"Days go by like the wind and this life is too short" The Rasmus

martes, 3 de abril de 2012

Lauri Una Deidad Mortal (cap 36) vol.2




20 Luominen






No fue mentira, Perttu había dicho la verdad, lo que vi en mi sueño fue una premonición, ante mi estaba Lykia, en el altar, con la herida en su corazón. O así lo quería ver yo. Era un altar si, pero en su cama, mande a derribar la pared de mi cuarto que conectaba con el otro, para comunicarlos, casi todo el “día” me pasaba frente a ella, esperando que despertara.

Luego de haberme desvanecido del espacio astral de la tierra, me aferre tanto al cuerpo de Lykia, que inconscientemente la traje conmigo, pero eso no era lo peor, ya había transcurrido un año, si lo tomáramos del tiempo de  la tierra, en cambio aquí en Korppi apenas habían pasado treinta días.

Ella en todo este tiempo no había despertado, sabia que su corazón aun latía, eso era lo que me mantenía con esperanzas. Al volver de la Tierra, había mandado a llamar a mujeres de la cuidad del este de Korppi, para que intentaran hacer algo, ellas hicieron una transfusión sanguínea con mi sangre, para reponer toda la que Lykia había perdido, y a causa de que tal vez mi sangre no era “normal” como la de la tierra, ella no había despertado estaba en un estado  de coma si se puede decírsele así.

Cierta parte del tiempo la ocupaba en quehaceres de mi nuevo titulo. Oh!! Si!! porque cuando el Rey volvió todo el mundo lo celebró por tres días. En cambio yo, era como estar celebrando mi entierro.

En una platica que tuve con Perttu me explicó, el por que de obligarme a volver, una buena parte de la población femenina se había marchado de Korppi a Luominen, que era una región u otra estrella paralela a la nuestra, ahí en cambio se rumoraba que eran las mujeres las que eran poseedoras de poderes y los hombres no tenían ninguno, lo contrario a Korppi.

Y entre esas mujeres que habían huido, se encontraba la mujer de Perttu, que por cierto ya volvió.  Todas ellas al ver que Korppi continuaba ya por mucho tiempo sin un rey, y temiendo la desintegración comunal se marcharon, pero el Rey volvió y ellas también. ¡!colmo de mujeres!!.

Ahora Perttu se mostraba mas feliz, y esa tristeza que cubría sus ojos había desaparecido, en cambio de la mía, un tiempo atrás era una mirada llena de felicidad, y ahora, completamente llena de tristeza.






Me recosté a su lado, en la cama, escuchando su corazón, latía fuertemente, eso me alegraba todas las mañanas. Pero no abría sus ojos, no se movía, no decía nada, era como si estuviese muerta. Borre al instante ese pensamiento. Deposite un beso en su mejilla y Salí de casa, a encontrarme con  mi reina.

Si, para la cuidad entera, Lykia era como un cero en la nada, y no sabían de mi relación con ella, lo cuanto y profundamente yo la amaba, pero claro nadie aquí sabia el conocimiento de esa palabra. En cambio adoraban a su reina, que había llegado el mismo dia que yo.

-Por fin la dejaste sola.- comentó L. con amargura, desde su asiento transparente en su propia habitación, ella vestía un vestido de seda traslucida celeste, siempre tratando de provocarme.

Pero desde que descubrí que ella se había hecho pasar por Lykia, y meterse en mi cama, jamás la había vuelto a tocar, y como es que es mi reina?. Simple, llego diciéndole a todo el mundo que ahora era su marido, por el simple hecho de haberme acostado con ella, en su región  solo ese acto bastaba para quedar ligados para siempre.

Y tampoco era algo que se pudiese ocultar, en su cara estaba la prueba de su engaño hacia mi, la parte lateral cerca de la base de la oreja, cubriendo parte de su mejilla, hasta su mandíbula, estaba un tatuaje, color plateado era como un tribal circular, que no se sabia ni el principio ni el final era muy hermoso cierto, en varias ocasiones ella me pillo mirándolo fijamente.

Y así de simple su reinado conmigo había comenzado. Solo en ciertas ocasiones caía en su tentación, cuando tenia los ojos rojos, creo en mi interior ganaba mi sangre de Korppi y el deseo por ella, pero el recordar el amor por mi amada Lykia me hacia frenarme a tiempo, y ella lo sabia, por eso le encantaba verme con los ojos rojos.

-Me encanta estar con ella. No se porque no desistes y te largas de Korppi.-dije mordazmente. Quedándome en la entrada de su habitación.

-Yo estoy donde tu estés. Una prueba de eso es mi tatuaje, no niegues lo que no se puede ocultar.- ella dijo. Poniéndose en pie, y avanzando hacia mi, su vestido se movía al compás del aire y de sus piernas, caminando seductoramente.

-No claro que no niego tu traición.-  hice énfasis en traición, porque ella había usurpado el lugar de mi Lykia, para conseguir estar a mi lado.

-Tanto la amas?.-pregunto.

-Si.-

-Pero nunca despertará.-dijo ella, sonriendo me.
Eso me molestó, como se atrevía a siquiera mencionar que estaba muerta, claro que no, ella despertaría algún dia, ella lo haría y aquí estaría yo esperándola.

[i]Y ella…[/i]

-Claro que lo hará, ella despertara.-di media vuelta, pero sus palabras detuvieron mi andar.

-La mataste, solo tu lo hiciste, nadie mas, algún aprenderás a vivir con esa culpa, cuando te des cuenta que jamás despertara del letargo en que tu mismo la pusiste.-

Deseé que se tragara sus palabras, y ayudarla en el proceso, despareciéndola de mi vida, pero solo seguí caminando, buscando la salida y salir de casa, me estaba ahogando, la culpa carcomía mi ser.

Me dolía, ella no había dicho ninguna mentira, yo y nadie mas la había matado. La rabia me segó y deje que mi interior  perverso actuara, acabando con el que se suponía era mi problema, y ya al darme cuenta lo que había hecho había sido muy tarde. Tonto y estúpido fui, dejar que la rabia me cegara.

Salí, y respire profundamente el aire que Korppi me brindaba, eleve mi mirada a los rascacielos que se observaban, lo muy decorados que estaban, aun por la fiesta de mi bienvenida. Ya nada era lo mismo, no me gustaba estar aquí, me hacia falta la tierra, mis amigos, y en especial Eero, que por la estúpida de L. me había ganado su odio. Me odiaba acaso?. Eso ya nunca lo sabría.

En todo este tiempo que las mujeres del Este habían estado viniendo a mi casa, me había hecho su amigo, me contaron todo lo que  suponían de Luominen, que mujeres hermosas con poderes inigualables vivian ahí, pero que así como gozaban de mucho poder gozaban de desgracia. Eran malditas decían las personas.

Pero en si nadie sabia nada, las mujeres que huyeron anteriormente, llegaron a Luominen y no vieron nada raro, en cambio les había gustado mucho el lugar otra diferencia con Korppi es que todo el día brillaba el sol, ya que se encontraba a otra latitud cósmica que nosotros.

Tenia que ir a Luominen y tratar de encontrar a alguien que fuese capaz de despertar a Lykia de su letargo. Se decía que cada una poseía poderes diferentes, pero que rara vez salían de ese lugar, y rara vez ayudaban a personas que no fuesen propios habitantes de Luominen.

Estaba decidido me iría a Luominen, dejaría a Perttu el cuidado de Lykia, que si bien ya me había convencido que no despertaría, tenia que protegerla de la presencia de L. nunca sabría que estaba pensando, y lo que pudiese hacerle a mi amor, era mejor estar prevenido con ella.

Me fui… en busca de una solución a mi problema, o bueno a lo que yo había hecho.








Al llegar cause un choque cósmico con mi cuerpo y el del lugar, pequeños destellos luminosos salieron alrededor de mi cuerpo, ayudados por lo brillante que se miraba el sol, ya me había acostumbrado a no ver la luz natural, y ver solo la obscuridad que brindaba Korppi.

Llame la atención, algunas personas se detuvieron y me miraron escépticos. Vi periféricamente el lugar, era muy diferente a Korppi, no había edificios grandes, no, por el contrario todos median aproximadamente la misma altura. Otra cosa que llamo mi atención, fue ver a ciertas mujeres que se cubrían la mitad de la cara, desde la mejilla hasta el borde de la mandíbula con una lamina de plata, que brillaba al sol. Pero no todas llevaban eso en el rostro.

Ahora solo tenia que buscar a alguien que quisiera ayudarme, y solo las mujeres me podrían ayudar. Ojala mi sangre korppiana no se active, porque todas inclusive cubiertas, se miraba arrebatadoramente hermosas.

Deambule no se por cuanto tiempo, caminaba, y seguía el sendero, mirando para todos lados, exhorto por la belleza del lugar, todo era pacifico, y la cantidad de seres masculinos era muy poca, era desproporcional la cantidad, había visto un sinfín de bellas mujeres y hombres unos cuantos.

Por el mismo sendero vi a lo lejos que una Luominana, venia corriendo a gran velocidad, afligida, volteando a ver hacia tras de vez en cuando. Pero algo llamo mi atención, a mi izquierda una pareja salía de un edificio plateado, en su mano el hombre cargaba un cuadro, muy parecido al que por mucho tiempo estuvo en mi habitación que no era un simple cuadro que era …

La Luominana tropezó conmigo, los dos caimos al suelo ante el abrupto choque, ella mi miro afligida y al mismo tiempo con un cierto toque de esperanza, volvió su mirada hacia atrás, de donde había venido, era obvio que alguien la estaba siguiendo, me puse en pie rápidamente, y la atraje hacia mi, la abrace, y la envolví con mi chaqueta. Me dirigui al mismo lugar por donde la pareja que había llamado mi atención se había  marchado.

Ella respiraba muy fuerte contra mi pecho, pasaron varios minutos hasta que la deje libre de mi abrazo. La vi fijamente, era muy hermosa, hasta se podría comparar con el tipo de belleza de Elle. Odie ese pensamiento. Ella me miro fijamente también comprendiendo que no era de Luominen.

-De donde eres?.-pregunto, ahora un poco asustada.

 Ella era hermosa su pelo Azul casi negro, sus ojos amarillos con un poco de verde, vestía algo raro, que parecía vestido, pero terminaba en pantalón.

-no te preocupes no pretendo hacerte daño. Soy de Korppi.-dije, vi como ponía como platos sus  ojos al escuchar el nombre de Korppi.

-Ósea que tu eres él?.-pensó un poco y volvió hablar.-que haces aquí Rey?-

-Como sabes que soy el Rey?.-eso me dejo intrigado.

-No llevas tus alas. Eres del cual se habló, el que las perdió en la tierra, por una mujer.-

Eso me hizo recordar cosas que no quería. Me hizo enojar.


Respira..

1

Respira…

2

Respira…

3

Había funcionado.


-Es verdad no tengo mas mis alas, y tu porque huías?.- me aleje un poco, me había acercado demasiado a ella, al punto de sentir su aliento fresco en mi rostro.

-Porque lo merezco.-en sus ojos vi dolor, y lagrimas que no dejaba salir y que quería dejarlas salir. Trate de leer su mente pero no pude. Y ella también llevaba la cara cubierta con esa lamina de plata, que la hacia ver mas irresistible.

-Que haces aquí Rey de Korppi.-dijo con una sonrisa, olvidándose por un momento de su propio dolor.

-Busco ayuda, se que las mujeres de aquí, tienen poderes de diferente magnitud que la nuestra, y si esa humana por la que perdi mis alas ahora esta dormida, o muerta en vida por mi culpa.- tome aire, camine un poco hacia delante, buscando que la luz del sol llegase a mi cuerpo, ella me siguió.-

-Y quisiera que la hicieran despertar.-conclui.

Ella estallo en risas, hasta el grado de agacharse por la gravedad de su risa.

Se estaba burlando de mi dolor? O de mi petición?.
-Que es tan gracioso?, lo puedes compartir Luominana?.-

-Soy Lempi, y perdón no me burlo de tu dolor, es que me causo risa el motivo de tu visita, estas equivocado si crees que alguna mujer te ayudara, y mas a ti, que eres el Rey de Korppi, creo que ha sido en vano tu viaje, te recomiendo una cosa, Rey sin alas, vuelve a tu reinado, y no pierdas mas tu tiempo.-


Ouch!!! eso fue cruel.

No me dio tiempo de terminar, los hombres que la seguían nos habían encontrado, ella por la sorpresa, se había congelado del miedo, asi que la tome en brazos y desapareci con ella.

-Donde estamos?.-pregunto Lempi.

-No lo se, solo quise estar en un lugar mas cálido aquí en Luominen y aquí estamos.

Ella bajo de mis brazos, se puso a indagar por el lugar, al cabo de unos segundos adivino donde se encontraba, volviendo la paz a su rostro.

-Porque me ayudaste?, en ningún momento pedi tal cosa.- dijo alejándose de mi, y recostándose sobre el pasto morado que crecia en este lado.

-Se que no me pediste ayuda, pero pensé que no querías que esos hombres te atrapasen o me equivoco?.-le conteste, ella me volvió a ver, y sonreí con la mejor de mis sonrisas.

-Gracias …-dijo esperando mi nombre.

-Lintu.- conteste, sentándome  a su lado.

-Gracias Lintu.- y miro al cielo.-

-Porque llevas eso en tu rostro?.-le pregunte, acostándome en el pasto, colocando mis manos debajo de mi cabeza.

-No me veo mas exquisita.-me volvió a ver, y yo solo asentí. Ella sonrió, sabiendo de antemano mi respuesta.

-Esto lo llevamos solo las que estamos casadas.- y volvió a mirar al cielo, pero pude notar su tristeza, antes de evitar mi mirada.

-Y porque te siguen?, que quieren hacerte?.-
-hice algo malo, y ellos solo quieren que lo pague.- en su voz ahora había tristeza.

-Que hiciste?.-tenia curiosidad, porque ella no los atacaba o algo?, los hombres de aquí no tenían poderes, pero no, Lempi les huía, como si no pudiese contra ellos.

En esta ocasión antes de hablar ella, me volvió su mirada hacia mi, estaba a punto de llorar.-Traicione a mi esposo.-

Otra vez me hizo recordar, mi triangulo amoroso, Lykia, Johannes y yo.

-Y porque te siguen que quieren hacerte?.-

-Mira Lintu, gracias por ayudarme, pero lo único que hiciste fue aplazar lo que ellos me harán no puedo huir de ellos.-

-Hace un momento dijiste que peor a mi por ser el rey no me ayudarían porque dijiste eso?.-cambiando el tema, lo había dejado muy claro, el peligro solo estaba siendo atrasado.

-Creo tus relaciones publicas no llegaron aquí, las mujeres de Luominen están enojadas con tu reina, y por ende contigo.-dijo ella, sentándose, mirando a todos lados, comprobando que nadie estaba cerca … aun.
-Y tu también estas enojada?.-

-Bueeeeeno, ahora que te conozco no, me caes bien, y también porque voy para el mismo camino que tu reina.-
No entendí lo que quiso decir, pero entendí que se sentiría identificada con Elle. Porque?
Ha hablar iva cuando ella me interrumpió. Me pidió que me pusiese en pie. Y me tomo de las manos.

-Esta bien, yo te ayudare. -sonrió ella, su declaración me hizo tan feliz, que no puede esconderlo y la abrace, alzándola por sobre el suelo.

-Oye bájame- había dicho ella. Reía … pero dejo de hacerlo.

Había bajado la guardia, y no sentí el momento en que la compañía llego.

-vete Lintu, que no descubran quien eres tu, o no podrías salir de aquí.-susurro a mi oído.
Eran dos hombres, que se acercaban cada vez mas rápido, Lempi se había alejado de mi, sabiendo mis intenciones de hacernos desaparecer, corrió hacia otro extremo, pero mas hombres llegaron por ese lado. Entre todos las acorralaron y yo ahí, sin poder hacer nada, sin ponerme al descubierto por la advertencia de Lempi.

Ella me hablo, pero sin salir ningún sonido de su boca, solo la mímica de sus palabras que eran muy legibles.

VETE!!!

Y ya me iba, cuando vi como le quitaban la plaquita del rostro, y quedaba al descubierto su rostro totalmente, y vi un tribal plateado desde su mejilla hasta el borde de su mandíbula, que con la luz del sol brillaba.

Y al otro instante todos los hombres  habían hablado al mismo tiempo, y ahora Lempi estaba dentro de un cuadro, vistiendo lo mismo que L. llevaba en el cuadro.

Ahora Lempi estaba en la misma posición de L.
Pero ese conocimiento golpeo mi cerebro.
L. era de Luominen, y su nombre realmente era ese.
Luominen, y antes de que los hombres se percataran que aun seguía ahí, desapareci.










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Luominen = Creación (en finés)
Lempi = Amor (en finés)

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