en su cuello ladeado.

-Lauri… lo recuerdas no?.-

-Uh huh…-dijo inhalando el aroma de su cabello.- Lo recordamos los dos.-dijo tras pegar su pelvis abultada contra su trasero.

-Lauri!!- exclamó Liz.

-El fin de semana serás mía Liz, solo mía.- le susurro quedamente en el oído, tras darle un leve mordisco, a lo que ella le respondió con un estremecimiento de todo el cuerpo.


Faltaban solo dos días para el sábado, y Lauri al día siguiente tenia mucho que hacer si quería hacer realidad sus palabras.





3 comentarios:

  1. Ahhhhh suspiros y más suspiros Liz y Lauri son bellos... pero Lau más...solo me imagino que me dijera todo eso y ahi mismo me desmayo.... Ahhhh esta mega romántico este capítulo.... y no juzgo a Liz por calenturienta con Lauri hasta yo me pondría así jajajajajaja Niceeeeeeee Ya sabes que adoro tus historias Dane....... esperaré pacientemente el próximo..

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  2. no comenteeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!! jajaja juraria que si lo hice por que pfff lo lei en la noche ahahahahahaha me encanto esa parte de las maletas jajajajajajajaja no bueno ehhhh que te puedo decir .............. QUIERO MAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ajajajajajaja sabes qe amo la forma en la que escribes ojojojo

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  3. romántico cap. que daria para que Lauri tambien me mirara con sus ojos verdes a los mios asi con amor como a Liz xD

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