"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

sábado, 4 de agosto de 2012

Oblivon -C25-


Eres mentirosa. ¿Por qué lo haces?...Deja de mentir y vete ....En todos lados eres la misma...oops!!



CAPITULO III



Lauri se despertó con una sonrisa de oreja a oreja, el viento de la mañana entraba por la ventada sin ninguna interrupción, aclarándole las ideas y pensando en nuevas. Pero no podía dejar de sonreír, aun recordaba el desplome de Liz en sus brazos, y lo que eso le había implicado; llevarla en brazos por todo el hotel, buscar su auto, y hacer memoria por ubicar su edificio.

Lo de anoche le había salido mas que bien para sus planes con Liz, pero lo que nunca se imagino fue que se le desmayara en pleno beso, no pudo evitar sonreír nuevamente ante ese recuerdo, hasta la fecha nunca le había pasado tal cosa con ninguna chica a la que besase, tal vez si por otras cosas, pero nunca por un …simple roce de labios.

Tenía definitivamente que prepárala mejor para sus labios, o no resistiría un encuentro mas intimo.

-¿Tan enamorada había estado Liz de mí?-dejo salir de su boca.

Pero eso le molestaba, no quería que Liz se sintiera de esa  manera tan…efusiva a un sin sentir algo realmente verdadero en su corazón. Y recordó la caja vacía que le había enviado, obviamente ella se enojaría, pero la caja tenia su razón de ser, que próximamente le diría, pero ahora la segundo. Hallar la forma de contactar con los chicos.



Eero se sentía por fin en casa, llevaba unos cuantos días fuera y aunque amaba Finlandia, ahora Milán era su segundo hogar.

Iba manejando en su carro, a su lado su esposa, con rumbo a la zona adinerada del magnate Briattore, que los había mandado a llamar para ofrecer un concierto para su esposa que casualmente era mucho mas joven que él.

-¿Es raro no?.- dijo en voz alta Eero. Se le hacia raro que la esposa quisiera ver a la banda en vivo.- Que nos llamen para un show privado.

-¿Porqué que lo dices amor?-Helena habló girándose en su asiento para poder ver el perfil de su esposo.

-No sé, es solo que por lo general son solo hijas adolecentes las que piden este tipo de cosas, no …bueno señoras.- él dio su punto de vista sin apartar la mirada de la carretera.

-Pero ella no es tan señora, ¿no las has visto?, es super hermosa, y creo no pasa los treinta años de edad.-

Ante la noticia, Eero estuvo a punto de pasarse el semáforo en rojo, pero reacciono a tiempo y frenó bruscamente.-¿Cómo dices?.- en esta ocasión él se giro para encararla, y se encontró con el rostro enfurecido de su esposa.

-Amor!!! Casi nos matas!!, ¿Cómo puedes frenar de esa manera?.- ella se arreglo el cabello que había quedado enmarañado por la abrupta sacudida.

-Helena, responde, …. ¿Cómo un hombre que pasa los sesenta años esta casado con una de… menos de treinta?-Eero aun seguía con el rostro desencajado, no daba crédito a lo que escuchaba, era tan solo imposible.

-¿Por qué te sorprende tanto?, es algo normal hoy en dia amor, parece que vinieras de otro tiempo.- ella se bufo de él, acariciándole al mismo tiempo su mejilla.

-Bueno al menos ahora las cosas tienen sentido para mi.-


Y aceleró la marcha. No tardaron mucho en llegar a la gran mansión de casi mil cuadras a lo que le pareció a Eero. Ahora estaba mas tranquilo si su fan era joven ya tenia una razón, porque antes de venir había creído por un momento que se trataba de una aventura de Pauli, con eso que últimamente solo con mujeres mayores se le veía salir.

Llamó por teléfono a su amigo, para que lo dejaran entrar a la residencia del Señor Briattore. Poco tiempo después las puertas se abrieron y lograron pasar.

Al entrar ambos se quedaron con la boca abierta, la fachada era una mentira, porque la casa no estaba tras la puerta, era mas bien como si entraran a su propio vecindario por decir algo. Lo que seguía a continuación de las puertas eran un gran jardín inmenso, como una que jamás el había visto, y a lo lejos se miraban canchas de futgol, tennis, dos piscinas con sus respectivos jugueticos acuáticos, y al fondo, como a dos kilómetros la imperiosa casa.

-Hermoso.- fue lo único que dijo Helena.

Eero solo asintió, se sintió maravillado, parecía como si tras cruzar las puertas hubieran dejado Milán y estuvieran en otra región alejados de todos. Ya se podía imaginar porque los habían invitado a pasar toda la semana y  que no fuesen a un hotel, si ahí había mas espacio para un batallón.

Minutos después llegaron a la casa, y reconoció a Pauli y Perttu que estaban frente a la puerta, y al dueño de la casa.

-Me siento nerviosa, como si fuera a conocer a algún presidente.- susurro Helena casi sin mover los labios.

-Lo mismo digo, y esos ya durmieron aquí, pero ni un ápice me dijeron esos condenados.- desde que habían llegado a la casa los otros miembros de la banda, se mantuvieron en contacto, pero solo se habían limitado a decirle que la casa era grande, cosa que no le hacia merito.

Ambos se bajaron del carro, y con ello dejaron atrás el nerviosismo. Se detuvieron frente a su invitado y lo saludaron cordialmente. Eero  no pudo evitar ver la cara de asombro que Pauli trataba imitar para él, ya que Briattore no lo podía ver, y así se burlaba secretamente a sus costillas. Eero solo le sonrió.

-Bienvenidos muchachos, espero que sea de su agrado mi hogar, y como ya sabe Pauli ustedes se quedan en la casita verde, aquella de por allá.- él elevo su dedo y señalo a su izquierda a lo cual Eero siguió con la mirada, y a punto estuvo de desencajársele la mandíbula cuando vio la casa.

Era mas grande que la suya, y cuando escucho lo de “casita” creyó que era una de huéspedes.

–Bueno ahora solo falta uno.  Mañana a las ocho los espero en el escenario que hice para ustedes, el que esta detrás de las piscinas, no se si lo vieron?, bueno tal vez no, lo mande a camuflar con pasto, para que se vea parte de la vegetación. – él saco sus obscuros lentes y los coloco ante sus ojos. – Nos vemos chicos y disfruten, siéntanse en casa. –

Tras su partida, todos se fueron caminando a su casita, y se relajaron al fin  ya si la presión del anfitrión frente a ellos.

–¿Dónde esta Paula? No se suponía que ya estaba aquí?. – fue lo primero que pregunto Eero tras sentarse en el sofá mas cómodo del mundo.

–Esta durmiendo con su hijo–dijo de mala gana Perttu, en el fondo tras un gran piano, a lo cual se le hizo de lo mas extraño a Eero que hubiera uno ahí precisamente, Pauli siguió su mirada y solo le gruño.

–Nos acondiciono la casa con instrumentos, así que no te extrañes de verlos por aquí. –

Los minutos fueron pasando y se fueron acomodando los nuevos inquilinos. Pero había algo que no cambio desde su llegada, el ambiente de hostilidad en la casa y todo provenía del vocalista de la banda.

Perttu aun seguía en el piano tocando la teclas en una melodía de lo mas lenta que en ocasiones daba a entender que no estaba haciendo nada, y no fue hasta el momento de elección de las canciones que él volvió a la vida.

Eero lo notaba distante, cortante, de pocas palabras y desanimado como si su cuerpo estuviese ahí pero su mente en otro lado. Y tampoco estaba de lo mas cooperativo.

Cuando Pauli declaro un posible listado de canciones él se rehusó rotundamente a cantar las baladas, argumentando que solo quería las rockeras para animar la noche, ya que nadie quería algo lento.

Pero Pauli y Eero se pusieron alerta, y no dejaron que él los tratara de manipular, y en su defensa dijeron que si les gustaba la banda era porque les gustaba todo su repertorio y no se debían limitar a unas cuantas “rockeritas”.

Las palabras subieron de tono entre los tres integrantes de la banda, con lo que llamaron la atención de Helena que estaba desempacando en la planta de arriba, bajó lo mas rápido que pudo y se sorprendió de lo que vio.


Lauri se había apresurado en salir de su hotel para llegar lo mas rápido posible a la mansión de Briattore, y hacer guardia a esperaras de que alguno de los integrantes de la banda saliera y abordarlo, no tenia ni idea de que seguiría después, pero lo mas importante ahora era que contactara con al menos a uno.

Llevaba mas de dos horas sentado dentro del carro negro polarizado, y hasta ahora solo había visto  salir al dueño de la casa, pero de sus “amigos” ni una señal, podía llamarlos tenia sus números pero ¿qué les iba a decir?, no tenia un plan para eso, lo mejor era encontrarlos frente a cara y ahí ingeniárselas.


Helena se horrorizo de lo que vio, jamás en su vida junto a la banda los había visto pelear entre ellos y ahora Perttu y Pauli peleaban a puño limpio, paginas por doquier, vasos de vidrio desechos y mas allá  Eero tirado en el piso, evidentemente derrotado por …uno de ellos.
Se apresuro y corrió hasta donde su esposo, tendiéndole una mano para que se lograra poner de pie, y por primera vez notó en el semblante de Eero enojo. Desde que lo conocía lo había visto molesto, o contrariado pero un rostro iracundo, furioso, jamás.

Eero apenas  la vio, y  le agradeció con un asentimiento de su cabeza su auxilio, pero ahora lo que quemaba en su mente era Perttu. Se aproximo a ellos nuevamente, tratando de detener a Pauli que le estaba dando un verdadero escarmiento, pero alguien los tenia que detener, y al menos ya no quería matar a golpes a su vocalista, pero al parecer Pauli aun no pensaba igual.

Pero en vano trato de hacerlo y lo único que recibió fue un puñetazo de Pauli esquivado por Perttu que fue a dar a su rostro haciéndole sangrar el labio inferior. Los dos contrincantes se detuvieron al acto, como en estado de shock y por fin entendiendo lo que estaban haciendo, destruyéndose mutuamente.

-¡Basta!, ¡no mas!.- gritó Eero, con las manos extendidas, pero ya ambos estaban calmados.-¡¿Que es lo que pasa contigo?!-dijo refiriéndose a Perttu que era el iniciador de toda la contienda.

-¿Porqué no puedes simplemente aceptar las cosas como un conjunto?, somos una banda, no somos tus músicos.-

-Para lo que me importa.- susurro quedamente, siendo mas un comentario para si mismo que una declaración.

Pero Eero sí que lo había escuchado claramente y la poca paciencia comenzaba a perderse en él.-¿Qué fue lo que dijiste?.- lo insto él a que repitiera.

Perttu le devolvió la mirada fija y penetrante que Eero le mostraba, y no le quedo mas que aceptar sus palabas nuevamente.-Dije, para lo que me importa, me tiene sin cuidado si me escuchan  o no, si quieren un repertorio variado, hagan lo que quiera, ¡me vale!, a fin de cuentas ustedes están aquí por mí.- dijo apuntándose el pecho con su dedo índice.

Eero lo quedo viendo sospechosamente, no entendía su enojo, había reaccionado tan de pronto, que era como si buscara un pretexto para pelearse con ellos.-¿Haber explícanos como esta eso que estamos aquí por ti?.- pero antes de que Perttu comenzara hablar, lo supo. Siempre lo supo, solo que se había equivocado de a quien culpar, no era Pauli como lo creyó en un principio era Perttu.

-Gia  es mi amante.- todos en la sala se quedaron con la boca abierta ante la declaración impactante de Perttu. Gia la esposa jovencísima del magnate del automovilismo mantenía relaciones íntimas con él desde mas de un año. – Y si estamos aquí, era para darnos unos días de vacaciones como nos lo merecemos, el esposo tendrá que viajar a la próxima fecha de la formula 1, y todas estas hectáreas serán para nosotros, así que mis disculpas chicos, si quieren lentas, háganlo, si no, me da igual, solo déjenme en paz y no me molesten.-

Él se disponía a marchar pero Eero lanzo un grito que lo hizo aguardar. –¡Espera!. ¿Cómo tienes el descaro de decirnos todo esto, y seguir como si nada?, obviamente no podemos seguir aquí, tenemos que irnos.-

–¡Jamás!, ¿me oyes?, ¡jamás!.¬¬–hizo una pausa tomando una gran boconada de aire y continuo. –  Para mi ahora lo mas importante es estar con Gia, la banda se puede ir a la mierda, pero mi amor con ella, jamás–  y dicho esto salió tras la puerta, serrándola de un fuerte portazo.

Eero se giro hacia Pauli y su esposa, que aun seguían en estado de shock. – Tenemos que irnos, no podemos dar una presentación en la no somos ni bien recibidos, ni daremos lo  mejor de nosotros.-

–No podemos hacer eso Eero.-habló por fin Pauli, acercándose a él. –Firmamos un contrato y la penalización por incumplirlo es muy grande, ese señor si que sabe hacer negocios. –

–Pero me rehusó a dar un show con Perttu, ¿no escuchaste acaso lo que dijo?, te lo repito, ¡!la banda le vale mierda!!, ¿qué esa no es suficiente razón para ti?. Porque para mi lo es. – y salió de la misma forma que Perttu lo hizo.


Lauri ya estaba impacientándose de  ver que nadie saliera por la casa, a este paso no podría recuperar su banda. Y en lugar de estar haciendo nada ahí sentado, podría bien estar al lado de Liz, endulzando su alma y tratando de ganarse su corazón, porque su atención ya la tenia, de eso no le quedaba duda, y lo había comprobado anoche, que mientras estaba desmayada en su auto, susurró su nombre.

Apunto había estado de chocar cuando lo escucho salir de sus labios, pero iba a baja velocidad logrando contralar el auto y también lo ayudo el poco transito que había a las tres de la madrugada.

El aburrimiento lo estaba matando y mejor se dejo llevar por los recuerdos de anoche que eran lo mejor que le había pasado desde que había llegado a Milán, aun podía recordar la cara del portero llena de pánico cuando lo vio entran en brazos con Liz, que inclusive saco su arma, ¿pero quien podría pensar que él la había lastimado?, bueno el portero si.

El entrar en su casa, en su guarida, tan femenina tan Liz, había buscando con urgencia su habitación, o Liz podría despertarse y no quería eso. Por el contrario cuando descubrió la calidez de su cuarto, la deposito en la cama, le quito los tacones parecidos que él en una ocasión le había escogido en su estadía por su hogar, le quito los sarcillos del pelo, distendiéndolo y tomándose mas de su tiempo para estudiarlo entre sus manos, inhalarlo, acariciarlo, besarlo.

Pero tuvo que cortar abruptamente sus recuerdos, cuando vio salir por el garaje a Eero en su carro. Puso en marcha su auto y cuando levanto la vista vio que su antiguo amigo ya le llevaba mas de medio kilometro de ventaja. Eso lo asusto, él nunca conducía a tan alta velocidad, y mejor se puso en marcha lo mas rápido posible para darle alcance antes de que se le perdiera de vista.



Liz luego de encontrarse con la caja vacía por regalo, se había vuelto a dormir, para al levantarse acudir a las oficinas de la universidad.


Mientras salía del baño en busca de una toalla, escuchó que su celular sonó, y en su interior sintió que era algo parecido a lo de ayer: una llamada de Lauri.

Y no lo pensó dos veces, no le pasaría lo mismo de ayer; dejarlo sonar y sonar e inclusive no querer contestar. Corrió literalmente la distancia del baño hasta su cama, esquivando los propios obstáculos que ella misma había dejado tirado en el suelo, y ni caso le hizo al hecho de andar correteando desnuda por ahí, pero el celular estaba sonando y tenia que contestarlo.

Lo escuchaba sonar, pero no sabia donde lo había dejado, removió toda la ropa que tenia sobre la cama, escarbando tratando de ubicar la canción que salía de su aparato, pero no lo encontraba, se agacho en el piso, buscó debajo de la cama y nada, sabia que estaba próximo a acabarse la llamada, pero tenia que seguir buscando, se tranquilizó y se quedo inmóvil, y lo descubrió.

Estaba en la mesita de estudio cerca de su ventana, aun lado de la caja roja que le había obsequiado Lauri.

Ni lo pensó, se abalanzo sobre su mesa y tomó el celular, pero sin antes, haciendo volar todo lo que había en ella, inclusive la caja roja que apunto estuvo de caerse por la venta y perderse, pero la pudo agarrar al tiempo que contestaba el teléfono con la otra mano.

–Alo?.– dijo algo agitada, luego de su pequeña maratón. Su corazón latía a un ritmo alarmante, pero no era solo por su apremio por contestar, si no por la expectativa de saber quien estaba en la otra línea.

– Hola Liz– del otro lado de la línea, una Paula serena le esperaba. Al instante de escuchar su voz, Liz se desinfló literalmente como lo hace un globo.

–Hola–

–¿Estabas ocupada? ¿Te escucho un poco agitada? –

–No, para nada. – Solo pensando en ese individuo que se ha metido en mi mente, pensó ella. –¿Dime para que soy buena?–

–Te tengo buenas noticias, ayer tras llegar de mi viaje, hablé con el vocalista y guitarrista de la banda comentándoles tu caso, y ¿adivina qué? Dijeron que no había problema alguno en que vengas al show, además nadie se daría cuenta, al parecer será una fiesta grande, y argumentare que eres mi invitada, ¿Qué te parece?. –

Era una buena noticia, pero que no la pudo disfrutar porque aun estaba desanimada por el error que había cometido con la llamada telefónica, y ahora lo que veía en retrospectiva, se dio lastima, ¿así se sentía solo por una simple llamada de ese joven, que apenas y lo conocía de un día?.

Que patética eres– pensó ella. –¡Me encanta!, gracias Paula, dime a que hora llegar y ahí estaré. –

Tras haber apuntado la hora exacta, apagó el celular, y lo quedo viendo fijamente, eso no podía volver a pasarle jamás; volverse loca por una simple llamada telefónica. Rebusco en su buzón de llamadas entrantes, y guardó el número de Lauri con su respectivo nickname ante lo cual sonrió pícaramente, a un ni tenían nada y ya le había puesto un nickname, y lo segundo que hizo fue ponerle un ringtone identificador para sus llamadas y la ganadora fue: Liquid.

Ahora ya no necesitaba la toalla, fue en busca de su ropa para cambiarse, luego fue a la cocina por algo de comer. Ya cuando estuvo lista salió de su apartamento con su bolso favorito con rumbo a su universidad.

Al llegar al primer piso se encontró con la mirada de su portero perspicaz, como si estuviese viendo un fantasma, ella se le acerco y lo saludo, a lo que él correspondió, luego se dirigió al estacionamiento del edificio para encontrar su auto ahí, tal como se lo había imaginado.

Al estar frente a el, abrió la puerta del piloto y tras entrar y cerrar la puerta tras de si, la sorprendió descubrir algo que no había estado ayer en su auto.

Con su nariz, hizo el ademan de respirar mas hondamente, como si fuese un sabueso en busca de su presa. Y no se podía equivocar, el auto tenia almacenado casi herméticamente el aroma de Lauri, como olvidarlo si había estado inhalándolo de la propia fuente, cerca de su pecho, en él.

Furiosa por el rumbo que llevaban sus pensamientos se bajó del auto rápidamente, tratando de respirar aire puro, porque  el de su carro estaba infestado a él, asfixiándola, trastornándola.

Pero lo enojada no le duro nada, luego de comprender que había sido sin intención alguna por su parte, se volvió a subir al auto, ahora con una sonrisa de oreja a oreja, y recordó que así había olido su cabello, y comprendió que tal vez él había estado jugando con el, porque por lo que podía comprobar todo lo que su cuerpo tocaba se quedaba impregnado su aroma.

Haciendo un movimiento de negación de su cabeza, saco esos pensamientos, pero no la sonrisa que aun sostenía en su rostro. Bajó todas las ventanillas del auto, para que se fuera evaporando su aroma, y así quedar libre de su presencia indirecta, de sus recuerdos, y que se colara el oxigeno puro que tanto necesitaba en ese momento, y con eso en mente tomó rumbo por la carretera a la universidad.



Lauri se sorprendió de lo rápido que iba conduciendo Eero por las calles, se fijó en su cronometro y vio que iba a más de 80km/h, pero al menos le había dado alcance, y  agradeció que fuese él que saliera de la casa, necesitaba a su amigo, lo extrañaba demasiado y fue una suerte del destino que apareciera ante él. Pero recordó que nada era por casualidad, y mejor se concentro en la persecución a discreción.

Siguió el mismo sendero, que Eero tomó a gran velocidad que apunto estuvo de atropellar a un motociclista, pero no se detuvo en disculparse, porque si lo hacia su presa se le perdería de vista, y volvió apretar fuertemente el pedal de aceleración.

Tras una secuencia de cuervas donde ambos tuvieron que disminuir la velocidad, Lauri se pudo relajar, iba con mucha tensión en sus manos, pero al parecer Eero iba de lo mejor porque tras terminar la secuencia de curvas aumento la velocidad.

Ante la salida de la ultima curva se encontraba el boulevard que estaba casi vacio, y vacio en el termino que ya no miraba a Eero por ningún lado, frene en seco, y se quedo viendo fijamente la carretera, para ver si habían mas cruces que tal vez él hubiese pasado por alto, pero no, a su alrededor solo había arboles y al frente el asfalto.

Puso andar nuevamente el coche mas despacio, tal vez su amigo solo se había detenido para serenarse, porque sabia que no era normal en él conducir así.

Y lo vio.

Su carro estaba fuera de la autopista, en el pasto, frente a un árbol, y de el salió humo blanco.

Apresuradamente condujo hasta el lugar, con el corazón desbocado por lo que miraba ante él. Si había chocado no cabía duda que en cualquier momento el carro explotaría, o en el peor de los casos, el impacto hubiese acabado con él.

Abrió la puerta de su carro y corrió hasta donde estaba el otro automóvil, dejó unos cuantos pasos atrás su camioneta por si… explotaba, importándole poco que la posible explosión acabase con su vida.

Llegó al fin y lo primero que hizo fue inspeccionar si había fugas de gas, pero el quejido de Eero interrumpió esa tarea, y trastabillando del miedo por la posible perdida de su amigo, llegó hasta la puerta del piloto, en el cual estaba Eero recostado sobre el volante.

-¡!Eero!!-vocifero angustiosamente Lauri.


***







En un lugar mas allá de lo que una vez un humano pueda llegar a conocer, se encontraban seres que sabían mover los hilos del destino de los humanos, pero solo ciertos seres los podían manejar sin consecuencias.

Eran tres mujeres, cuyos rostros siempre se mantenían tapados con una túnica negra, y ante ellas estaba Katajalis, impaciente por saber cual era su tan urgente llamado. Ella sabia muy bien que en muy raras ocasiones esos seres se presentaban ante otros, solo si era algo realmente importante.

-He venido como me lo han indicado, las escucho.- ella tenia un semblante sumiso, en ningún momento podía atentar con parecer mas poderosas que ella, y que lo era.

-¿Te habrás dado cuenta que tu  hijo no se ha marchado de tu lado no?.-le recordaban que Pietro aun seguía a su lado, cosa que ya era extraña, una vez que moria a lo mucho pasaban unos dos días con ella, y ahora…. El tiempo se había extendido cosa que la hacia muy feliz, hasta el momento.

-¿Y eso que tiene de malo?.- se aventuro a preguntar ella.

-El destino siempre va en línea recta, y por mas que se trate de desviar, el encontrara la forma de llegar y hacerse cumplir.-las tres mujeres hablaron al mismo tiempo, dándole un aspecto mas terrorífico a su voz, haciendo que se le erizara la piel a Katajalis, porque sabia por donde iban las palabras de las mujeres.

-¿Y eso que tiene que ver con mi hijo?.- su voz la traiciono y se delato. Hablando en un hilo de terror y pánico.

-No habrá una próxima vida humana para tu hijo.-

Sus palabras habían sido como una puñalada en su corazón. Que su hijo no tuviera una vida humana, solo significaba que se desvanecería en cualquier momento…. Para siempre.
Ante tal posibilidad, su corazón gritó de en un llanto adolorido, porque sus emociones no la dejaron expresarse… no aún, se quedaron atragantadas en su garganta.

Se aventuro a acercarse a ellas, pero trastabillo, ya no podía ver bien, las lagrimas acumuladas en sus ojos se lo impedían, y solo logro verlas bien, cuando sus ojos comenzaron a manar el agua que tenia acumulada.

-¡¿Pero porqué?!-bramo ella, con un rostro acongojado y doloroso ante la noticia de la perdida de su hijo.

-Tu lo sabes muy bien.-

Y dicho esto las tres mujeres desaparecieron dejándola sola en su dolor en su agonía en su ira contendía.

Cayó rendida al suelo con sus rodillas, tomándose la cabeza con ambas manos y tratando de negar lo que había escuchado o mejor dicho lo que había hecho.


-MALDITA HUMANA!!!.... maldita seas!!!.-

10 comentarios:

  1. muy buen cap. me dejaste con la intrigada:'O!
    que tengas un excelente inicio de semana:)
    by:Valerie

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  2. ola me gusto mucho el cap cuando subes el proximo
    por cierto ya estoy aciendo el fic k t dije kic aserlo corto pro no m salio y trmin todo un cap ya stoy aciendo l 2° x cierto cuantas pag db tnr un cap xk kreo ise como 4 o 6 pag no m acuerdo
    bueno t djo sigo nfrma y ya m stoy mareando byebye cuidate

    angie

    posd: oye alo del inicio no le entendi d k trata??

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    Respuestas
    1. gracias eso espero
      tengo problemas kon l resumen aun no me ayo komo acerle

      la novia d derek? oh ya es su ex lo k pasa es k cuando ella salia kon el yo sentia k lo engañaba y m ise pasar x ella x l msn para komprobarlo y no m ekibokba tnia años k no lo uso y se m olvido camviar d nuevo l nombre
      oye subiras caps stos dias?

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  3. Niña, me parece que es uno de los mejores capitulos que haz hecho... Me encanto! Muchas gracias!!
    ;)
    Saludos!!
    Atte: Luz <3

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  4. awww que emocionante capitulo!!!ya quiero leer el proximo XD pobrecito Eero espero que escuche a Lauri aunque no lo recuerde :( awww el aroma de Lauri; me lo imagino tan rico....el aroma XD jeje estare esperando el siguiente capitulo, me encanta leer esta fic, esta genial :)
    Saludos nena,muy buen blog :)
    *Att: Karli ♥

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  5. Katajalis se lo merece por haber hecho que Liz se olvidara de Lauri..
    Me gusto mucho este capitulo espero que Eero este bien y que Lauri recupere su banda. Tendré que esperar por un nuevo capitulo así que leere Dangerous Kind (:
    atte Näncy Ylönen

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  6. waaaaw esta genial tu historia ....
    confieso que desde que me la recomendaron no dejaba de leer capitulo tras capitulo hasta que lo termine todo bueno hasta donde llega... Muy Bien sigue asii....
    amm me podrias decir cada cuando subes capitulo...saludos...
    aaLee

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  7. OMG !!!!!! Que pasará con Eero ... Algo me dice que Lauri regresará a la banda ahahahahahaha pobre de Liz me imagino su cara cuando le contestó a Paula Aww y luego Perttu .... Si sé entera el dueño de esa mujer lo mata .... Y quién sabe en que problemas meta a la banda....
    Noooo como maldice la mamá de pietro a Liz???? Creo que tengo que seguir leyendo para saber por que ya no tendrá vida humana ..... Ahahaha me muero

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  8. Lo senti más relax....aunque algo confusa... espero aclararlas en el otro capítulo... excelente

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